Imaginen la escena: estamos en el a?o 2027. China es responsable del 15% del consumo mundial de energ¨ªa; California ha impuesto restricciones permanentes de agua; las agencias de ayuda advierten de que, por efecto de las lluvias tard¨ªas, el espectro del hambre generalizado vuelve a azotar al ?frica meridional; se registran casos de malaria entre las personas que pasan sus vacaciones en Grecia y Turqu¨ªa.


Es imposible predecir exactamente lo que deparar¨¢ el futuro, pero con los conocimientos actuales de la ciencia clim¨¢tica, este panorama parece bastante realista. Si se hace realidad, afectar¨¢ de manera considerable al concepto de lo que la noci¨®n de "hacer buenos negocios" implicar¨¢ dentro de 20 a?os, a medida que una serie de factores comience a actuar con mayor fuerza en las esferas pol¨ªtica y econ¨®mica, alterando radicalmente el mundo en el que vivimos y trabajamos. Es indudable que cada vez ser¨¢ m¨¢s complicado ignorar los efectos del cambio clim¨¢tico.


La concentraci¨®n de di¨®xido de carbono (CO2) en la atm¨®sfera, que era de aproximadamente 280 partes por mill¨®n (ppm) antes de la revoluci¨®n industrial, ha aumentado en la actualidad a cerca de 380 ppm. Cada vez que se duplica la concentraci¨®n de gases de efecto invernadero, la temperatura de equilibrio de la Tierra aumenta unos 3° Celsius. Las emisiones de gases de efecto invernadero est¨¢n aumentando en todo el mundo y es probable que, si no se modifica la tendencia actual, la temperatura del planeta aumente entre 2° C y 4,5° C para 2100. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Clim¨¢tico sugiere que para evitar un incremento de 2° C-- el umbral generalmente aceptado de los cambios inaceptables e impredecibles --el crecimiento global de las emisiones deber¨ªa alcanzar su m¨¢ximo en 2015 para, a continuaci¨®n, disminuir con cierta rapidez hasta alcanzar la reducci¨®n necesaria del 50% en 2050.


Los cambios clim¨¢ticos ejercer¨¢n un impacto directo sobre las empresas pues afectar¨¢n, por ejemplo, a sus infraestructuras e inversiones. La legislaci¨®n ampliar¨¢ su alcance y extensi¨®n a medida que el electorado vaya adquiriendo una mayor conciencia del problema y los gobiernos reaccionen a las consecuencias del cambio clim¨¢tico y los costes de las medidas de adaptaci¨®n. En la actualidad ya existe el germen de un marco normativo; la iniciativa m¨¢s conocida es el Protocolo de Kyoto, que compromete a los pa¨ªses que lo suscribieron a reducir sus emisiones de CO2 a lo largo de per¨ªodos de tiempo fijos. No obstante, se est¨¢n realizando progresos pol¨ªticos tambi¨¦n en otros contextos.


Pese a la ausencia federal del proceso de Kyoto, muchos estados americanos y australianos, as¨ª como diversas ciudades de todo el mundo, est¨¢n desarrollando marcos normativos con el fin de responder al problema del cambio clim¨¢tico. Por ejemplo, Arnold Schwarzenegger, gobernador de California, ha suscrito recientemente el proyecto de ley de la Asamblea AB32, que fija un l¨ªmite para las emisiones de gases de efecto invernadero de este estado y se?ala claramente el camino para un sistema de base mercantil y otros mecanismos encaminados a reducir para 2020 las emisiones del estado hasta los niveles existentes en 1990; una de las posibilidades normativas consiste en la introducci¨®n de un plan de "l¨ªmites e intercambio". La emergencia del intercambio de emisiones, que pone un precio al carbono, es una de las tendencias que surgen con m¨¢s fuerza para la reducci¨®n de las emisiones de gases de efecto invernadero. Los sistemas de intercambio permiten que los participantes reduzcan sus emisiones al menor coste, d¨¢ndoles la posibilidad de comprar reducciones en otros lugares cuando sus propios costes de disminuci¨®n son elevados. En el sistema de intercambio de emisiones de la Uni¨®n Europea (EU-ETS), que constituye un notable ejemplo de ello, se intercambiaron m¨¢s de 19.000 millones de d¨®lares en 2006.


Pero se est¨¢n desarrollando muchos otros programas similares. La Iniciativa Regional sobre Gases de Efecto Invernadero que se lleva a cabo en los Estados Unidos de Am¨¦rica, por ejemplo, re¨²ne a los estados nororientales y de la regi¨®n Atl¨¢ntica central con objeto de reducir las emisiones de los generadores de energ¨ªa el¨¦ctrica a trav¨¦s de un plan de intercambio regional. En el Reino Unido de Gran Breta?a e Irlanda del Norte, existen planes para ampliar el intercambio de emisiones m¨¢s all¨¢ de las empresas que superen el umbral establecido por el EU-ETS y poner en marcha un programa nacional en el que deber¨¢n participar aquellos usuarios cuyo consumo el¨¦ctrico anual supere la cantidad de 15.000 libras esterlinas. Incluso aquellas empresas a las que no afecta la normativa est¨¢n buscando soluciones flexibles de base mercantil. Por ejemplo, HSBC y BSkyB se convirtieron recientemente en el primer gran banco y la primera empresa de medios de comunicaci¨®n, respectivamente, en ser neutrales frente al carbono. En efecto, consiguieron reducir a cero sus emisiones de carbono mejorando su eficiencia energ¨¦tica, aliment¨¢ndose de energ¨ªas limpias y adquiriendo "compensaciones de carbono" a trav¨¦s del creciente mercado voluntario del carbono.


Es evidente que la necesidad operativa de gestionar los riesgos asociados a la regulaci¨®n, la reputaci¨®n y los cambios en las pautas clim¨¢ticas har¨¢ que la cuesti¨®n del cambio clim¨¢tico est¨¦ cada vez m¨¢s presente en los radares corporativos. Pero no parece sensato pensar que la acci¨®n defensiva vaya a ser el principal motor del cambio a lo largo de los pr¨®ximos 20 a?os. El lado positivo del riesgo es que representa una oportunidad y, a medida que el precio del carbono evoluciona y aumenta la sensibilidad de los consumidores, se van abriendo nuevos mercados. Incluso en el nivel m¨¢s b¨¢sico, la reducci¨®n de emisiones puede traer consigo importantes ahorros en costes. El informe que ha elaborado el Climate Group en 2007, titulado "El carbono baja, los beneficios crecen", muestra 27 empresas (BP, BT y HBOS, entre otras), que presentan ahorros en sus costes directos como consecuencia de las medidas adoptadas para reducir sus emisiones. En promedio, estas empresas han reducido sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 18%; la eficiencia energ¨¦tica constituye una de las inversiones m¨¢s rentables que han realizado jam¨¢s. Un estudio reciente de McKinsey apoya el mensaje del citado informe, poniendo de manifiesto que un 25% de las acciones necesarias para estabilizar los niveles de los gases de efecto invernadero en la atm¨®sfera, incluidas la eficiencia en el uso de los combustibles y el aislamiento de los edificios, puede conseguirse a un coste neto nulo para la econom¨ªa.


Para las empresas que deseen ejercer un papel activo en el desarrollo de productos y servicios que constituir¨¢n la primera piedra de una econom¨ªa con bajos niveles de emisi¨®n de carbono, las oportunidades son a¨²n mayores. El informe del Climate Group titulado "Sin deudas: el crecimiento de la econom¨ªa con bajos niveles de emisi¨®n de carbono" muestra el r¨¢pido crecimiento ya observado. Los datos recogidos de cuatro pa¨ªses (Alemania, el Jap¨®n, el Reino Unido de Gran Breta?a e Irlanda del Norte y los Estados Unidos de Am¨¦rica) y en cuatro ¨¢reas fundamentales (energ¨ªa con bajos niveles de emisi¨®n de carbono, productos que consumen energ¨ªa de forma inteligente, tecnolog¨ªas de veh¨ªculos de baja emisi¨®n de carbono y mercados del carbono/financiaci¨®n de actividades bajas en carbono) ofrecen un cuerpo de pruebas cada vez m¨¢s amplio sobre el aumento de los ingresos y los beneficios, as¨ª como de los empleos creados en empresas que lideran la adopci¨®n de soluciones frente al problema del cambio clim¨¢tico. Todo ello genera un gran inter¨¦s por parte de los inversores y las instituciones financieras, que reconocen la creciente necesidad de las empresas de acceder al capital y a las oportunidades de creaci¨®n de valor. Por ejemplo, el valor de mercado de las 85 mayores empresas de energ¨ªas renovables alcanz¨® los 50.000 millones de d¨®lares en 2005, el doble que en 2004. En 2006, las inversiones en energ¨ªas renovables ascendieron a 71.000 millones de d¨®lares, casi un 50% m¨¢s que las registradas el a?o anterior. Dado que se calcula que el mercado mundial de energ¨ªa e¨®lica, solar, geot¨¦rmica y de c¨¦lulas combustibles alcanzar¨¢ un valor de 200.000 millones de d¨®lares en 2020, no resulta sorprendente que las empresas din¨¢micas est¨¦n tratando de establecerse en este campo.


Finalmente, la creciente sensibilizaci¨®n p¨²blica en relaci¨®n al cambio clim¨¢tico crea tambi¨¦n una significativa y cada vez mayor oportunidad para las empresas productoras de bienes y servicios de consumo. El estudio realizado por el Climate Group en 2005 descubri¨® que el 28% de los consumidores del Reino Unido de Gran Breta?a e Irlanda del Norte y el 19% del de los Estados Unidos de Am¨¦rica se muestran muy preocupados por el cambio clim¨¢tico, lo que representa una expectativa de crecimiento del mercado muy superior a la que exist¨ªa en el caso de los productos ecol¨®gicos o de comercio justo en sus inicios. Adem¨¢s, este grupo puso de manifiesto la existencia de una demanda latente de productos, servicios y marcas que permitiesen a los consumidores reflejar a trav¨¦s de su gasto sus preocupaciones en este campo. Sin embargo, se identificaron tambi¨¦n importantes obst¨¢culos a la acci¨®n, sobre todo en lo que respecta a la comodidad y la justicia.
Con este tel¨®n de fondo, el Climate Group lanz¨® en abril de 2007 la iniciativa "Estamos juntos en esto" ("We're in this Together"), una asociaci¨®n pionera de famosas empresas que adquirieron el compromiso de ofrecer a los consumidores soluciones bajas en carbono simples y a bajo coste. El objetivo consiste en ayudar a todos los hogares del Reino Unido de Gran Breta?a e Irlanda del Norte a reducir sus emisiones en una tonelada, lo que representa un total de alrededor de 24 millones de toneladas a lo largo de los pr¨®ximos tres a?os, una cantidad superior a la suma de las emisiones de los hogares de Escocia y Gales. B&Q, Barclaycard, British Gas, Marks & Spencer, 02, Royal & SunAlliance, BSkyB y Tesco se han unido a esta campa?a y est¨¢n ofreciendo a la poblaci¨®n medidas de actuaci¨®n eficaces. Tesco adquiri¨® el compromiso de vender 10 millones de bombillas eficientes desde el punto de vista energ¨¦tico en 2007 -- una cantidad cinco veces superior a la de 2006 --y las ofrece en las tiendas y por Internet a mitad de precio, mientras B&Q ofrece aislamiento para cubiertas tambi¨¦n a mitad de precio. Las diversas campa?as que han contado con participaci¨®n empresarial han demostrado que el hecho de ayudar a los consumidores a superar los obst¨¢culos a los que se enfrenta la acci¨®n individual puede impulsar el nuevo crecimiento y generar la diferenciaci¨®n de las marcas, as¨ª como contribuir a hacer realidad ambiciosos objetivos en lo relativo a la sostenibilidad.


Durante los pr¨®ximos 20 a?os, las empresas que asuman un papel de liderazgo en la lucha contra el cambio clim¨¢tico no s¨®lo realizar¨¢n una aportaci¨®n directa a la reducci¨®n de las emisiones, sino que gozar¨¢n de la credibilidad y la posici¨®n para invitar a su personal, clientes y proveedores a que se unan a ellas en su camino, en aquello que hacen, en sus iniciativas pioneras o en los productos y servicios que ofrecen. Estas empresas, conscientes de las sinergias existentes entre la reducci¨®n de las emisiones de gases de efecto invernadero y el aumento de la productividad y los ingresos, son las que triunfar¨¢n en el futuro.