El virus de la COVID-19 surgi¨® en 2020 y, desde entonces, se ha ido propagando por todo el mundo. La consiguiente crisis y las diversas respuestas gubernamentales han afectado a los modos de organizar nuestras vidas, vivir en las ciudades y conceptualizar nuestro mundo. A¨²n no se conocen del todo las repercusiones globales de la pandemia, pero si los recursos y el foco se desv¨ªan de los compromisos a largo plazo, como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), para centrarse en parches a corto plazo y recuperaciones apresuradas, los progresos que se han hecho hacia la sostenibilidad y la igualdad se podr¨ªan ver amenazados.
En Australia, la ciudad de Melbourne se ha enfrentado a retos sin precedentes. La incidencia de casos de COVID-19 en Melbourne ha sido mayor que en el resto de Australia y, en consecuencia, ha sufrido uno de los confinamientos m¨¢s largos y generalizados del mundo. Estos confinamientos, a pesar de tener ¨¦xito a la hora de combatir el virus, han tenido consecuencias reales sobre la ciudad, con implicaciones para los negocios, el empleo y la econom¨ªa, la salud mental y f¨ªsica, y el bienestar general. Las restricciones y sus secuelas tambi¨¦n han tenido efectos desiguales dentro de la propia ciudad, pues han afectado desproporcionadamente a los m¨¢s vulnerables. Sin embargo, la respuesta a la crisis tambi¨¦n nos ha ense?ado lo que podemos hacer a nivel gubernamental y comunitario para apoyar a aquellos que m¨¢s lo necesitan.
El Experimento de Melbourne
En el "Informe de pol¨ªticas: COVID-19 en un mundo de poblaci¨®n urbana" de las Naciones Unidas, el Secretario General Ant¨®nio Guterres hace hincapi¨¦ en que las elecciones pol¨ªticas que hacemos hoy determinar¨¢n nuestra resiliencia en el contexto de los riesgos futuros y nuestra capacidad de lograr los ODS. Para reconstruir, los gobiernos y los encargados de la adopci¨®n de decisiones deben identificar lagunas en la asistencia que prestan, determinar la forma de ampliar las redes de protecci¨®n frente a la pandemia e identificar los planes que se deben cambiar. Tal como apunt¨® Juan Romo, Rector de la Universidad Carlos III de Madrid, en su respuesta al Informe de pol¨ªticas, las universidades desempe?an un papel clave en la planificaci¨®n para este futuro.
Tenemos la oportunidad de aprender de esta pandemia, y las universidades ocupan una posici¨®n ¨²nica y cuentan con los recursos necesarios para liderar el di¨¢logo transformador.
En la Universidad de Monash, en Melbourne, un grupo de diferentes expertos ha iniciado un proyecto de investigaci¨®n multidisciplinario y colaborativo llamado para estudiar el impacto de la COVID-19 en la ciudad. Tal como sugiere el Secretario General en el Informe de pol¨ªticas, estos investigadores est¨¢n trabajando para conformar el cambio positivo a trav¨¦s de la creaci¨®n de conocimientos y la formulaci¨®n de pol¨ªticas conscientes para la recuperaci¨®n y la renovaci¨®n urbanas pos-COVID-19.
Igualdad: una oportunidad para el cambio
Al igual que en otras partes del mundo, los investigadores que participan en?el Experimento de Melbourne?han descubierto que los efectos de esta crisis reflejan e intensifican las desigualdades y los problemas sociales ya presentes en nuestras sociedades. Ahora bien, con un mayor entendimiento y una mayor atenci¨®n a estas cuestiones, existen oportunidades para solventarlas.?
En una encuesta en l¨ªnea a 14.000 personas, un proyecto llamado Psychological Impacts of COVID-19 on Urban Residents (Impactos psicol¨®gicos de la COVID-19 sobre los residentes urbanos) detect¨® que la prevalencia de problemas de salud mental se hab¨ªa multiplicado por dos durante la pandemia. Los m¨¢s afectados perdieron sus trabajos; viv¨ªan solos o en zonas de bajos recursos; eran cuidadores, miembros de minor¨ªas marginadas, mujeres o j¨®venes. Tal como indica la , es necesaria una respuesta multisectorial e integrada que promueva la salud mental.
Si los recursos y el foco se desv¨ªan de los compromisos a largo plazo, como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), para centrarse en parches a corto plazo y recuperaciones apresuradas, los progresos que se han hecho hacia la sostenibilidad y la igualdad se podr¨ªan ver amenazados.
La COVID-19 tambi¨¦n est¨¢ exacerbando las desigualdades de g¨¦nero existentes en todo el mundo. Los factores de estr¨¦s situacionales relacionados con los confinamientos impuestos por los gobiernos aumentaron la incidencia y la gravedad de la violencia contra las mujeres, que ya constitu¨ªa un problema generalizado antes de la pandemia. La desigualdad de g¨¦nero es el principal detonante de esta violencia. Un proyecto llamado Gender-Based Violence and Help-Seeking Behaviours During the COVID-19 Pandemic (Violencia con raz¨®n de g¨¦nero y conductas de b¨²squeda de ayuda durante la pandemia de COVID-19) conformar¨¢ planes de recuperaci¨®n sensibles al g¨¦nero.
La COVID-19 est¨¢ teniendo un impacto desproporcionado sobre las trabajadoras australianas, pues ellas asumen mayor carga que sus compa?eros hombres en lo que respecta al cuidado de los hijos. Las investigaciones llevadas a cabo en el marco del proyecto Flexible Work Arrangements During the COVID-19 Response (Acuerdos de trabajo flexible durante la repuesta a la COVID-19) abordan la forma en que se podr¨ªan reforzar las protecciones legales para mejorar la igualdad de g¨¦nero. Esto incluye las medidas legales que podr¨ªan fomentar la flexibilidad laboral y proteger a las mujeres contra la discriminaci¨®n en el lugar de trabajo. El uso de la tecnolog¨ªa ha facilitado el acceso remoto y en l¨ªnea a la justicia durante las restricciones impuestos por la COVID-19. En el de la Facultad de Derecho de Monash se est¨¢ analizando c¨®mo la COVID-19 ha incrementado la necesidad de un acceso remoto y virtual a testigos expertos y vulnerables, de forma que, a trav¨¦s de las , se crean estrados virtuales inmersivos para garantizar que se imparte una justicia de calidad a trav¨¦s de audiencias virtuales innovadoras. En este momento se est¨¢n llevando a cabo m¨¢s investigaciones para identificar y tratar la forma en que puede verse afectado el derecho a un juicio justo, las implicaciones del uso de tecnolog¨ªa de reconocimiento facial y otras formas de vigilancia, as¨ª como las consecuencias sobre la confianza general en la legitimidad pol¨ªtica y su percepci¨®n.
Una recuperaci¨®n verde
La pandemia tambi¨¦n nos ha ofrecido la oportunidad de cambiar la relaci¨®n que mantenemos con nuestro espacio y nuestro entorno. Las decisiones que tomemos ahora pueden acercarnos a una recuperaci¨®n verde y a los ODS vinculados a ella o, por el contrario, alejarnos. Un proyecto llamado Travel Patterns During and After COVID-19 (H¨¢bitos de viaje durante y tras la COVID-19) identifica los retos en materia de pol¨ªticas y su mitigaci¨®n a trav¨¦s de la previsi¨®n del impacto de los viajes urbanos tras la pandemia de coronavirus. El miedo al contagio ha provocado cambios comportamentales que han hecho que se pase de un uso del transporte p¨²blico sostenible (ODS 11) a un mayor empleo del coche. Las consecuencias de la congesti¨®n del tr¨¢fico y la menor calidad de vida (ODS 3 y 11) incluyen un descenso del 20 % en la actividad en los distritos financieros centrales y una bajada de la producci¨®n y el crecimiento urbanos (ODS 8), lo que pone en riesgo la recuperaci¨®n sostenible.
Todos los estados y territorios australianos tienen metas u objetivos aspiracionales de cero emisiones netas de aqu¨ª a 2050. Los proyectos que est¨¢ llevando a cabo Climate Works Australia muestran c¨®mo los responsables de la formulaci¨®n de pol¨ªticas de los estados y territorios australianos pueden utilizan las inversiones para la recuperaci¨®n econ¨®mica de la COVID-19 para conseguir muchos resultados, como la creaci¨®n de empleos y la generaci¨®n de demanda, el impulso de la productividad y la consecuci¨®n de progresos esenciales hacia los objetivos de cero emisiones netas.
Dise?ando el futuro
El conocimiento se puede utilizar para conformar respuestas inmediatas orientadas a proteger a los m¨¢s vulnerables y reformular los planes futuros con el fin de asegurar una recuperaci¨®n inclusiva, igualitaria y sostenible. Los planes de reconstrucci¨®n pueden fomentar la resiliencia o recrear el sistema y los problemas que contribuyeron a la crisis actual. Trazar un mapa de lo ocurrido nos ayudar¨¢ a reconstruir para mejorar.
El Survey of COVID-19 Responses to Understand Behaviour (SCRUB) (Estudio de las respuestas a la COVID-19 para entender el comportamiento), realizado en colaboraci¨®n con el gobierno de Victoria, ha registrado las respuestas comportamentales y las actitudes de los australianos ante la COVID-19 desde marzo de 2020. En el estudio se reflejan comportamientos de protecci¨®n, como el uso de mascarillas y distanciamiento social, comportamientos relacionados con los viajes y en el lugar de trabajo, y cumplimiento con las normas y restricciones. Se han recopilado evidencias urgentes que sirvieron de apoyo para formular las respuestas pol¨ªticas del gobierno a la COVID-19. El estudio SCRUB tambi¨¦n sirve de ejemplo de c¨®mo la estrecha colaboraci¨®n entre gobierno y medios acad¨¦micos puede generar pol¨ªticas basadas en evidencias, incluso potencialmente para futuras pandemias.
La maqueta digital de la ciudad de Melbourne combina diferentes conjuntos de datos urbanos en una plataforma 3D interactiva. Este proyecto fomenta el ODS 11: Ciudades y comunidades sostenibles, a trav¨¦s del apoyo a la toma de decisiones colaborativa sobre un futuro poscoronavirus sostenible. El proyecto est¨¢ llevando a cabo una prueba piloto en un barrio de Melbourne, donde investiga c¨®mo planificar y dise?ar barrios de 20 minutos en la ciudad pos-COVID-19.
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El enfoque multidisciplinario del Experimento de Melbourne reviste relevancia m¨¢s all¨¢ de su ciudad hom¨®nima. Su forma y funci¨®n podr¨ªan replicarse globalmente para mapear y deshacer estrat¨¦gicamente la compleja red de repercusiones y oportunidades surgidas de esta pandemia y de crisis futuras. A nivel mundial, necesitamos respuestas a medida que apoyen la consecuci¨®n de los ODS. Para ello, los gobiernos necesitan informaci¨®n actualizada y precisa. Tenemos la oportunidad de aprender de esta pandemia, y las universidades ocupan una posici¨®n ¨²nica y cuentan con los recursos necesarios para liderar el di¨¢logo transformador.
El autor quiere dar las gracias a las siguientes personas por su ayuda en la preparaci¨®n del presente art¨ªculo: Sr. Marc Parlange, Rector y Vicepresidente senior de la Universidad de Monash y coordinador del Experimento de Melbourne, Sra. Dominique Allen, Sra. Laura Aston, Sra. Alexa Gower, Sra. Becky Batagol, Sr. Kevin H. Bell, Sra. Liz Campbell, Sr. Graham Currie, Sra. Jane Fisher, Sra. Kate Fitz-Gibbon, Sra. Sarah Fumei, Sr. Simon Graham, Sra. Genevieve Grant, Sr. Carl Grodach, Sra. Emily Grundy, Sra. Maggie Kirkman, Sra. Karin Hammarberg, Sr. Bryan Horrigan, Sra. Jacqui Horan, Sra. Taru Jain, Sra. Laura McCarthy, Sra. Ruby O¡¯Connor, Sra. Adriana Orifici, Sra. Maria O'Sullivan, Sr. Rupert Posner, Sra. Naomi Pfitzner, Sra. Kate Phillips, Sr. Alexander Saeri, Sra. Anna Skarbek, Sr. Liam Smith, Sr. David Tait, Sr. John Thwaites, Sr. Thach Tran y Sra. Jacqui True.
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La Cr¨®nica?ONU??no?constituye un registro oficial. Tiene el privilegio de acoger a los altos funcionarios de las Naciones Unidas, as¨ª como a distinguidos colaboradores de fuera del sistema de las Naciones Unidas cuyas opiniones no son necesariamente las de las Naciones Unidas. Del mismo modo, las fronteras y los nombres que se muestran y las designaciones utilizadas en los mapas o en los art¨ªculos no implican necesariamente un apoyo o una aceptaci¨®n por parte de las Naciones Unidas.?