La salud de la masa de agua que conforma los océanos está en estado crítico. Pese a su contribución vital en la erradicación de la pobreza, la seguridad alimentaria mundial, la salud humana, el desarrollo económico y su papel de freno al cambio climático, nuestros océanos están cada vez más amenazados, degradados y destruidos por las actividades humanas, reduciendo su habilidad para proporcionar su apoyo crucial a nuestros ecosistemas. En la actualidad, la presión sobre los ecosistemas costeros y marinos sigue creciendo, debido al aumento de las comunidades que viven en las costas, poniendo un mayor estrés en sus recursos. Esta tendencia continuará dado el previsible aumento de población.
En este momento, el 30 por ciento de las pesquerías están sobreexplotadas, mientras que el 50 por ciento están completamente explotadas. Los hábitats costeros están bajo presión, con la pérdida de aproximadamente del 20 por ciento del coral y la degradación del otro 20 por ciento. Los deshechos de plástico matan un millón de pájaros y unos cien mil mamíferos marinos al año. Se estima que el 80% de la polución marina procede de actividades en la tierra. Más aún, los grupos vulnerables, como las mujeres, los niños, los indígenas, las comunidades costeras y los países con una gran dependencia de los océanos y sus recursos marinos están especialmente afectados.
, la primera de las Naciones Unidas sobre este asunto, representa una oportunidad única e inestimable para que el mundo revierta el deterioro de la salud de los océanos y los mares con soluciones concretas. La Conferencia también promoverá el avance del objetivo 14, que es parte de la Agenda 2030 adoptada por los 193 estados miembros de la ONU en 2015. El objetivo hace un llamamiento para conservar y usar de forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos.
Los océanos definen nuestro planeta