1 abril 2020

31 de marzo de 2020

El mundo se enfrenta a una prueba sin precedentes. Y ha llegado el momento de la verdad.

Cientos de miles de personas est¨¢n cayendo gravemente enfermas a causa de la enfermedad por coronavirus (COVID-19), que se est¨¢ propagando exponencialmente en muchos lugares.

Las sociedades est¨¢n en crisis y las econom¨ªas est¨¢n en picada.

El Fondo Monetario Internacional ha reevaluado las perspectivas de crecimiento para 2020 y 2021 y ha declarado que hemos entrado en una recesi¨®n, tan grave o peor que en 2009.

Debemos responder de manera resuelta, innovadora y conjunta para suprimir la propagaci¨®n del virus y abordar la devastaci¨®n socioecon¨®mica que la COVID-19 est¨¢ causando en todas las regiones.

La respuesta deber¨¢ ser en gran escala, coordinada y amplia, en correspondencia con la magnitud de la crisis, y guiarse a nivel nacional e internacional por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud.

Tambi¨¦n deber¨¢ ser multilateral, de manera que los pa¨ªses se muestren solidarios con las comunidades y naciones m¨¢s vulnerables.

El mensaje del informe que publicamos hoy es claro: responsabilidad compartida y solidaridad mundial en respuesta a los efectos de la COVID 19.

Es un llamamiento a la acci¨®n.

Debemos ver a los pa¨ªses no solo unidos para vencer al virus, sino tambi¨¦n para hacer frente a sus profundas consecuencias.

En primer lugar, a una respuesta sanitaria coordinada inmediata para suprimir la transmisi¨®n y poner fin a la pandemia.

A una respuesta que ampl¨ªe la capacidad sanitaria para realizar pruebas, rastrear casos, poner en cuarentena y ofrecer tratamientos, sin dejar de proteger la seguridad de los equipos de respuesta inicial, y que vaya acompa?ada de medidas para restringir el movimiento y el contacto.

A una respuesta que brinde acceso universal a tratamientos y vacunas, una vez que est¨¦n listos.

Es esencial que los pa¨ªses desarrollados ayuden inmediatamente a los menos desarrollados a reforzar sus sistemas de salud y su capacidad de respuesta para detener la transmisi¨®n.

De lo contrario, nos enfrentamos a la pesadilla de que la enfermedad se propague como un incendio forestal en el Sur Global en que mueran millones de personas y a la perspectiva de que la enfermedad vuelva a aparecer donde antes fuera suprimida.

Recordemos que solo somos tan fuertes como el sistema de salud m¨¢s d¨¦bil de nuestro mundo interconectado.

Me preocupa especialmente el continente africano, y aliento firmemente al Grupo de los 20 (G20) a que siga adelante con una iniciativa del G20 para ?frica que se propuso en la Cumbre.

En segundo lugar, debemos abordar las devastadoras dimensiones sociales y econ¨®micas de esta crisis, centr¨¢ndonos en los m¨¢s afectados: las mujeres, las personas de edad, los j¨®venes, los trabajadores con salarios bajos, las peque?as y medianas empresas, el sector no estructurado y los grupos vulnerables, especialmente los que se encuentran en situaciones humanitarias y de conflicto.

Debemos ver a los pa¨ªses no solo unidos para vencer al virus, sino tambi¨¦n para hacer frente a sus profundas consecuencias.

Ello significa dise?ar pol¨ªticas fiscales y monetarias capaces de apoyar la provisi¨®n directa de recursos para apoyar a los trabajadores y los hogares, la provisi¨®n de seguros de salud y de desempleo, el aumento de la protecci¨®n social y el apoyo a las empresas para evitar las quiebras y las p¨¦rdidas masivas de puestos de trabajo.

Lo que se necesita es una respuesta multilateral en gran escala, coordinada y amplia que ascienda al menos al 10 % del producto interno bruto mundial.

Los pa¨ªses desarrollados pueden hacerlo por s¨ª solos, y algunos ya lo est¨¢n haciendo.

Pero debemos aumentar masivamente los recursos disponibles para el mundo en desarrollo mediante la ampliaci¨®n de la capacidad del Fondo Monetario Internacional, en particular mediante la emisi¨®n de derechos especiales de giro, y de las dem¨¢s instituciones financieras internacionales para inyectar r¨¢pidamente recursos en los pa¨ªses que los necesitan.

Los intercambios coordinados entre los bancos centrales tambi¨¦n pueden aportar liquidez a las econom¨ªas emergentes.

El alivio de la carga de la deuda deber¨¢ ser una prioridad, incluyendo la renuncia inmediata al abono de intereses para el a?o 2020.

El sistema de las Naciones Unidas se ha movilizado plenamente, proporcionando orientaci¨®n para los esfuerzos mundiales, apoyando las respuestas de los pa¨ªses y poniendo nuestras cadenas de suministro a disposici¨®n del mundo. ?

Para apoyar nuestros esfuerzos, las Naciones Unidas est¨¢n estableciendo un nuevo Fondo Fiduciario de m¨²ltiples asociados para la respuesta y la recuperaci¨®n en relaci¨®n con la COVID-19, con el fin de ayudar a los pa¨ªses de ingresos bajos y medianos a responder a la emergencia y recuperarse de la conmoci¨®n socioecon¨®mica.

Los Coordinadores Residentes de las Naciones Unidas en todo el mundo ser¨¢n los impulsores de la respuesta de las Naciones Unidas sobre el terreno, asegurando que los amplios y diversos conocimientos y activos del sistema de las Naciones Unidas se utilicen de la manera m¨¢s eficiente y eficaz para apoyar a los pa¨ªses.

Finalmente, cuando superemos esta crisis, porque la habremos de superar, nos enfrentaremos a una disyuntiva.

Podemos volver al mundo como era antes o abordar resueltamente los temas que nos hacen a todos innecesariamente vulnerables a las crisis.

Nuestra hoja de ruta es la Agenda 2030 y los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible.

La recuperaci¨®n de la crisis de la COVID-19 deber¨¢ conducirnos a una econom¨ªa diferente.

Todo lo que hagamos durante esta crisis y despu¨¦s de ella deber¨¢ centrarse en la construcci¨®n de econom¨ªas y sociedades m¨¢s equitativas, inclusivas y sostenibles y que sean m¨¢s resistentes a las pandemias, al cambio clim¨¢tico y a los muchos otros desaf¨ªos mundiales a los que nos enfrentamos.

Lo que el mundo necesita ahora es solidaridad.

Con solidaridad podemos derrotar al virus y construir un mundo mejor.

Muchas gracias.