El liderazgo y el cambio clim谩tico
Art铆culo de opini贸n - Il Sole 24 Ore, 24 de septiembre de 2007
Por Ban Ki-moon
Cada d铆a hay nuevas pruebas. El cambio clim谩tico se ha convertido en una realidad personal para todos y cada uno de los habitantes de este planeta.
Hace tan s贸lo unos d铆as, por citar el ejemplo m谩s reciente, un grupo de cient铆ficos de los Estados Unidos anunci贸 que el casquete glacial del 脕rtico se estaba derritiendo m谩s r谩pido de lo que nunca antes se hubiera cre铆do posible. Seg煤n sus c谩lculos, un 40% de la capa de hielo estival que cubr铆a el Oc茅ano 脕rtico habr谩 desaparecido para 2050, cuando los estudios anteriores hab铆an predicho que eso tardar铆a un siglo en ocurrir.
As铆 pues, no ha de sorprendernos que el cambio clim谩tico haya pasado al primer plano en el quehacer pol铆tico mundial y es por ello que he invitado a l铆deres de todo el mundo a las Naciones Unidas a participar en una reuni贸n de alto nivel que se celebrar谩 ma帽ana . Me asalta la profunda preocupaci贸n de que estemos haciendo mucho menos de lo necesario.
La reuni贸n de ma帽ana es un llamamiento pol铆tico a la acci贸n. Ha llegado el momento de que todos los pa铆ses, peque帽os y grandes, tomen conciencia del imperativo moral que supone hacer frente al cambio clim谩tico con renovada urgencia y empiecen a entender que ello redundar谩 en beneficio de todos. El cambio clim谩tico es una cuesti贸n que define la 茅poca en que vivimos.
La ciencia es inequ铆voca. A principios de este a帽o, los principales cient铆ficos del mundo, bajo los auspicios del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Clim谩tico de las Naciones Unidas, lo expusieron con una claridad sin precedentes. El calentamiento global es una realidad y, de no pon茅rsele coto, podr铆a alcanzar dimensiones devastadoras, si no catastr贸ficas, en las pr贸ximas d茅cadas. Sabemos lo que tenemos que hacer y disponemos de medidas y tecnolog铆as asequibles para hacerlo. Debemos comenzar a atacar el problema sin dilaci贸n.
Lo que no tenemos es tiempo. Durante mi reciente visita al Chad pude comprobar con mis propios ojos el costo humanitario del cambio clim谩tico. Unos 20 millones de personas dependen de un lago y un sistema fluvial que en los 煤ltimos 30 a帽os se han reducido a una d茅cima parte de sus dimensiones originales. Ahora mismo, las peores lluvias que se recuerdan en 脕frica est谩n arrancando a miles de personas de sus hogares. Esto no son sino indicios de lo que se avecina. Los problemas a que se enfrenta nuestra generaci贸n ser谩n peores para nuestros hijos, sobre todo si no pasamos a la acci贸n.
Al convocar la reuni贸n de ma帽ana [24 de septiembre], he desafiado a los presidentes y primeros ministros de los pa铆ses del mundo a demostrar sus dotes de liderazgo. El liderazgo consiste en tomar decisiones, especialmente decisiones dif铆ciles, y marcar nuevos rumbos. Consiste en tener visi贸n y voluntad pol铆tica y la capacidad de anticiparse a las necesidades y acelerar el ritmo de cambio. S茅 que no todo ser谩 indoloro, pero s贸lo si actuamos de inmediato podremos evitar mayor sufrimiento.
Tenemos la obligaci贸n colectiva de asignar a la acci贸n la primera prioridad y corresponde a los pa铆ses industrializados asumir una carga mayor. La responsabilidad de reducir las emisiones que causan el cambio clim谩tico debe recaer principalmente en quienes han creado la mayor parte del problema.
Es preciso asimismo ofrecer incentivos a los pa铆ses en desarrollo para que puedan sumarse plenamente a esta labor. No ser铆a justo que las soluciones propuestas al calentamiento global exigieran sacrificios que estos pa铆ses no pueden hacer. Las naciones en desarrollo tienen derecho al crecimiento y el desarrollo econ贸mico. Tienen derecho a luchar para salir de la pobreza con nuestro apoyo inquebrantable. Para ello debemos lograr la participaci贸n del sector privado, estimular la actividad econ贸mica, utilizar nuevos mecanismos de financiaci贸n y sistemas de mercado, generar y transferir conocimientos t茅cnicos y crear empleo.
Nuestro planeta es m谩s fr谩gil de lo que creemos. Ecosistemas enteros de los que dependen millones de vidas est谩n sufriendo perturbaciones considerables. En algunos casos, pa铆ses y pueblos enteros, no s贸lo especies animales, corren peligro de desaparecer. Y los efectos golpean con m谩s fuerza a quienes menos medios tienen para hacer frente a la situaci贸n y a los que cabe tambi茅n menos responsabilidad en el problema. Nos encontramos ante una cuesti贸n moral. Nuestra acci贸n debe regirse por los principios de la responsabilidad com煤n y el bien com煤n.
Las iniciativas nacionales deben constituir parte fundamental de nuestra acci贸n y lo que se ha hecho hasta la fecha no es suficiente. Quince a帽os despu茅s de que se aprobara la Convenci贸n Marco sobre el Cambio Clim谩tico en R铆o y 10 a帽os despu茅s del Protocolo de Kyoto (cuyo primer per铆odo de compromiso finaliza en 2012) las emisiones de di贸xido de carbono en los pa铆ses industrializados siguen aumentando.
Pero tampoco basta con las pol铆ticas nacionales. La invisibilidad de las fronteras cuando se trata de los gases que causan el cambio clim谩tico y la amplia variedad de los intereses pol铆ticos y econ贸micos en juego exigen la cooperaci贸n internacional. Disponemos de una estructura ideal, las Naciones Unidas, cuyas caracter铆sticas singulares la convierten en el foro 贸ptimo para llegar a una soluci贸n real, equitativa y sostenible a largo plazo para el cambio clim谩tico mundial. Esta soluci贸n deber谩 mitigar el problema de las emisiones, ayudar a todos, especialmente a los m谩s vulnerables, a adaptarse a los efectos del cambio clim谩tico y favorecer el desarrollo sostenible.
En este a帽o decisivo en que los gobiernos han aceptado las conclusiones irrefutables del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Clim谩tico, en que la conciencia p煤blica del cambio clim谩tico ha pasado a ocupar un lugar predominante en el quehacer pol铆tico de todo el mundo, exhorto a los l铆deres del mundo a ejercer una funci贸n rectora y pasar a la acci贸n. No podemos seguir haciendo caso omiso de lo que ocurre a nuestro alrededor.
En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Clim谩tico, que se celebrar谩 en diciembre en Bali, los gobiernos deber谩n trabajar con un sentido de urgencia y con creatividad para establecer un marco de negociaci贸n. Necesitamos un acuerdo multilateral sobre el cambio clim谩tico nuevo y amplio que todas las naciones puedan hacer suyo.
Nos encontramos en un momento crucial. Todos tenemos una responsabilidad hist贸rica con las futuras generaciones. Nuestros nietos ser谩n nuestros jueces.
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