25 julio 2019

En la actualidad, las pol¨ªticas de poblaci¨®n est¨¢n centradas en la gente y no en los n¨²meros, as¨ª como en los derechos de cada individuo y de las parejas a decidir con libertad si quieren tener hijos, cu¨¢ndo quieren tenerlos y con qu¨¦ frecuencia. Pero esta situaci¨®n no ha sido siempre as¨ª.

En 1969, el a?o en que se fund¨® el Fondo de Poblaci¨®n de las Naciones Unidas (UNFPA), la agencia dedicada a la salud sexual y reproductiva, la poblaci¨®n mundial hab¨ªa alcanzado la cifra de los 3600 millones de personas y, adem¨¢s, mostraba un crecimiento r¨¢pido. Por aquel entonces, las tasas de fertilidad a nivel mundial duplicaban las tasas actuales.

Se trataba de una ¨¦poca en la que muchos gobiernos estaban preocupados por la incidencia del crecimiento de la poblaci¨®n en sus econom¨ªas, sociedades y entornos. Solo un a?o antes, se public¨® el libro de Paul Ehrlich, The Population Bomb,1?en el que advert¨ªa que la superpoblaci¨®n tendr¨ªa como consecuencia hambrunas y la destrucci¨®n del planeta. En su libro, el autor abogaba por el control de la poblaci¨®n para detener las cifras de habitantes del planeta en aumento. A pesar de ello, no todo el mundo compart¨ªa la opini¨®n de Ehrlich acerca del crecimiento de la poblaci¨®n ni su enfoque sobre c¨®mo afrontar esta situaci¨®n. Ese mismo a?o, la comunidad internacional se reuni¨® en Teher¨¢n (Ir¨¢n), donde los Gobiernos presentes acordaron que ?los padres tienen el derecho humano b¨¢sico a decidir responsable y libremente el n¨²mero de hijos que quieran tener, as¨ª como el momento en el que quieran tenerlos?.2

UNFPA se fund¨® en este contexto con el objetivo de ofrecer asesoramiento a los pa¨ªses en desarrollo sobre las implicaciones del crecimiento r¨¢pido de la poblaci¨®n, as¨ª como para apoyar programas de poblaci¨®n nacionales, con los que se empez¨® a distribuir anticonceptivos a una escala nunca antes vista. Gracias a estos programas, la libertad de elecci¨®n reproductiva real fue haci¨¦ndose realidad para cada vez m¨¢s mujeres. Como resultado, las mujeres obtuvieron la capacidad de controlar su propia fertilidad y comenzaron a tener menos hijos. Sin embargo, y a pesar de la disponibilidad de anticonceptivos, cientos de millones de mujeres no ten¨ªan acceso a ellos. Los impedimentos como los altos costes, la limitaci¨®n de suministro en ¨¢reas remotas y actitudes negativas con respecto a los anticonceptivos contribuyeron a que muchas mujeres no tomaran decisiones sobre sus propios cuerpos, como quedarse o no embarazadas o cu¨¢ndo quedarse embarazadas.

A lo largo de los siguientes 25?a?os, un movimiento civil liderado por grupos de mujeres luch¨® por una mayor disponibilidad de anticonceptivos y por el establecimiento de actuaciones que ayudaran a acabar con las barreras que a¨²n imped¨ªan el acceso a la informaci¨®n y a servicios. Este movimiento allan¨® el camino para un cambio crucial en el enfoque de las pol¨ªticas de poblaci¨®n de los Gobiernos de todas las partes del mundo. Mientras que una gran cantidad de programas anteriores se limit¨® a intentar reducir el n¨²mero de hijos por pareja, los nuevos programas se centraron en la importancia de ofrecer a las mujeres la capacidad y los medios para gestionar su propia fertilidad.

Este cambio condujo a la adopci¨®n por parte de 179?Gobiernos del innovador Programa de Acci¨®n de la Conferencia Internacional sobre la Poblaci¨®n y el Desarrollo (CIPD) de El Cairo en 1994. Este Programa de Acci¨®n ten¨ªa como objetivo empoderar a las mujeres y hacer de la salud reproductiva una realidad para todas ellas, al mismo tiempo que intentaba reafirmar el derecho de cada individuo y de las parejas a decidir responsable y libremente el n¨²mero de hijos que quieran tener y el momento en el que quieran tenerlos, lo cual constituye el mismo derecho que se reconoci¨® 26?a?os atr¨¢s en la Conferencia Internacional de Derechos Humanos de Teher¨¢n.

Ahora contamos con pruebas indiscutibles que demuestran que las pol¨ªticas de poblaci¨®n basadas en derechos y libertades individuales mejoran el bienestar de mujeres y ni?as, transforman familias y sociedades, y aceleran el desarrollo global. Las parejas y los individuos que est¨¢n informados y son libres de tomar decisiones sobre cu¨¢ndo tener hijos eligen, por lo general, formar familias m¨¢s reducidas.

Hace 25?a?os, una mujer en un pa¨ªs menos desarrollado tendr¨ªa alrededor de seis hijos, mientras que hoy tendr¨ªa menos de cuatro. El acceso ampliado a m¨¦todos anticonceptivos modernos en los pa¨ªses en desarrollo ha desempe?ado un papel importante en esta reducci¨®n de las tasas de fertilidad. Cientos de millones de mujeres que quieren evitar el embarazo ahora tienen los medios para hacerlo. Sin embargo, a¨²n quedan cientos de millones que no pueden tomar esta decisi¨®n. Seg¨²n los ¨²ltimos datos disponibles, a¨²n hay 214?millones de mujeres que quieren evitar quedarse embarazadas, pero que no usan anticonceptivos. Solo el 57?% de las mujeres casadas de un grupo compuesto por 51?pa¨ªses en los que estos datos est¨¢n disponibles tienen la posibilidad de decidir por s¨ª mismas si usan o no anticonceptivos, de buscar ayuda sanitaria y de tener relaciones sexuales con sus parejas.

La doctora Natalia?Kanem?dedica su tiempo a las matronas y al personal del FPNU que se encuentra en la cl¨ªnica de salud reproductiva D5 en el Bazar de Cox, Bangladesh. Junio de 2018. ? FPNU Bangladesh/Lauren Anders Brown??

Claramente, queda un largo camino por recorrer para cumplir el objetivo de salud sexual y reproductiva del Programa de Acci¨®n de la CIPD. Las mujeres y ni?as m¨¢s pobres, las personas con discapacidad, las poblaciones ind¨ªgenas, las minor¨ªas raciales y ¨¦tnicas, y las personas con una orientaci¨®n sexual diferente se enfrentan a desigualdades y estigmas. La universalidad es un principio gu¨ªa de la CIPD. Cumplir los compromisos que acordamos en 1994 es, ante todo, una cuesti¨®n de permitir que todas las personas, independientemente de d¨®nde vivan, disfruten de sus derechos. Este cumplimiento tambi¨¦n depende de otros objetivos globales, al mismo tiempo que contribuye a ellos, como la Agenda?2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas y sus 17?Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Por ejemplo, el cumplimiento del ODS?1 (poner fin a la pobreza en todas sus formas y en todo el mundo) depende, en parte, de la posibilidad por parte de las ni?as de realizar una transici¨®n segura y sana de la adolescencia a la edad adulta, y de alcanzar su m¨¢ximo potencial en la vida. De forma similar, para cumplir el ODS?3 (garantizar una vida sana y promover el bienestar de todos a todas las edades) las mujeres deben obtener la capacidad de tener embarazos sanos y partos seguros, as¨ª como de protegerse ante embarazos no deseados e infecciones de transmisi¨®n sexual, como el VIH. El ODS?5 (lograr la igualdad de g¨¦nero y empoderar a todas las mujeres y las ni?as) solo se podr¨¢ lograr cuando las mujeres y las ni?as tomen sus propias decisiones sobre cu¨¢ndo tener sexo y con qui¨¦n, y sobre cu¨¢ndo quieren quedarse embarazadas. Si no podemos lograr los objetivos dispuestos en el Programa de Acci¨®n de la CIPD, ser¨¢ imposible cumplir los ODS. En otras palabras, no puede haber ODS sin la CIPD.

El ¨¦xito tambi¨¦n depende de la disponibilidad de datos de poblaci¨®n de alta calidad para poder retirar la capa de invisibilidad extendida sobre las personas m¨¢s vulnerables. Para ello, UNFPA est¨¢ trabajando con pa¨ªses y con el sistema de las Naciones Unidas para crear sistemas de datos de poblaci¨®n m¨¢s eficaces con los que se pueda encontrar a los individuos con mayores carencias e identificar sus necesidades.

La planificaci¨®n familiar est¨¢ ayudando a las mujeres de Myanmar a proteger su salud y a sus familias. Yangon, Myanmar, octubre de 2016. ? FPNU?Myanmar.?
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El camino que tenemos por delante consiste en la materializaci¨®n plena de los derechos y libertades de cada individuo y de las parejas, independientemente de c¨®mo vivan o de sus ingresos, y para ello es necesario acabar con las barreras econ¨®micas, sociales e institucionales que lo impidan. Si acabamos con estos obst¨¢culos, podemos mejorar las vidas de las personas y, adem¨¢s, ayudar a impulsar econom¨ªas creando una nueva base para sociedades pr¨®speras, equitativas y resilientes.

Mediremos nuestro ¨¦xito no solo con base a las tasas de fertilidad en descenso, sino tambi¨¦n al progreso conseguido por las ni?as y las mujeres que deciden libremente acceder a la educaci¨®n, y por las mujeres que deciden entrar en el mercado laboral, casarse o tener hijos.

El tiempo corre y el 2030 est¨¢ a la vuelta de la esquina. Necesitamos m¨¢s recursos para cumplir nuestros objetivos con una urgencia adecuada a la tarea que nos ata?e. Los beneficios de la inversi¨®n en la salud sexual y reproductiva, incluida la planificaci¨®n familiar, est¨¢n presentes en todos los sectores y, a pesar de ello, el sector sanitario, que sufre una gran infrafinanciaci¨®n, es el que asume el lastre de la financiaci¨®n. Nuestra tarea consiste en aportar un amplio abanico de socios y, ante todo, una financiaci¨®n s¨®lida necesaria para crear soluciones atrevidas, integradas e innovadoras. Esto conlleva aunar el sector sanitario y los sectores educativos, de g¨¦nero, de poblaci¨®n, de desarrollo y, de manera importante, los ministerios de finanzas y tesorer¨ªa.

Por ello, UNFPA, junto con los Gobiernos de Kenya y Dinamarca, est¨¢ preparando una cumbre en noviembre en Nairobi, Kenya, cuyo objetivo es movilizar acuerdos concretos a nivel global, nacional y local (entre ellos, acuerdos financieros) por parte de Gobiernos, instituciones financieras internacionales, la sociedad civil y el sector privado entre otros.

En Nairobi, queremos ver acuerdos pol¨ªticos y financieros atrevidos para lograr la salud sexual y reproductiva universal, entre los que se incluyan acciones para acabar con la demanda desatendida de anticonceptivos, as¨ª como para acabar con la violencia de g¨¦nero, la mutilaci¨®n genital femenina y el matrimonio infantil. Todo esto para el 2030, el mismo a?o en el que se deben cumplir los ODS. Esperamos que Nairobi suponga una plataforma de la que salgan soluciones. Necesitamos colaborar e innovar como nunca antes, especialmente en el campo de los datos.

Alcanzar estos objetivos significar¨¢ vivir en un mundo en el que todos los embarazos sean deseados, todos los nacimientos sean seguros y todos los j¨®venes puedan alcanzar su m¨¢ximo potencial. Este es el mundo que queremos y podemos tener si unimos nuestras voces en Nairobi y m¨¢s all¨¢ de esta cumbre para completar el trabajo que comenzamos hace 25?a?os.

En este el 11 de julio de 2019, D¨ªa Mundial de la Poblaci¨®n, UNFPA hace un llamamiento a Gobiernos, sociedad civil, comunidades y personas de todos los sectores para que se comprometan de nuevo con el Programa de Acci¨®n de la CIPD y para acelerar el proceso de materializaci¨®n de derechos y libertades para todo el mundo.

Notas

1. Ehrlich, Paul R., The Population Bomb (Nueva York, Ballantine Books, 1968).

2.?Acta final de la Conferencia Internacional de Derechos Humanos, Teher¨¢n, del 22 de abril al 13 de mayo de 1968 (publicaci¨®n de Naciones Unidas, n.? de ventas E.68.XIV.2), p¨¢rrafo 16.

Cr¨®nica ONU no constituye un registro oficial. Las opiniones expresadas por autores individuales, as¨ª como las fronteras y los nombres mostrados en las designaciones utilizadas en los mapas o en los art¨ªculos no implican necesariamente un apoyo o una aceptaci¨®n de car¨¢cter oficial por parte de las Naciones Unidas.?

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La Cr¨®nica?ONU??no?constituye un registro oficial. Tiene el privilegio de acoger a los altos funcionarios de las Naciones Unidas, as¨ª como a distinguidos colaboradores de fuera del sistema de las Naciones Unidas cuyas opiniones no son necesariamente las de las Naciones Unidas. Del mismo modo, las fronteras y los nombres que se muestran y las designaciones utilizadas en los mapas o en los art¨ªculos no implican necesariamente un apoyo o una aceptaci¨®n por parte de las Naciones Unidas.?