M¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n del mundo vive actualmente en ciudades. Seg¨²n las previsiones, en 2050 la poblaci¨®n urbana mundial pr¨¢cticamente se habr¨¢ duplicado, lo que har¨¢ de la urbanizaci¨®n uno de los fen¨®menos m¨¢s transformadores del siglo XXI. Aunque las ciudades han pasado por enormes cambios que han generado un crecimiento econ¨®mico y una prosperidad sin precedentes, debemos replantearnos la forma en que vivimos en ellas y su gesti¨®n si queremos garantizar un futuro sostenible para todos.
Es cierto que la urbanizaci¨®n puede acrecentar los problemas del mundo, pero las ciudades poseen un potencial inmenso para generar las innovaciones que se precisan para solucionar o revertir muchos de ellos. Las ciudades tienen una poderosa capacidad para impulsar cambios positivos, sacar a millones de personas de la pobreza, allanar el camino a la igualdad social y poner freno al cambio clim¨¢tico.
Es precisamente al tratar de aprovechar ese potencial y esa capacidad ¡ªen una ¨¦poca en que la urbanizaci¨®n sostenible es un imperativo¡ª cuando se hace evidente la necesidad de establecer un nuevo paradigma urbano. Durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Vivienda y el Desarrollo Urbano Sostenible (H¨¢bitat III), que tendr¨¢ lugar del 17 al 20 de octubre de 2016 en Quito (Ecuador), los debates se centrar¨¢n en la Nueva Agenda Urbana, un plan orientado a la acci¨®n que busca resolver con eficacia los complejos desaf¨ªos que plantea la urbanizaci¨®n.
La idea de que la batalla por el desarrollo sostenible se ganar¨¢ o perder¨¢ en las ciudades, formulada en el documento final de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible 2012 , titulado ¡°El futuro que queremos¡±, demuestra el amplio consenso mundial sobre el poder transformador de la urbanizaci¨®n bien planificada en relaci¨®n con el desarrollo. La elaboraci¨®n de la Nueva Agenda Urbana no pod¨ªa llegar en mejor momento, no solo por el papel que le corresponde en la consecuci¨®n de los objetivos de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, as¨ª como del Acuerdo de Par¨ªs sobre el Cambio Clim¨¢tico 2015, sino tambi¨¦n por su capacidad para reunir a todas las partes y lograr que asuman el compromiso de dar respuesta a un contexto urbano que no tiene precedentes.
Las conferencias de H¨¢bitat se convocan cada 20 a?os desde 1976, fecha en que se celebr¨® la primera, H¨¢bitat I, en Vancouver (Canad¨¢). H¨¢bitat II tuvo lugar en Estambul (Turqu¨ªa) en 1996. H¨¢bitat III se celebra este a?o y tiene previsto presentar un cambio de paradigma hist¨®rico de la urbanizaci¨®n como instrumento de desarrollo. La Conferencia transmitir¨¢ con toda claridad el mensaje de que el modelo de urbanizaci¨®n debe cambiar para responder mejor a los desaf¨ªos de nuestro tiempo y solucionar problemas como la desigualdad, el cambio clim¨¢tico, la informalidad, la inseguridad y las formas insostenibles de la expansi¨®n urbana.
Desde H¨¢bitat II, las ciudades han crecido mucho m¨¢s en superficie que en poblaci¨®n, una prueba evidente de que, a falta de una urbanizaci¨®n bien planificada, se impone el crecimiento urbano espont¨¢neo. La urbanizaci¨®n incontrolada puede exacerbar los problemas existentes, como el incremento de la demanda de movilidad y del consumo de energ¨ªa, la degradaci¨®n ambiental, el aumento del costo per c¨¢pita de los servicios urbanos (agua, saneamiento, alcantarillado), el aumento del costo per c¨¢pita del espacio p¨²blico y la infraestructura, la p¨¦rdida de productividad relacionada con la urbanizaci¨®n y la reducci¨®n de las econom¨ªas de aglomeraci¨®n. Es de esperar que H¨¢bitat III nos brinde la oportunidad de invertir esas tendencias insostenibles y de adoptar un marco de urbanizaci¨®n regulada que sea capaz de generar expansi¨®n econ¨®mica y social, de modo que las ciudades sean habitables para todos.
La Nueva Agenda Urbana: un cambio en el modo de vivir en las ciudades y en la gesti¨®n de estas
Los Estados Miembros deben dar un nuevo impulso a su compromiso en favor de la urbanizaci¨®n sostenible planteando temas sustantivos en el debate sobre la Nueva Agenda Urbana.
En primer lugar, cada vez son m¨¢s los que consideran que el espacio p¨²blico es un elemento clave de la interacci¨®n y la inclusi¨®n sociales, la salud y el bienestar, los intercambios econ¨®micos, las expresiones culturales y el di¨¢logo en las zonas urbanas. Asumir el compromiso de promover los espacios p¨²blicos seguros, inclusivos, accesibles, ecol¨®gicos y de calidad en las ciudades y pueblos puede transformar por completo la manera en que interactuamos con nuestro entorno urbano.
Por otra parte, los gobiernos locales y regionales deben convertirse en agentes relevantes de este nuevo paradigma urbano. Son las instituciones que m¨¢s cerca est¨¢n de los ciudadanos y de los problemas que afrontan todos los d¨ªas, como los relacionados con la vivienda, el empleo, los servicios b¨¢sicos, la infraestructura, el transporte y otros muchos aspectos que afectan a sus vidas de manera muy tangible. La voluntad de los gobiernos nacionales de favorecer un aumento de la coordinaci¨®n y la cooperaci¨®n entre las administraciones de nivel nacional, subnacional y local supone un gran avance en la gesti¨®n de las ciudades.
Adem¨¢s, solo lograremos cambiar el paradigma imaginando ciudades compactas, densas y diversas y planific¨¢ndolas por adelantado. Para crear ciudades bien dise?adas es esencial implantar una planificaci¨®n integrada que trate de conciliar las necesidades a corto plazo con los resultados que se busca obtener a largo plazo: una econom¨ªa competitiva, buena calidad de vida y sostenibilidad del medio ambiente.
El proceso hacia Quito: un legado de H¨¢bitat III
Los preparativos para H¨¢bitat III se han convertido en uno de los legados m¨¢s valiosos de la Conferencia. El proceso es un modelo de inclusi¨®n en la historia de las conferencias de H¨¢bitat. a propiciado la creaci¨®n de plataformas innovadoras y ampliamente participativas para que en los debates sobre la Nueva Agenda Urbana se tengan en cuenta todas las voces y opiniones. A lo largo de los dos ¨²ltimos a?os, el sistema de las Naciones Unidas, las partes interesadas y asociados, los gobiernos locales y regionales y los Estados Miembros han logrado sentar colectivamente las bases de una nueva era urbana. Adem¨¢s de los procesos nacionales y regionales y de los tres per¨ªodos de sesiones del Comit¨¦ Preparatorio, el proceso de H¨¢bitat III ha incluido 11 reuniones regionales y tem¨¢ticas que han culminado con una declaraci¨®n de los participantes, 22 documentos tem¨¢ticos, 10 documentos normativos elaborados por 200 expertos independientes, di¨¢logos urbanos en l¨ªnea, y numerosas actividades participativas, como los Desayunos Urbanos, los Paseos Urbanos y las Academias de Periodismo Urbano.
Tambi¨¦n se han celebrado audiencias oficiosas con autoridades locales, asociaciones y otros interesados para debatir con los Estados Miembros de las Naciones Unidas el borrador preliminar de la Nueva Agenda Urbana. Ha sido el primer proceso consultivo que ha reconocido y tratado a los gobiernos subnacionales como un grupo concreto, lo que supone un hito para el movimiento internacional de gobernanza municipal. Algunas de las plataformas creadas como parte del proceso de H¨¢bitat III, por ejemplo, las Dependencias de Pol¨ªticas, las audiencias con autoridades locales y el Plan de Aplicaci¨®n de la Nueva Agenda Urbana de Quito, pueden sentar un precedente importante de cara a futuras conferencias y cumbres de las Naciones Unidas.
Llegados a este punto, espero verlos en Quito en octubre. La Conferencia solo tendr¨¢ ¨¦xito si todos nosotros, a todos los niveles, asumimos responsabilidades y compromisos en favor de las futuras generaciones urbanas. H¨¢bitat III gira en torno a los ciudadanos, los pueblos del mundo y, sobre todo, las personas m¨¢s necesitadas. Es la conferencia de las Naciones Unidas de todos los ciudadanos y para todos los ciudadanos.?
?
La Cr¨®nica?ONU??no?constituye un registro oficial. Tiene el privilegio de acoger a los altos funcionarios de las Naciones Unidas, as¨ª como a distinguidos colaboradores de fuera del sistema de las Naciones Unidas cuyas opiniones no son necesariamente las de las Naciones Unidas. Del mismo modo, las fronteras y los nombres que se muestran y las designaciones utilizadas en los mapas o en los art¨ªculos no implican necesariamente un apoyo o una aceptaci¨®n por parte de las Naciones Unidas.?