Por primera vez en su historia, las Naciones Unidas cuentan con las empresas y la sociedad civil como asociados vitales para promover sus objetivos internacionales en materia de paz y desarrollo. En un mundo tan interdependiente y globalizado como el actual, las empresas y las Naciones Unidas comparten metas comunes. A pesar de perseguir fines bastante diferentes (las Naciones Unidas trabajan para alcanzar la paz, luchar contra la pobreza y proteger los derechos humanos, mientras que las empresas se han centrado hist車ricamente en las ganancias y el crecimiento), es evidente que hay metas de las Naciones Unidas y de las empresas que se superponen , por ejemplo, crear mercados, garantizar el buen gobierno, combatir la corrupci車n, proteger el medio ambiente, mejorar la salud mundial y garantizar la inclusi車n social.
El compromiso de las Naciones Unidas con las empresas no se limita 迆nicamente a la pol赤tica y la burocracia, sino que se manifiesta en innumerables operaciones diarias y proyectos que se llevan a cabo en todo el mundo. Gracias a esta colaboraci車n las Naciones Unidas est芍n demostrando a las sociedades transnacionales que los valores universales pueden traducirse en valor comercial, lo cual atrae a socios poderosos en la consecuci車n de las metas de la Organizaci車n. Y tal vez tenga la misma importancia el hecho de que, con estas nuevas alianzas el sistema de las Naciones Unidas se someta a los principios de la gesti車n de las empresas m芍s din芍micas del mundo.
Estos esfuerzos se centran en el Pacto Mundial de las Naciones Unidas, la mayor iniciativa voluntaria de responsabilidad c赤vica empresarial del mundo, cuya misi車n es garantizar que las empresas, asociadas a otros agentes sociales, como gobiernos, organizaciones sindicales, organizaciones no gubernamentales e instituciones acad谷micas, desempe?en una funci車n esencial a la hora de hacer realidad la visi車n de la Organizaci車n de una econom赤a mundial m芍s sostenible y equitativa. Sus participantes se comprometen voluntariamente a promover diez principios universales sobre derechos humanos, normas de trabajo, protecci車n del medio ambiente y lucha contra la corrupci車n, extra赤dos de los principales tratados de las Naciones Unidas (v谷ase la p芍gina 29). Y para dar un significado concreto a este enfoque de cambio, cabe esperar que las empresas apliquen estos principios en sus operaciones diarias y emprendan proyectos que promuevan metas sociales m芍s amplias.
El Pacto Mundial, que inici車 formalmente su andadura en el a?o 2000, est芍 alcanzando una masa cr赤tica. Son parte del mismo m芍s de 3.000 empresas de unos 100 pa赤ses, inclusive 108 de la lista "Global 500" elaborada por The Financial Times. S車lo estas 108 empresas dan empleo a cerca de 10 millones de trabajadores, con una capitalizaci車n burs芍til de 5 billones de d車lares aproximadamente y unos beneficios en torno a 3,5 billones de d車lares en 2005. A estas empresas participantes se unen m芍s de 800 organizaciones de la sociedad civil, grupos sindicales, ayuntamientos, fundaciones e instituciones acad谷micas. En m芍s de 50 pa赤ses han aflorado redes nacionales, que ofrecen un espacio para que los participantes se involucren de forma directa.
Los efectos del Pacto Mundial van m芍s all芍 de las cifras. Al ofrecer una verdadera plataforma internacional donde los participantes y las partes interesadas pueden compartir sus pr芍cticas y sus retos, ha contribuido significativamente al logro de un consenso mundial sobre el valor de la responsabilidad empresarial tanto para la sociedad como para las propias empresas. Es una idea cada vez m芍s generalizada que las pr芍cticas comerciales responsables pueden conducir a la inclusi車n social y econ車mica, lo que, a su vez, promueve la cooperaci車n internacional, la paz y el desarrollo. La comunidad empresarial est芍 viendo directamente el valor de los valores. Al tiempo que aumenta el n迆mero de empresas que se comprometen con las pr芍cticas responsables, se ampl赤an los argumentos econ車micos en pro de la responsabilidad c赤vica empresarial. S車lo en el pasado a?o, protagonistas de la comunidad de inversores, como algunos fondos de pensiones con m芍s de 5 billones de d車lares en activos gestionados o mantenidos, han reclamado un enfoque empresarial basado en valores y han tomado medidas para adoptar este planteamiento en sus decisiones de inversi車n.
No obstante, y a pesar de estos logros, siguen plante芍ndose grandes retos. Hay m芍s de 70.000 empresas transnacionales que no participan en la iniciativa de las Naciones Unidas. Las empresas estadounidenses, que representan menos del cuatro por ciento de los miembros actuales del Pacto Mundial, se han mostrado especialmente reacias a suscribirlo. La pregunta clave es si el Pacto puede ampliarse hasta el punto de que una gran parte de la econom赤a mundial se comprometa con los diez principios y con ello se garantice que su definici車n de responsabilidad c赤vica empresarial, es decir, la combinaci車n que resulta de aplicar principios universales a las pr芍cticas empresariales y de colaborar en proyectos de colaboraci車n para lograr metas sociales amplias, se convierta en una norma mundial. Tal vez sea m芍s f芍cil aplicar a la responsabilidad empresarial enfoques menos rigurosos, destinados a producir meros efectos declarativos, pero resultan menos eficaces a la hora de afrontar los retos comunes a que se enfrentan las empresas y la sociedad del siglo XXI.
El Pacto Mundial representa un gran paso adelante para las Naciones Unidas. Hace diez a?os, las relaciones entre la Organizaci車n y el sector privado estaban lastradas por la desconfianza. Aunque en un principio la Organizaci車n recibi車 el apoyo de los l赤deres empresariales, que reconocieron la necesidad de contar con un s車lido sistema multilateral, la realidad de la guerra fr赤a oblig車 a las Naciones Unidas a adoptar una postura neutral con respecto a la empresa privada. Durante las d谷cadas de 1970 y 1980, los gobiernos de los pa赤ses en desarrollo intentaron aprobar tratados que restringieran las inversiones extranjeras directas y otros elementos del comercio global. Todo ello cambi車 radicalmente en el transcurso de una d谷cada. Durante los a?os noventa, la comunidad internacional se dio cuenta de la importancia que ten赤an las empresas globales en el comercio mundial. Los grupos de la sociedad civil lideraron cada vez m芍s campa?as en pro de la protecci車n del medio ambiente, de los derechos humanos y de los trabajadores en las empresas transnacionales, as赤 como de las instituciones financieras y comerciales internacionales. Las protestas masivas en Seattle, G谷nova, Ginebra, Canc迆n y otras sedes de conferencias llevaron a la primera p芍gina de la agenda internacional el "debate sobre la globalizaci車n".
Un lugar central en esta lucha lo ocupan los ideales universales sobre los que se fundaron las Naciones Unidas: el progreso se alinea junto a la paz entre las motivaciones b芍sicas de la Organizaci車n. No obstante, mientras crec赤a la econom赤a mundial, a muchos les inquietaba que los trabajadores, el medio ambiente y los pobres quedaran relegados a un segundo plano. Aparentemente, el problema se deb赤a, en parte, al hecho de que la integraci車n econ車mica estaba desplazando la l赤nea fronteriza entre la responsabilidad y la capacidad tanto en el sector p迆blico como privado. La pregunta era: "?C車mo pueden coordinarse los esfuerzos para salvaguardar los derechos y promover el desarrollo sostenible con una econom赤a mundial en continuo proceso de integraci車n?" Para muchos, la respuesta consist赤a en repetir los anteriores intentos de recortar el comercio mundial mediante una reglamentaci車n "de mando y control". Algunos activistas reclamaron la abolici車n de la Organizaci車n Mundial del Comercio y los acuerdos regionales de libre comercio; otros exigieron a dichas instituciones que incluyeran reglamentos que regularan las cuestiones medioambientales y sociales. El Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas elabor車 un c車digo de responsabilidades jur赤dicas para las empresas transnacionales. Como sucediera con los esfuerzos realizados en las d谷cadas de 1970 y 1980, ninguna de estas medidas recabaron apoyo suficiente para convertirse en leyes.
Sin embargo, la voluntad pol赤tica no es el 迆nico problema. Incluso si existiera un mandato para regular las empresas transnacionales, no existe organizaci車n en el mundo (y, por supuesto, tampoco las Naciones Unidas) que posea la capacidad necesaria para supervisar y regular las empresas de todo el mundo. Incluso si los Estados acordaran realizar este control por su cuenta, muchos de ellos no destacan precisamente por cumplir los acuerdos mundiales sobre el medio ambiente o los derechos humanos y de los trabajadores. Para cubrir este "vac赤o de control" ha surgido una oleada de iniciativas y normas voluntarias que pretenden alinear las pr芍cticas empresariales mundiales con las metas sociales o medioambientales. Algunas son de car芍cter exclusivamente industrial, mientras que otras cuentan con el patrocinio de las organizaciones de la sociedad civil o de organismos intergubernamentales, como la Organizaci車n de Cooperaci車n y Desarrollo Econ車micos. En otras intervienen partes interesadas de diversos sectores. Algunas iniciativas, como las del sector maderero, textil o cafetero, pretenden que algunos productos lleven un certificado de garant赤a medioambiental o social. Otras, como la Iniciativa mundial de presentaci車n de informes, desarrollan medidas para que las empresas puedan controlar el impacto social y ambiental de sus actividades e informar sobre las mismas. Hay otras que simplemente intentan elaborar c車digos de conducta para incorporar las mejores pr芍cticas. Muchas de estas iniciativas se superponen y a veces compiten entre s赤. Por ejemplo, en la industria de la vestimenta de los Estados Unidos existe un c車digo de conducta respaldado por muchas empresas que intenta ganarse la confianza de sus miembros y de los consumidores con una iniciativa m芍s restrictiva que cuenta con el apoyo de algunos grupos de la sociedad civil.
Una red global de aprendizaje orientada a la acci車n
El Pacto Mundial desempe?a una funci車n especial en el dispar sector de las iniciativas voluntarias relacionadas con la responsabilidad social de las empresas. No hay ninguna iniciativa de mayor alcance en cuanto a los problemas que trata o a su 芍mbito geogr芍fico, ni ninguna que cuente con m芍s pa赤ses participantes o tenga una autoridad moral parecida, ni tenga el respaldo de los 192 Estados Miembros de las Naciones Unidas.
El Pacto Mundial es tambi谷n diferente desde el punto de vista cualitativo: no se trata de un c車digo de conducta espec赤fico, ni de un sistema de certificaci車n, ni de un criterio informativo. Se trata de una llamada a las empresas para que se comprometan con los principios universales y adopten medidas tangibles para cumplirlos mediante las lecciones extra赤das de otras empresas y de las partes interesadas de la sociedad civil. As赤 pues, viene a complementar otras iniciativas voluntarias de responsabilidad social de las empresas. Muchos participantes en el Pacto opinan que proyectos como la Iniciativa mundial de presentaci車n de informes y los c車digos de conducta espec赤ficos para cada sector son el mejor modo de cumplir las obligaciones que impone el Pacto. Estas empresas pueden conocer cu芍les son las pr芍cticas e iniciativas de responsabilidad social que emplean los otros participantes y qu谷 medidas deber赤an tomar seg迆n los grupos que se ocupan de las cuestiones sociales y medioambientales. Este enfoque voluntario basado en el aprendizaje aprovecha las competencias esenciales de las Naciones Unidas (alcance universal, poder de convocatoria inigualable y autoridad moral), a la vez que soslaya su punto d谷bil, que es la inevitable lentitud inherente a una burocracia universal que ha de responder ante casi 200 jefes soberanos. El Pacto Mundial aprovecha la situaci車n de las Naciones Unidas como "la mesa m芍s grande y mejor puesta de la sala", capaz de atraer y dar cabida a una gran variedad de partes interesadas. No existe ning迆n otro entorno que pueda ofrecer un clima de debate y aprendizaje tan abierto.
Para participar en el Pacto Mundial, el directivo de m芍s alto nivel en la empresa remite una carta de intenci車n al Secretario General de las Naciones Unidas, en la que manifiesta su compromiso con los diez principios. A continuaci車n, la empresa se incluye en el sitio web del Pacto Mundial y debe remitir cada a?o una Comunicaci車n de Progreso, en la que explique lo que ha hecho para integrar los diez principios en sus pr芍cticas empresariales y de qu谷 manera ha contribuido en general a los objetivos de desarrollo de las Naciones Unidas. Las empresas que no informan al Pacto sobre sus progresos se marcan como "inactivas" y con el tiempo pueden eliminarse de la iniciativa. En los "foros de aprendizaje" peri車dicos se re迆nen los participantes para averiguar qu谷 medidas concretas est芍n adoptando los otros participantes sobre la base de los diez principios y para conocer los comentarios de las partes interesadas en los 芍mbitos social y medioambiental. Estas actividades se complementan con eventos locales patrocinados por redes nacionales o regionales de participantes en el Pacto.
Mediante la colaboraci車n estrecha de los interesados, el Pacto Mundial ha ido acumulando una importante cantidad de documentos de orientaci車n e instrumentos pr芍cticos para ayudar a los participantes a aplicar los principios de una manera m芍s eficaz. Al mismo tiempo, los esfuerzos de facilitaci車n de las Naciones Unidas se han centrado en buscar la forma de crear alianzas m芍s eficaces con el sector privado, y se ha formado, asimismo, al personal de las Naciones Unidas en todos los 芍mbitos de la Organizaci車n.
El valor de los valores
?Por qu谷 tantas empresas han decidido unirse al Pacto Mundial? Cabe suponer, en primer lugar, que los mercados recompensar芍n cada vez en mayor medida los buenos resultados en las esferas promovidas por el Pacto. Es decir, las empresas que adopten mejores medidas en las esferas medioambiental, social y de la gobernanza mejorar芍n su cuenta de resultados. Las empresas han obtenido muchas ventajas gracias a sus pr芍cticas responsables y han logrado, por ejemplo, atraer y retener al personal m芍s cualificado, ahorrar costes, mejorar la productividad, crear marcas y aumentar la confianza y la buena reputaci車n ante las partes interesadas. Adem芍s pueden obtenerse ganancias significativas si los consumidores e inversores exigen que los productos y las inversiones cumplan criterios sociales y medioambientales. Este principio ya se est芍 demostrando, puesto que la comunidad de inversores relaciona cada vez m芍s los resultados de las empresas en los 芍mbitos medioambiental, social y de gobernanza con la valoraci車n de 谷stas a largo plazo. Con el paso del tiempo, la inversi車n de las empresas en mejoras sociales y medioambientales favorecer芍 la estabilidad y solidez de los mercados, que se ver芍n afectados en menor medida por los riesgos y los factores externos.
Otro factor esencial en la adopci車n del Pacto Mundial es la naturaleza cada vez m芍s globalizada de las empresas. Para aquellas que tienen su sede o que operan en pa赤ses en desarrollo, a menudo es vital tener en cuenta el contexto social. Las empresas no crecen si la sociedad falla; por tanto, el contexto social se convierte en un elemento decisivo para la misi車n y la estrategia de la empresa, que requiere enfoques innovadores que sirvan tanto a los intereses sociales como empresariales. En el Pacto se ha observado que las empresas que operan en condiciones dif赤ciles tienen un inter谷s especial en los temas vinculados a la iniciativa: su filosof赤a de la responsabilidad y el compromiso de la comunidad puede tener un significado especial para estas empresas. No es casualidad que m芍s de la mitad de las 3.000 empresas que participan en el Pacto tengan su sede en los pa赤ses en desarrollo. Con estos convincentes argumentos no resulta sorprendente que el concepto de responsabilidad social se haya integrado en el mundo empresarial. Las empresas reconocen que, en teor赤a, mejorando los resultados en el 芍mbito medioambiental y social se reducen los riesgos y se facilita la gesti車n de la marca y, por tanto, este enfoque deber赤a constituir una parte esencial de todo modelo empresarial de 谷xito. Sin embargo, muchas todav赤a tienen dificultades para encontrar estrategias de responsabilidad social tangibles y eficaces. Este problema se manifiesta especialmente en las empresas expuestas a riesgos en diversos mercados mundiales.
El Pacto Mundial constituye un paso firme hacia adelante en el debate sobre la globalizaci車n y es parte de una tendencia creciente de b迆squeda de nuevos instrumentos pol赤ticos que est谷n a la altura de los retos del siglo XXI en materia de gobernanza. No obstante, persisten viejas sospechas. Por una parte, a algunas empresas les preocupa que la iniciativa sea un intento de regulaci車n global; por otro lado, algunos grupos de la sociedad civil e instituciones acad谷micas consideran que es un instrumento que permitir芍 a las empresas ampararse en la legitimidad de las Naciones Unidas para continuar con sus pr芍cticas inmorales. Muchos de estos temores surgen de una confusi車n sobre la naturaleza y los objetivos del Pacto Mundial. La iniciativa no es y no espera ser un c車digo de conducta vinculante desde el punto de vista jur赤dico. Algunas empresas, especialmente las que operan en el mercado norteamericano, tan proclive a los litigios, temen las repercusiones jur赤dicas que podr赤a tener el mero hecho de firmar una carta de intenci車n de cumplir los diez principios. Para responder a estas inquietudes, el Pacto Mundial ha colaborado con la American Bar Association para elaborar una carta de compromiso "a prueba de demandas". Por fortuna, en los cinco a?os que lleva ayudando a las empresas a mejorar sus resultados en los 芍mbitos medioambiental y social (sin obligarles a asumir normas que les hagan sentirse inc車modas) se han ido mitigando estos temores.
El Pacto Mundial no ha sido un amplio "lavado de cara" como tem赤an algunas organizaciones no gubernamentales. No se trata de un sistema de certificaci車n ni de un sello de aprobaci車n, sino simplemente de un compromiso de aprendizaje y participaci車n. El logotipo de las Naciones Unidas no protege a las empresas de las cr赤ticas, sino que obliga a 谷stas a esforzarse para mantener un nivel m芍s alto y, por tanto, constituye una invitaci車n a ejercer una mayor vigilancia sobre las mismas. Al contrario, es probable que aquellas que participen y no progresen est谷n m芍s expuestas a las cr赤ticas. Como las empresas deben informar anualmente de sus avances en la aplicaci車n de los principios, aquellas que intenten "beneficiarse gratuitamente" se pondr芍n en evidencia. En octubre de 2006, el Pacto Mundial decidi車 eliminar de la lista a 335 empresas que hab赤an incumplido dos plazos consecutivos a la hora de informar de sus progresos, medida que indica que se toma en serio la calidad y el compromiso de los participantes. Adem芍s, la Junta del Pacto Mundial tiene competencia para inspeccionar a las empresas acusadas de vulneraci車n flagrante de los principios y, en casos extremos, apartarlas de la iniciativa. En suma, mientras que el Pacto ofrece a las empresas l赤deres en responsabilidad social la posibilidad de mostrar sus logros y a otras les brinda la oportunidad de aprender de los ejemplos positivos, no tiene nada que ofrecer a las que se quedan rezagadas.
Las empresas se est芍n dando cuenta de que el Pacto Mundial representa un avance concreto en el debate sobre la globalizaci車n. Las controversias subyacentes siguen siendo las mismas (c車mo proteger el medio ambiente y los derechos sociales en una econom赤a global en continuo proceso de integraci車n), pero ahora tienen la oportunidad de actuar con un enfoque constructivo bajo los auspicios de las Naciones Unidas. Eso no significa que las protestas y las campa?as no contin迆en siendo importantes para la protecci車n del medio ambiente y los derechos humanos, sino que ahora los grupos de la sociedad civil y las empresas disponen de un foro alternativo en el que pueden avanzar realmente con vistas a solucionar sus controversias sobre estos temas.
Facilitando a las Naciones Unidas acceso a m谷todos diferentes y m芍s eficaces para organizar sus actuaciones, estas alianzas desempe?an una funci車n catalizadora en la innovaci車n institucional en todo el sistema de las Naciones Unidas. Las empresas no son las 迆nicas que est芍n aprendiendo con el Pacto Mundial. La propia Organizaci車n, a menudo criticada por su excesiva burocracia y escasa vitalidad, se est芍n beneficiando de su compromiso con organizaciones globales bien gestionadas, tanto empresas como organizaciones sin 芍nimo de lucro. El Pacto Mundial lidera los esfuerzos de las Naciones Unidas para aliarse con agentes no gubernamentales y estas alianzas han proliferado en todo el sistema de la Organizaci車n. Por ejemplo, los fabricantes de vitaminas colaboran con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) para mejorar la alimentaci車n en los pa赤ses en desarrollo, los fabricantes de jab車n se han aliado con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) para promover el saneamiento, la empresa de log赤stica TNT ayuda al Programa Mundial de Alimentos (PMA) a distribuir puntualmente alimentos durante las crisis humanitarias, y la empresa de telecomunicaciones Ericsson se encarga de que los primeros enviados de las Naciones Unidas a las zonas afectadas por los desastres puedan mantenerse en contacto. El Pacto Mundial ha liderado los esfuerzos de Naciones Unidas para mejorar su capacidad de utilizar dichas alianzas extrayendo conclusiones, desarrollando normas y formando a su personal.
Las Naciones Unidas tambi谷n deben predicar con el ejemplo y, por ello, se han comprometido a aplicar los diez principios a sus pr芍cticas en materia de adquisiciones, de administraci車n de los recursos humanos y de gesti車n de las instalaciones. En 2006, la Caja Com迆n de Pensiones del Personal de las Naciones Unidas fue uno de los primeros en comprometerse a aplicar los Principios de inversi車n responsable. El Pacto Mundial representa una reforma de la Organizaci車n en dos sentidos, ya que no es s車lo un instrumento innovador para facilitar la participaci車n de nuevos aliados y nuevos m谷todos en las metas de las Naciones Unidas, sino que tambi谷n desempe?a una funci車n catalizadora del cambio en muchas de las actividades diarias de la Organizaci車n.
Hasta ahora la experiencia de la iniciativa ha desafiado a las cr赤ticas, que la consideraban una regulaci車n global fantasiosa o una c赤nica traici車n a los beneficios econ車micos. De hecho, demuestra que las Naciones Unidas se est芍n adaptando al cambio impuesto por la globalizaci車n. Est芍n aprendiendo a integrar sus principios en el poderoso y trascendental mundo de la empresa global, mientras que, a su vez, las empresas est芍n descubriendo que estos valores p迆blicos pueden incrementar su propio valor. El reto que ahora se plantea es expandir el alcance y la calidad del Pacto Mundial. En primer lugar, debe ser mayor el n迆mero de empresas que reconozcan las ventajas de pertenecer al mismo y, en concreto, las estadounidenses deber赤an comprometerse m芍s. En segundo lugar, el Pacto debe mejorar su capacidad para facilitar el aprendizaje. Se necesitan nuevas formas de poner en contacto a las empresas que buscan informaci車n con aquellas que quieren compartir sus conocimientos. Deben desarrollarse mejores pr芍cticas que permitan divulgar de manera general las importantes conclusiones que pueden extraerse de la experiencia de los l赤deres del mercado y que, a la vez, ofrezcan informaci車n contextual suficiente para aplicarla a situaciones locales concretas. La comunidad acad谷mica puede desempe?ar una funci車n importante a la hora de analizar y perfeccionar con objetividad el amplio conjunto de experiencias que recoge el Pacto Mundial.
Por 迆ltimo, las capacidades del Pacto Mundial para ampliar su alcance y aumentar los beneficios para los participantes est芍n interrelacionadas. Conforme se vayan incorporando m芍s empresas, las pr芍cticas colectivas ser芍n m芍s ricas, diversas y dignas de confianza. Igualmente, al tiempo que aumenta la utilidad de las lecciones extra赤das del Pacto, las empresas ver芍n que no pueden permitirse ignorar los conocimientos m芍s avanzados en materia de responsabilidad social. Las empresas mundiales con visi車n de futuro han reconocido la sigilosa transformaci車n que se est芍 produciendo en el seno de las Naciones Unidas y se han unido a este movimiento para mejorar sus modelos econ車micos y gestionar los riesgos.
RECUADRO Los principios del Pacto Mundial
Los diez principios del Pacto Mundial en las esferas de los derechos humanos, el trabajo, el medio ambiente y la lucha contra la corrupci車n se derivan de:
? La Declaraci車n Universal de Derechos Humanos
? La Declaraci車n de la Organizaci車n Internacional del Trabajo relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo
? La Declaraci車n de R赤o sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo
? La Convenci車n de las Naciones Unidas contra la corrupci車n El Pacto Mundial insta a las empresas a que se comprometan, apoyen y apliquen en su 芍mbito de influencia una serie de principios b芍sicos en las esferas de los derechos humanos, las normas de trabajo, el medio ambiente y la lucha contra la corrupci車n: Derechos humanos
? Principio 1: las empresas deben apoyar y respetar la protecci車n de los derechos humanos proclamados en el 芍mbito internacional; y
? Principio 2: deben evitar ser c車mplices de abusos de los derechos humanos. Normas de trabajo
? Principio 3: las empresas deben defender la libertad sindical y el reconocimiento efectivo del derecho a negociar convenios colectivos;
? Principio 4: la eliminaci車n de cualquier forma de trabajo forzoso u obligatorio;
? Principio 5: la abolici車n efectiva del trabajo infantil; y
? Principio 6: la eliminaci車n de toda discriminaci車n en el empleo y las profesiones. Medio ambiente
? Principio 7: las empresas deben apoyar un enfoque precautorio ante los desaf赤os medioambientales;
? Principio 8: adoptar iniciativas para promover una mayor responsabilidad medioambiental; y
? Principio 9: fomentar el desarrollo y la difusi車n de tecnolog赤as que no sean nocivas para el medio ambiente. Lucha contra la corrupci車n
? Principio 10: las empresas deben luchar contra todas las formas de corrupci車n, inclusive la extorsi車n y el soborno.
* En el a?o 2007, la Cumbre de Dirigentes del Pacto Mundial, que se celebra cada tres a?os, reunir芍 a 1.000 representantes del sector empresarial, los gobiernos, la sociedad civil y los trabajadores, entre los que cabe destacar 700 jefes ejecutivos, varios Jefes de Estado o de Gobierno y m芍s de 40 ministros. Presidido por el Secretario General Ban Ki-moon, este evento ser芍 la mayor reuni車n de l赤deres de empresa organizada por las Naciones Unidas.
FOTO/PACTO MUNDIAL
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La Cr車nica?ONU??no?constituye un registro oficial. Tiene el privilegio de acoger a los altos funcionarios de las Naciones Unidas, as赤 como a distinguidos colaboradores de fuera del sistema de las Naciones Unidas cuyas opiniones no son necesariamente las de las Naciones Unidas. Del mismo modo, las fronteras y los nombres que se muestran y las designaciones utilizadas en los mapas o en los art赤culos no implican necesariamente un apoyo o una aceptaci車n por parte de las Naciones Unidas.?