La COVID-19 ha tenido un efecto devastador en la vida y el trabajo de la gente. Mientras los Gobiernos destinan cantidades ingentes de dinero a la recuperaci¨®n de la recesi¨®n econ¨®mica causada por el coronavirus, el Secretario General ha sostenido que debemos lograr empleos y empresas nuevos por medio de una transici¨®n limpia y verde.
Se espera que la econom¨ªa mundial caiga casi un 3,2 % este a?o, seg¨²n el Fondo Monetario Internacional (FMI), lo que constituir¨ªa la mayor contracci¨®n de la actividad econ¨®mica desde la Gran Depresi¨®n y un rev¨¦s considerablemente m¨¢s grave que la crisis financiera mundial de 2008-2009. Solo en 2020, millones de personas (entre 35 y 60 millones) podr¨ªan verse abocadas a la pobreza extrema, lo que supondr¨ªa una reversi¨®n de la tendencia de descenso mundial que ha predominado durante m¨¢s de 20 a?os. Se calcula que unos 1.600 millones de personas que trabajan en el sector informal, por ejemplo, muchas personas de la denominada ¡°econom¨ªa de ocupaciones transitorias¡±, correr¨¢n el riesgo de perder sus medios de subsistencia y muchas carecer¨¢n de acceso a cualquier clase de protecci¨®n social.
El Secretario General puso de relieve las opciones ante los Gobiernos, al asegurar que podemos volver a donde nos encontr¨¢bamos o invertir en un futuro mejor y m¨¢s sostenible; y que podemos invertir en combustibles f¨®siles, cuyos mercados son vol¨¢tiles y cuyas emisiones dan lugar a una contaminaci¨®n atmosf¨¦rica letal, o podemos invertir en energ¨ªa renovable, que es fiable, limpia e inteligente desde el punto de vista econ¨®mico.
La transici¨®n a una econom¨ªa de emisiones netas de valor cero producir¨¢ muchos m¨¢s empleos nuevos, que tambi¨¦n son m¨¢s saludables y seguros que los trabajos en el sector de los combustibles f¨®siles. Seg¨²n los hallazgos de la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (OIL), la acci¨®n clim¨¢tica, con un enfoque centrado en el sector energ¨¦tico, puede generar 24 millones de empleos nuevos para 2030. La Agencia Internacional de Energ¨ªa (AIE) estima que se podr¨ªan crear 9 millones de empleos al a?o durante los pr¨®ximos tres a?os con las inversiones apropiadas en energ¨ªa sostenible. El informe New Nature Economy revel¨® que un nuevo modelo econ¨®mico basado en el trabajo con la naturaleza, en lugar de en contra de ella, podr¨ªa generar hasta 10,1 billones de d¨®lares en concepto de valor empresarial anual, adem¨¢s de crear 395 millones de empleos para 2030.
Hoy en d¨ªa, aproximadamente 1.200 millones de trabajos, es decir, el 40 % del empleo total, depende de un medio ambiente saludable, al mismo tiempo que 44 billones de d¨®lares de valor econ¨®mico a?adido, m¨¢s de la mitad del producto interno bruto (PIB) total del mundo, dependen de forma moderada o alta de la naturaleza. Por ejemplo, la producci¨®n agr¨ªcola depende en gran medida de la polinizaci¨®n por parte de las abejas, en especial las frutas, las verduras, los cultivos de fibra y los frutos secos. Sin su contribuci¨®n, nuestra capacidad de producir una cantidad suficiente de alimentos se ver¨ªa gravemente obstaculizada.
El costo de las medidas clim¨¢ticas ambiciosas se suele definir como una barrera para la acci¨®n, aunque los costos humanos y econ¨®micos de la pasividad son considerablemente m¨¢s elevados. Por ejemplo, est¨¢ previsto que el estr¨¦s t¨¦rmico reduzca el horario de trabajo total en todo el mundo en un 2,2 % y el PIB mundial en 2,4 billones de d¨®lares de los Estados Unidos en 2030. El gasto p¨²blico en esferas clave puede ayudar a impulsar el crecimiento econ¨®mico y del empleo, y reducir al mismo tiempo los efectos del clima. Entre las esferas listas para estas inversiones se encuentran las siguientes:
- Investigaci¨®n y desarrollo para ayudar a las econom¨ªas rurales a poner en pr¨¢ctica la agricultura sostenible, la regeneraci¨®n de los ecosistemas o la aceleraci¨®n de las instalaciones de energ¨ªa renovable.
- Inversiones en infraestructura, que engloban desde activos de energ¨ªa renovable (almacenamiento, hidr¨®geno sostenible y modernizaci¨®n de la red) a asistencia de salud y atenci¨®n social, vivienda social y econom¨ªa digital.
- Edificios que sean eficientes desde el punto de vista energ¨¦tico, como renovaciones y reconversiones con mejores sistemas de aislamiento, calefacci¨®n y almacenamiento dom¨¦stico de energ¨ªa.
- Educaci¨®n y capacitaci¨®n con el objeto de ayudar a las personas que han perdido su trabajo por causa de la COVID-19 a encontrar otro empleo remunerado y de abordar los cambios estructurales necesarios para descarbonizar la econom¨ªa.
- Inversi¨®n en la naturaleza en aras de la regeneraci¨®n y la resiliencia de los ecosistemas, por ejemplo, restauraci¨®n de h¨¢bitats ricos en carbono y agricultura inocua para el clima.
- Inversi¨®n en la naturaleza en aras de la regeneraci¨®n y la resiliencia de los ecosistemas, por ejemplo, restauraci¨®n de h¨¢bitats ricos en carbono y agricultura inocua para el clima.
Fin de los rescates a las industrias contaminantes
No rescatar a las industrias contaminantes a menos que se comprometan a ajustarse a las disposiciones de Par¨ªs.
Seg¨²n declar¨® Ant¨®nio Guterres, si el dinero de los contribuyentes se utiliza para rescatar empresas, debe crear empleos verdes y un crecimiento sostenible e inclusivo. No se debe emplear para rescatar a industrias obsoletas, contaminantes e intensivas en carbono.
Las empresas que entienden los riesgos del cambio clim¨¢tico para sus beneficios y que son capaces de encontrar oportunidades de reorientarse hacia modelos sostenibles de negocio probablemente sean m¨¢s sostenibles en el plano financiero que otras y generar¨¢n m¨¢s valor para sus accionistas, sus clientes y sus comunidades. En los ¨²ltimos diez a?os, las empresas con actividades verdes han registrado una mayor rentabilidad que las acciones ligadas a combustibles f¨®siles, al mismo tiempo que las compa?¨ªas con carteras m¨¢s s¨®lidas en t¨¦rminos ambientales, sociales y de gobernanza empresarial han resistido constantemente las crisis mejor que las carteras convencionales en los mercados financieros, cuyos resultados han superado.
La financiaci¨®n gubernamental duradera, en forma de subsidios directos u otras formas de apoyo financiero, como garant¨ªas de cr¨¦dito, deber¨ªa, por tanto, estar supeditada a unos compromisos clim¨¢ticos claros por parte de las empresas. Como m¨ªnimo, los ¡°rescates¡± p¨²blicos podr¨ªan implicar determinadas obligaciones para las empresas. Podr¨ªan incluir la obligaci¨®n de presentar declaraciones sobre los riesgos financieros relacionados con el clima, as¨ª como la obligaci¨®n de fijar metas iniciales de descarbonizaci¨®n claramente definidas para 2030, de conformidad con un objetivo de emisiones netas de valor cero para 2050. Adem¨¢s, las empresas que reciban dinero de los contribuyentes deber¨ªan contar con un plan de inversi¨®n que describa c¨®mo contribuir¨¢n las inversiones nuevas a su trayectoria de reducci¨®n de las emisiones.
En sectores clave con grandes cantidades de emisiones, se pueden poner en pr¨¢ctica determinadas medidas para mejorar las condiciones de los trabajadores y ayudar a poner a las empresas en el camino de las bajas emisiones de carbono. Por ejemplo, el apoyo al sector de las aerol¨ªneas podr¨ªa estar condicionado al compromiso de utilizar un combustible m¨¢s sostenible en la aviaci¨®n, o el apoyo a las actividades manufactureras con gran consumo de energ¨ªa podr¨ªa estar supeditado al compromiso de comprar el 100 % de la energ¨ªa de fuentes renovables.
Fin de los subsidios a los combustibles f¨®siles
Los subsidios a los combustibles f¨®siles deben desaparecer y el carbono debe tener un precio para lograr un cambio impulsado por el mercado hacia una econom¨ªa descarbonizada. Aquellos que contaminan deben pagar por su contaminaci¨®n, la cual es perjudicial para las comunidades, los empleados y los consumidores.
Seg¨²n la AIE, en 2019 se destinaron 320.000 millones de d¨®lares de los Estados Unidos a subsidios para combustibles en el plano mundial. De ellos, 150.000 millones de d¨®lares de los Estados Unidos se destinaron a subvencionar productos del petr¨®leo, 115.000 millones de d¨®lares de los Estados Unidos a electricidad, 50.000 millones de d¨®lares de los Estados Unidos a gas natural y 2.500 millones de d¨®lares de los Estados Unidos a carb¨®n. Estas estimaciones no representan ¨ªntegramente todas las dem¨¢s formas de apoyo con financiaci¨®n p¨²blica de este sector, adem¨¢s de los subsidios directos. En pocas palabras, esto quiere decir que el dinero que tanto les ha costado ganar a los contribuyentes se emplea para mejorar la rentabilidad de empresas multimillonarias. Por ello, el Secretario General de las Naciones Unidas ha pedido reiteradamente a los Gobiernos que apliquen impuestos a quienes contaminan, no a las personas.
La puesta en marcha de una reforma de la tarificaci¨®n del carbono y de los subsidios a los combustibles f¨®siles puede desempe?ar una funci¨®n importante para impulsar los ingresos p¨²blicos o hacer un uso mejor del gasto. Los programas de tarificaci¨®n del carbono, que tratan de velar por que el precio de los combustibles f¨®siles refleje su aut¨¦ntico costo, incluidas las emisiones, generaron alrededor de 44.000 millones de d¨®lares de ingresos p¨²blicos en 2018, seg¨²n el Banco Mundial.
Al crear nuevas fuentes de financiaci¨®n p¨²blica, la tarificaci¨®n del carbono puede ayudar a los Gobiernos a invertir m¨¢s en otras esferas prioritarias, como la atenci¨®n sanitaria, la educaci¨®n o la infraestructura, y a garantizar una transici¨®n justa de la fuerza de trabajo. Por ejemplo, los trabajadores cuyos empleos podr¨ªan verse afectados por una transici¨®n a un mundo alimentado por energ¨ªa sostenible, como los que trabajan en la industria de los combustibles f¨®siles, no se deben dejar atr¨¢s. Por el contrario, deben recibir apoyo para encontrar nuevas y mejores oportunidades generadoras de ingresos.
Numerosos pa¨ªses est¨¢n tomando medidas para reducir los subsidios a los combustibles f¨®siles, incluidos muchos pa¨ªses en desarrollo. Nigeria, por ejemplo, ha reformado hace poco su marco de subsidios a los combustibles f¨®siles..
En los ¨²ltimos meses, los mercados de petr¨®leo y gas han registrado una ca¨ªda sin precedentes de la demanda, lo que, sumado a una guerra de precios, situ¨® el precio del barril por debajo del punto de equilibrio para muchos productores. Por consiguiente, posiblemente los precios del carb¨®n, el petr¨®leo y el gas sigan siendo bajos en el futuro pr¨®ximo. Esta situaci¨®n brinda a los Gobiernos la oportunidad de eliminar de manera gradual los subsidios a los combustibles f¨®siles y acelerar la transici¨®n de la industria ligada a dichos combustibles.
En los pa¨ªses productores de petr¨®leo y gas y las econom¨ªas ricas en carb¨®n, se podr¨ªan invertir de manera provechosa los est¨ªmulos fiscales en una primera fase de eliminaci¨®n gradual de los activos menos competitivos, en una diversificaci¨®n de la econom¨ªa y en medidas de apoyo para los trabajadores y las regiones a los que afectar¨¢ la transici¨®n.
Perspectiva clim¨¢tica en todas las decisiones
Tener todas las oportunidades y los riesgos clim¨¢ticos en cuenta en todas las decisiones financieras y normativas.
La acci¨®n clim¨¢tica debe convertirse en el centro de atenci¨®n, tanto para los Gobiernos como para las empresas. Las empresas y los inversores inteligentes ya est¨¢n empezando a valorar mejor los riesgos clim¨¢ticos. Sin embargo, los Gobiernos deben hacer m¨¢s.
Seg¨²n transmiti¨® el Secretario General a los ministros, la crisis de la COVID-19 est¨¢ teniendo efectos devastadores debido a nuestros errores del pasado y del presente.
Algunos de estos errores son no habernos tomado lo suficientemente en serio los Objetivos de Desarrollo Sostenible, deso¨ªr las advertencias acerca de los da?os que estamos infligiendo a nuestro medio natural y asumir los riesgos de las perturbaciones clim¨¢ticas. Seg¨²n el Secretario General, toleramos desigualdades en el plano nacional e internacional que dejaron a miles de millones de personas a una sola crisis de distancia de la pobreza y la ruina financiera; no invertimos lo suficiente en resiliencia, es decir, en cobertura sanitaria universal, educaci¨®n de calidad, protecci¨®n social, agua potable y saneamiento; y todav¨ªa tenemos que enderezar los desequilibrios de poder que hacen que las mujeres y las ni?as sean siempre las m¨¢s afectadas por las crisis.
A fin de evaluar la envergadura de los riesgos relacionados con el clima para el sistema financiero, es necesario desarrollar nuevas herramientas anal¨ªticas que, por ejemplo, incorporen escenarios clim¨¢ticos a las ¡°pruebas de resistencia¡± habituales. Las autoridades reguladoras ya realizan pruebas de resistencia para evaluar la resiliencia y la fortaleza de las instituciones bancarias en situaciones adversas.
Los bancos centrales y los supervisores financieros deben velar por que los riesgos relacionados con el clima se integren correctamente en los procedimientos de gesti¨®n de riesgos y las estrategias de las distintas instituciones financieras. Si bien la declaraci¨®n voluntaria de los riesgos ligados al clima conforme a las directrices del Equipo de Tareas sobre la Divulgaci¨®n de Informaci¨®n Financiera relacionada con el Clima constituye un primer paso necesario, es cada vez m¨¢s urgente que se convierta en un requisito obligatorio para fortalecer y sistematizar la integraci¨®n de esos riesgos. Las instituciones financieras deben entender mejor los riesgos relacionados con el clima y tomarlos en consideraci¨®n en sus procedimientos de gesti¨®n de riesgos y sus decisiones de inversi¨®n, as¨ª como en sus estrategias a m¨¢s largo plazo. Los cambios en las pol¨ªticas clim¨¢ticas, las tecnolog¨ªas nuevas y el aumento de los riesgos f¨ªsicos dar¨¢n lugar a nuevas evaluaciones de los valores de casi todos los activos financieros, y las empresas que ajusten sus modelos de negocio a la transici¨®n hacia un mundo de emisiones netas de valor cero ser¨¢n recompensadas, mientras que las que no consigan adaptarse ser¨¢n fuertemente sancionadas.
Ha habido un incremento del inter¨¦s por parte de las empresas en la adopci¨®n de metas con fundamento cient¨ªfico y planes de negocio sostenibles que sean compatibles con un escenario de calentamiento de 1,5 ¡ãC, aunque con algunas excepciones notables; los mercados y las principales instituciones financieras todav¨ªa tienen que tomarse en serio los riesgos relacionados con el clima.
°ä´Ç±ô²¹²ú´Ç°ù²¹³¦¾±¨®²Ô
°ä´Ç±ô²¹²ú´Ç°ù²¹³¦¾±¨®²Ô destinada a recuperarnos para mejorar.
Al igual que el coronavirus, los gases de efecto invernadero no entienden de fronteras. Ning¨²n pa¨ªs ni ninguna empresa puede prosperar por s¨ª solo. El Acuerdo de Par¨ªs se basa en la cooperaci¨®n entre los pa¨ªses. Las emisiones de cualquier lugar nos afectan a todos en todas partes, de modo que es imprescindible que los pa¨ªses colaboren para reducir las emisiones, aumentar la resiliencia y mitigar los peores efectos del cambio clim¨¢tico. En el Acuerdo de Par¨ªs, se reconoci¨® que no todos los pa¨ªses disponen del mismo acceso a la misma tecnolog¨ªa y los mismos recursos financieros. En particular, los pa¨ªses de ingreso bajo y mediano que menos han contribuido al problema a menudo necesitan asistencia de los pa¨ªses de mayores ingresos para desarrollar fuentes de energ¨ªa renovables m¨¢s limpias y verdes, junto con medidas que les permitan adaptarse a los efectos del cambio clim¨¢tico. La asistencia internacional es fundamental para garantizar el desarrollo sostenible.
La cooperaci¨®n internacional y el multilateralismo tambi¨¦n son esenciales para la recuperaci¨®n de la crisis econ¨®mica causada por la pandemia de COVID-19. La mayor¨ªa de los pa¨ªses han sufrido un descenso de sus ingresos y, de forma simult¨¢nea, un aumento de los gastos debido a la pandemia. Para muchas econom¨ªas en desarrollo, esto conlleva un aumento de la deuda p¨²blica y del d¨¦ficit. La presi¨®n ejercida sobre los Gobiernos, sobre todo en los pa¨ªses en desarrollo, en lo que respecta al servicio de estas deudas externas cada vez mayores limita su capacidad de poner en marcha medidas normativas que promuevan las inversiones en activos sostenible productivos (como energ¨ªa renovable o soluciones de transporte sostenibles). Es necesario hacer frente a esta crisis generalizada de la deuda soberana a fin de crear el margen fiscal y normativo necesario para que los Gobiernos inviertan en una recuperaci¨®n s¨®lida, descarbonizada, justa y resiliente.
Los bancos p¨²blicos de desarrollo de todo el mundo, en los planos nacional, regional y multilateral, tendr¨¢n que trabajar juntos para ayudar a los pa¨ªses a encontrar y financiar actividades con bajas emisiones de carbono y una productividad elevada y a dise?ar pol¨ªticas industriales apropiadas para ampliar sus recursos en infraestructura sostenible, as¨ª como para respaldar una transici¨®n justa para los trabajadores y las comunidades. Asimismo, ser¨¢n esenciales a la hora de proporcionar financiaci¨®n para aumentar la resiliencia y ayudar a los pa¨ªses a adaptarse al cambio clim¨¢tico.
Los efectos del cambio clim¨¢tico ya se est¨¢n notando en todos los pa¨ªses, aunque no afectan a todas las personas del mismo modo. El cambio clim¨¢tico est¨¢ perjudicando sobre todo a las personas m¨¢s pobres y vulnerables, muchas de las cuales son mujeres. Se trata de personas que viven en zonas sujetas a inundaciones o al aumento del nivel del mar, o que son las m¨¢s afectadas por el estr¨¦s t¨¦rmico o la escasez de agua. En 2019, los fen¨®menos meteorol¨®gicos extremos y los desastres naturales causaron el desplazamiento del triple de personas que la guerra. M¨¢s del 95 % de los desplazamientos se debieron a peligros relacionados con el clima, como tormentas e inundaciones.
El apoyo a las iniciativas de adaptaci¨®n, como protecci¨®n contra crecidas y carreteras y edificios resilientes, y la mejora de la resiliencia de las comunidades deben constituir una prioridad en los paquetes de recuperaci¨®n. Por ejemplo, los programas de obra p¨²blica dise?ados para proporcionar ingresos a los hogares de renta baja podr¨ªan dar prioridad a los proyectos que brindan beneficios secundarios de adaptaci¨®n, por ejemplo, protecci¨®n contra inundaciones o incendios, restauraci¨®n de ecosistemas o riego por goteo.
La transici¨®n hacia una econom¨ªa neutra en carbono tambi¨¦n podr¨ªa afectar de manera negativa a las personas que se ganaban la vida en las industrias altamente contaminantes, que adem¨¢s son muy perjudiciales para la salud de las personas, como la miner¨ªa del carb¨®n. Por eso, necesitamos una transici¨®n justa que vele por las oportunidades de empleo de todas las personas. Por otra parte, las medidas encaminadas a encarar el cambio clim¨¢tico no deben crear costos nuevos para aquellas personas que no pueden sufragarlos, sin apoyo gubernamental para asumir dichos costos. Los costos de la lucha contra el cambio clim¨¢tico deben recaer en los responsables de la contaminaci¨®n.
Las medidas destinadas a limitar el cambio clim¨¢tico son medidas destinadas a lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Estos Objetivos se aplican a todos los pa¨ªses y a todas las personas. Todav¨ªa hay posibilidades de alcanzar esos Objetivos si los Gobiernos, las empresas, las ciudades, la sociedad civil y todos y cada uno de nosotros nos movilizamos plenamente para exigir resultados ya y pedir que nadie se quede atr¨¢s.