29 septiembre 2015

Hace 70 a?os, durante los ¨²ltimos d¨ªas de la Segunda Guerra Mundial, representantes de 50 pa¨ªses asistieron en San Francisco a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Organizaci¨®n Internacional, lo que condujo a la firma de la Carta de las Naciones Unidas. El documento fundacional entr¨® en vigor el 24 de octubre de 1945. Actualmente la Carta es tan importante como lo era hace siete decenios. Las Naciones Unidas se forjaron en la unidad y en el prop¨®sito de defender la paz y la seguridad, impulsar el desarrollo y proteger los derechos humanos de todas las personas. Estos siguen siendo los tres pilares que sustentan el trabajo y la misi¨®n de la Organizaci¨®n.

El cambio de siglo marc¨® un hito muy importante en la esfera del desarrollo, cuando los dirigentes pol¨ªticos revisaron las condiciones de la cooperaci¨®n para el desarrollo. En el a?o 2000 la Cumbre del Milenio de las Naciones Unidas congreg¨® al mayor grupo de dirigentes mundiales y en su seno los Jefes de Estado adoptaron un nuevo marco de desarrollo humano: la Declaraci¨®n del Milenio. Un a?o despu¨¦s, se present¨® ante la Asamblea General de las Naciones Unidas un total de ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio derivados del texto de la Declaraci¨®n. A pesar de que surgieron algunas cr¨ªticas en torno a los aspectos que no se incluyeron y aquellos en los que deber¨ªa haberse hecho mayor hincapi¨¦, tales como el crecimiento econ¨®mico, la gobernanza, la degradaci¨®n de la tierra y el cambio clim¨¢tico, entre otros, los Objetivos de Desarrollo del Milenio representaron la piedra angular de la nueva cooperaci¨®n para el desarrollo entre los pa¨ªses desarrollados y los pa¨ªses en desarrollo.

La puesta en marcha de los Objetivos de Desarrollo del Milenio no fue f¨¢cil. Hay quien dir¨ªa que germinaron en varios a?os. Desde el principio se ech¨® en falta un proceso de consultas inclusivo, ya que b¨¢sicamente fueron concebidos por un peque?o grupo de expertos de las Naciones Unidas. Durante los primeros a?os el proceso estuvo pr¨¢cticamente parado y la emoci¨®n y las expectativas se disiparon por el revuelo en torno al efecto del a?o 2000, coincidiendo con los albores del nuevo milenio.

Sin embargo, al echar la vista atr¨¢s, en los ¨²ltimos 15 a?os los Objetivos de Desarrollo del Milenio se han convertido en un programa hist¨®rico que ha transformado el mundo. Fueron el primer intento de acordar de manera conjunta que la agenda social abordase con rigor los principales desaf¨ªos a nivel mundial y centrase sus esfuerzos en los m¨¢s pobres, combinando mecanismos verticales, tales como la salud y la educaci¨®n, con una ¨²nica estrategia com¨²n. A lo largo de este proceso se aunaron los objetivos verticales sobre temas espec¨ªficos formulados en varias conferencias internacionales y de las Naciones Unidas durante los a?os noventa, entre los que se inclu¨ªan prioridades como la educaci¨®n (Jomtien, 1990), la infancia (Nueva York, 1990), el medio ambiente y el desarrollo (R¨ªo de Janeiro, 1992), la poblaci¨®n (El Cairo, 1994), el desarrollo social (Copenhague, 1995) y la mujer (Beijing, 1995). Estas disposiciones por s¨ª solas estaban, en parte, incompletas, pero en su conjunto brindaron la oportunidad de marcar un antes y un despu¨¦s en la lucha contra la pobreza y la desigualdad. Con el paso de los a?os, los Objetivos de Desarrollo del Milenio han demostrado que poner en marcha una agenda integrada a la vez que se establecen unos objetivos comunes funciona. Se han obtenido resultados excelentes y beneficios significativos gracias a la alianza entre los gobiernos, el sector empresarial, la sociedad civil, las instituciones internacionales, las fundaciones, los c¨ªrculos acad¨¦micos y otras partes interesadas. Son estos beneficios los que han conferido a los Objetivos de Desarrollo del Milenio la credibilidad necesaria para acometer la agenda sucesora.

Los medios de aplicaci¨®n de los Objetivos de Desarrollo del Milenio no se consolidaron hasta 2002, durante la Primera Conferencia Internacional de las Naciones Unidas sobre la Financiaci¨®n para el Desarrollo, celebrada en Monterrey (M¨¦xico). Los dirigentes mundiales que acudieron a este evento, entre los que se encontraban jefes de Estado, ministros de finanzas y asuntos exteriores y representantes de instituciones internacionales, acordaron que los pa¨ªses desarrollados proporcionasen recursos financieros y mecanismos de apoyo para que los pa¨ªses en desarrollo alcanzasen los Objetivos de Desarrollo del Milenio y se propusieron destinar el 0,7% del ingreso nacional bruto a la asistencia oficial para el desarrollo dirigida a dichos pa¨ªses. Debido al tel¨®n de fondo de los noventa, d¨¦cada en la que se redujo significativamente el gasto p¨²blico tanto en los pa¨ªses desarrollados como en los pa¨ªses en desarrollo, este hecho marc¨® un hito respecto a la promoci¨®n de la consecuci¨®n de los Objetivos de Desarrollo del Milenio en todo el mundo.

Yo misma he observado c¨®mo los Objetivos de Desarrollo del Milenio han propiciado profundas transformaciones en mi pa¨ªs. En 2005 el Club de Par¨ªs de Acreedores Industriales brind¨® el alivio de la deuda a Nigeria. En la pr¨¢ctica este hecho supuso la liberaci¨®n de 1.000 millones de d¨®lares de los Estados Unidos de ahorro al a?o. Adem¨¢s, como parte del acuerdo de deuda, el Presidente se comprometi¨® a invertir el total de los beneficios obtenidos con el alivio de la deuda en acelerar los esfuerzos de Nigeria para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Como asesora del Presidente ayud¨¦ a constituir el Fondo Virtual contra la Pobreza, el cual se encargar¨ªa de utilizar, coordinar y supervisar de manera eficaz los fondos procedentes de los beneficios obtenidos con el alivio de la deuda para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

Obtuvimos unos resultados extraordinarios: el n¨²mero de personas que tiene acceso al agua aument¨® en m¨¢s de 40 millones, la tasa de pobreza se redujo, aumentaron significativamente las matriculaciones en la escuela primaria y disminuy¨® el n¨²mero de personas que viven en barrios marginales. Por otro lado, se fortalecieron las instituciones cuyas acciones est¨¢n dirigidas a la prestaci¨®n de servicios y se les facilit¨® la supervisi¨®n reforzada de los resultados de desarrollo. Igualmente conseguimos reducir en un 30% la mortalidad materna, el n¨²mero de matriculaciones de ni?as en las escuelas aument¨® m¨¢s del doble y se reforz¨® el seguro m¨¦dico comunitario para las embarazadas y los ni?os menores de 5 a?os, lo que supuso tambi¨¦n cierta inversi¨®n en inmunizaci¨®n sistem¨¢tica, con el consiguiente fortalecimiento de los sistemas de salud del pa¨ªs.

Al igual que en muchos otros pa¨ªses, los Objetivos de Desarrollo del Milenio nos brindaron la oportunidad de lograr aut¨¦nticas mejoras de peso. Nos permitieron ampliar la escala de las intervenciones clave en las esferas estructural, econ¨®mica y social para afrontar los desequilibrios y las deficiencias. Con este apoyo ampliamos tambi¨¦n la capacidad de la administraci¨®n p¨²blica, fomentamos la colaboraci¨®n con el gobierno en diversos ¨¢mbitos y mejoramos el aprovechamiento de otros recursos. En definitiva, fueron vitales para situar a las personas y sus necesidades m¨¢s inmediatas en el centro de las pol¨ªticas p¨²blicas a nivel nacional y mundial.

Gracias tambi¨¦n a una mayor voluntad pol¨ªtica, a la atenci¨®n prestada por los medios de comunicaci¨®n y a una serie de donantes clave, los Objetivos de Desarrollo del Milenio propiciaron un gran avance y ganaron empuje pol¨ªtico. En la Cumbre Mundial 2005 de las Naciones Unidas los dirigentes mundiales recalcaron que era necesario que la comunidad internacional armonizara los Objetivos de Desarrollo del Milenio con sus procesos fundamentales, lo que condujo a que los pa¨ªses desarrollaran y pusieran en marcha estrategias de desarrollo integrales a nivel nacional para alcanzar dichos objetivos. Igualmente, se prometi¨® que para 2010 se destinar¨ªan cada a?o m¨¢s de 50.000 millones de d¨®lares de los Estados Unidos a la lucha contra la pobreza y se acord¨® prestar apoyo inmediato para desarrollar iniciativas de efecto r¨¢pido y respaldar as¨ª la lucha contra la malaria y el fomento de la educaci¨®n y la salud.

En 2010 en la Reuni¨®n Plenaria de Alto Nivel de la Asamblea General sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio y durante el sexag¨¦simo quinto per¨ªodo de sesiones de la Asamblea General se examinaron los progresos y los desaf¨ªos a la hora de abordar la pobreza, el hambre y la igualdad de g¨¦nero, alcanzar los objetivos de salud y educaci¨®n, encarar las nuevas dificultades y la evoluci¨®n de los planteamientos, prestando especial atenci¨®n a las necesidades de los m¨¢s vulnerables, y ampliar y fortalecer las alianzas. Para la Organizaci¨®n tambi¨¦n fue un tiempo de mirar hacia adelante centr¨¢ndose en c¨®mo fomentar el desarrollo sostenible. Este proceso prepar¨® el terreno para que el Secretario General marcara la pauta que conducir¨ªa a la Conferencia R¨ªo+20 de 2012.

En esta conferencia, a partir de la base construida con los resultados de la Conferencia de R¨ªo de 1992, se defini¨® claramente el cambio que ten¨ªa que abanderar la comunidad internacional y comenz¨® la metamorfosis de la agenda de desarrollo. Igualmente, esta conferencia marc¨® en la esfera del desarrollo el primer paso hacia un cambio de paradigma que exig¨ªa la integraci¨®n del desarrollo econ¨®mico (incluido el fin de la pobreza extrema), la inclusi¨®n social y la sostenibilidad ambiental, a trav¨¦s del desarrollo sostenible.

Desde 2012, las Naciones Unidas y sus socios se han comprometido a poner en marcha un proceso de consultas inclusivo sin precedentes a nivel nacional, regional y mundial, en todo el globo, con el fin de definir la agenda para el desarrollo despu¨¦s de 2015. Gracias a sus inmensas redes se ha conseguido movilizar a los l¨ªderes mundiales, los parlamentarios, al sector empresarial, los c¨ªrculos acad¨¦micos, la comunidad cient¨ªfica y la sociedad civil. Es m¨¢s, millones de personas han expuesto sus prioridades en el programa El Futuro que Queremos: la mayor encuesta llevada a cabo a nivel mundial por iniciativa de las Naciones Unidas en la que la mayor¨ªa de los encuestados fueron j¨®venes de menos de 30 a?os.

Del mismo modo que con los Objetivos de Desarrollo del Milenio, la agenda de desarrollo sostenible se asienta en los valores de la Carta de las Naciones Unidas y lleva el ¡°Nosotros los pueblos¡± en su seno. La universalidad es la espina dorsal del desarrollo sostenible y se traduce en no dejar a nadie atr¨¢s. A diferencia de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, la agenda de desarrollo sostenible necesitar¨¢ que todos los pa¨ªses se movilicen y colaboren. Todos los pa¨ªses tendr¨¢n que cambiar, si bien de diferentes maneras. Para erradicar la pobreza, desarrollar unas econom¨ªas inclusivas y preservar el medio ambiente, tanto los pa¨ªses desarrollados como los pa¨ªses en desarrollo han de hacer lo propio a nivel nacional. Todas las partes interesadas, tanto p¨²blicas como privadas, ostentan responsabilidades que han de asumir.

Se necesita una transformaci¨®n dr¨¢stica para desarrollar una agenda universal que busca acabar con la pobreza en todo el mundo y de manera irreversible. Esto significa, principalmente, que la pobreza en todas sus formas desaparezca de manera irreversible y en el mundo entero, que se protejan los derechos humanos de todas las personas sin excepci¨®n y se alcance una prosperidad compartida en todo el planeta.

Un escenario en el que todo siga igual no har¨¢ que el mundo recorra la senda del desarrollo sostenible e impedir¨¢ que hagamos frente a los nuevos problemas que est¨¢n surgiendo. Durante el discurso que pronunci¨® el Secretario General, Ban Ki-moon, en la Universidad de Stanford en 2013 afirm¨® que no hay un plan B, porque no tenemos un planeta B. Dijo tambi¨¦n que la ciencia y la econom¨ªa apuntan a la necesidad de cambiar de rumbo, algo que hemos de hacer cuanto antes. Se ha de imponer un cambio de paradigma para provocar un viraje decisivo e impulsar nuevas actuaciones. Esto conlleva desvincular el crecimiento econ¨®mico de la degradaci¨®n ambiental. Mientras el crecimiento econ¨®mico inclusivo y la gesti¨®n ambiental sigan sin ser una realidad, la justicia social y la erradicaci¨®n de la pobreza ser¨¢n objetivos muy vulnerables, por no decir imposibles.

Esta agenda tan ambiciosa se quedar¨¢ en mera ret¨®rica si no se prev¨¦n las medidas necesarias para conseguir que se haga realidad. Seguir¨¢ siendo un simple conjunto de metas a las que se aspira si para ponerla en marcha no se movilizan y desbloquean los medios de ejecuci¨®n necesarios, tanto p¨²blicos como privados, y se forjan alianzas basadas en fuertes principios entre m¨²ltiples interesados a todos los niveles, mundial, regional, nacional y local.

El a?o 2015 representa una oportunidad ¨²nica para que ese cambio de paradigma en la esfera del desarrollo sea una realidad, construyendo y fortaleciendo los Objetivos de Desarrollo del Milenio, con vistas a erradicar la pobreza en todas sus dimensiones, preservar nuestro medio ambiente y fomentar la prosperidad econ¨®mica inclusiva, especialmente para las mujeres y los j¨®venes. Parafraseando al Secretario General, Ban Ki-moon, somos la primera generaci¨®n que puede acabar con la pobreza extrema y la ¨²ltima en enfrentarse a los peores efectos del cambio clim¨¢tico. Para finales de a?o se habr¨¢n aprobado una serie de objetivos de desarrollo sostenible, una agenda sobre el cambio clim¨¢tico muy valiosa y un marco de financiaci¨®n orientado a suministrar los recursos necesarios para desarrollar con ¨¦xito esta agenda com¨²n centrada en las personas y con conciencia planetaria y proteger, as¨ª, el medio ambiente y el futuro de nuestros hijos y nietos.

Si logramos el desarrollo sostenible, podemos imaginarnos un mundo en el que una ni?a en Nigeria disfrute del derecho a ir a la escuela y adquiera los conocimientos y destrezas necesarios para conseguir sus sue?os; un mundo en el que un joven migrante pueda cruzar las fronteras regionales de manera segura y sin riesgo de padecer ning¨²n tipo de violencia. Imaginen un mundo en el que todas las mujeres embarazadas den a luz en unas condiciones de seguridad; un mundo en el que no exista el trabajo de menores ni la explotaci¨®n infantil; un mundo en el que las personas con discapacidad disfruten de la igualdad de oportunidades. Este es el mundo que merecemos.

Desde 1945 las Naciones Unidas han defendido la paz y la seguridad, el desarrollo y la promoci¨®n de los derechos humanos. El mundo ha cambiado radicalmente desde entonces y sigue evolucionando con rapidez. Los viejos desaf¨ªos se intensifican y cada d¨ªa surgen nuevas dificultades. He aqu¨ª la raz¨®n de que las Naciones Unidas tambi¨¦n hayan comenzado a dar los primeros pasos para cambiar su manera de funcionar ¡ªy ser, as¨ª, un sistema adecuado a los fines¡ª y prestar un servicio mejor al mundo a la vez que sigue reafirm¨¢ndose en sus valores principales.

Con motivo de la celebraci¨®n del 70? aniversario de su fundaci¨®n, no puedo imaginarme un mundo sin las Naciones Unidas. Actualmente la Carta de las Naciones Unidas es tan importante como lo era hace siete decenios. Dado que comienza a escribirse un nuevo cap¨ªtulo, ser¨¢ necesario el mismo prop¨®sito y compromiso para que la Organizaci¨®n siga defendiendo los tres pilares de la paz y la seguridad, el desarrollo y los derechos humanos. Trabajemos juntos para construir el futuro que deseamos.?

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La Cr¨®nica?ONU??no?constituye un registro oficial. Tiene el privilegio de acoger a los altos funcionarios de las Naciones Unidas, as¨ª como a distinguidos colaboradores de fuera del sistema de las Naciones Unidas cuyas opiniones no son necesariamente las de las Naciones Unidas. Del mismo modo, las fronteras y los nombres que se muestran y las designaciones utilizadas en los mapas o en los art¨ªculos no implican necesariamente un apoyo o una aceptaci¨®n por parte de las Naciones Unidas.?