1 marzo 2008

Fueron las mejores noticias durante decenios, cuando en el a?o 2000 los dirigentes mundiales reconocieron que el problema m芍s urgente al alba del nuevo siglo era poner fin a la pobreza y que el mundo contaba con los recursos y los conocimientos pr芍cticos para hacerlo. Con la Declaraci車n del Milenio de las Naciones Unidas, la comunidad internacional alcanz車 finalmente el consenso pol赤tico sobre lo que deber赤a hacerse, despu谷s de a?os de desacuerdos entre las organizaciones no gubernamentales (ONG) y los gobiernos, entre las instituciones financieras internacionales y el sistema de las Naciones Unidas, y entre el Norte y el Sur. Los dirigentes declararon repetidas veces que no "escatimar赤an esfuerzos" para realizar los objetivos de desarrollo del Milenio (ODM), que van desde reducir a la mitad la pobreza extrema hasta detener la expansi車n del VIH/SIDA y suministrar una educaci車n primaria universal, logr芍ndose todo ello para la fecha meta de 2015.


Los ODM re迆nen por primera vez una visi車n compartida sobre el desarrollo, que representa una asociaci車n mundial basada en una responsabilidad compartida de todos los pa赤ses. Los pa赤ses en desarrollo tienen la responsabilidad primordial con respecto al logro de estos objetivos. Sin embargo, los pa赤ses ricos reconoc赤an en el ODM 8 -- creaci車n de una asociaci車n global para el desarrollo -- que los pa赤ses pobres no pueden alcanzar la meta a menos que los pa赤ses ricos incrementen y mejoren la eficacia de su ayuda y modifiquen las normas del comercio para promover el desarrollo. Los ODM s車lo pueden alcanzarse si los gobiernos tanto de los pa赤ses ricos como de los pa赤ses pobres se atienen a sus promesas.


Los ODM tienen sus limitaciones. No captan otros compromisos formulados en la Declaraci車n del Milenio sobre la gobernanza, la transparencia, la participaci車n y los derechos humanos, que no son f芍ciles de medir, pero que son esenciales para el logro de los objetivos. Adem芍s, mientras que los siete primeros ODM reflejan un consenso internacional derivado de conferencias de las Naciones Unidas anteriores, el contenido del ODM 8, que entra?a compromisos de los pa赤ses ricos, s車lo se analiz車 y acord車 internacionalmente en otros foros posteriores a la Cumbre del Milenio, como el Programa de Desarrollo de Doha (2001), el Consenso de Monterrey (2002) y la Declaraci車n de Par赤s (2005). Sin embargo, los elementos esenciales de estos compromisos se reafirmaron en el Documento Final de la cumbre Mundial en 2005.


Metas mundiales, soluciones locales. Si bien los ODM se establecieron a un nivel mundial, s車lo pueden tener sentido si son aprobados y adaptados para asumir una importancia local. Los objetivos no deber赤an ser una "soluci車n universal" igual para todos, sino que deber赤an adaptarse y personalizarse para cada pa赤s. Las prioridades y el grado de ambici車n deben determinarse y adoptarse localmente. Lograr los ODM para los servicios sociales, como la educaci車n y la salud, debe ser bastante sencillo y entra?ar赤a la inversi車n en esos sectores a nivel del pa赤s. Sin embargo, los ODM espec赤ficos de un pa赤s requieren asimismo que no se descuide el objetivo de la pobreza. Eso a su vez, entra?a un conjunto complejo de pol赤ticas nacionales e internacionales, respaldadas por inversiones que producen una generaci車n de ingresos por medio de un "trabajo decente" en el sector productivo, particularmente en la agricultura y en el proceso agr赤cola, que casi para todos los pa赤ses menos adelantados son sectores fundamentales para generar un crecimiento intenso de trabajo para los pobres.


La Campa?a del Milenio de las Naciones Unidas. Los ODM han demostrado ser de gran valor como marco para la movilizaci車n de los ciudadanos. A lo largo de los a?os, las Naciones Unidas han establecido unas 50 metas para el desarrollo econ車mico y social, pero el grado en que el "establecimiento de metas" se transforma en "metas alcanzadas" depende del apoyo de los ciudadanos y del grado en que han sido p迆blicamente reconocidas y "asumidas" m芍s all芍 de los organismos de desarrollo y de los funcionarios de las Naciones Unidas. En resumen, la movilizaci車n de los ciudadanos es fundamental.


Los ODM no se alcanzar芍n en las Naciones Unidas. Aunque pueden crear una plataforma para que los gobiernos asuman compromisos, no pueden imponer el cumplimiento por los Estados Miembros. S車lo los ciudadanos y los representantes elegidos pueden hacer responsable a sus gobiernos de las promesas que han hecho en las Naciones Unidas. Obviamente, la comunidad internacional cuenta con los recursos y conocimientos pr芍cticos para alcanzar los ODM. En la Cumbre del Milenio, se lleg車 a un acuerdo sobre la divisi車n del trabajo entre los pa赤ses ricos y pobres. Por consiguiente, como han declarado repetidas veces los Secretarios Generales de las Naciones Unidas Kofi Annan y Ban Ki-moon acerca de los ODM, "el ingrediente que falta es la voluntad pol赤tica".


La actuaci車n pol赤tica a nivel nacional es fundamental. Como las pol赤ticas y los votantes son locales, para alcanzar los ODM es preciso que ello se convierta en una cuesti車n que atraiga los votos a nivel nacional. Pero esto requiere la toma de conciencia de los objetivos y el apoyo de los ciudadanos para recordar a los gobiernos sus promesas. En 2002, el Sr. Annan y el ex Administrador del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) Mark Malloch Brown decidieron lanzar una campa?a a estos efectos. En consulta con los jefes de todos los organismos de las Naciones Unidas, se me invit車 a crear y a dirigir este esfuerzo como una iniciativa de varios organismos de las Naciones Unidas, pero que funcione a "cierta distancia" del sistema de las Naciones Unidas. Era la primera vez que las Naciones Unidas iniciaban un esfuerzo para tener en cuenta los objetivos internacionalmente convenidos, y para inspirar y movilizar a los ciudadanos con el fin de que consideren a sus gobiernos responsables de su realizaci車n.


Las Naciones Unidas y la Campa?a del Milenio no participan en las pol赤ticas partisanas dom谷sticas de los Estados Miembros. La Campa?a s車lo se concentra en contribuir a reforzar a las secciones locales en favor de unas pol赤ticas y una defensa de los pobres para la aplicaci車n de las promesas ya realizadas, tal como figuran en los documentos de reuniones internacionales sobre los resultados negociados en los que todos los gobiernos han establecido el consenso. Para estar a la altura de esas promesas hace falta una sensibilizaci車n p迆blica y una defensa de los ciudadanos, que sugieran a los dirigentes pol赤ticos que ganar芍n, no perder芍n, votos si apoyan las pol赤ticas para alcanzar los ODM.
La Campa?a del Milenio convoca, informa y ayuda a inspirar y a movilizar a los ciudadanos y a sus organizaciones. En los pa赤ses en desarrollo estas asociaciones se concentran en promover una mayor ayuda a los pobres, pol赤ticas amplias y transparentes para alcanzar los ODM 1 a 7. En los pa赤ses ricos, la atenci車n se concentra m芍s en pol赤ticas en favor del desarrollo, como se estipula en el ODM 8, como promover un aumento y una ayuda m芍s eficaz, el alivio de la deuda y posibilidades de comercio, as赤 como una menor distorsi車n comercial mediante subsidios agr赤colas. En un pa赤s tras otro, la Campa?a se ha asociado con la sociedad civil local, a menudo ya dedicada al desarrollo, y a entrar en contacto con otros agentes, autoridades locales, organizaciones basadas en la fe, redes de j車venes, sindicatos y programas populares como la popular cadena musical MTV, fomentando la utilizaci車n de los ODM como un marco com迆n de concentraci車n para la acci車n.


En el plano internacional, la Campa?a ha iniciado el establecimiento de redes de la sociedad civil en la Coalici車n Global contra la Pobreza y asociaciones con redes internacionales, que van desde las Ciudades y Gobiernos locales Unidos y m迆ltiples redes parlamentarias hasta el Movimiento Mundial de Exploradores, para promover la toma de conciencia de los ODM y actividades para su aplicaci車n. Estos esfuerzos han producido un conjunto de acontecimientos y actividades locales, la promoci車n de los ODM y muchas invitaciones para dirigirse a comit谷s competentes en los parlamentos nacionales.


Una asociaci車n global para el desarrollo. La labor de la Campa?a del Milenio afronta algunos de los problemas de la cooperaci車n para el desarrollo: la percepci車n de que somos asociados externos que solicitamos visibilidad o que reclamamos un cr谷dito y socavamos a la propiedad local que es cr赤tica con respecto a la eficacia. Teniendo esto presente, siempre hemos tenido el cuidado de equilibrar nuestro trabajo sobre el terreno. La Campa?a ha contribuido con 谷xito a despertar la toma de conciencia de los ODM y a asociar a un gran n迆mero de personas en relaci車n con las pol赤ticas en favor de los pobres haciendo participar a una gran parte de la sociedad civil, con inclusi車n del Llamamiento Mundial a la Acci車n contra la Pobreza, que al principio fue bastante esc谷ptico (en el Norte) o la falta de propiedad de los ODM (en el Sur). Nuestra estrategia ha consistido tambi谷n en hacer participar a un amplio conjunto de agentes, como las organizaciones de j車venes, las autoridades locales y las organizaciones basadas en la fe, muchas de las cuales no ten赤an en sus programas anteriores ning迆n predominio de la pobreza global.


Todos estos esfuerzos culminaron en m芍s de 43,7 millones de personas en 127 pa赤ses que participaron los d赤as 16 y 17 de octubre de 2007 para "Alzarse contra la Pobreza", que super車 el R谷cord Guinness Mundial de 23,5 millones establecido el a?o anterior. Personas de todas las profesiones de todo el mundo se congregaron -- en escuelas, en las calles, en los mercados, frente a los edificios p迆blicos y los consejos locales, en centros de culto, en acontecimientos deportivos y culturales, en monumentos p迆blicos y lugares de trabajo, con inclusi車n de la Sede de las Naciones Unidas en Nueva York -- para oponerse, f赤sica e intencionalmente, a la pobreza y la desigualdad y en apoyo de los ODM. En pa赤ses en los que la participaci車n y la cobertura de los medios fue amplia, los pol赤ticos han tenido ciertamente que prestar atenci車n. Y como la credibilidad y la legitimidad de los ODM se refuerzan como el punto de conexi車n m芍s eficaz para hacer frente a los retos del desarrollo, ocupan un lugar muy prominente en los programas pol赤ticos.


No todos los gobiernos han asumido sus promesas, pero muchos del Sur y del Norte est芍n teniendo una mejor actuaci車n. En los pa赤ses en desarrollo, el aumento de las demandas de responsabilidad promueve una mejor administraci車n y transparencia, que son fundamentales para el logro de los objetivos. Las campa?as en favor de los ODM en los pa赤ses de la Uni車n Europea "atrasados" han contribuido a cimentar la voluntad pol赤tica de los miembros de la UE para establecer un calendario y una fecha l赤mite para lograr el 0,7 por ciento del ingreso nacional bruto para prestar asistencia al desarrollo. Sin embargo, mientras que diversas campa?as en el Norte han tenido 谷xito en hacer presi車n para lograr un incremento de los presupuestos de ayuda, la complejidad de otros componentes del ODM 8 les ha hecho menos adecuados para el discurso p迆blico.


El ODM 8 no consiste s車lo en la asistencia oficial al desarrollo. Como se promete en el Programa de Doha para el Desarrollo, los pa赤ses ricos tienen que reformar sus pol赤ticas comerciales, que niegan a los pa赤ses pobres la posibilidad de encontrar la forma de acabar con la pobreza mediante la venta de sus productos en los mercados de consumo ricos. Y lo que es a迆n peor, las pol赤ticas agr赤colas destruyen sus mercados locales: el 70 por ciento de los pobres del mundo viven en zonas rurales y dependen de la agricultura, pero no pueden salir por s赤 solos de la pobreza ya que no pueden competir contra una producci車n subvencionada. Adem芍s, la aportaci車n de ayuda importa tanto como su volumen: si pasa por encima o socava la responsabilidad primordial de los pa赤ses en desarrollo con respecto al desarrollo, no contribuye y puede socavar el logro de los ODM de una manera sostenible. En las frases de "nosotros salvaremos a ?frica" o "nosotros acabaremos con la pobreza" -- "nosotros" se refiere a expertos y dinero y corresponde perfectamente al mito de la superioridad occidental, e incluso lo refuerza. Nosotros leemos, ustedes escuchan; nosotros damos, ustedes reciben; nosotros sabemos, ustedes aprenden; nosotros nos ocupamos de las cosas porque ustedes no lo hacen. Al socavar las propias responsabilidades y la autoconfianza de los africanos, la comunidad de donantes asume la responsabilidad.


La reforma de la ayuda m芍s importante estriba en comprender que los donantes no desarrollan; los pa赤ses en desarrollo deben desarrollarse ellos mismos. Esto entra?a que la funci車n de los donantes estriba en permitir a esos pa赤ses a que asuman la plena responsabilidad. En el mejor de los casos, los proyectos tradicionales impulsados por los donantes han sido islas de perfecci車n en medio de oc谷anos de miseria; en el peor de los casos, volver芍n a caer en los oc谷anos cuando los donantes se vayan, puesto que los gobiernos habitualmente no pueden continuar, por ejemplo, pagando a doctores o maestros, o incluso las facturas de electricidad. Adem芍s, cada proyecto carga a los gobiernos con un conjunto de normas y requisitos de presentaci車n de informes, agotando una capacidad local escasa y dej芍ndoles en la imposibilidad de administrar sus propios pa赤ses y de ser responsables ante sus ciudadanos.
La ayuda en s赤 no puede "comprar" los ODM; en particular "un proyecto (o aldea) en un tiempo dado" no dejar芍 marca si evita e ignora las pol赤ticas y responsabilidades gubernamentales. La buena noticia es que, por primera vez, los donantes han aceptado que forman parte del problema y, como tales, est芍n dispuestos a participar en la soluci車n, permitiendo que los pa赤ses receptores asuman sus responsabilidades. En la Declaraci車n de Par赤s sobre la eficacia de la ayuda de 2005, la comunidad de donantes firm車 compromisos concretos -- con indicadores y plazos para su realizaci車n -- de respetar las estrategias establecidas en el pa赤s y de alinear el apoyo del donante en consecuencia. Todos los asociados en el desarrollo acordaron trabajar juntos para coordinar y armonizar los procedimientos, y abandonar los proyectos, las evaluaciones y las misiones individuales. Por su parte, los pa赤ses en desarrollo se volvieron a comprometer a ejercer la direcci車n en la elaboraci車n y aplicaci車n de sus estrategias nacionales de desarrollo mediante procesos de consulta amplios; a hacer progresos con respecto al establecimiento de instituciones y de estructuras que aporten una administraci車n eficaz y un acceso equitativo a servicios sociales b芍sicos para sus ciudadanos; a asumir la direcci車n del proceso de reforma de la gesti車n financiera p迆blica y a intensificar los esfuerzos para movilizar los recursos internos.


El logro de los ODM no se producir芍 a menos que los Gobiernos de los pa赤ses en desarrollo asuman la plena responsabilidad de sus actividades, trabajen de manera adecuada y sean responsables ante sus propios ciudadanos. Este es el "trato global", recogido en la divisi車n del trabajo en los ODM, codificado en el Consenso de Monterrey y reconfirmado en numerosas conferencias internacionales. Incluso en pa赤ses que dependen de la ayuda, la ayuda constituye una parte menor de la financiaci車n global para el desarrollo y de la movilizaci車n de recursos internos. La utilizaci車n de estos recursos de manera adecuada es la 迆nica forma de financiar en 迆ltima instancia el logro de los objetivos de una manera sostenible.


De esto es de lo que tratan los ODM: un acuerdo entre pa赤ses ricos y pobres, cada uno de los cuales debe ser tenido por responsable por sus propios ciudadanos respectivos. En el Norte, el inter谷s debe centrarse en el comercio y la ayuda, velando por que apoye a estrategias de creaci車n interna y de estrategias que son propiedad del pa赤s, y la asignaci車n a determinadas metas es incompatible con esto. En el Sur, el inter谷s debe concentrarse en hacer a los gobiernos responsables de sus esfuerzos para lograr los ODM, particularmente en lo que respecta a los ciudadanos que m芍s probablemente los necesitan: los excluidos y los m芍s vulnerables.


Cuando los gobiernos cumplen sus promesas, los resultados son excepcionales. Incluso algunos de los pa赤ses m芍s pobres -- Bangladesh, Burkina Faso, Mal赤, Mozambique, Rwanda, Rep迆blica Unida de Tanzan赤a -- est芍n en v赤as de alcanzar varios ODM, mientras que Ghana es probable que consiga el objetivo de la erradicaci車n de la pobreza en 2008. El "secreto" de estos 谷xitos es, por un lado, que los donantes apoyan las pol赤ticas y prioridades nacionales generosamente y con eficacia y, por el otro, en el mejoramiento de las pol赤ticas: ODM adaptados para pasar a ser metas nacionales, estrategias claras plasmadas en prioridades presupuestarias, una mayor responsabilidad y transparencia a todos los niveles, el debate y la participaci車n del p迆blico y una concentraci車n en la obtenci車n de resultados.


Las tendencias globales requieren el optimismo. Las estimaciones hist車ricas sugieren que el n迆mero de pobres extremos ha sido constantemente superior a mil millones de personas desde finales del siglo XIX. Desde entonces, la poblaci車n mundial se ha cuadruplicado, pero los progresos econ車micos han superado esta explosi車n demogr芍fica. Durante el 迆ltimo decenio, el n迆mero de pobres extremos se ha reducido en 200 millones y las tendencias actuales indican que esta cifra se reducir芍 a la mitad para el a?o 2015. M芍s ni?os que nunca van a la escuela, con decenas de millones m芍s en la actualidad que en 2000. Incluso si no todos los objetivos se alcanzan en cada pa赤s en su fecha prevista, los casos de 谷xito individual y la aceleraci車n global merecen ser celebrados y demuestran que los ODM son alcanzables, si los gobiernos cumplen sus promesas.

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