Una de las cosas que m¨¢s me gustan cuando estoy en el mar es que tienes que reaccionar constantemente a los cambios en el entorno que te rodea. Si se levanta el viento o las olas cambian de direcci¨®n, tienes que ajustar tus velas y cambiar el rumbo. A veces, tu vida depende de c¨®mo reacciones.
Esta idea de reaccionar y cambiar de direcci¨®n define mi forma de vivir la vida. Una ma?ana, durante un viaje alrededor del mundo en una lancha motora de biocombustible llamada?Earthrace, me tir¨¦ al mar, en medio del Pac¨ªfico, para mi ba?o diario. Cuando estaba en el agua vi un cepillo de dientes, luego un mechero y un tap¨®n de botella. No ten¨ªa ning¨²n sentido: ?est¨¢bamos a 800 millas de la tierra!
Me gusta llamar a esta experiencia mi "momento de transformaci¨®n": un punto en el que todo cambi¨® para m¨ª y era incapaz de volver la vista atr¨¢s. Fue la chispa para iniciar una nueva carrera profesional: dirigir expediciones de navegaci¨®n en un barco de investigaci¨®n de 21 metros llamado Sea Dragon con la misi¨®n de entender el verdadero problema de la contaminaci¨®n por pl¨¢sticos en nuestro oc¨¦ano y, en ¨²ltima instancia, encontrar una soluci¨®n. Visitamos un gran n¨²mero de islas peque?as para conocer comunidades que tienen dificultades para capturar peces y cultivar alimentos debido a la presi¨®n sobre sus recursos locales. Estos problemas obligaban a depender de alimentos importados, que a menudo vienen envueltos en pl¨¢stico. Al no haber un destino para los residuos, estos terminan en la playa, en el oc¨¦ano o bien se incineran. Pude ver objetos de pl¨¢stico arrastrados a las costas con etiquetas en idiomas que ni siquiera pod¨ªa reconocer. En 2010, zarp¨¦ en busca de los llamados "giros" o zonas de acumulaci¨®n de pl¨¢sticos, para buscar m¨¢s informaci¨®n.
Busc¨¢bamos "islas de pl¨¢sticos", pero nos sorprendi¨® comprobar que el pl¨¢stico no solo flota en el oc¨¦ano formando grandes balsas, que ser¨ªan f¨¢ciles de limpiar. Solo cuando lanzamos una fina red de mallas romboidales a la superficie del agua y la volvimos a subir al barco pudimos ver lo que realmente hab¨ªa ah¨ª: cientos de miles ¡ªahora sabemos que son billones¡ª de micropl¨¢sticos. Los encontramos en cada cent¨ªmetro de oc¨¦ano, desde la superficie hasta el fondo marino.
Las criaturas marinas confunden esos micropl¨¢sticos con comida, lo que abre toda una nueva serie de interrogantes. Si el pl¨¢stico llega hasta la cadena alimentaria¡ªnuestra?cadena alimentaria¡ª, ?tambi¨¦n estar¨ªamos acumulando sustancias qu¨ªmicas t¨®xicas en nuestro organismo? Decid¨ª someterme a un an¨¢lisis de sangre para averiguar qu¨¦ sustancias qu¨ªmicas podr¨ªa tener en mi cuerpo. La prueba pod¨ªa detectar 35 sustancias qu¨ªmicas prohibidas por las Naciones Unidas al haberse demostrado que son t¨®xicas para los humanos. Veintinueve de ellas estaban presentes en mi sangre.
Acto seguido, descubr¨ª el impacto de esas sustancias qu¨ªmicas en las personas, especialmente en las mujeres embarazadas, y que pod¨ªamos traspas¨¢rselas a nuestros hijos. Fue entonces, en 2014, cuando comenzamos?, una serie de expediciones de navegaci¨®n multinacionales, multidisciplinares y compuestas exclusivamente por mujeres para estudiar soluciones a la contaminaci¨®n por pl¨¢sticos y sustancias qu¨ªmicas desde el ecuador hasta los polos.
Es evidente que los micropl¨¢sticos son pr¨¢cticamente imposibles de limpiar. Cabe entonces preguntarse, en primer lugar, c¨®mo podemos impedir que los pl¨¢sticos sigan llegando al oc¨¦ano ¡ªy a nuestros cuerpos¡ª y, b¨¢sicamente, "cerrar el grifo". Si a trav¨¦s de nuestra labor cient¨ªfica en el mar podemos se?alar los pl¨¢sticos presentes en el oc¨¦ano y rastrear su origen, tambi¨¦n podr¨ªamos ser capaces de precisar d¨®nde se encuentran las soluciones.
A veces encontramos pl¨¢sticos en el mar cuyo origen es evidente o se puede identificar claramente porque llevan impresa una marca o el nombre del pa¨ªs de procedencia. Sin embargo, en la mayor¨ªa de los casos, esta sopa de pl¨¢sticos est¨¢ tan fragmentada que los objetos han perdido toda su forma, de manera que su procedencia es an¨®nima. Esto nos obliga a trabajar como detectives para encontrar pistas que puedan llevarnos al origen.?
Procesamos las muestras con nuestra m¨¢quina de espectroscop¨ªa de infrarrojos por transformada de Fourier (FTIR), que determina el tipo de pol¨ªmero. ?Se trata de tereftalato de polietileno (el nombre qu¨ªmico del poli¨¦ster, tambi¨¦n llamado PET), que puede encontrarse en los envases de alimentos? ?Son fibras de poliamida de nuestra ropa? ?O polvo de neum¨¢ticos que se desprende de nuestros veh¨ªculos cuando conducimos?
Todav¨ªa quedan muchos an¨¢lisis por hacer, pero los resultados preliminares revelan algunos datos interesantes. Destaca la presencia de polietileno, puesto que representa la mayor¨ªa del pl¨¢stico encontrado en nuestras muestras. Le siguen de cerca la poliamida y el polipropileno. En un tramo de nuestra expedici¨®n, por las aguas costeras de Antigua, un para¨ªso para los yates, nuestros an¨¢lisis mostraron resultados completamente distintos: encontramos fragmentos de pintura, acr¨ªlico y resinas.?
La ¨²ltima misi¨®n de Round the World tuvo que suspenderse por la llegada de la COVID-19. El impacto de la pandemia se hizo evidente cuando est¨¢bamos a medio camino entre la Isla de Pascua y Tahit¨ª.?Nuestra respuesta fue centrarnos en crear un cambio de manera distinta: en casa, en nuestro propio hogar, donde comienzan los problemas.
Nuestra investigaci¨®n ha demostrado que las fuentes de contaminaci¨®n por pl¨¢sticos son ilimitadas, lo que significa que las soluciones tambi¨¦n lo son. Sin embargo, no hay una f¨®rmula milagrosa: debemos abordar el problema desde todos los ¨¢ngulos. Para muchas personas, este mensaje puede resultar abrumador. Los fabricantes de productos deber¨ªan preguntarse sobre la conveniencia de cambiar sus envases a otros de pl¨¢stico biodegradable o de vidrio o papel, o si necesitan redise?ar completamente sus art¨ªculos. ?Deber¨ªa colocar un filtro en mi lavadora o confeccionar ropa de bamb¨²? ?O deber¨ªamos replantearnos completamente la forma en que comercializamos las prendas de vestir? Sabemos que necesitamos todas esas soluciones y m¨¢s, pero muchos de nosotros tambi¨¦n debemos ayudar a concretar qu¨¦ medidas adoptar y cu¨¢ndo.
En 2020 creamos una plataforma llamada?, en colaboraci¨®n con la empresa de software SAP. Esta plataforma est¨¢ dise?ada para ayudar a las personas y las organizaciones a considerar cientos de formas de abordar la contaminaci¨®n por pl¨¢sticos y decidir por d¨®nde empezar. Los usuarios aplican filtros para encontrar soluciones adecuadas para ellos: desde sencillas opciones de consumo hasta iniciativas sectoriales m¨¢s complejas. SHiFT.how ya se ha utilizado en 146 pa¨ªses y no dejan de incorporarse nuevas soluciones.
Utilizar la tecnolog¨ªa de esta manera nos permite ampliar nuestro impacto haciendo que las soluciones sean accesibles y pertinentes para un n¨²mero mayor de personas, lo que en ¨²ltima instancia contribuye a impulsar un cambio "desde la base". Si las empresas participan en la innovaci¨®n y en la puesta en marcha de soluciones nuevas y diversas, podemos crear una econom¨ªa circular y acercarnos al origen del problema.
La contaminaci¨®n por pl¨¢sticos no conoce fronteras pol¨ªticas o culturales. Todos compartimos el mismo planeta y los problemas globales traspasan las fronteras, lo que significa que las soluciones deben hacer lo propio.
Para m¨ª, avanzar en la resoluci¨®n de este problema global pasa por adoptar soluciones diversas, trabajar a trav¨¦s de las fronteras y estar preparados para aprovechar las oportunidades y adaptarnos. Esto es lo que diez a?os en el mar me han ense?ado. Debemos ajustar nuestras velas y cambiar el rumbo, ya que nuestra vida realmente depende de ello.
No necesitamos que todos hagamos todo, sino que todos hagamos algo. Ha llegado la hora de que decidamos el papel que queremos desempe?ar. Ha llegado la hora de actuar.
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La Cr¨®nica?ONU??no?constituye un registro oficial. Tiene el privilegio de acoger a los altos funcionarios de las Naciones Unidas, as¨ª como a distinguidos colaboradores de fuera del sistema de las Naciones Unidas cuyas opiniones no son necesariamente las de las Naciones Unidas. Del mismo modo, las fronteras y los nombres que se muestran y las designaciones utilizadas en los mapas o en los art¨ªculos no implican necesariamente un apoyo o una aceptaci¨®n por parte de las Naciones Unidas.?