En su solemne Declaraci車n del Milenio de 2000, los l赤deres mundiales se comprometieron a no cejar en sus esfuerzos para reducir a la mitad el porcentaje de personas que sufren pobreza y hambre en el mundo para 2015. Tan s車lo nos quedan siete a?os para cumplir ese trascendental objetivo. A medio camino de esta carrera contra el hambre, la lecci車n m芍s importante que hemos aprendido es que a迆n podemos ganarla, aunque para ello deberemos hacer un esfuerzo mucho mayor y m芍s constante.
Los avances hacia la consecuci車n del primero y m芍s importante objetivo de desarrollo del Milenio (ODM) -erradicar la pobreza y el hambre- no han sido uniformes. Por una parte, seg迆n el Banco Mundial, el porcentaje de la poblaci車n mundial que vive en la pobreza extrema pas車 del 28% en 1990 al 20% en 2003. Por otra parte, el porcentaje de la poblaci車n que sufre hambre y desnutrici車n en los pa赤ses en desarrollo, en los que se concentra el hambre, tan s車lo experiment車 un descenso del 3%, pasando del 20% al 17%.
La consecuci車n de este objetivo parece a迆n m芍s lejana si se refiere al n迆mero de personas desnutridas y no a la prevalencia del hambre en el conjunto de la poblaci車n. A pesar del r芍pido crecimiento econ車mico experimentado por China y la India, la regi車n de Asia y el Pac赤fico sigue albergando al mayor n迆mero de personas pobres y hambrientas en el mundo. La prevalencia de la desnutrici車n en esta regi車n s車lo es inferior a la de ?frica. En Am谷rica Latina y el Caribe se han hecho progresos alentadores, ya que el n迆mero de personas que padecen hambre se redujo a 52 millones en el per赤odo 2001-2003, es decir, aproximadamente un 12% menos que diez a?os antes. No obstante, los avances en Am谷rica Central no han sido tan positivos.
En todas las regiones, el Programa Especial de Seguridad Alimentaria (PESA)
-la iniciativa distintiva de la Organizaci車n de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentaci車n (FAO) para combatir el hambre- se est芍 aplicando mediante los programas nacionales de seguridad alimentaria (PNSA). Estos programas promueven soluciones eficaces para eliminar el hambre, la desnutrici車n y la pobreza en m芍s de 100 pa赤ses de todo el mundo. Se han invertido m芍s de 770 millones de d車lares de los Estados Unidos procedentes de los donantes y los gobiernos nacionales en los programas de seguridad alimentaria patrocinados por la FAO destinados a promover la responsabilidad nacional y el empoderamiento a nivel local. Casi la mitad de estos programas se desarrollan en el ?frica subsahariana, regi車n en la que se observa la mayor concentraci車n de personas desnutridas y en la que una de cada tres personas sufr赤a hambre cr車nica en el per赤odo 2001-2003. La situaci車n es compleja debido al r芍pido crecimiento de la poblaci車n y, m芍s recientemente, por la vulnerabilidad al cambio clim芍tico.
Las Naciones Unidas son conscientes de que esta regi車n plantea un problema especial y, por ello, en septiembre de 2007 puso un marcha una nueva iniciativa internacional de desarrollo de alto nivel, denominado el Grupo Directivo sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio en ?frica, para ayudar a ?frica a encaminarse hacia la consecuci車n de los objetivos de desarrollo del Milenio. En colaboraci車n con la Uni車n Africana, la FAO liderar芍 este Grupo Directivo, en el que est芍n representados varios organismos de las Naciones Unidas y otras importantes organizaciones internacionales y regionales, en materia de agricultura y seguridad alimentaria.
Los esfuerzos para combatir el hambre en ?frica se han visto obstaculizados por desastres naturales y antropog谷nicos, como los conflictos y la propagaci車n del VIH/SIDA. Y si bien el crecimiento econ車mico en varios pa赤ses africanos ha sido impresionante en los 迆ltimos a?os, todo indica que el crecimiento por s赤 solo, en ausencia de medidas concretas para luchar contra el hambre, puede excluir a muchas personas hambrientas, en especial en las zonas rurales.
As赤 pues, el crecimiento del sector agr赤cola es un factor crucial para reducir el hambre y la pobreza, como reconoc赤a recientemente el Banco Mundial en su Informe sobre el desarrollo mundial 2008: Agricultura para el desarrollo, que es el primer informe dedicado a la agricultura de los 迆ltimos 25 a?os. En 谷l, el Banco se?ala que "ha llegado la hora de situar la agricultura de nuevo en el centro del desarrollo, teniendo en cuenta el contexto enormemente diferente de oportunidades y desaf赤os que ha surgido". Y a?ade que el crecimiento del producto interno bruto (PIB) "que genera la agricultura brinda grandes beneficios a los pobres y resulta al menos dos veces m芍s eficaz para combatir la pobreza que el crecimiento generado por otros sectores". De este modo, el crecimiento agr赤cola tiene importantes repercusiones sobre otros sectores de la econom赤a, por lo que es un elemento crucial para alcanzar los dem芍s objetivos de desarrollo del Milenio. Por ejemplo, las actividades de la FAO en este 芍mbito contribuyen igualmente a alcanzar el objetivo 7 relativo a la sostenibilidad medioambiental y el objetivo 8 referente al comercio agr赤cola.
Volviendo a ?frica, el crecimiento agr赤cola y general en esta regi車n exige la ejecuci車n de un importante programa de desarrollo agr赤cola y rural basado en los minifundios que representar赤a una "Revoluci車n Verde para ?frica" a fin de alimentar a la creciente poblaci車n urbana y rural del continente. Los dirigentes africanos refrendaron este objetivo en 2003 cuando se comprometieron a dedicar al menos un 10% de su presupuesto al sector agr赤cola durante los siguientes cinco a?os.
La principal prioridad para la agricultura del ?frica subsahariana es la irrigaci車n, ya que 迆nicamente un 4% de las tierras agr赤colas africanas, es decir, diez veces menos que en Asia, cuentan con un sistema de gesti車n de los recursos h赤dricos. Esta necesidad resulta a迆n m芍s urgente en vista de los crecientes da?os que provoca el cambio clim芍tico. Seg迆n el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Clim芍tico (IPCC), el aumento de las temperaturas podr赤a causar una reducci車n del 50% del rendimiento de las cosechas en algunos pa赤ses africanos en un a?o tan pr車ximo como 2020.
El cambio clim芍tico hace que sea m芍s importante que nunca desarrollar e introducir variedades vegetales africanas mejoradas y resistentes a la sequ赤a. En diversos pa赤ses africanos, por ejemplo, la FAO colabora en la distribuci車n de una nueva variedad de arroz, especialmente adaptada a las dif赤ciles condiciones de cultivo de ?frica y cuyo rendimiento puede triplicar el de las variedades tradicionales. Sin embargo, para que la agricultura del ?frica subsahariana avance m芍s all芍 del nivel de subsistencia o llegue a otros mercados fuera de los mercados locales ser芍 necesario realizar importantes inversiones en infraestructuras. Cultivar alimentos no es suficiente, sino que 谷stos deben transportarse a los mercados nacionales y de exportaci車n, lo que exige una infraestructura de transporte y comunicaciones, as赤 como instalaciones de almacenamiento y refrigeraci車n adecuadas.
?C車mo puede ayudar la comunidad internacional? Un buen punto de partida ser赤a acabar con las diferencias entre la ret車rica y los resultados. Un ejemplo de ello es la promesa que hizo el G-8 en 2005 de duplicar la ayuda para ?frica en 2010, promesa que, en la pr芍ctica, se tradujo en una reducci車n de la asistencia oficial al desarrollo entre 2005 y 2006, al tiempo que se prev谷 una ligera reducci車n en 2007. Lo que los beneficiarios necesitan no son promesas, por generosas que sean, sino poder planificar la ayuda de una forma continuada y previsible. El establecimiento de calendarios plurianuales para el flujo de la ayuda a los pa赤ses beneficiarios ser赤a un importante paso en esa direcci車n. Y mientras se habla sin cesar del objetivo de salir de la pobreza mediante el comercio, la Ronda de negociaciones comerciales de Doha contin迆a en un punto muerto que impide a los pa赤ses pobres aprovechar plenamente las oportunidades que les ofrecen los mercados globalizados. Por ello es indispensable adoptar pronto medidas para llevar estas negociaciones a t谷rmino con 谷xito.
El crecimiento econ車mico sin precedentes de China y la India y de las econom赤as emergentes ha tenido importantes repercusiones en el panorama internacional. El comercio entre los pa赤ses del Sur ha creado nuevos mercados para productos, bienes y servicios procedentes de los pa赤ses en desarrollo y un fuerte incremento de la inversi車n extranjera directa en ?frica, que alcanz車 la cifra r谷cord de 38.000 millones de d車lares de los Estados Unidos en 2006, aunque una m赤sera parte de esta cantidad fue destinada a la agricultura. Recientemente, el aumento de la demanda de productos b芍sicos en las econom赤as emergentes ha sido responsable en parte de un pronunciado aumento de los precios de los alimentos. Dicho aumento tiene implicaciones para la seguridad alimentaria de los pobres. Los pa赤ses importadores de alimentos y energ赤a en particular tienen que hacer frente a la doble carga del incremento de las importaciones de alimentos y petr車leo. Pero no debemos olvidar que el aumento de precios tambi谷n puede hacer que suban los ingresos de los agricultores, lo que podr赤a dar lugar a una importante reducci車n de la pobreza y el hambre a largo plazo. Sin embargo, ese objetivo s車lo podr芍 alcanzarse si abordamos pronto las prioridades en materia de agua, infraestructura y comercio.
De forma similar, debemos asesorar a los pa赤ses en desarrollo para que adopten las pol赤ticas pertinentes en vista del r芍pido crecimiento del mercado de la bioenerg赤a. Los pa赤ses en desarrollo no aprovechar芍n plenamente las posibilidades que ofrece la bioenerg赤a mientras la mayor赤a de los pa赤ses de la Organizaci車n de Cooperaci車n Econ車mica y el Desarrollo (OCDE) sigan manteniendo elevados aranceles para proteger a sus propios productores.
Los pa赤ses en desarrollo de ?frica y otras partes del mundo realizan actualmente extraordinarios avances para salir de la pobreza. Ghana, por ejemplo, ya ha alcanzado los objetivos de desarrollo del Milenio relativos al hambre, y otros doce pa赤ses han reducido el n迆mero de personas desnutridas. Al tiempo que facilitamos a los pa赤ses en desarrollo la financiaci車n, tecnolog赤a, conocimientos y experiencia que necesitan para seguir progresando, no debemos cejar en nuestros esfuerzos para que puedan competir en la arena internacional en condiciones justas.
A迆n podemos alcanzar los objetivos de desarrollo del Milenio en los pr車ximos siete a?os, siempre que estemos dispuestos a renuncia a ego赤smos mezquinos, a redoblar nuestros esfuerzos y a aprovechar plenamente las nuevas oportunidades que se nos presentan. Por su parte, la FAO, en estrecha colaboraci車n con el Programa Mundial de Alimentos, el Fondo Internacional de Desarrollo Agr赤cola y otros organismos de las Naciones Unidas, y en cooperaci車n con el sector privado y otras instituciones p迆blicas y organizaciones no gubernamentales, mantiene m芍s que nunca su compromiso con esta trascendental tarea.
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