1 abril 2015

Objetivo 17

Fortalecer los medios de implementaci¨®n y revitalizar la Alianza Mundial para el Desarrollo Sostenible

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El a?o 2015 ser¨¢ crucial para la agenda de desarrollo en las Naciones Unidas. La financiaci¨®n del desarrollo sostenible ser¨¢ el tema principal del acuerdo que se prev¨¦ alcanzar en Addis Abeba en julio de 2015. M¨¢s tarde, en septiembre del mismo a?o, se aprobar¨¢ en una cumbre mundial un documento final que incluir¨¢ la agenda para el desarrollo despu¨¦s de 2015, y hay grandes esperanzas de lograr un acuerdo ambicioso y de gran alcance en relaci¨®n con el cambio clim¨¢tico durante la 21? Conferencia de las Partes en la Convenci¨®n Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Clim¨¢tico (CMNUCC), que tendr¨¢ lugar en Par¨ªs en diciembre de 2015. Esta serie de acuerdos ser¨¢n el marco para dise?ar medidas, orientaciones y enfoques transformativos para la gente y para nuestro fr¨¢gil planeta.

Uno de los puntos m¨¢s relevantes es la evoluci¨®n conceptual de estos acuerdos sobre el desarrollo sostenible, que se centran firmemente en un marco integrado y en la implementaci¨®n basada en la participaci¨®n decidida. El Secretario General ha manifestado que el 2015 ofrecer¨¢ ¡°una oportunidad muy necesaria para integrar la agenda m¨¢s amplia de las Naciones Unidas con sus objetivos inextricablemente relacionados y mutuamente interdependientes en materia de paz y seguridad, desarrollo y derechos humanos¡±. Igual importancia reviste la voluntad de considerar la universalidad de las iniciativas y acoger medidas tanto en los pa¨ªses ricos como en los pobres. No es posible seguir protegiendo la prosperidad, la seguridad y la sostenibilidad de nuestro mundo a base de fondos concesionales de pa¨ªses ricos a pa¨ªses pobres; esa protecci¨®n se debe fundamentar m¨¢s bien en medidas diversas que emprendamos todos, en todo el mundo. Las pol¨ªticas nacionales de los pa¨ªses m¨¢s ricos pasan a formar parte integrante de su apoyo a la ejecuci¨®n de la agenda para el desarrollo. La participaci¨®n efectiva y cualificada de los gobiernos, las instituciones de las Naciones Unidas, el sector privado, la sociedad civil y el mundo acad¨¦mico determinar¨¢ el ¨¦xito o el fracaso de la nueva agenda. Esta es la base de la revitalizaci¨®n de la alianza mundial para el desarrollo sostenible.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que constituyen los cimientos de la agenda para el desarrollo sostenible despu¨¦s de 2015, incluyen un amplio conjunto de 17 objetivos y 169 metas propuestos por el Grupo de Trabajo Abierto de la Asamblea General. Si bien los ODS extender¨¢n hasta 2030 la labor de desarrollo que comenz¨® con los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y utilizar¨¢n la estructura existente de objetivos, metas e indicadores, su alcance es m¨¢s amplio que el de los ODM y abarcan a pueblos y naciones con independencia de las fronteras geogr¨¢ficas y econ¨®micas.

El conjunto de 17 ODS y 169 metas se ha dise?ado para propiciar un entorno f¨ªsico y econ¨®mico que sea beneficioso para todos los habitantes del mundo, que ofrezca oportunidades de trabajo y una educaci¨®n adecuados y que permita a nuestros j¨®venes convertirse en ciudadanos sanos y productivos. Los ODS se centran en la reducci¨®n de las desigualdades, la erradicaci¨®n de la pobreza y el restablecimiento y la protecci¨®n del medio ambiente, as¨ª como en la creaci¨®n de sociedades justas y pac¨ªficas. Un detalle important¨ªsimo es que en ellos se describen los medios de implementaci¨®n, como la financiaci¨®n, la asistencia, el comercio, la deuda, la tecnolog¨ªa y la creaci¨®n de capacidad mediante una alianza revitalizada (ODS 17), sin la cual no se podr¨ªa lograr ninguno de los dem¨¢s objetivos.

La alianza mundial para el desarrollo revitalizada a la que se alude en el ODS 17 entra?a una visi¨®n de desarrollo sostenible que comparten pa¨ªses y comunidades, y una firme determinaci¨®n de proporcionar los medios financieros y tecnol¨®gicos necesarios para llevar a la pr¨¢ctica esa visi¨®n.

Las necesidades financieras y tecnol¨®gicas que supone esta transformaci¨®n ocupar¨¢n un lugar central en todas las consideraciones relativas al desarrollo. La financiaci¨®n, tanto p¨²blica como privada, nacional o mundial, tiene que ser sustancial a fin de satisfacer las demandas de esta nueva agenda. De igual importancia ser¨¢ la capacidad de poner la ciencia y la tecnolog¨ªa al servicio de los pobres y en nombre del desarrollo sostenible.

La nueva alianza se basar¨¢ en la experiencia del octavo ODM (Fomentar una alianza mundial para el desarrollo), descripta en la Declaraci¨®n del Milenio, en la Conferencia Internacional sobre la Financiaci¨®n para el Desarrollo, celebrada en 2002 en Monterrey (M¨¦xico), y en la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible, que tuvo lugar en 2002 en Johannesburgo (Sud¨¢frica).

El octavo ODM ha contribuido a galvanizar el apoyo para los ODM y a movilizar recursos, sobre todo al poner de relieve la responsabilidad de los donantes tradicionales. Adem¨¢s, el crecimiento de la cooperaci¨®n Sur-Sur ha ofrecido oportunidades viables para que los pa¨ªses en desarrollo avancen individual y colectivamente hacia el crecimiento econ¨®mico sostenido y el desarrollo sostenible.

Por otra parte, el octavo ODM perpetu¨® una relaci¨®n de tipo ¡°donante-receptor¡± y no prest¨® la atenci¨®n suficiente a la movilizaci¨®n de recursos financieros para el desarrollo alternativos a la asistencia. Tambi¨¦n ten¨ªa otras limitaciones, como el grado insuficiente de compromiso en cuestiones diversas, incluidas la asistencia, el comercio, el alivio de la deuda, el acceso a medicamentos esenciales y la tecnolog¨ªa de la informaci¨®n y las comunicaciones, y la falta de un mecanismo s¨®lido de rendici¨®n de cuentas vinculado al Objetivo y orientado a asegurar el cumplimiento de los compromisos.

En el per¨ªodo posterior a 2015, la cooperaci¨®n para el desarrollo debe ser m¨¢s eficaz. Hay que conseguir que se centre la atenci¨®n en la calidad de los recursos disponibles. Esos recursos deben ser m¨¢s estables, previsibles e incondicionales. De hecho, habr¨¢ que seguir codificando los principios de la cooperaci¨®n eficaz para el desarrollo a nivel internacional. Por consiguiente, la alianza mundial revitalizada tiene que basarse en la Alianza de Busan para la Cooperaci¨®n Eficaz al Desarrollo de 2011. Debe promover una visi¨®n com¨²n de cooperaci¨®n eficaz sustentada firmemente en procesos y pol¨ªticas nacionales de desarrollo, y fomentar un entendimiento de los criterios que hacen ¡°eficaz¡± la cooperaci¨®n para el desarrollo en todos los pa¨ªses.

Dada la naturaleza integral de los problemas de desarrollo actuales, es necesario superar la hist¨®rica divisi¨®n Norte-Sur de proveedores y receptores de asistencia para el desarrollo. Sin duda, la alianza mundial exige una asistencia oficial para el desarrollo m¨¢s estable, como fuente esencial de financiaci¨®n para el desarrollo, en particular para los pa¨ªses m¨¢s vulnerables. Se debe cumplir lo antes posible el compromiso de destinar el 0,7% del ingreso nacional bruto a la asistencia oficial para el desarrollo en beneficio de estos pa¨ªses.

Al mismo tiempo, la alianza mundial tambi¨¦n debe servirse de la inversi¨®n nacional y extranjera y de las innovaciones en materia de financiaci¨®n, velar por que los niveles de endeudamiento sean sostenibles, desarrollar aptitudes y competencias, fomentar y facilitar el acceso al comercio y otorgar a los pa¨ªses la libertad de elaborar sus propias pol¨ªticas econ¨®micas.

La alianza mundial revitalizada debe comprender tambi¨¦n una amplia variedad de agentes, tanto en el sector p¨²blico como en el sector privado y la sociedad civil, y debe tener en cuenta los intereses de todos los agentes clave, incluidos los que tienen un acceso limitado a los foros nacionales y mundiales de adopci¨®n de decisiones. La administraci¨®n y la direcci¨®n de esta alianza deber¨ªan recaer ¨ªntegramente en los pa¨ªses y las comunidades, cuya opini¨®n ha de tenerse en cuenta a la hora de dise?arla e instituirla.

La alianza debe velar por la armonizaci¨®n de las pol¨ªticas para el desarrollo, de manera que se incluyan diversas fuentes de financiaci¨®n para el desarrollo y se aborden las cuestiones generales que conforman la base del desarrollo sostenible para todos.

Esta alianza debe facilitar eficazmente tanto el intercambio de recursos como el de conocimientos y capacidades.

En el per¨ªodo posterior a 2015 habr¨ªa que orientar los recursos y prioridades de desarrollo a aumentar la capacidad de los pa¨ªses en desarrollo para movilizar los recursos nacionales; ampliar la infraestructura econ¨®mica; mejorar la capacidad de producci¨®n nacional; extender la prestaci¨®n de servicios sociales b¨¢sicos de calidad; afrontar los efectos del cambio clim¨¢tico; promover un crecimiento econ¨®mico r¨¢pido e inclusivo; alcanzar la seguridad alimentaria y la erradicaci¨®n de la pobreza, y promover sociedades justas y pac¨ªficas.

Todos los pa¨ªses y comunidades, en su calidad de socios con un prop¨®sito com¨²n, pero con fortalezas y recursos diferentes, deben fomentar el respeto mutuo y centrarse en las prioridades mundiales comunes, que se enuncian en el documento final de la Conferencia R¨ªo+20, celebrada en R¨ªo de Janeiro (Brasil) en junio de 2012, titulado ¡°El futuro que queremos¡±.

La aplicaci¨®n de la alianza mundial revitalizada deber¨ªa basarse en los datos objetivos disponibles sobre los resultados obtenidos. Habr¨¢ que fortalecer la capacidad estad¨ªstica y de recopilaci¨®n de datos de los pa¨ªses en desarrollo para que sea posible supervisar el avance de los compromisos de desarrollo a nivel nacional y rendir cuentas al respecto. Se debe empoderar a los ciudadanos y se deben reforzar los mecanismos s¨®lidos que propicien su participaci¨®n. A nivel mundial, se espera que el Foro Pol¨ªtico de Alto Nivel sobre el Desarrollo Sostenible, que se re¨²ne bajo los auspicios de la Asamblea General y el Consejo Econ¨®mico y Social, desempe?e un papel clave en la supervisi¨®n del progreso de los compromisos de desarrollo y la rendici¨®n de cuentas.

Por ¨²ltimo, para impulsar la alianza mundial para el desarrollo, los interesados de los sectores p¨²blico y privado tendr¨¢n que promover las alianzas a todos los niveles, procurando que no sean duplicativas, sino m¨¢s bien complementarias. Las alianzas mundiales y regionales deben apoyarse en los din¨¢micos centros de informaci¨®n y conocimientos que van surgiendo dentro y fuera del sistema de las Naciones Unidas, donde los agentes se relacionan con arreglo a sus intereses y sus propuestas para forjar y reafirmar sus compromisos de desarrollo sostenible a todos los niveles. Algunas de estas alianzas multipartitas que se han constituido para abordar temas espec¨ªficos han demostrado ser muy eficaces. El Fondo Mundial, la Alianza GAVI, Todas las Mujeres, Todos los Ni?os y Energ¨ªa Sostenible para Todos son solo algunos ejemplos de los esfuerzos realizados por las coaliciones dedicadas a cuestiones concretas. Esta modalidad de colaboraci¨®n debe extenderse para abarcar la amplia variedad de cuestiones que incluye la agenda de los ODS.

La nueva alianza para el desarrollo establecida con el fin de hacer frente a los problemas de nuestro mundo contempor¨¢neo exige muchas transiciones. Habr¨¢ que pasar de la interacci¨®n Norte-Sur a las medidas universales, pasar del dise?o de un nuevo marco de pol¨ªticas a la aplicaci¨®n de los acuerdos que se concluyan en 2015, pasar a un modelo de supervisi¨®n y revisi¨®n m¨¢s firme y dar paso a la confianza y los beneficios mutuos.

Un elemento fundamental de esos desaf¨ªos es la voluntad de llevar a cabo procesos de supervisi¨®n y revisi¨®n basados en datos objetivos. Se necesita una aut¨¦ntica revoluci¨®n en materia de datos y an¨¢lisis que aproveche los instrumentos y los datos existentes, para lo que habr¨¢ que reforzar la capacidad necesaria en cada pa¨ªs. Todas las instituciones multilaterales deben centrarse, en primer lugar, en analizar los datos disponibles y las consiguientes carencias. Se debe hacer un esfuerzo considerable para desarrollar la capacidad de recopilaci¨®n, procesamiento y uso de los datos a fin de fortalecer la adopci¨®n de decisiones de los Gobiernos nacionales y las instituciones multilaterales. Los ODS, sus metas e indicadores proporcionar¨¢n un marco general para estos esfuerzos en los planos regional, nacional y mundial.

No necesitamos m¨¢s instituciones internacionales; lo que necesitamos es transformar los m¨¦todos de trabajo de nuestras instituciones actuales. La integraci¨®n, la aplicaci¨®n y la adopci¨®n de decisiones con base emp¨ªrica, as¨ª como el examen de las necesidades de financiaci¨®n y tecnolog¨ªa deben ser los elementos b¨¢sicos que definan la agenda, las medidas legislativas y las actividades operacionales a nivel nacional, junto con una cooperaci¨®n multilateral mejorada.

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La Cr¨®nica?ONU??no?constituye un registro oficial. Tiene el privilegio de acoger a los altos funcionarios de las Naciones Unidas, as¨ª como a distinguidos colaboradores de fuera del sistema de las Naciones Unidas cuyas opiniones no son necesariamente las de las Naciones Unidas. Del mismo modo, las fronteras y los nombres que se muestran y las designaciones utilizadas en los mapas o en los art¨ªculos no implican necesariamente un apoyo o una aceptaci¨®n por parte de las Naciones Unidas.?