Nadie podr¨¢ olvidar las im¨¢genes de mujeres congregadas en las calles y plazas del mundo ¨¢rabe pidiendo el derrocamiento de reg¨ªmenes represivos que llevaban decenios en el poder. Esas im¨¢genes son una prueba importante de que la sociedad ¨¢rabe estaba cambiando para mejor.
La gran participaci¨®n de las mujeres en las revoluciones de la Primavera ?rabe fue una sorpresa para los reg¨ªmenes autoritarios, que cre¨ªan que adoptar¨ªan una postura m¨¢s prudente y no participar¨ªan en manifestaciones que pod¨ªan poner en peligro su vida. La participaci¨®n de las mujeres en las protestas de 2011 desconcert¨® a los dictadores y a los servicios de inteligencia, puesto que demostr¨® la magnitud del rechazo popular a este tipo de instituciones y contribuy¨® a la r¨¢pida ca¨ªda de varios reg¨ªmenes opresores. Adem¨¢s, puso de relieve el importante papel que pod¨ªan desempe?ar las mujeres en la lucha contra la resistencia al cambio, la ausencia de una verdadera reforma pol¨ªtica y el exceso de nepotismo, corrupci¨®n y cohecho en los reg¨ªmenes autoritarios. Las ¨¦lites pol¨ªticas y culturales no hab¨ªan previsto la participaci¨®n de las mujeres en los levantamientos populares.
En la actualidad, hay quienes lamentan el deterioro de la situaci¨®n de las mujeres como resultado de las contrarrevoluciones que han utilizado diferentes formas de represi¨®n, violencia armada y expropiaci¨®n de los espacios p¨²blicos. Han culpado a la Primavera ?rabe, lo que resulta sorprendente.
Los levantamientos populares ¨¢rabes no fueron ni un resultado de peticiones procedentes del extranjero ni de maquinaciones o incentivos de otros pa¨ªses, ni tampoco fueron un capricho de las partes locales. Un examen detallado del contexto general en materia de derechos humanos, as¨ª como de la situaci¨®n pol¨ªtica, econ¨®mica y social existente en los pa¨ªses en los que se produjeron los levantamientos, demuestra que las revoluciones eran inevitables. Los j¨®venes, cansados de la autocracia, la corrupci¨®n y el cohecho, no ten¨ªan otra opci¨®n.
En 2011, las mujeres sorprendieron al mundo entero cuando decidieron dejar de ser v¨ªctimas para convertirse en l¨ªderes que inspiraban a los dem¨¢s. Ahora podemos afirmar con seguridad que fueron las mujeres y los j¨®venes quienes hicieron que la Primavera ?rabe tuviera lugar, quienes realizaron sacrificios y pagaron un precio elevado por su participaci¨®n durante y despu¨¦s de los levantamientos.
?Por qu¨¦ actuaron las mujeres de esta manera tan inesperada? Puede que fuera porque, al igual que los j¨®venes de estos pa¨ªses, eran las v¨ªctimas m¨¢s afectadas por los reg¨ªmenes corruptos que no hab¨ªan respetado la dignidad humana y les hab¨ªan negado la libertad, las libertades fundamentales y la igualdad de derechos. Eran, por lo tanto, las principales beneficiarias del cambio, y se aseguraron de que siguieran produci¨¦ndose cambios todos los d¨ªas.
Las mujeres no solo estuvieron en la primera l¨ªnea de las revoluciones, sino que tambi¨¦n fueron las v¨ªctimas m¨¢s afectadas por las contrarrevoluciones, que les hicieron sufrir la venganza de los opresores cuando estos se dieron cuenta de que hab¨ªan logrado la victoria. Los revolucionarios, sin embargo, no se olvidan de su revoluci¨®n; los sue?os de los individuos no desaparecen, sino que al final se hacen realidad.
A pesar de su participaci¨®n al frente de las manifestaciones de la Primavera ?rabe, resulta frustrante que las mujeres hayan sido relegadas a un segundo plano en los acuerdos pol¨ªticos y que su presencia en los niveles de gobierno m¨¢s altos sea menos significativa de lo que deber¨ªa. El reducido nivel de participaci¨®n de las mujeres y los j¨®venes en los Gobiernos de transici¨®n es resultado de unas revoluciones incompletas. Sin embargo, los acontecimientos sucedidos posteriormente demostraron que obraba en inter¨¦s de estos grupos mantenerse fuera de los Gobiernos, ya que de este modo pudieron desempe?ar un papel de observadores y poner de relieve las deficiencias y los errores de las dem¨¢s partes. Contribuyeron con opiniones discrepantes durante el per¨ªodo de transici¨®n y criticaron las deficiencias gubernamentales. Desde entonces, las mujeres han hecho todo lo posible por respaldar las transiciones democr¨¢ticas y han participado de manera masiva en todas las elecciones. No obstante, el proceso pol¨ªtico y el adelanto de la mujer, que llegaron a su punto ¨¢lgido durante la Primavera ?rabe, han perdido fuerza desde entonces.
Uno de los motivos por los que nadie ha aprovechado las ideas y las capacidades de las mujeres y los j¨®venes es la ausencia de entidades pol¨ªticas que crean en la importancia de su papel en la toma de decisiones y en la construcci¨®n del Estado. Esta perspectiva seguir¨¢ existiendo hasta que los j¨®venes y las mujeres creen nuevos partidos pol¨ªticos que puedan absorber su energ¨ªa y sus opiniones. A pesar de la falta de participaci¨®n de las mujeres en las instituciones estatales, durante el per¨ªodo de transici¨®n en los pa¨ªses de la Primavera ?rabe han disfrutado de unas libertades pol¨ªticas m¨¢s amplias y han hecho uso de diversas formas de expresi¨®n, como su intervenci¨®n en manifestaciones y en la oposici¨®n organizada.
Al recurrir a la violencia, las fuerzas contrarrevolucionarias negaron a los Gobiernos de transici¨®n y a los poderes revolucionarios toda posibilidad de lograr un cambio pol¨ªtico y crear instituciones democr¨¢ticas que permitan el progreso de sus Estados. Parece que, por el momento, T¨²nez ha sido el ¨²nico que no ha sufrido el efecto de las contrarrevoluciones. Al contrario que en Egipto, el Yemen y Libia, donde todo el progreso realizado se perdi¨® debido a los golpes y a las contrarrevoluciones, los derechos y libertades que adquirieron los tunecinos tras los levantamientos siguen siendo una realidad, y todos los ciudadanos disfrutan de ellos.
Se sabe que en los pa¨ªses de la Primavera ?rabe exist¨ªa un amplio margen de derechos y libertades dentro del que florecieron diversos tipos de libertades, como la libertad de expresi¨®n, reuni¨®n y prensa y la libertad de asociaci¨®n y manifestaci¨®n. No debe subestimarse la importancia de estos derechos, puesto que permiten movilizar a las comunidades para lograr un desarrollo pol¨ªtico y llevar a cabo nuevas reformas con el fin de conseguir sus objetivos.
La historia ha demostrado que no podemos hablar de los derechos de la mujer sin hablar de los derechos humanos. Las mujeres solo estar¨¢n reconocidas como iguales ante la ley en los pa¨ªses democr¨¢ticos que garanticen los derechos y libertades de todos los ciudadanos. La batalla que deben librar las mujeres en la actualidad no deber¨ªa tener una meta personal, sino que deber¨ªa liberar a las sociedades del miedo, la pobreza y la tiran¨ªa. No es posible conseguir estos objetivos sin realizar cambios radicales que afectar¨¢n inevitablemente a los dictadores, las leyes, las constituciones, las instituciones y las pol¨ªticas. El primer paso es derrocar a los d¨¦spotas. Despu¨¦s, deber¨¢n realizarse cambios fundamentales en las instituciones actuales. De este modo, podr¨¢n modificarse las pol¨ªticas a trav¨¦s de elecciones libres y justas. Es as¨ª como deben entenderse la lucha de la Primavera ?rabe y la hoja de ruta para futuras batallas. Este es el fin por el que deben combatir las mujeres, y no deben ser v¨ªctimas de la decepci¨®n ni de luchas in¨²tiles. La promoci¨®n y la protecci¨®n de los derechos humanos, la libertad y la democracia son la v¨ªa adecuada para que las mujeres logren la igualdad de derechos. No debemos conformarnos con objetivos peque?os como los fijados antes de la Primavera ?rabe.
En la actualidad, con la excepci¨®n de T¨²nez, las mujeres de los pa¨ªses de la Primavera ?rabe est¨¢n pagando por haberse alzado en favor del cambio. Los contrarrevolucionarios han decidido castigar a las mujeres por su papel en los levantamientos, pero estas medidas no han logrado acabar con ellas. En San¨¢, la capital del Yemen, que actualmente se encuentra controlada por la milicia ideol¨®gica huz¨ª, las mujeres son las ¨²nicas que organizan manifestaciones de protesta y que participan en las sentadas, una prueba clara de que han decidido seguir luchando por su libertad. En la Rep¨²blica ?rabe Siria, las mujeres se mantienen inquebrantables en su oposici¨®n a la tiran¨ªa y al extremismo, mientras que las mujeres de Egipto tienen el valor necesario para denunciar la ausencia de derechos y libertades fundamentales bajo el gobierno militar. Esta situaci¨®n demuestra que, despu¨¦s de la Primavera ?rabe, las mujeres son diferentes a como lo eran antes.
El cambio es un elemento importante de la reanudaci¨®n de las revoluciones. Ha sido dif¨ªcil seguir mintiendo en nombre de las mujeres, tal y como se hac¨ªa en el pasado. Las mujeres, al igual que los hombres, deben darse cuenta de que todo ha cambiado.
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