28 de marzo de 2023

“Muchos de nosotros pensábamos que la falta de normas para los derechos humanos en todo el mundo era una de las principales causas de fricción entre las naciones, y que el reconocimiento de los derechos humanos podría ser uno de los pilares que sostendrían la paz”.1

 

Eleanor Roosevelt escribió estas palabras en abril de 1948 para la revista , y, en diciembre de ese a?o, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH). Al igual que la Carta de las Naciones Unidas, la DUDH tenía por objeto establecer una norma mundial para los derechos humanos y la igualdad que no solo supusiera un punto de referencia para las personas, sino que además se convirtiera en un principio organizador al que los países pudieran sumarse.

Coincidiendo con la conmemoración este a?o del séptimo quinto aniversario de la DUDH —y al examinar los avances logrados en la expansión de los derechos y el espacio de libertad todavía por conquistar— cabe plantearse la siguiente pregunta: en lo que se refiere a las bases de la libertad, la justicia y la paz, ?qué futuro les espera a aquellas personas que siguen excluidas?

Esta pregunta surge coincidiendo con la confluencia de tres hitos fundamentales en 2023. El primero de ellos es la V Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Países Menos Adelantados  (PMA) —una conferencia que se celebra cada diez a?os dedicada a los 46 PMA del mundo—, organizada en Doha (Qatar) a principios de marzo de 2023, cuyo propósito era impulsar los compromisos y las asociaciones para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en los países menos adelantados. El segundo hito es la  —que ha girado en torno al tema “Innovación y cambio tecnológico, educación en la era digital para lograr la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y ni?as”— y que acaba de finalizar. Y, por último, el septuagésimo quinto aniversario de la DUDH, que se conmemorará oficialmente en diciembre de 2023.

La convergencia de estos tres importantes hitos está cargada de un fuerte simbolismo, al poner de manifiesto que el cumplimiento de los derechos humanos están intrínsecamente vinculado al empoderamiento económico de las mujeres en los países menos adelantados. Más concretamente, cabe se?alar que aún hay que superar el “último eslabón digital” en términos de empoderamiento económico de las mujeres: poner fin a la brecha digital por razón de género para garantizar que nadie se quede atrás en unas economías cada vez más digitales.

Para apreciar realmente la importancia del último eslabón digital en lo que se refiere al empoderamiento económico de las mujeres, es necesario entender las barreras específicas a que se enfrentan los PMA, que se extienden más allá de las que ya sufren las mujeres en las economías más desarrolladas.

A escala mundial, la brecha de género en el uso de Internet es de 6 puntos, según , con un 63% de las mujeres que lo utilizan en comparación con un 69% de los hombres. En el caso de los países de ingresos altos, las mujeres prácticamente han alcanzado la paridad entre los géneros y niveles elevados en lo que se refiere al uso de Internet: un 88% de usuarias frente a un 89% de usuarios.

Sin embargo, la brecha sigue siendo amplia en los PMA, donde solo el 30% de las mujeres utilizan Internet: nada menos que 13 puntos porcentuales por debajo de los hombres. El carácter crítico de este reto, tanto en términos de brecha de género como de adopción de tecnologías digitales por parte de las mujeres, se hace más evidente cuando se comparan los países en desarrollo sin litoral (PDSL) (33% de las mujeres frente al 40% de los hombres), ?frica (34% frente al 45%) y los estados ?rabes (65% frente al 75%). Dicho de forma clara, de todas las regiones evaluadas por la OIT en lo que respecta al uso de Internet, el porcentaje más bajo de usuarias se encuentra en los PMA.

Las mujeres refugiadas son un ejemplo concreto que ilustra ese último eslabón digital. Según un informe de la GSMA —una asociación que representa los intereses de los operadores móviles de todo el mundo— titulado, (Las vidas digitales de los refugiados), las mujeres refugiadas tienen dificultades para acceder a teléfonos móviles y a Internet.  En Bidi Bidi (Uganda), uno de los mayores campos de refugiados del mundo, las mujeres tienen un 47% menos probabilidades que los hombres de tener teléfono y un 89% menos probabilidades de utilizar servicios de Internet móvil. Las herramientas digitales pueden dotar de mayor sensación de seguridad a las mujeres que viven en asentamientos para refugiados. También les proporcionan mayor acceso a información importante y la capacidad de conectarse con seres queridos de la diáspora. Estas herramientas también ayudan a las mujeres emprendedoras a crear negocios y lograr la inclusión financiera a través del dinero móvil. No obstante, siguen existiendo importantes obstáculos que impiden que las mujeres posean y utilicen dispositivos móviles, como las escasas oportunidades de conseguir un medio de subsistencia, menor capacidad de lectura y escritura, falta de confianza en la tecnología, normas sociales restrictivas y muchos otros factores.

Para salvar esa brecha se requiere un planteamiento multipartito que combine capacidades, teléfonos asequibles y servicios adaptados a las necesidades de las mujeres. Como entidad catalizadora de financiación de las Naciones Unidas para los 46 países menos adelantados, uno de los principales cometidos del Fondo de las Naciones Unidas para el Desarrollo de la Capitalización (FNUDC) es promover la creación de economías digitales que incluyan la perspectiva de género. Sin embargo, para lograr este objetivo no basta con disponer de herramientas innovadoras e infraestructura digital: se necesita una sociedad civil comprometida, una formulación de políticas inclusivas y plataformas que incentiven a los proveedores de servicios y a los usuarios finales.

Promover una participación diversa

Para formular políticas inclusivas es necesario que las personas afectadas directamente por el cambio de las políticas participen en el dise?o y la aplicación de las mismas. Sin embargo, los gobiernos y el sector privado no suelen estar dispuestos a escuchar a las consumidoras o a las mujeres que representan a la industria y la sociedad civil.

A través del centro de defensa para la inclusión financiera digital de las mujeres, el FNUDC tiene como objetivo crear un entorno en el que las mujeres puedan tomar decisiones fundadas sobre su futuro financiero y contribuyan a mejorar sus comunidades y e

El  es la nueva iniciativa de referencia del FNUDC en materia de género para impulsar la participación en la transformación de las políticas WDFI y promover la creación de economías digitales con perspectiva de género. El centro de promoción constituye un mecanismo para aprovechar el impulso mundial en torno a la igualdad de género y acelerar el ritmo de cambio uniendo los compromisos mundiales con los resultados locales.

Este centro cuenta con dos componentes interconectados: Coaliciones locales en Indonesia y Etiopía, formadas por la sociedad civil y organizaciones público-privadas; y el centro de promoción mundial (Global Advocacy Hub). Las Coaliciones actúan como plataformas para que las partes interesadas locales debatan, elaboren estrategias y colaboren para lograr un mayor impacto. El FNUDC apoya a los miembros de las Coaliciones brindando acceso a formación e información, así como canalizando recursos financieros para promover la aplicación de soluciones innovadoras de carácter práctico. A escala mundial, el centro creará mensajes unificados sobre las cuestiones prioritarias que se?alen las Coaliciones en asociación con organizaciones mundiales, y dotará de oportunidades a las partes interesadas locales para que logren mayor visibilidad en las plataformas mundiales.

A diferencia de otras plataformas mundiales, el centro de promoción para la inclusión financiera digital de las mujeres se centra en elevar y amplificar las voces locales, redirigir recursos a los asociados locales e iniciar un diálogo constructivo con los encargados de adoptar decisiones. Con la promoción como compromiso unificado, el objetivo es impulsar la acción colectiva para crear un entorno en el que las mujeres puedan tomar decisiones fundadas sobre su futuro financiero y contribuyan a mejorar sus comunidades y economías nacionales.

Formulación de políticas inclusivas: el ejemplo de ?frica

Desde 2014, la brecha de género en el acceso a cuentas bancarias formales se ha incrementado en todos los países de la . En 2021, el FNUDC organizó un grupo consultivo sobre mujeres y servicios financieros digitales para facilitar un diálogo constante entre representantes de la sociedad civil de cada uno de los seis países de la CEMAC —Camerún, la República Centroafricana, Chad, Guinea Ecuatorial, Gabón y la República del Congo—, los reguladores y los encargados de formulación de políticas de la región. El grupo estaba formado por casi 40 mujeres y hombres que representaban a grupos de defensa de los derechos de los consumidores, asociaciones de empresarias, organizaciones financieras y otras entidades que trabajan en el ámbito de la participación de las mujeres en la economía.

Fruto de esta colaboración, los participantes elaboraron y presentaron 23 recomendaciones a los reguladores regionales y nacionales. Asimismo, se ha invitado a varios participantes a que colaboren en la elaboración de la estrategia de inclusión financiera regional. El grupo consultivo amplificó la voz de las mujeres, poniendo así de manifiesto que el planteamiento participativo adoptado por el FNUDC puede mejorar la transparencia y la representación en la formulación de políticas.

Plataformas para salvar la brecha

Más allá de la formulación de políticas y la participación de múltiples partes interesadas, la creación de economías digitales con perspectiva de género para alcanzar este último eslabón digital requiere de herramientas, servicios y asistencia técnica inclusivos. El FNUDC puso en práctica dicho planteamiento en 2022.

La COVID-19 supuso un duro golpe para el empoderamiento económico de las mujeres, como también lo fue para otros aspectos de la vida civil cotidiana. Para promover la recuperación sostenible de las peque?as empresas de Nepal tras la COVID-19, el FNUDC facilitó la incorporación de más de 4.000 microempresas y peque?as y medianas empresas (MIPYME) (65% dirigidas por mujeres) a plataformas de comercio electrónico, e impartió formación a más de 2.600 MIPYME (77% dirigidas por mujeres) sobre capacidades digitales y financieras. En asociación con la Fundación Bill y Melinda Gates, el FNUDC está creando en Myanmar una plataforma de pagos de código abierto gestionada por la industria llamada WynePay. El sistema está dise?ado para ampliar la inclusión financiera dotando de incentivos a los proveedores de servicios financieros, los particulares y las peque?as empresas para que utilicen los pagos electrónicos. Más de 30 proveedores de servicios financieros se han sumado a la iniciativa, y una vez que la plataforma entre en funcionamiento este a?o, más de 2 millones de personas podrán realizar y recibir pagos digitales de una forma más rápida, económica y segura. Se prevé que un 80% de dichas transacciones sean realizadas por mujeres.

La dignidad es digital

Hay palabra que resuena, en un sentido tanto figurado como literal, en toda la DUDH, en el Programa de Acción de Doha en favor de los Países Menos Adelantados 2022–2031, que fue el eje central de la V Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Países Menos Adelantados, y en la declaración inaugural de la sexagésimo séptima sesión de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer: dignidad. El poder de la tecnología digital para respaldar la promesa de los derechos humanos radica en su capacidad para llegar finalmente a aquellos que durante gran parte de la historia han estado desatendidos, y siguen estándolo todavía hoy, una promesa que se remonta a la Carta de las Naciones Unidas. El FNUDC se compromete a aprovechar el poder de lo digital para llegar al último eslabón en la lucha por los derechos humanos en todo el mundo, a la vez que pone en marcha políticas con perspectiva de género como pilar irreemplazable para la paz futura.  

Notas

1Eleanor Roosevelt, “The Promise of Human Rights”, Foreign Affairs, abril de 1948, en Allida Black, Courage in a Dangerous World: The Political Writings of Eleanor Roosevelt (Nueva York: Columbia University Press, 1999), pp. 156-168.

 

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