El COVID-19 sigue devastando vidas y medios de subsistencia en todo el mundo, golpeando con m¨¢s fuerza a los m¨¢s vulnerables.
Esto es particularmente cierto en el caso de los millones de personas que est¨¢n en movimiento, como las personas refugiadas y desplazadas internas, que se ven obligadas a huir de sus hogares producto de la violencia o los desastres, o de las personas migrantes que se encuentran en situaciones precarias.
En estos momentos, esas personas encaran tres crisis que se combinan en una.
En primer lugar, encaran una crisis sanitaria, ya que se exponen al virus porque a menudo est¨¢n en condiciones de hacinamiento en las que el distanciamiento social resulta un lujo imposible, y en las que con frecuencia es dif¨ªcil acceder a servicios b¨¢sicos, como los de atenci¨®n de la salud, agua, saneamiento y nutrici¨®n.
Los efectos de esta crisis ser¨¢n a¨²n m¨¢s devastadores para el gran n¨²mero de personas en movimiento que viven en los pa¨ªses menos adelantados. Un tercio de la poblaci¨®n mundial desplazada internamente vive en los diez pa¨ªses con mayor riesgo del COVID-19.
En segundo lugar, las personas en movimiento encaran una crisis socioecon¨®mica, en particular las que trabajan en la econom¨ªa no estructurada, sin acceso a protecci¨®n social.
Adem¨¢s, es probable que la p¨¦rdida de ingresos resultante del COVID-19 provoque una colosal ca¨ªda de las remesas por valor de 109.000 millones de d¨®lares, cifra que equivale a casi tres cuartas partes de toda la asistencia oficial para el desarrollo, que ya no est¨¢ llegando a los 800 millones de personas que dependen de ella.
En tercer lugar, las personas en movimiento encaran una crisis de protecci¨®n.
M¨¢s de 150 pa¨ªses han impuesto restricciones fronterizas para contener la propagaci¨®n del virus. Por lo menos 99 Estados no hacen ninguna excepci¨®n en los casos de las personas que solicitan asilo por motivos de persecuci¨®n.
Al propio tiempo, el temor al COVID-19 ha exacerbado la xenofobia, el racismo y la estigmatizaci¨®n.
Por su parte, la ya precaria situaci¨®n de las mujeres y las ni?as se torna a¨²n peor, porque ambas corren un mayor riesgo de exposici¨®n a actos de violencia, abuso y explotaci¨®n por motivos de g¨¦nero.
Sin embargo, aun cuando encaran todos esos desaf¨ªos, las personas refugiadas y migrantes est¨¢n haciendo un aporte heroico en la primera l¨ªnea de las labores esenciales.
Por ejemplo, alrededor de una de cada ocho personas que en todo el mundo se dedican a la enfermer¨ªa ejerce su profesi¨®n en un pa¨ªs distinto del de su nacimiento.
La crisis del COVID-19 es una oportunidad para replantear la movilidad humana.
Cuatro nociones b¨¢sicas deben indicar el camino:
En primer lugar, la exclusi¨®n es cara y la inclusi¨®n, rentable. Una respuesta socioecon¨®mica y de salud p¨²blica inclusiva ayudar¨¢ a derrotar el virus, reiniciar nuestras econom¨ªas y avanzar en la consecuci¨®n de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
En segundo lugar, debemos defender la dignidad humana frente a la pandemia, y aprender del pu?ado de pa¨ªses que han demostrado c¨®mo es posible aplicar restricciones de viaje y controles fronterizos respetando plenamente los derechos humanos y los principios internacionales de protecci¨®n de los refugiados.
En tercer lugar, nadie estar¨¢ a salvo hasta que todos lo est¨¦n. El diagn¨®stico, el tratamiento y las vacunas deben ser accesibles para todos.
En cuarto y ¨²ltimo lugar, las personas en movimiento son parte de la soluci¨®n. Eliminemos las barreras injustificadas, exploremos modelos que permitan regularizar v¨ªas para los migrantes, y reduzcamos los costos de transacci¨®n de las remesas.
Doy las gracias a los pa¨ªses, en particular a los pa¨ªses en desarrollo, que, a pesar de tener sus propios problemas sociales, econ¨®micos y ahora sanitarios, han abierto sus fronteras y sus corazones a las personas refugiadas y migrantes.
Esos pa¨ªses ofrecen una lecci¨®n conmovedora para otros en un per¨ªodo en el que las puertas est¨¢n cerradas. Es esencial que esos pa¨ªses reciban un apoyo mayor y una solidaridad plena.
Todos tenemos un inter¨¦s particular en asegurar que la responsabilidad de proteger a los refugiados del mundo se comparta de forma equitativa, y que la movilidad humana siga teniendo lugar en un contexto seguro, inclusivo y respetuoso de los derechos humanos internacionales y del derecho de los refugiados.
Ning¨²n pa¨ªs puede luchar contra la pandemia ni gestionar la migraci¨®n por s¨ª solo.
Sin embargo, juntos podemos contener la propagaci¨®n del virus, amortiguar sus efectos en los m¨¢s vulnerables y recuperarnos mejor para el bien de todos.
Muchas gracias.