En poco m芍s de dos decenios la salud mundial ha ganado una visibilidad y un estatuto pol赤tico que algunos autores han calificado de revoluci車n pol赤tica. Al convertirse las cuestiones relacionadas con la salud en un elemento central de la agenda mundial, se han aportado cuantiosos recursos en el marco de la ayuda para el desarrollo con objeto de enfrentar importantes problemas de la esfera de la salud. La salud mundial ha ganado esta prominencia pol赤tica debido a que tres programas se han fortalecido mutuamente de diversas maneras:
Un programa de seguridad motivado por el temor a las pandemias mundiales o a la propagaci車n intencional de enfermedades, en una era en que los virus pueden diseminarse de un lugar a otro del mundo en cuesti車n de horas;
Un programa econ車mico que se ocupa no solo del impacto econ車mico que pueden tener los problemas sanitarios en el desarrollo, o el brote de pandemias en el mercado mundial, sino que tiene en cuenta cada vez m芍s la pertinencia econ車mica del sector de la salud, en particular respecto de ciertas industrias, como la del tabaco, los alimentos y los productos farmac谷uticos, as赤 como el creciente mercado mundial de bienes y servicios relacionados con la salud;
Un programa de justicia social que propugna la salud como valor social y derecho humano, lo que incluye la adopci車n de medidas en relaci車n con los determinantes sociales de la salud, el acceso a los medicamentos, el apoyo a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) relacionados con la salud, y la participaci車n activa de entidades filantr車picas y de la sociedad civil en una amplia gama de iniciativas mundiales de la esfera de la salud.
En el programa de salud mundial se re迆nen dos esferas de acci車n decisivas de nuestra era: la gesti車n de la interdependencia y la globalizaci車n, y el enfrentamiento de las crecientes desigualdades dentro de las naciones y entre ellas mediante estrategias de desarrollo. Tambi谷n confluyen en este programa muchas esferas de pol赤tica y por ello est芍 sujeto a una din芍mica especial. Por una parte, la salud deficiente suele ser consecuencia de otras crisis mundiales como la financiera y las relativas a la inseguridad alimentaria y el cambio clim芍tico, mientras que, por otra parte, si los problemas sanitarios no se gestionen debidamente las consecuencias recaen sobre toda la sociedad. En efecto, las consecuencias econ車micas de la gobernanza deficiente en materia de salud, sean nacionales o mundiales, son significativas; prueba de ello son epidemias como la del VIH/SIDA o brotes de enfermedades como el s赤ndrome respiratorio agudo y grave o la gripe por el virus A(H1N1). Los problemas de salud entorpecen el desarrollo o destruyen todo lo ganado en ese terreno con grandes esfuerzos. As赤 queda debidamente ilustrado en el estudio The Global Economic Burden of Non-communicable Diseases (NCDs), preparado en 2011 por el Foro Econ車mico Mundial y la Facultad de Salud P迆blica de Harvard, en el que se estima que durante los pr車ximos 20 a?os las enfermedades no transmisibles costar芍n m芍s de 30 billones de d車lares, suma que representa el 48% del PIB mundial de 2010, y que llevar芍n a millones de personas m芍s a vivir por debajo del umbral de pobreza. Esto dar芍 por resultado un dr芍stico efecto negativo sobre la productividad y la calidad de vida en muchos pa赤ses y regiones del mundo.
LAS NACIONES UNIDAS Y LA SALUD
Los esfuerzos desplegados durante los dos 迆ltimos decenios para mejorar la salud en todo el mundo se han caracterizado por una serie de compromisos, un amplio espectro de instrumentos internacionales normativos de la esfera de la salud, nuevas organizaciones e iniciativas, as赤 como un mayor alcance de los debates relacionados con la salud. Muchos de estos esfuerzos han surgido en respuesta a desaf赤os mundiales cada vez m芍s complejos como el aumento de las desigualdades, las transiciones epidemiol車gicas y demogr芍ficas, la doble carga que representan las enfermedades para muchos pa赤ses, los desastres naturales imprevistos, como el tsunami ocurrido en el Jap車n y el terremoto de Hait赤, o la persistencia de otras amenazas, como las consecuencias de amplio alcance de la crisis financiera.
En este contexto, las Naciones Unidas y su organismo especializado para la salud, la Organizaci車n Mundial de la Salud (OMS), han desempe?ado un papel crucial con el ejercicio de sus funciones constitucionales, en particular su poder de convocaci車n y actividades normativas y su labor de definici車n de normas. Ha sido fundamental referir las principales cuestiones mundiales relacionadas con la salud a la Asamblea General de las Naciones Unidas a fin de subrayar los siguientes aspectos:
La salud debe considerarse una inversi車n en el desarrollo humano y el desarrollo econ車mico;
La salud es el cimiento de la lucha contra la pobreza y el logro del desarrollo sostenible;
La seguridad y la protecci車n de la salud son piedras angulares de la seguridad humana.
Con el establecimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, a ra赤z de la Cumbre del Milenio, celebrada en 2000, tuvo lugar el primer avance notable, el reconocimiento de la salud de las mujeres y los ni?os, y de las enfermedades infecciosas. En 2001, la Asamblea General de las Naciones Unidas afirm車 en la Declaraci車n de compromiso aprobada en el per赤odo extraordinario de sesiones sobre el VIH/SIDA, que "la epidemia mundial de VIH/SIDA constituye una emergencia mundial y uno de los desaf赤os m芍s graves para la vida y la dignidad del ser humano, as赤 como para el disfrute efectivo de los derechos humanos". M芍s recientemente, en 2011, las Naciones Unidas celebraron la Reuni車n de Alto Nivel sobre las Enfermedades No Transmisibles, que dio por resultado una declaraci車n pol赤tica y present車 la Estrategia Mundial de Salud de las Mujeres y los Ni?os.
LA SALUD EN LA OMS
Pese a los grandes problemas que enfrenta en materia de financiaci車n, en los 迆ltimos decenios la OMS se ha esforzado por alcanzar los m芍s altos niveles de salud posibles de m迆ltiples formas, desde la ejecuci車n de programas contra determinadas enfermedades hasta actividades generales de fortalecimiento de los sistemas de atenci車n de la salud basados en la atenci車n primaria. Muchos observadores no se percatan de que algunos de los progresos m芍s decisivos en la esfera de la salud mundial han ocurrido gracias al poder de esa organizaci車n en materia de concertaci車n de tratados, y mediante el fortalecimiento de su funci車n normativa. Entre los ejemplos fundamentales cabe citar los siguientes:
El Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco, el primer tratado internacional que se negocia bajo los auspicios de la OMS, fue aprobado en 2003 y entr車 en vigor en 2005. Este tratado ha pasado a ser el de m芍s r芍pida y amplia aceptaci車n en la historia de las Naciones Unidas.
Desde junio de 2007, los Estados han venido aplicando el Reglamento Sanitario Internacional, aprobado por la Asamblea Mundial de la Salud en 2005. Este acuerdo jur赤dicamente vinculante proporciona un nuevo marco para la coordinaci車n de la gesti車n de situaciones de emergencia relacionadas con la salud p迆blica que son motivo de preocupaci車n internacional.
En 2011, los Estados miembros de la OMS aprobaron el Marco de Preparaci車n para una Gripe Pand谷mica, que re迆ne a los Estados miembros, la industria, otras partes interesadas y la OMS, en la aplicaci車n de un enfoque mundial de la preparaci車n para la gripe pand谷mica y de la respuesta, la mejora del intercambio de conocimientos relacionados con otros virus gripales con posibilidades de causar una pandemia, y el logro de un acceso m芍s equitativo a vacunas y medicamentos que pueden salvar vidas.
En mayo de 2010, los Estados miembros de la OMS aprobaron el C車digo mundial de pr芍cticas sobre la contrataci車n internacional de personal de la salud a fin de abordar el reto de la migraci車n de ese personal, especialmente de los pa赤ses de bajos ingresos con sistemas de salud de por s赤 fr芍giles. Esta fue la primera vez en 30 a?os que los Estados miembros de la OMS hicieron uso de su autoridad constitucional para crear un c車digo, luego de la aprobaci車n del C車digo Internacional de Comercializaci車n de los Suced芍neos de la Leche Materna en 1981.
NO BASTA CON EL DINERO
La salud mundial es mucho m芍s multifac谷tica de lo que suele percibirse, y para alcanzarla se necesita algo m芍s que ayuda para el desarrollo. En un mundo global, necesitamos un enfoque integrado que incluya medidas en relaci車n con los determinantes sociales, protecci車n social, apoyo a programas de salud de gran alcance a nivel local y nacional, y acuerdos y compromisos mundiales necesarios para definir las responsabilidades y los enfoques de los numerosos actores que participan. Uno de los retos fundamentales para la salud mundial en estos momentos es la necesidad de integrar el gran n迆mero de iniciativas de salud encomiables, que a menudo siguen direcciones paralelas a las de los sistemas de salud de los pa赤ses correspondientes. Todav赤a hemos de recorrer un largo camino para llegar a la implicaci車n nacional convenida en la Declaraci車n de Par赤s sobre la eficacia de la ayuda y en el Programa de Acci車n de Accra, aprobado en 2008.
Con sobrada frecuencia, el debate sobre la salud mundial se ve dominado por referencias al d谷ficit de financiaci車n. Por ejemplo, se calcula que en los pr車ximos cinco a diez a?os se necesitar芍n 250.000 millones de d車lares m芍s para alcanzar los objetivos de salud relacionados con los ODM, de los cuales 70.000 millones de d車lares provendr赤an de donantes. Se hace muy necesario un cambio de perspectiva, y para ello se requiere:
M芍s esfuerzos de los donantes y los pa赤ses en la elaboraci車n de estructuras nacionales de financiaci車n para la salud que sean justas y sostenibles;
Estrategias nacionales de desarrollo que contrarresten el car芍cter fragmentado, de corto plazo e imprevisible de la asistencia para la salud;
Asignar una nueva urgencia a la protecci車n social, dado que los pagos directos de los pacientes por servicios de salud contribuyen a que las personas vivan por debajo del umbral de pobreza;
Mejor utilizaci車n de los recursos suministrados;
Colaboraci車n de diferentes sectores del gobierno para promover la salud a nivel nacional e internacional.
No obstante, todo lo anterior ser芍 dif赤cil si no se cuenta con el compromiso y la voluntad pol赤tica de las 谷lites gobernantes. A este respecto cabe citar el desaf赤o global de las enfermedades no transmisibles, que requieren enfoques en que participen todo el gobierno y toda la sociedad. Existen cada vez m芍s evidencias de que es posible evitar millones de muertes y reducir las p谷rdidas econ車micas en miles de millones; pero el progreso en estos sentidos requiere la adopci車n de medidas en muchos 芍mbitos pol赤ticos, como la pol赤tica social, el desarrollo urbano, la tributaci車n y la educaci車n. Se estima que las medidas dirigidas a la poblaci車n para reducir el consumo de tabaco y de alcohol, junto con las dietas nocivas y la inactividad f赤sica, cuestan 2.000 millones de d車lares por a?o para todos los pa赤ses de ingresos bajos y medianos, lo que de hecho significa menos de .40 d車lar por persona.
M?S VOCES A FAVOR DE LA SALUD -- M?S APTITUDES QUE NEGOCIAR
Actualmente es mayor el n迆mero de actores que desean que sus criterios sobre cuestiones relacionadas con la salud mundial sean escuchados a nivel nacional e internacional. Ha crecido notablemente el n迆mero de organizaciones que intervienen activamente en la esfera de la salud a escala mundial, y muchas de ellas tienen en estudio modelos innovadores de financiaci車n y gobernanza. Entre esos nuevos actores figuran el Fondo Mundial de Lucha contra el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria; el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA; y la Alianza GAVI. La Fundaci車n Bill y Melinda Gates y otras entidades similares han cambiado la faz de la salud mundial mediante importantes contribuciones financieras y un nuevo enfoque de la filantrop赤a de riesgo, en busca de innovaciones que presten apoyo a los m芍s pobres. El sector privado, que fue el primer objetivo del Pacto Mundial de las Naciones Unidas, ha comenzado a participar activamente de diversas maneras y actualmente interviene en numerosas iniciativas a favor de la salud, incluido el debate sobre las enfermedades no transmisibles en el marco de las Naciones Unidas. Un n迆mero cada vez mayor de pa赤ses y organizaciones regionales, como la Uni車n Europea, est芍n tomando partido activamente en asuntos relacionados con la salud mundial. Estas nuevas voces se escuchan en los debates en curso sobre la reforma de la OMS. Formulan preguntas sobre c車mo podr赤a participar un n迆mero mayor de interesados, de que forma se podr赤an escuchar las voces de la sociedad civil y c車mo deber赤an las Naciones Unidas tratar con el sector privado.
A nivel nacional, la diversidad de cuestiones relacionadas con la salud mundial ha llevado gradualmente a los ministerios de salud, relaciones exteriores, seguridad, econom赤a y desarrollo, a participar en un nuevo di芍logo. Hoy la salud mundial requiere una combinaci車n de aptitudes, a saber, conocimientos t谷cnicos sobre salud, conocimientos especializados sobre negociaci車n y sensibilizaci車n sobre las constelaciones geopol赤ticas, las alianzas coincidentes y las repercusiones comerciales y econ車micas, para solo mencionar algunas. Varios pa赤ses han comenzado a capacitar a negociadores sobre diplomacia en la esfera de la salud mundial y han puesto en pr芍ctica estrategias oficiales de salud mundial para que gu赤en sus acciones en el 芍mbito mundial. Esto incluye ahora no solo a la OMS, sino a otros organismos internacionales como la Organizaci車n Mundial del Comercio, el Consejo de Derechos Humanos y los Ministros de Finanzas y Gobernadores de Bancos Centrales del Grupo de los Veinte (G20). La propuesta de establecer un impuesto sobre las transacciones financieras, por ejemplo, ha figurado durante mucho tiempo en el programa de los defensores de la salud a fin de garantizar la financiaci車n sostenible de los programas de salud.
Desde 2008, la relaci車n entre la salud y la pol赤tica exterior ha evolucionado, como se se?ala en la resoluci車n de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre salud mundial. Un grupo de ministros de relaciones exteriores ha propuesto la adopci車n de una 車ptica de la salud en la pol赤tica exterior, as赤 como que la protecci車n de los intereses sanitarios y la de otros intereses b芍sicos no sean por fuerza mutuamente exclusivas. Hay oportunidades cada vez mayores para que los intereses de pol赤tica exterior puedan prestar apoyo a las cuestiones de salud, de lo cual son un buen ejemplo las iniciativas emprendidas por muchas econom赤as emergentes con arreglo a programas Sur-Sur. Lograr sinergias mutuamente beneficiosas entre los pa赤ses es decisivo para el avance del programa de salud mundial.
EL PAPEL INDISPENSABLE DE LAS NACIONES UNIDAS
La salud mundial guarda relaci車n con un amplio espectro de preocupaciones y tensiones, no solo entre pa赤ses, sino tambi谷n entre sectores y entre muchos actores e intereses diferentes. Esta creciente complejidad requiere mejor gobernanza de la salud mundial, incluida mejor coherencia entre m迆ltiples iniciativas, clara distribuci車n de las responsabilidades y m芍s transparencia y responsabilidad. El debate resultante tiene lugar en torno a cuestiones fundamentales, como a qui谷n corresponde el liderazgo y la autoridad en materia de salud mundial, qui谷nes deben intervenir y qu谷 funciones leg赤timas pueden tener los diferentes actores, de manera que el potencial de cada uno pueda utilizarse en beneficio de todos. ?Qui谷n mejor para aceptar este reto que las Naciones Unidas?
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La Cr車nica?ONU??no?constituye un registro oficial. Tiene el privilegio de acoger a los altos funcionarios de las Naciones Unidas, as赤 como a distinguidos colaboradores de fuera del sistema de las Naciones Unidas cuyas opiniones no son necesariamente las de las Naciones Unidas. Del mismo modo, las fronteras y los nombres que se muestran y las designaciones utilizadas en los mapas o en los art赤culos no implican necesariamente un apoyo o una aceptaci車n por parte de las Naciones Unidas.?