1 junio 2020

Desde que el 20 de marzo el Gobierno argentino impuso una cuarentena nacional para combatir la pandemia de COVID-19, la incertidumbre y la aprensi¨®n parecen ser tan contagiosas como el virus. Sin embargo, la gente com¨²n y corriente est¨¢ ayudando a aliviar los miedos, la angustia y las necesidades a veces con peque?os gestos como comunicar a vecinos aislados, y en otras ocasiones a trav¨¦s de grandes proyectos como una red de cocineros y distribuidores para entregar comidas a los m¨¢s necesitados.

Agust¨ªn, un encargado de edificio que cuida de sus vecinos

En este video nos encontramos con Agust¨ªn, encargado de la limpieza y la higiene de su edificio cuya rutina diaria se vio completamente alterada por la llegada de la COVID-19. Ahora, debe trabajar m¨¢s horas para desinfectar los espacios comunes del edificio y responder a las peticiones de ayuda de los inquilinos, especialmente de aquellos que tienen un mayor riesgo de infecci¨®n. Afortunadamente, otros tambi¨¦n han colaborado, acompa?¨¢ndolo en sus esfuerzos: "Me han tocado vecinos que me pidieron el n¨²mero de tel¨¦fono de otro vecino del consorcio para comunicarse por si necesitan algo. La palabra que describe todo esto es compa?erismo, ayudarse mutuamente entre todos para que salgamos adelante.¡±


Margarita, una pediatra inspirada por la amabilidad de sus vecinos

Margarita es una pediatra colombiana que trabaja en Buenos Aires y que se sinti¨® profundamente conmovida por la empat¨ªa y la amabilidad de los residentes de su edificio. Mientras que otros trabajadores de la salud enfrentan la discriminaci¨®n y a las amenazas de quienes temen al contagio, Margarita volvi¨® a casa un d¨ªa y encontr¨® una nota de los inquilinos ofreci¨¦ndose ayuda en lo que pudieran necesitar. "Ese gesto me llen¨® el alma", dice, " fue un mimo al alma despu¨¦s de haber tenido un d¨ªa fuerte en el trabajo".¡±


Ariel, un conductor de ambulancias animado por la hospitalidad de las familias de los pacientes

Ariel, un conductor de ambulancia, es otro "h¨¦roe an¨®nimo". A pesar del riesgo de contagio, Ariel y otros trabajadores de la salud del pa¨ªs siguen haciendo su trabajo ante la pandemia: "Parte de la gente ha cambiado la actitud. Nos han recibido para ciertos traslados, o en ciertos momentos, hasta con comida, bebida, o un caf¨¦ a las tres de la ma?ana que viene b¨¢rbaro", cuenta.


Convidarte: voluntarios que comparten una comida con quienes m¨¢s lo necesitan

Todo comenz¨® con una pareja que se preguntaba c¨®mo las personas vulnerables o sin hogar ser¨ªan capaces de enfrentar la pandemia. Cuando compartieron esta preocupaci¨®n con uno de sus amigos, un psiquiatra que trabaja como voluntario en uno de los barrios m¨¢s pobres de la ciudad, juntos idearon el proyecto de cocinar comidas extras para que ¨¦l pudiera acercarlas a las personas necesitadas. Pronto sus vecinos y otros conocidos se unieron, aumentando el n¨²mero de comidas a 60 por d¨ªa. Al cabo de un mes, el total hab¨ªa crecido a 1800 comidas diarias. Al conectar a las personas dispuestas a cocinar mientras est¨¢n en cuarentena en sus casas con aquellos que pueden entregar las comidas, el proyecto se convirti¨® en un movimiento. Hoy en d¨ªa, Convidarte es una red de m¨¢s de 4000 voluntarios que diariamente distribuyen 6800 comidas caseras a 30 refugios. "Esto es amor", explica con entusiasmo uno de los voluntarios. "?Esto es amor!".

Para muchos de los cocineros, ¨¦ste es un plan para toda la familia. Para aquellos que reciben la comida, el cuidado les hace sentir que son parte de una familia m¨¢s grande. Para todos, el proyecto ayuda a contagiar un sentido de solidaridad que es una respuesta rotunda al temor que, en medio de la pandemia, estamos enfrentando juntos.