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Secretario General Ban Ki-Moon

Observaciones a la Asamblea General sobre el programa de acción quinquenal

«El futuro que queremos»

25 de enero de 2012

Sr. Presidente de la Asamblea General,
Excelencias,
Señoras y señores,

Buenos días y mis mejores deseos para ustedes y para un feliz año nuevo.

El pasado septiembre me dirigí a ustedes y expuse cinco imperativos para mi segundo mandato —cinco esferas fundamentales en las que podemos, y debemos, hacer progresos significativos— cinco oportunidades generacionales para desempeñar de manera creativa nuestra misión fundamental.

El primero es el desarrollo sostenible.

El segundo es prevenir los conflictos y desastres, las violaciones de los derechos humanos y los retrocesos en el desarrollo.

El tercero es construir un mundo más seguro y mejor protegido, lo que incluye defender firmemente los principios fundamentales de la democracia y los derechos humanos.

El cuarto es apoyar a las naciones en transición.

Y el quinto es trabajar para las mujeres y los jóvenes.

Hoy quiero presentarles un programa de acción para los cinco próximos años.

Un plan para aprovechar al máximo las oportunidades que tenemos ante nosotros.

Un plan para crear un futuro más seguro, más sostenible y más equitativo.

Un plan para construir el futuro que queremos.

Hoy quiero exponer ese plan de manera lo suficientemente detallada como para reflejar la amplitud y profundidad de nuestra visión.

En esta reunión se distribuirá el programa de acción completo, que estará disponible hoy en todos los idiomas oficiales.

En aras de la transparencia y el intercambio de información, también hemos colocado un enlace a ese documento en la cuenta de Twitter de las Naciones Unidas para que lo pueda ver todo el mundo.

Excelencias,
Señoras y señores,

La geografía humana y física de nuestro mundo está cambiando.

Están emergiendo nuevos centros de dinamismo económico.

La tecnología continúa acercándonos cada vez más.

Sin embargo, la incertidumbre económica y la desigualdad social están muy extendidas.

La población mundial ha llegado a los 7.000 millones de personas.

En solo cinco años añadiremos otros 500 millones de personas —y todas ellas necesitarán alimentos, empleo, seguridad y oportunidades.

Los indicadores ambientales, económicos y sociales nos muestran que nuestro modelo actual de progresos es insostenible.

El cambio climático está destruyendo nuestro camino hacia la sostenibilidad.

El nuestro es un mundo de desafíos inminentes y recursos cada vez más limitados.

El desarrollo sostenible ofrece la mejor oportunidad de ajustar nuestro curso.

Por eso he colocado este desafío en el primer lugar de la lista.

En este desafío, al igual que en todos los demás, debemos prestar una atención especial a las necesidades y prioridades de África.

En primer lugar, estamos trabajando en un impulso final para lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

Es un mito que el desarrollo no funcione.

Los hechos demuestran que no es cierto.

Hemos visto progresos espectaculares en poco tiempo: Un control más efectivo de las enfermedades. Más niños matriculados en la educación primaria. Reducciones significativas de la pobreza mundial.

En los cinco próximos años erradicaremos cinco de las principales causas de mortalidad del mundo.

Pondremos fin a las muertes debidas a la malaria, la poliomielitis, las nuevas infecciones pediátricas por el VIH y el tétanos materno y neonatal.

Y reduciremos la mortalidad debida al sarampión en un 95%.

También aplicaremos plenamente la estrategia mundial sobre la salud de las mujeres y los niños para salvar decenas de millones de vidas, en particular mediante la prestación de servicios de salud reproductiva.

También abordaremos la pobreza extrema y el hambre.

Nos centraremos en las desigualdades, haciendo especial hincapié en los países con necesidades especiales y aquellos que no hayan logrado progresos suficientes.

Estamos preparándonos para realizar el potencial de las generaciones actuales y venideras poniendo fin a la tragedia oculta que supone el retraso del crecimiento, que afecta a más de 170 millones de niños menores de 5 años.

Es decir, a un niño de cada cuatro.

También nos estamos preparando para empoderar a las generaciones venideras ofreciendo educación de calidad, pertinente y universal a fin de hacer frente a los desafíos del siglo XXI.

Mirando más allá de 2015, estamos trabajando para forjar un consenso sobre una nueva generación de objetivos de desarrollo sostenible basados en los Objetivos de Desarrollo del Milenio —objetivos que proporcionen un progreso económico y social equitativo que respete los límites ambientales de nuestro planeta.

Nombraré a un asesor superior para coordinar esas actividades en mi nombre.

El próximo lunes, la Presidenta Halonen de Finlandia y el Presidente Zuma de Sudáfrica presentarán el informe final de mi Grupo sobre la sostenibilidad mundial.

Sus recomendaciones pueden ayudar a guiar el éxito en la Conferencia Río+20.

Movilizaremos al sistema de las Naciones Unidas para abordar los pilares del desarrollo sostenible —desde la seguridad alimentaria y de la nutrición hasta la energía sostenible para todos, desde el transporte sostenible y el acceso universal a agua potable hasta un saneamiento adecuado y una mejor gobernanza de nuestros océanos.

Pero el desarrollo sostenible también dependerá de las medidas para abordar el cambio climático.

El mes pasado en Durban, los países acordaron un calendario para lograr un acuerdo vinculante en el que todas las naciones se comprometerían a reducir las emisiones.

Tenemos la responsabilidad colectiva de cumplir esas medidas para 2015.

Sin embargo, la Madre Naturaleza no esperará mientras negociamos. En los cinco próximos años debemos facilitar las medidas de mitigación y adaptación sobre el terreno, entre ellas el Programa para reducir las emisiones debidas a la deforestación y la degradación forestal (REDD+).

Debemos poner en marcha el Fondo Verde para el Clima y colocar fondos públicos y privados en una trayectoria tal que se alcancen los 100.000 millones de dólares convenidos para 2020.

También trabajaré con los Estados Miembros para promover políticas basadas en pruebas. Necesitamos actuar sobre la base de datos científicos.

Finalmente, hoy anuncio que trabajaremos con los Estados Miembros para que la Antártida sea una reserva natural mundial.

Excelencias,
Señoras y señores,

Es bien sabido que más vale prevenir que curar, y es más barato.

Centrarse en la prevención de los desastres y conflictos en todas las esferas de nuestra labor —la paz y la seguridad, la promoción de los derechos humanos y el desarrollo— puede salvar millones de vidas y ahorrar miles de millones de dólares.

Lo sabemos por la experiencia.

Es hora de dar prioridad a la prevención en todas las esferas.

En cuanto a los conflictos, mi programa resalta la alerta y las medidas tempranas en relación con los conflictos mediante la elaboración de mapas, la vinculación, la reunión e integración de información de todo el sistema internacional.

Pone de relieve el apoyo a las capacidades nacionales para facilitar el diálogo.

Y especifica que los servicios de interposición de buenos oficios, mediación, y respuesta rápida ante las crisis de las Naciones Unidas deben poder desplegarse de manera fácil y rápida para los Estados Miembros que los necesiten.

También adoptaremos un enfoque de prevención para los derechos humanos.

Se ha acabado la era de la impunidad.

Hemos entrado en una nueva era de rendición de cuentas.

Ampliaremos el alcance de la Corte Penal Internacional y forjaremos una nueva dimensión para la doctrina emergente de la responsabilidad de proteger.

En cuanto a los desastres naturales, trabajaremos para elaborar planes de reducción de los riesgos que aborden los crecientes desafíos del cambio climático, la degradación ambiental, la urbanización y el crecimiento demográfico.

Y haremos un hincapié especial en los países menos adelantados y los más vulnerables. Señoras y señores, Esto me lleva al tercer tema del programa: la construcción de un mundo más seguro y mejor protegido mediante la innovación y el aprovechamiento de nuestras operaciones básicas.

El papel de nuestros servicios de mantenimiento de la paz sigue ampliándose.

Hemos avanzado mucho y ya no nos limitamos simplemente a vigilar el cumplimiento de acuerdos de cesación del fuego.

Hoy día se espera de nosotros que mantengamos, impongamos y consolidemos la paz.

Nuestras operaciones tienden puentes, literalmente y entre comunidades.

Crearemos una nueva alianza para el mantenimiento de la paz.

Esto supondrá una colaboración todavía más firme con organizaciones regionales, y trabajaremos para asegurar que los efectivos de mantenimiento de la paz tienen todo lo que necesitan —cuando lo necesitan— para atender las demandas de operaciones cada vez más complejas.

Sin embargo, no crearemos un mundo más seguro y mejor protegido sin crear un sistema humanitario más global, responsable y robusto.

Para lograrlo, aumentaremos la colaboración entre las organizaciones humanitarias, en particular del Sur Global.

Reforzaremos la resiliencia de las comunidades y la respuesta a las situaciones de emergencia y estableceremos un sistema de vigilancia para evaluar los avances logrados en la aplicación de las medidas de preparación.

Y promoveremos una declaración y un programa mundiales relativos a la transparencia y la eficacia de la ayuda humanitaria.

Necesitamos ampliar el Fondo central para la acción en casos de emergencia —que ha funcionado extremadamente bien— y buscar métodos adicionales de financiación innovadora para las emergencias.

Finalmente, propongo celebrar una cumbre humanitaria mundial, la primera de ese tipo, a fin de compartir los conocimientos y establecer las mejores prácticas comunes.

También mantendremos firmemente nuestra mira en la revitalización del programa mundial de desarme y no proliferación.

Mi mensaje a la Conferencia de Desarme es claro: pónganse a trabajar.

También volveremos a centrar nuestra atención en la seguridad y la protección nucleares, desde la amenaza del terrorismo al riesgo de contaminación ambiental por desastres como el ocurrido el año pasado en Fukushima.

Y aumentaremos la coherencia y las medidas de las Naciones Unidas contra el terrorismo.

Hoy propongo crear un mecanismo único de coordinación de la labor de lucha contra el terrorismo que llevan a cabo las Naciones Unidas que combine algunas de las funciones existentes.

Y haremos frente a la amenaza creciente que suponen la delincuencia organizada, la piratería y el tráfico de drogas mediante la adopción de medidas colectivas y la elaboración de nuevos instrumentos y estrategias amplias regionales y mundiales.

Excelencias,
Señoras y señores,

El cuarto tema del programa de acción es el apoyo a las naciones en transición.

En los países en transición que están saliendo de conflictos viven 1.500 millones de personas.

Están seriamente retrasados en la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

Cuando los acontecimientos dejan de salir en primera página, cuando se marchan las cámaras, las Naciones Unidas deben estar dispuestas a seguir prestándoles atención.

Los países en transición esperan de nosotros —las Naciones Unidas— que les ayudemos a consolidar las libertades y las oportunidades.

Tenemos la responsabilidad de ayudar a las sociedades en transición.

También tenemos la capacidad, basada en una amplia experiencia.

Ahora es el momento de aumentar nuestros esfuerzos, en especial en las esferas en las que los servicios únicos de las Naciones Unidas tienen una demanda particular —la consolidación de la paz, el estado de derecho, la asistencia electoral, la solución de controversias, las medidas de lucha contra la corrupción, los acuerdos de elaboración de constituciones y reparto del poder y las prácticas democráticas.

Y apoyaremos “pactos de transición” con objetivos estratégicos acordados y rendición de cuentas mutuas en entornos delicados y donde existan conflictos.

Señoras y señores,

Desde el desarrollo sostenible a un mundo más seguro y más protegido, de la prevención a la transición, hay un elemento intersectorial esencial: el empoderamiento de las mujeres y los jóvenes.

En demasiados países, en demasiadas comunidades, en demasiados hogares, todavía no se reconoce la contribución de las mujeres.

Hace cinco años nuestra labor para cambiar esta situación estaba fragmentada y era ineficiente.

Hoy día tenemos a la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad entre los Géneros y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU-Mujeres), consolidada y centrada.

Reforzaremos la campaña de las Naciones Unidas para poner fin a la violencia contra la mujer.

Aumentaremos el apoyo a los países para que adopten leyes que tipifiquen como delito la violencia contra la mujer y proporcionen a las mujeres acceso a la justicia.

Haremos todavía más para promover la participación política de la mujer en todo el mundo, prestando atención especial a mi plan de acción de siete puntos sobre la participación de la mujer en la consolidación de la paz.

Alentaremos a los países a que adopten medidas para garantizar el acceso de la mujer al liderazgo político en condiciones de igualdad que promuevan la participación de la mujer en las elecciones y aumenten la capacidad de las mujeres de ser dirigentes efectivas.

Y elaboraremos un programa de acción para asegurar la plena participación de la mujer en la recuperación social y económica, para que no se las pase por alto.

Necesitamos reunir al sistema de las Naciones Unidas, como nunca antes, en apoyo de un nuevo pacto social para lograr un crecimiento económico rico en empleos.

Comencemos con los jóvenes.

Hoy tenemos la generación más numerosa de jóvenes que ha existido jamás.

Están pidiendo sus derechos y tener mayor voz en la vida política y económica.

Haremos todo lo posible por atender sus necesidades y crear oportunidades.

Haremos mayor hincapié en los jóvenes y crearemos un plan de acción en toda la gama de programas de las Naciones Unidas que incluya el empleo, la capacidad empresarial, la participación política, los derechos humanos, la educación y la salud reproductiva.

Y nombraré a un nuevo Asesor Especial para los jóvenes a fin de elaborar y aplicar nuestro programa y encabezar un programa de voluntariado para jóvenes de las Naciones Unidas.

Excelencias,
Señoras y señores,

Estos son los elementos de mi programa de acción quinquenal.

Son ambiciosos, pero se pueden conseguir.

Hay dos fuerzas que lo harán posible.

La primera es el poder de las alianzas.

Iniciativas como Energía Sostenible para Todos, Todas las mujeres, todos los niños, el Pacto Mundial, el Fomento de la nutrición y el Fondo Mundial de Lucha contra el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria están demostrando lo que se puede lograr.

Aprovecharemos todo el potencial de las alianzas transformadoras en todos los ámbitos de actividad de las Naciones Unidas mediante la creación de un nuevo mecanismo de alianzas de las Naciones Unidas.

Trabajará con el sector privado, la sociedad civil, filántropos y las instituciones académicas para promover metas comunes, catalizar los compromisos y promover la rendición de cuentas.

También nombraré a un Asesor Superior para coordinar las iniciativas de formación de alianzas de todo el sistema.

La segunda fuerza son unas Naciones Unidas más fuertes.

He visto a nuestro personal trabajar en todos los lugares del mundo, en las condiciones más difíciles, en ocasiones con un riesgo considerable para sus vidas.

Ampliaré la labor del Equipo de gestión del cambio y estableceré un nuevo pacto con el personal y los Estados Miembros, un pacto basado en la disciplina presupuestaria y la flexibilidad, un pacto basado en un servicio efectivo para los pueblos del mundo.

Seguiremos impulsando nuestras políticas sobre la movilidad del personal, creando una fuerza de trabajo multifuncional moderna apoyada por una Secretaría mundial.

Y en esta era de austeridad, continuaremos haciendo más con menos.

Finalmente, propongo lanzar una segunda generación de la iniciativa “Unidos en la acción”, centrada en la mayor rendición de cuentas y mejores resultados.

Sr. Presidente,
Excelencias,
Distinguidos delegados,
Señoras y señores,

Las olas del cambio están rompiendo a nuestro alrededor.

Si navegamos sabiamente, podremos crear un futuro más seguro y sostenible para todos.

Las Naciones Unidas son el buque con el que navegar por esas aguas.

Representamos a todos los pueblos. Participamos en todas las cuestiones.

Facilitamos el diálogo y establecemos normas universales que nos vinculan.

Somos el lugar para crear alianzas y adoptar medidas.

Ahora es nuestro momento. Ahora es nuestro momento para crear el futuro que queremos.

Muchas gracias por su liderazgo y compromiso.