29 septiembre 2015

El 70? aniversario de las Naciones Unidas ofrece una oportunidad excepcional para analizar la situaci¨®n, reconocer nuestros ¨¦xitos y asumir nuestras carencias.

Indiscutiblemente, las Naciones Unidas han hecho del mundo un lugar mejor en los ¨²ltimos siete decenios. Hemos logrado que el mundo reconozca la riqueza que encierran el pluralismo y la diversidad. Por primera vez en la historia, se ha forjado un consenso en torno a la igualdad humana. Ninguna raza ni cultura puede pretender representar exclusivamente a la civilizaci¨®n humana.

Hay cinco esferas principales en las que puede demostrarse m¨¢s f¨¢cilmente la contribuci¨®n de las Naciones Unidas.

En primer lugar, los valores universales. Las Naciones Unidas han logrado formular y exponer declaraciones universales de principios y valores, que se han consagrado en su Carta y en la Declaraci¨®n Universal de Derechos Humanos. Tambi¨¦n han conseguido traducir estos principios en agendas y cursos de acci¨®n convenidos a nivel mundial. Al d¨ªa de hoy, las Naciones Unidas protegen y promueven los derechos humanos a trav¨¦s de docenas de tratados y declaraciones, debidamente ratificados por los Estados y ampliamente aceptados por los particulares y la sociedad civil1.

La segunda esfera decisiva es la paz. De hecho, se ha salvado al mundo del azote de una guerra mundial. Desde su fundaci¨®n, las Naciones Unidas han ayudado a poner fin a los conflictos y han promovido la reconciliaci¨®n en muchos pa¨ªses. Tambi¨¦n han ayudado a desarmar a m¨¢s de 500.000 excombatientes2 solo en el ¨²ltimo decenio. Hoy en d¨ªa, m¨¢s de 122.000 soldados de las fuerzas de mantenimiento de la paz est¨¢n presentes en 16 operaciones de 4 continentes3, sacrificando sus vidas para proteger las vidas y los medios de vida de civiles y comunidades locales.

La tercera es la descolonizaci¨®n. Las Naciones Unidas han supervisado satisfactoriamente el acceso a la independencia de los pa¨ªses colonizados anteriormente y los han acogido en la comunidad internacional como Estados soberanos e integrales.

La cuarta esfera fundamental es el desarrollo. Las Naciones Unidas han promovido con ¨¦xito unas pol¨ªticas de desarrollo cada vez m¨¢s progresistas e inclusivas a trav¨¦s de sus distintos organismos, comisiones regionales, fondos y programas que operan en todo el mundo. Han liderado la lucha contra la pobreza y el hambre y han ayudado a mejorar la salud y aumentar la alfabetizaci¨®n y la esperanza de vida. A trav¨¦s de su labor con los Estados Miembros, las Naciones Unidas crearon y ayudaron a aplicar los pioneros Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), que fueron la primera agenda global de este tipo dedicada al desarrollo. Hoy en d¨ªa, las Naciones Unidas est¨¢n promoviendo el acuerdo y apoyo globales en torno a los nuevos objetivos de desarrollo sostenible (ODS), que constituir¨¢n la columna vertebral de la agenda para el desarrollo despu¨¦s de 2015. Los ODS pretenden basarse en los ¨¦xitos y las deficiencias del proceso de los ODM para promover un desarrollo m¨¢s pertinente y efectivo. Las Naciones Unidas tambi¨¦n han promulgado el primer instrumento jur¨ªdicamente vinculante para controlar las emisiones perjudiciales y luchar contra el cambio clim¨¢tico.

Finalmente, la asistencia humanitaria: las Naciones Unidas proporcionan alimentos a m¨¢s de 80 millones de personas de 75 pa¨ªses4. Salvan m¨¢s de dos millones de vidas todos los a?os a trav¨¦s de vacunas y la erradicaci¨®n de enfermedades5. Desde 1951, las Naciones Unidas han ofrecido ayuda a m¨¢s de 60 millones de refugiados6 que huyen de la guerra, la persecuci¨®n o el hambre. Tambi¨¦n han demostrado su capacidad para responder de forma oportuna y efectiva a las crisis repentinas, como el sunami asi¨¢tico y el reciente brote de ¨¦bola.

Adem¨¢s, a nivel interno, las Naciones Unidas han adoptado siempre una perspectiva innovadora y proactiva al ajustar su amplitud y su alcance a las necesidades emergentes y las prioridades de los conflictos. Las continuas reformas han mantenido a las Naciones Unidas ¨¢giles y h¨¢biles, lo cual ha reforzado su repercusi¨®n en todas las partes del mundo.

Sin embargo, los ¨¦xitos de las Naciones Unidas se han visto mitigados por los fracasos. De estos, muchos tienen que ver con su mandato relativo a la paz y la seguridad.

A pesar de la prevenci¨®n de conflictos mundiales de la talla de la Primera y la Segunda Guerras Mundiales, una epidemia de conflictos librados por conducto de otras partes, tanto locales como regionales, ha dado lugar a niveles de sufrimiento humano comparables, en conjunto, a los de estos dos conflictos globales. Se ha evitado una tercera guerra mundial, pero se ha sustituido por muchas guerras en el tercer mundo.

Se ha logrado poner fin al colonialismo cl¨¢sico mundial, pero sigue habiendo heridas abiertas. La ocupaci¨®n israel¨ª y la colonizaci¨®n de Palestina han perdurado otro medio siglo, arruinando vidas y medios de vida, obstaculizando el desarrollo y planteando serias amenazas para la paz regional y mundial.

En algunas ocasiones, el sistema de las Naciones Unidas no ha logrado proteger adecuadamente los derechos humanos ni respetar el derecho internacional. Por razones de conveniencia pol¨ªtica, los abusos contra los derechos humanos e incluso los cr¨ªmenes de lesa humanidad han quedado desatendidos por ¨®rganos de las Naciones Unidas como el Consejo de Seguridad. Entre los ejemplos se incluyen, adem¨¢s de Palestina, Camboya, Rwanda y los Balcanes.

Son numerosas las razones que explican estas deficiencias. La m¨¢s prominente es la desalineaci¨®n entre la estructura de las Naciones Unidas y el mundo al que sirven.

Las Naciones Unidas se fundaron en 1945. Desde entonces, se han producido cambios tect¨®nicos horizontales y verticales en la pol¨ªtica mundial. En el plano geogr¨¢fico, los puestos de poder pol¨ªticos y econ¨®micos se est¨¢n trasladando hacia el este, la soberan¨ªa del Estado est¨¢ sometida a desaf¨ªos verticales, desde arriba, a nivel regional y supranacional, y desde abajo, por parte de los actores subestatales. Sin embargo, la configuraci¨®n institucional de las Naciones Unidas sigue siendo la misma que la que se dise?¨® originalmente hace 70 a?os. El derecho de veto, que se proporcion¨® como incentivo para llevar a los Estados-naci¨®n m¨¢s poderosos al redil multilateral, se ha convertido en una fuente de inactividad, que permite que los conflictos se arraiguen y los infractores queden impunes. Cuando los intereses de unos pocos prevalecen sobre los valores universales, la capacidad de las Naciones Unidas para operar con neutralidad se ve comprometida.

Adem¨¢s, el actual sistema de gobernanza afecta a los criterios y prioridades de financiaci¨®n. La financiaci¨®n es cada vez m¨¢s impredecible y se suele dar prioridad a la dimensi¨®n pol¨ªtica y de seguridad frente al desarrollo. Esto es especialmente lamentable si tenemos en cuenta que son los problemas que afectan al desarrollo a largo plazo los que producen descontento y privaciones, lo que a su vez provoca conflictos y violencia.

A pesar de la creciente financiaci¨®n para el desarrollo en t¨¦rminos absolutos, la financiaci¨®n de las Naciones Unidas es cada vez m¨¢s dependiente de la?financiaci¨®n con cargo a recursos complementarios, mientras que la financiaci¨®n b¨¢sica se reduce en t¨¦rminos comparativos, con lo cual se debilita la capacidad operativa de las Naciones Unidas. La asignaci¨®n de fondos en detrimento de la financiaci¨®n b¨¢sica puede comprometer la autonom¨ªa y la imparcialidad de la Organizaci¨®n.

El hecho de no lograr adaptar la estructura de las Naciones Unidas a un entorno cambiante podr¨ªa poner en peligro la relevancia de la Organizaci¨®n, haciendo que no les interese a los m¨¢s d¨¦biles y que los m¨¢s fuertes no la necesiten.

Si el multilateralismo que representan las Naciones Unidas deja de ser relevante, efectivo y leg¨ªtimo, los Estados-naci¨®n y otros actores globales llevar¨¢n a cabo sus actividades sorteando a la Organizaci¨®n, no contando con ella e incluso posicion¨¢ndose en su contra. Para evitar que esto ocurra, los Estados Miembros deben adaptarse y reformar el sistema de forma continua. Llegado este punto, la reforma es necesaria en tres esferas principales.

En primer lugar, la adopci¨®n de decisiones debe devolverse a las Naciones Unidas y democratizarse. La ampliaci¨®n del Consejo de Seguridad y la limitaci¨®n del derecho de veto pueden aumentar de forma significativa la representatividad y la legitimidad del Consejo. Esto tambi¨¦n puede garantizar la imparcialidad, la ejecutoriedad y la sostenibilidad de las decisiones del Consejo de Seguridad.

En segundo lugar, deben modificarse las actuales tendencias presupuestarias. Hacer m¨¢s con menos es una mera ilusi¨®n. El presupuesto ordinario anual de las Naciones Unidas apenas supera los 5.500 millones de d¨®lares de los Estados Unidos, menos de lo que algunas empresas tabacaleras destinan a la comercializaci¨®n de sus productos en un a?o7.

Por ¨²ltimo, en todas las reformas, es preciso proteger y mejorar la labor del desarrollo. Las pol¨ªticas humanitarias y de desarrollo deben considerarse claves para lograr la estabilidad y la seguridad pol¨ªticas. Debemos invertir en el desarrollo a largo plazo para salvar tanto vidas como recursos. El desarrollo de hoy es una guerra que se evita en el futuro.

Redunda en inter¨¦s de todos crear unas Naciones Unidas modernas, adaptables, flexibles y receptivas. Las circunstancias actuales son diferentes, pero ciertamente no menos urgentes que las que dieron lugar a la creaci¨®n de las Naciones Unidas hace 70 a?os. A pesar de sus numerosas imperfecciones, este ¨®rgano universal sigue siendo la instituci¨®n elegida para lograr una paz duradera y la prosperidad para todos. Como dec¨ªa Winston Churchill, ¡°las Naciones Unidas son la peor forma de gobierno, a excepci¨®n de todas las dem¨¢s¡±.?

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Notas

1??? Disponible en .

2??? Disponible en.

3??? Disponible en .

4??? Disponible en

5??? Disponible en .

6?? Disponible en .

7? ?Mucho menos de lo que las cinco tabacaleras m¨¢s importantes gastaron en publicidad en los Estados Unidos de Am¨¦rica solo en el a?o 2012: .

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La Cr¨®nica?ONU??no?constituye un registro oficial. Tiene el privilegio de acoger a los altos funcionarios de las Naciones Unidas, as¨ª como a distinguidos colaboradores de fuera del sistema de las Naciones Unidas cuyas opiniones no son necesariamente las de las Naciones Unidas. Del mismo modo, las fronteras y los nombres que se muestran y las designaciones utilizadas en los mapas o en los art¨ªculos no implican necesariamente un apoyo o una aceptaci¨®n por parte de las Naciones Unidas.?