7 diciembre 2015

El cambio clim¨¢tico es uno de los mayores retos de nuestra era. Sin embargo, la necesidad de asegurar el acceso a la energ¨ªa para gozar de calidad de vida y para el desarrollo econ¨®mico es igual de importante. Por tanto, es esencial abordar el cambio clim¨¢tico como parte de la agenda de desarrollo sostenible. El progreso continuo en el desarrollo de nuevas tecnolog¨ªas ha aportado confianza y esperanza de lograr estos objetivos en el sistema energ¨¦tico. Las dr¨¢sticas reducciones de precios y el avance tecnol¨®gico de los molinos de viento y la energ¨ªa solar fotovoltaica han demostrado que estos recursos de energ¨ªa renovable pueden desempe?ar un papel importante en los sistemas mundiales de electricidad y que los avances decisivos, anticipados desde hace mucho tiempo, en tecnolog¨ªa de almacenamiento eficaz en funci¨®n de los costos cambiar¨ªan de forma sustancial las matrices energ¨¦ticas primarias.

Estos avances han conducido invariablemente a presumir que hemos "acabado" con los combustibles f¨®siles en todo el sistema energ¨¦tico, que no hay necesidad de seguir desarrollando nuevos recursos y que tenemos que dejar de usarlos tan pronto como sea posible. Esta hip¨®tesis tambi¨¦n ha llevado a tener una percepci¨®n de tecnolog¨ªas "buenas" basadas en energ¨ªas renovables en los sistemas energ¨¦ticos mundiales de hoy en d¨ªa, por una parte, y de tecnolog¨ªas "malas" basadas en combustibles f¨®siles, por la otra. La realidad es que este debate tiene muchos m¨¢s matices y requiere una investigaci¨®n mucho m¨¢s minuciosa. La tecnolog¨ªa de secuestro del carbono y la gesti¨®n de las emisiones de metano en toda la cadena de valor de la energ¨ªa f¨®sil pueden ayudar a cumplir los ambiciosos objetivos de reducci¨®n de emisiones de CO2 mientras los combustibles f¨®siles sigan formando parte del sistema energ¨¦tico. Gracias a ello los combustibles f¨®siles podr¨¢n convertirse en "parte de la soluci¨®n", en vez de seguir siendo "parte del problema".? Todas las tecnolog¨ªas tienen una funci¨®n que desempe?ar en un sistema energ¨¦tico guiado por la econom¨ªa racional.

Los combustibles f¨®siles comprenden el 80% de la demanda actual de energ¨ªa primaria a nivel mundial y el sistema energ¨¦tico es la fuente de aproximadamente dos tercios de las emisiones globales de CO2. En vista de que se cree que las emisiones de metano y otros contaminantes clim¨¢ticos de corta vida est¨¢n muy subestimadas, es probable que la producci¨®n y el uso de energ¨ªa sean la fuente de una proporci¨®n de emisiones incluso mayor. Asimismo, gran parte de los combustibles de biomasa se usan actualmente para calefacci¨®n y cocina a peque?a escala en todo el mundo. Estos combustibles son extremadamente ineficientes y contaminantes, sobre todo en lo que respecta a la calidad del aire interior en muchos pa¨ªses menos adelantados. El uso de biomasa renovable de esta manera es un problema para el desarrollo sostenible.

Si contin¨²an las tendencias actuales, o dicho de otra manera, si la proporci¨®n actual de combustibles f¨®siles se mantiene y la demanda energ¨¦tica casi se duplica para 2050, las emisiones superar¨¢n enormemente la cantidad de carbono que se puede emitir si se ha de limitar el aumento medio de temperatura a nivel mundial a 2oC. El nivel de emisiones tendr¨ªa consecuencias clim¨¢ticas desastrosas para el planeta. Entre las posibilidades con las que cuenta el sector energ¨¦tico para reducir las emisiones cabe destacar sobre todo, la disminuci¨®n de la cantidad de energ¨ªa consumida y de la intensidad carb¨®nica neta del sector energ¨¦tico al cambiar y controlar las emisiones de CO2.

La necesidad de reducir las emisiones no excluye el uso de combustibles f¨®siles, pero precisa un cambio significativo de direcci¨®n; la situaci¨®n normal no es coherente con la disminuci¨®n de las emisiones en los sistemas energ¨¦ticos a nivel mundial. La eficiencia energ¨¦tica y las energ¨ªas renovables a menudo se posicionan como las ¨²nicas soluciones para cumplir los objetivos del clima en el sistema energ¨¦tico, pero no son suficientes. Ser¨¢ esencial incluir una expansi¨®n del uso del secuestro del carbono y se espera que esta tecnolog¨ªa tenga como resultado una reducci¨®n de las emisiones de un 16% anual para 2050. Esta afirmaci¨®n est¨¢ apoyada por el Fifth Assessment Synthesis Report del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Clim¨¢tico, que estima que la limitaci¨®n de las emisiones del sector energ¨¦tico sin secuestro del carbono aumentar¨ªa el coste de la mitigaci¨®n del cambio clim¨¢tico en un 138%.

Las energ¨ªas renovables no se pueden usar de forma uniforme en todo el sistema energ¨¦tico para sustituir el uso de combustibles f¨®siles hoy en d¨ªa, principalmente por la variaci¨®n en la capacidad de los diferentes subsectores energ¨¦ticos para pasar de los combustibles f¨®siles a las energ¨ªas renovables. Por ejemplo, en algunas aplicaciones industriales, tales como la producci¨®n de cemento y acero, las emisiones proceden tanto del uso de energ¨ªa como del proceso de producci¨®n. ?Las tecnolog¨ªas alternativas que pueden sustituir a las t¨¦cnicas actuales de producci¨®n a¨²n no est¨¢n disponibles a la escala necesaria, por lo que se espera que estas t¨¦cnicas persistir¨¢n de corto a medio plazo. ?En estos casos, el secuestro del carbono puede proporcionar una soluci¨®n coherente con las demandas actuales y permitir el tiempo necesario para desarrollar enfoques alternativos para el futuro.

Los escenarios que prev¨¦n el uso del secuestro del carbono est¨¢n asociados en todos los casos con una transformaci¨®n significativa del sistema energ¨¦tico en respuesta al cambio clim¨¢tico. Por consiguiente, dichos escenarios no son "situaciones normales" y muestran una disminuci¨®n significativa del consumo total mundial de combustibles f¨®siles, adem¨¢s de un aumento notable de la eficiencia en la producci¨®n de electricidad y los procesos industriales. Esta transformaci¨®n del sistema energ¨¦tico apoya a todas las tecnolog¨ªas fundamentales para el desarrollo de un sistema energ¨¦tico sostenible.

De esta manera, los Estados miembros de la Comisi¨®n Econ¨®mica para Europa (CEPE) respaldaron un conjunto de recomendaciones sobre el secuestro del carbono en noviembre de 2014, tras celebrar amplias consultas con expertos de todo el mundo. Las recomendaciones ponen de relieve que un acuerdo clim¨¢tico internacional deber¨ªa:

? Aceptar un amplio espectro de instrumentos fiscales para fomentar el secuestro del carbono;

? Abordar el secuestro del di¨®xido de carbono en todos los sectores industriales, incluida la producci¨®n de cemento, acero, productos qu¨ªmicos, refinamiento y electricidad;

? Asegurar que los gobiernos colaboran para patrocinar y apoyar m¨²ltiples proyectos de demostraci¨®n a gran escala;

? Permitir que el di¨®xido de carbono inyectado en los reservorios para la recuperaci¨®n mejorada de hidrocarburos se trate y se calcule como almacenamiento si se almacena de forma permanente.

Si se implementan estas recomendaciones, los Estados Miembros de las Naciones Unidas que todav¨ªa dependen en gran medida de los combustibles f¨®siles podr¨¢n participar en iniciativas mundiales encaminadas a reducir las consecuencias del cambio clim¨¢tico, en lugar de simplemente contribuir al problema. La tecnolog¨ªa se ha probado a gran escala en el Canad¨¢, Noruega y los Estados Unidos de Am¨¦rica y hoy en d¨ªa hay alrededor de 40 proyectos en varias fases de desarrollo en todo el mundo. Los esfuerzos a corto plazo en el secuestro del carbono son esenciales para mejorar la eficiencia, reducir los costes y lograr una mejor cartograf¨ªa de las opciones de almacenamiento con objeto de que esta tecnolog¨ªa est¨¦ disponible para su despliegue a gran escala a partir de 2025.

Las emisiones de CO2 no son la ¨²nica cuesti¨®n que es necesario abordar en el uso de combustibles f¨®siles.? Se estima que la cadena de valor del combustible f¨®sil emite 110 millones de toneladas de metano al a?o en la producci¨®n y el uso de gas natural, carb¨®n y petr¨®leo. Esto representa una gran proporci¨®n de todas las emisiones de metano. Al ser un potente gas de efecto invernadero, se deben reducir considerablemente las emisiones de metano.?

El metano es el componente primario del gas natural y se emite parte a la atm¨®sfera durante la producci¨®n, procesamiento, almacenamiento, transmisi¨®n y distribuci¨®n del gas natural. Se estima que al a?o se pierde alrededor de un 8% de la producci¨®n de gas natural en todo el mundo debido a escapes, fugas y quema, lo cual tiene como resultado costes ambientales y econ¨®micos considerables.? Durante el proceso geol¨®gico de formaci¨®n del carb¨®n, quedan bolsas de metano atrapadas alrededor y en el interior de la roca. Las actividades relacionadas con la miner¨ªa del carb¨®n (extracci¨®n, triturado, distribuci¨®n, etc.) liberan parte del metano atrapado. Al igual que en el caso del carb¨®n, la formaci¨®n geol¨®gica del petr¨®leo tambi¨¦n puede crear grandes dep¨®sitos de metano que se liberan durante la perforaci¨®n y la extracci¨®n. La producci¨®n, el refinamiento, el transporte y el almacenamiento de petr¨®leo tambi¨¦n son fuentes de emisiones de metano, as¨ª como la combusti¨®n incompleta de combustibles f¨®siles. Ning¨²n proceso de combusti¨®n es perfectamente eficiente, de modo que cuando se usan combustibles f¨®siles para generar electricidad, calor o alimentar veh¨ªculos, todos contribuyen como fuentes de emisiones de metano.?

Los retos clave para la gesti¨®n del metano son vigilar y registrar de forma precisa las emisiones mediante el uso de la mejor tecnolog¨ªa de vigilancia y medici¨®n y despu¨¦s aplicar los mejores arreglos para minimizar las fugas y las emisiones. Esto proporcionar¨¢ beneficios econ¨®micos a la vez que disminuye los efectos sobre la salud, aumenta la seguridad y reduce el calentamiento de la Tierra. Los m¨²ltiples beneficios de gestionar las emisiones de metano son convincentes, pero todav¨ªa queda mucho por hacer para demostrar un progreso adecuado en esta ¨¢rea.

Abordar la cuesti¨®n de la energ¨ªa sostenible requiere el compromiso de un grupo lo m¨¢s amplio posible de partes interesadas, mientras que ignorar el papel de los combustibles f¨®siles tendr¨¢ un efecto negativo. Muchos pa¨ªses en desarrollo cuentan con recursos de combustibles f¨®siles sin explotar y tienen intenci¨®n de usarlos para desarrollar sus respectivas econom¨ªas. La insistencia en que estos pa¨ªses van a incurrir en costes significativos y en que se renuncie al uso de estos recursos en favor de energ¨ªas renovables probablemente cree tensiones innecesarias. Se argumenta que el mundo desarrollado cre¨® sus actuales econom¨ªas en base a los combustibles f¨®siles y que sigue dependiendo mucho de ellos. En vez de un programa ¨²nicamente "no f¨®sil", un enfoque m¨¢s pragm¨¢tico que anime a todos a usar un amplio espectro de los recursos que tienen a su disposici¨®n (es decir, eficiencia energ¨¦tica, energ¨ªas renovables y uso sostenible de combustibles f¨®siles) crear¨¢ un enfoque m¨¢s equilibrado.

El otro grupo de partes interesadas, a menudo vilipendiado, es el sector privado, sobre todo los agentes del sector del combustible f¨®sil. De hecho, el sector privado cuenta con los conocimientos t¨¦cnicos y, a menudo, con los recursos financieros necesarios para apoyar el cambio a la econom¨ªa verde inclusiva que el mundo est¨¢ buscando. El uso de los balances generales de los actores principales, junto con sus conocimientos y pericia, pueden facilitar la transici¨®n; tratarlos como parias har¨¢ que el camino sea m¨¢s duro y m¨¢s caro.

El reto cr¨ªtico persistente es asegurar una mejor calidad de vida y crecimiento econ¨®mico, a la vez que se reduce la huella ambiental del sector energ¨¦tico. La transici¨®n a un sistema de energ¨ªa sostenible ofrece la oportunidad de mejorar la eficiencia energ¨¦tica desde la fuente hasta el uso, de minimizar los impactos ambientales, reducir las intensidades carb¨®nicas y energ¨¦ticas y corregir los fallos del mercado energ¨¦tico. Para aprovechar la oportunidad se requerir¨¢ revisar la pol¨ªtica coordinada y reformar muchos sectores. La regi¨®n de la CEPE tiene potencial para obtener ventajas econ¨®micas competitivas en comparaci¨®n con otras regiones del mundo, dadas las distancias relativamente modestas entre las fuentes de abastecimiento de energ¨ªa y los centros de demanda de energ¨ªa. La integraci¨®n completa de los mercados energ¨¦ticos de la regi¨®n dentro de un marco eficiente mejorar¨ªa de forma significativa la posible contribuci¨®n t¨¦cnica, social, econ¨®mica y ambiental de la energ¨ªa.

La creaci¨®n de un sistema de energ¨ªa sostenible para el futuro en la regi¨®n de la CEPE implicar¨¢ una transici¨®n sustancial respecto a lo que tenemos en la actualidad.? La mejora de la eficiencia no solo se relaciona con cuestiones energ¨¦ticas a nivel de consumidor (tales como hogares, veh¨ªculos y electrodom¨¦sticos de alto rendimiento energ¨¦tico), sino tambi¨¦n con la eficiencia energ¨¦tica en fases anteriores de la producci¨®n/generaci¨®n, la transmisi¨®n y la distribuci¨®n. Es una oportunidad para acelerar el cambio desde un modelo tradicional de venta de productos energ¨¦ticos a uno que proporcione servicios energ¨¦ticos basados en la innovaci¨®n.

El desarrollo de redes de energ¨ªa inteligentes que tengan reglas de funcionamiento comunes proporciona la oportunidad esencial de fomentar la colaboraci¨®n entre las tecnolog¨ªas, con lo que se mejorar¨ªa la penetraci¨®n eficaz en funci¨®n de los costos del rango m¨¢s amplio de tecnolog¨ªas con bajas emisiones de carbono y la resiliencia del sistema energ¨¦tico. Los combustibles f¨®siles ser¨¢n parte del sistema energ¨¦tico mundial durante las pr¨®ximas d¨¦cadas, tanto si nos gusta como si no. Seguir¨¢n apoyando el desarrollo social y econ¨®mico en todo el mundo. Desde esa perspectiva, es esencial mantener un debate abierto y transparente sobre el papel de los combustibles f¨®siles en los sistemas energ¨¦ticos sostenibles en todo el mundo para la creaci¨®n de estrat¨¦gicas pr¨¢cticas relativas al clima. Es especialmente importante implicar a las econom¨ªas emergentes y a los pa¨ªses en desarrollo en el contexto del 21? per¨ªodo de sesiones de la Conferencia de las Partes (COP21) en la Convenci¨®n Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Clim¨¢tico. Esto podr¨ªa cambiar las din¨¢micas pol¨ªticas y ayudar a dar forma a un acuerdo s¨®lido sobre el clima en Par¨ªs.

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