1 abril 2015

Objetivo 15

Proteger, restablecer y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, efectuar una ordenación sostenible de los bosques, luchar contra la desertificación, detener y revertir la degradación de las tierras y poner freno a la pérdida de la diversidad biológica

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Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) propuestos son fruto de las amplias negociaciones que han celebrado los Estados Miembros de las Naciones Unidas para ponerse de acuerdo sobre el mundo que queremos para 2030 y abarcan varias dimensiones económicas, sociales y ambientales. El cumplimiento de estos objetivos requerirá un grado de cooperación sin precedentes para aprovechar los recursos de financiación y los conocimientos disponibles, así como las modalidades de aplicación. Se debe aplicar un enfoque integrado e interdisciplinario a cada objetivo y también al conjunto de objetivos.

Veamos, por ejemplo, el ODS 15, que consiste en “proteger, restablecer y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, efectuar una ordenación sostenible de los bosques, luchar contra la desertificación, detener y revertir la degradación de las tierras y poner freno a la pérdida de la diversidad biológica”. El Objetivo va acompa?ado de diez metas, entre ellas la de integrar los valores de los ecosistemas y la biodiversidad en la planificación, los procesos de desarrollo, las estrategias de reducción de la pobreza y la contabilidad nacionales y locales, y la de movilizar y aumentar significativamente los recursos financieros procedentes de todas las fuentes para conservar y utilizar de forma sostenible la biodiversidad y los ecosistemas.

La lucha contra la deforestación, la degradación de la tierra y la desertificación y la protección de la biodiversidad no pueden tratarse de forma aislada: los ecosistemas saludables son la base fundamental de las actividades de reducción de la pobreza, la agricultura resiliente y productiva y los sistemas hidrológicos que apuntalan el desarrollo y el crecimiento. Muchos expertos en agricultura, salud y recursos hídricos son conscientes de que la deforestación y el uso deficiente de la tierra podrían menoscabar gravemente los planes para garantizar una vida sana (ODS 3), poner fin al hambre (ODS 2) y garantizar la disponibilidad del agua (ODS 6). Si los enfoques sectoriales restrictivos siguen siendo la norma y no se controlan los efectos indirectos negativos, el margen para el desarrollo a largo plazo será cada vez más limitado. Por otra parte, los enfoques intersectoriales pueden ayudar a cumplir múltiples objetivos con más perspectiva y eficacia.

Los gobiernos se comprometerán a cumplir los ODS en un momento en que los recursos en todo el mundo ya están seriamente dilapidados, lo que pone en peligro su capacidad para aprovechar las oportunidades sociales y económicas. Se estima que cerca del 50% de los puestos de trabajo en todo el mundo están vinculados a la agricultura, la pesca y los bosques. El 75% de los 115 principales cultivos del mundo dependen de la polinización por medio de animales, y más de la mitad de los medicamentos se basan en plantas medicinales, y aun así la biodiversidad animal y vegetal está disminuyendo rápidamente debido a la deforestación y la fragmentación de los bosques. Cerca de 1.000 millones de personas dependen del pescado como principal fuente de proteína de origen animal, y sin embargo las principales poblaciones de peces están en declive. Se están perdiendo manglares a un ritmo alarmante, entre un 2% y un 7% anual, y con ellos se pierden hábitats claves para la pesca y la protección contra las tormentas.

En este contexto, la agenda para después de 2015 también tiene repercusiones importantes para el Grupo Banco Mundial. Sus metas de poner fin a la pobreza extrema para 2030 y fomentar la prosperidad compartida para el 40% más pobre de la población de manera sostenible conectan bien con los Objetivos. Dado que el ODS 15 propone proteger, restablecer y mejorar los ecosistemas naturales, ese Objetivo es fundamental para la labor del Banco en las zonas rurales, donde todavía vive el 78% más pobre de la población mundial, y para las perspectivas de crecimiento económico a largo plazo en beneficio de las generaciones futuras. Lo que el Objetivo propone es nada menos que salvaguardar el planeta para el día de ma?ana.

Los resultados obtenidos, desde las iniciativas de reforestación locales hasta las estrategias completas para el crecimiento ecológico, muestran que hay soluciones con las que todos salen beneficiados, y que están a nuestro alcance. Por ejemplo, la experiencia de la República de Corea tras la crisis financiera de 2008 demostró que es posible impulsar el empleo y el producto interno bruto (PIB) y reducir al mismo tiempo la contaminación y las emisiones de carbono. Esto se logró reemplazando las industrias intensivas en carbono por tecnologías innovadoras con bajas emisiones de carbono.

Ciertas intervenciones sencillas, como las mejoras de la gestión pecuaria para facilitar la regeneración natural de plantas y árboles, han conseguido que las comunidades rurales con dificultades se recuperen, aumenten sus rendimientos y disfruten de un mejor nivel de vida en todo el mundo, desde Albania hasta Colombia, China y Etiopía. El intercambio de estas experiencias entre los distintos países será clave para asegurar que las naciones no partan desde cero y se ayuden mutuamente para hacer realidad su ambicioso plan.

Los fondos para financiar actividades relacionadas con el clima han sido fundamentales en los esfuerzos por lograr soluciones orientadas a múltiples sectores. La financiación procedente del Fondo del Biocarbono, el Programa de Inversión Forestal y el Fondo Cooperativo para el Carbono de los Bosques, por ejemplo, se ha utilizado para aplicar de modo experimental cambios normativos en la agricultura y la ganadería a fin de luchar contra la deforestación y secuestrar más carbono. Si se gestionan conjuntamente, estos fondos para los bosques constituirán una línea de apoyo continua para nuestros países clientes. En este panorama general también habría que establecer alianzas público-privadas con grandes empresas multinacionales para promover cadenas de suministro que no contribuyan a la deforestación para productos básicos claves como el aceite de palma, la soja, la carne de vacuno y otros. Estas alianzas público-privadas ofrecen enormes oportunidades de expandir las inversiones y el apoyo técnico a los agricultores con sumas muy superiores a las que se podrían lograr con inversiones públicas.

Por último, los enfoques de contabilidad del capital natural alientan a los gobiernos y las empresas a que, a la hora de planificar, tengan en cuenta el estado y la sostenibilidad de sus bienes naturales. Las iniciativas como la alianza de Contabilidad de la Riqueza y la Valoración de los Servicios de los Ecosistemas y otros programas contribuyen que haya cada vez más países que deciden no limitarse al PIB e “integrar los valores de los ecosistemas y la biodiversidad en la planificación, los procesos de desarrollo, las estrategias de reducción de la pobreza y la contabilidad nacionales y locales” (meta 15.9). La contabilidad del capital natural puede ayudar a los países a concentrarse en un conjunto de indicadores con los que pueden supervisar los bienes que necesitan para crecer a largo plazo y velar por que no se progrese en uno de los ODS a expensas de otro. Se podría hacer mucho más en este ámbito. Sin duda alguna, las lagunas de datos y los modos de remediarlas ocuparán un lugar destacado en los próximos meses, mientras las Naciones Unidas se preparan para presentar a consultas una hoja de ruta de indicadores.

Con la inminente puesta en marcha de la agenda de los ODS, el Grupo Banco Mundial está preparándose activamente para apoyar su aplicación, ayudando a los países a elegir y jerarquizar medidas que refuercen los vínculos positivos entre los ecosistemas saludables y el desarrollo. Las intervenciones en los bosques, los paisajes rurales y los océanos deben satisfacer muchas necesidades de los países, desde el crecimiento económico hasta la nutrición y la seguridad alimentaria, pasando por objetivos relacionados con el cambio climático. Las inversiones en el mercado laboral, la competitividad y la limpieza del aire y el agua también ayudan a fomentar la resiliencia y reducir las emisiones. Estamos dispuestos a trabajar junto a nuestros socios para promover las soluciones integradas y multisectoriales que serán imprescindibles para lograr el ODS 15, y, de hecho, todos los ODS, en un mundo cada vez más interconectado, restringido y comprometido.

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