2 febrero 2020


El léxico del desarrollo sostenible incluye una expresión que se utiliza a menudo: ?fallo del mercado?. El término se ha atribuido a Francis Michel Bator, economista de origen húngaro que fue quien lo popularizó y que trabajó para el Presidente estadounidense Lyndon Johnson antes de dedicarse a la docencia en la Universidad de Harvard.

Bator expuso el concepto de fallo del mercado en un artículo publicado en agosto de 1958 en la revista The Quarterly Journal of Economics, donde lo describió como ?el fracaso de un sistema más o menos idealizado de instituciones que operan a precios de mercado para mantener las actividades "deseables" o poner fin a las "indeseables"?1.

El motivo por el que el concepto de fallo del mercado ha recuperado protagonismo en el contexto del desarrollo sostenible en general, y de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en particular, es muy sencillo: para alcanzar los ODS, debemos acometer una reforma fundamental de la arquitectura financiera existente a nivel mundial, que en la actualidad destina el capital a mantener actividades indeseables como un aumento dramático de nuestra huella de carbono, la agudización de las desigualdades basadas en el género o la negación a personas y comunidades de la oportunidad de disfrutar de un trabajo decente y de un crecimiento económico inclusivo, por citar solo algunas. El desarrollo sostenible requiere una nueva arquitectura financiera que incentive a los proveedores de capital a invertir en las actividades deseables que nos unen como comunidad mundial: el conjunto de actividades que representan la definición misma de los ODS.

Uno de los impulsores más descuidados del desarrollo sostenible es la financiación local, en particular en el contexto de los países en desarrollo y de los países menos adelantados (PMA). Cuando se analiza la práctica o la mecánica reales que subyacen a la consecución del desarrollo sostenible, resulta inmediatamente evidente que la gobernanza local es un aspecto esencial. Los gobiernos locales conocen especialmente bien las necesidades de desarrollo sostenible sobre el terreno. Tienen capacidad para convocar a las partes interesadas locales y convertir el proceso del desarrollo sostenible en una práctica democrática. Además, tienen mayor probabilidad que los gobiernos nacionales de adoptar las políticas y reglamentos adecuados.

A pesar de ello, los gobiernos locales son a menudo incapaces de acceder al capital necesario y acumularlo —lo que se conoce como ?formación de capital?— para financiar el desarrollo sostenible. Existen múltiples razones por las que las autoridades locales de los países en desarrollo y de los PMA adolecen de bajos niveles de formación de capital. Entre ellas, cabe mencionar que los Gobiernos nacionales niegan a los municipios el poder regulador para establecer impuestos, así como la facultad de emitir deuda para acceder a los mercados de capitales nacionales e internacionales; asimismo, la solvencia de las corporaciones locales viene determinada, en gran medida, por la ratio de endeudamiento de su gobierno nacional.

Sin embargo, estos motivos individuales no reflejan el poder de la realidad colectiva. La arquitectura financiera mundial realiza un excelente trabajo de canalización del capital hacia los Gobiernos nacionales en general, los gobiernos locales en los países desarrollados y, por supuesto, las grandes empresas. Sin embargo, su canalización de capital hacia las autoridades locales en las zonas del mundo que más necesitan el desarrollo sostenible dista de ser óptima. Por definición, esta arquitectura está creando fallos del mercado que garantizarán que las zonas que se enfrentan a los mayores desafíos en lo que respecta al desarrollo sostenible —partes del mundo donde las ciudades, los asentamientos humanos y las localidades tienen menor probabilidad de ser inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles— sean también las que tengan menor probabilidad de acceder a la financiación necesaria para apoyar el desarrollo sostenible.

Pero vayamos un paso más allá. Seguramente, la tendencia demográfica dominante a nivel mundial en la próxima década será la urbanización. De acuerdo con el informe World Urbanization Prospects: the 2018 Revision, alrededor del 80?% del producto interno bruto mundial se está generando ya en las ciudades, y de aquí a 2050 el 68 % de la población total del planeta estará formado por residentes urbanos2. Un informe conjunto elaborado en 2013 por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial se?aló que del incremento de la población de 1.400 millones de personas que se prevé en los países en desarrollo de aquí a 2030, se calcula que un 96?% vivirá en zonas urbanas3.?Hoy en día, 30 de las 35 ciudades del mundo que más rápidamente están creciendo se ubican en PMA4.

Para corregir estos fallos del mercado se necesita algo más que garantizar que los municipios de los países en desarrollo no se resignen a un futuro marcado por el subdesarrollo a largo plazo. El logro del ODS 11 (relativo a las ciudades y comunidades sostenibles) en los países en desarrollo es la única forma de asegurar que consigamos gestionar la urbanización a escala mundial, teniendo en cuenta cómo se va a configurar buena parte de esta tendencia en esos países. Esto significa que las autoridades locales deben poder acceder al capital.

Una de las formas más importantes en que aspiramos a cambiar la arquitectura financiera parece sencilla a primera vista. Si los ayuntamientos de los países en desarrollo y en los PMA no tienen acceso al capital, una de las vías para reformar esta arquitectura con el fin de reducir y eliminar el fallo del mercado consiste en garantizar que puedan acceder al capital. ?Cómo? Un proyecto piloto que está ejecutando en Bangladesh el Fondo de las Naciones Unidas para el Desarrollo de la Capitalización ofrece una solución que podría ser ampliable, reproducible y tener una elevada repercusión.

En primer lugar, pedimos a las autoridades locales que demuestren su solvencia e incentivamos la experimentación con nuevos reglamentos. Estamos ante una profecía fundamental autocumplida: los ayuntamientos presentan aparentemente riesgos crediticios elevados por su falta de acceso a los mercados de capitales; por consiguiente, al constituir una inversión tan arriesgada, los Gobiernos nacionales tienen incentivos para negarles las herramientas reglamentarias que necesitan para acceder a dichos mercados. La realidad, sin embargo, es que existen ayuntamientos solventes y que representan una ?inversión segura?; pese a ello, siguen sin poder acceder al capital. En Bangladesh y Nepal, llevamos a cabo pruebas crediticias para verificar la solvencia de varios municipios y constatamos que siete de ellos (tres en Bangladesh y cuatro en Nepal) eran prestatarios de primera calidad. Una vez que tuvimos la oportunidad de presentar estos resultados al Gobierno de Bangladesh, logramos que se nos permitiera experimentar con carácter piloto un programa de crédito con los ayuntamientos mencionados.

A continuación, identificamos una cartera de proyectos sostenibles que se financiarían con este crédito. En Bangladesh hemos definido dos ramas para esta cartera de proyectos. Una de ellas ata?e a los mercados comerciales e incluye una terminal de autobuses para facilitar el acceso y el transporte, una asamblea pública y ocho centros comerciales. La otra rama concierne a proyectos de producción de energía a partir de residuos en seis municipios diferentes. En todos los casos, trabajamos con asociados gubernamentales nacionales y locales para obtener su aceptación y aprovechar sus recursos. Por último, el otro aspecto importante de cara al futuro es la innovación. Colaborando con nuestros asociados, innovamos la herramienta financiera adecuada para que los ayuntamientos atraigan capital de inversión y lo pongan al servicio de los proyectos sostenibles ya identificados. Dado que nos encontramos en la fase piloto en lo que respecta al acceso de los ayuntamientos de Bangladesh al mercado de capitales, también pueden emitir bonos que pueden respaldar préstamos de larga duración que dirigirán el capital precisamente hacia proyectos de desarrollo sostenible a nivel local. Otro aspecto igualmente importante es que podemos identificar un avalista —que puede ser el gobierno nacional o un organismo de desarrollo multilateral, por ejemplo— que garantizará la emisión de bonos con el fin de atraer capital de fuentes que, de otro modo, no se interesarían por esas inversiones.

Pero, quizá, el elemento más importante que se debe considerar es que este proceso se puede aplicar en muchos otros lugares además de en Bangladesh y Nepal. El éxito que hemos logrado con el proyecto puede proporcionar un modelo del papel impulsor del desarrollo sostenible que pueden desempe?ar los gobiernos locales en las regiones más complicadas del planeta. Además, no se debe dejar atrás a las zonas rurales; estas pueden beneficiarse de fondos mancomunados con los centros urbanos, mejor capitalizados, que pueden acceder colectivamente a fondos temáticos centrados en cuestiones como el cambio climático y el empoderamiento económico de las mujeres.

Los ODS representan algo más que una agenda: representan un referéndum. Cada elección que realizamos como personas, comunidades y sociedades determina si seremos motores o frenos del desarrollo sostenible. Lo mismo ocurre en el contexto de la arquitectura financiera mundial y de los agentes que la integran. Nuestras decisiones determinarán si el desarrollo sostenible se producirá como consecuencia de esta arquitectura o, si tenemos suerte, a pesar de ella.

Lo más importante es que este referéndum se está celebrando en el marco de una realidad innegable. La urbanización es patente. Los centros de gravedad económicos y políticos del futuro están migrando hacia el ámbito local. El ODS 11 refleja una realidad fundamental: que las comunidades locales serán el crisol en el que se determinará el éxito o fracaso de los ODS. Ha llegado el momento de que nos dotemos de una arquitectura financiera mundial acorde con esta realidad.

Notas

1Francis M. Bator, ?The anatomy of market failure?, The Quarterly Journal of Economics, vol. 72, núm. 3 (agosto de 1958), 351.

2Naciones Unidas, Departamento de Asuntos Económicos y Sociales, División de Población, World Urbanization Prospects: The 2018 Revision (ST/ESA/SER.A/420) (Naciones Unidas, Nueva York, 2019), págs. 3 y xix. Disponible en https://population.un.org/wup/Publications/Files/WUP2018-Report.pdf.

3Banco Mundial, Global Monitoring Report 2013: Rural-Urban Dynamics and the Millennium Development Goals (Washington, D.C., 2013) pág. 1. Disponible en http://pubdocs.worldbank.org/en/961951442415876455/GMR-2013-Full-Report.pdf.

4Fondo de las Naciones Unidas para el Desarrollo de la Capitalización, Informe sobre los resultados obtenidos por el Fondo de las Naciones Unidas para el Desarrollo de la Capitalización en 2018. DP/2019/18. Período de sesiones anual de 2019, 30 de mayo, 3 y 4 de junio de 2019 (Nueva York, 2019), pág. 8. Disponible en:?

?

La Crónica?ONU??no?constituye un registro oficial. Tiene el privilegio de acoger a los altos funcionarios de las Naciones Unidas, así como a distinguidos colaboradores de fuera del sistema de las Naciones Unidas cuyas opiniones no son necesariamente las de las Naciones Unidas. Del mismo modo, las fronteras y los nombres que se muestran y las designaciones utilizadas en los mapas o en los artículos no implican necesariamente un apoyo o una aceptación por parte de las Naciones Unidas.?