1 de mayo de 2020
La pandemia del COVID-19 est¨¢ causando temor y sufrimiento indescriptibles a las personas de edad en todo el mundo.
La tasa de letalidad para las personas de edad es m¨¢s alta en general, y para los mayores de 80 a?os, es cinco veces el promedio mundial.
M¨¢s all¨¢ de su impacto inmediato en la salud, la pandemia coloca a las personas de edad en una situaci¨®n de mayor riesgo de pobreza, discriminaci¨®n y aislamiento. Es probable que tenga un efecto particularmente devastador para las personas de edad de los pa¨ªses en desarrollo.
Como persona de edad que soy, con la responsabilidad de una madre a¨²n mayor, estoy profundamente preocupado por la pandemia a nivel personal, y por sus efectos sobre nuestras comunidades y sociedades.
Hoy presentamos un informe de pol¨ªticas que ofrece an¨¢lisis y recomendaciones para abordar estos desaf¨ªos. Nuestra respuesta al COVID-19 debe respetar los derechos y la dignidad de las personas de edad.
No tratemos a las personas de edad como si fuesen invisibles o desvalidas.
Quisiera ahora transmitir cuatro mensajes principales.
En primer lugar, ninguna persona, joven o vieja, es prescindible. Las personas de edad tienen los mismos derechos a la vida y a la salud que todos las dem¨¢s.
Al adoptar decisiones dif¨ªciles respecto a la atenci¨®n m¨¦dica para salvar vidas, se deben respetar los derechos humanos y la dignidad de todos.
En segundo lugar, si bien el distanciamiento f¨ªsico es fundamental, no olvidemos que todos formamos parte de una comunidad y que a ella pertenecemos. Necesitamos un mejor apoyo social y esfuerzos m¨¢s inteligentes para comunicarnos con las personas de edad a trav¨¦s de la tecnolog¨ªa digital.
Ello es fundamental para las personas de edad que pueden estar experimentando un gran sufrimiento y sinti¨¦ndose aisladas por el confinamiento y otras restricciones que afrontan.
En tercer lugar, todas las respuestas de ¨ªndole social, econ¨®mica y humanitaria deben tener plenamente en cuenta las necesidades de las personas de edad, desde la cobertura sanitaria universal hasta la protecci¨®n social, el trabajo decente y las pensiones.
La mayor¨ªa de las personas de edad son mujeres, que tienen m¨¢s probabilidades de entrar en este per¨ªodo de sus vidas en la pobreza y sin acceso a la atenci¨®n m¨¦dica. Las pol¨ªticas deben estar dirigidas a atender sus necesidades.
Y en cuarto lugar, no tratemos a las personas de edad como si fuesen invisibles o desvalidas.
Muchas personas de edad dependen de un ingreso y se dedican plenamente al trabajo, a la vida familiar, a la ense?anza y al aprendizaje, y al cuidado de los dem¨¢s. Sus voces y su liderazgo cuentan.
Para sobrellevar esta pandemia juntos, necesitamos un mayor nivel de solidaridad mundial y nacional, as¨ª como las contribuciones de todos los miembros de la sociedad, incluidas las personas de edad.
A fin de recuperarnos de la mejor manera posible, hace falta ambici¨®n y visi¨®n para construir sociedades m¨¢s inclusivas, sostenibles, adaptadas a las necesidades de las personas de edad y que puedan afrontar con ¨¦xito el futuro.