El 17 de septiembre, la comunidad internacional celebra el D¨ªa Mundial de la Seguridad del Paciente. Resulta aterrador comprobar los altos niveles que todav¨ªa muestran las tasas de mortalidad y morbilidad materna y neonatal a escala mundial. Solo en 2017,??durante el embarazo y el parto o despu¨¦s de estos. En 2019??cada d¨ªa,?. Cada d¨ªa nacen muertos cerca de?
La mayor parte de esta carga humana recae en pa¨ªses de ingreso bajo y mediano, en personas que viven en contextos de conflicto y entre poblaciones de personas refugiadas y desplazadas internas. El v¨ªnculo con el conflicto es particularmente claro: la mortalidad materna aumenta en?. La COVID-19 ha acentuado todav¨ªa m¨¢s la vulnerabilidad de estas comunidades debido a la interrupci¨®n de los servicios de salud. De hecho,??de los 121 pa¨ªses encuestados por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) se?alaron que los servicios esenciales de salud sexual, reproductiva, materna, neonatal, infantil y adolescente, as¨ª como los de nutrici¨®n, se vieron interrumpidos por la pandemia.??experimentaron fuertes aumentos de la mortalidad materna en dicho per¨ªodo. Los resultados fetales tambi¨¦n han empeorado:?.
Sin embargo, muchas de estas muertes podr¨ªan evitarse simplemente con una mayor seguridad de los pacientes y unos cuidados respetuosos. Las pr¨¢cticas de riesgos y los errores relacionados con la medicaci¨®n son la principal causa de da?os y perjuicios evitables en los sistemas sanitarios de todo el mundo. Cada a?o, las pr¨¢cticas asistenciales de riesgo? en los pa¨ªses de ingreso bajo y mediano. A escala mundial,??pacientes sufren da?os en los servicios de atenci¨®n primaria y ambulatoria. En el conjunto de los pa¨ªses de la Organizaci¨®n de Cooperaci¨®n y Desarrollo Econ¨®micos, el??de la actividad y los gastos hospitalarios tiene su origen en estas situaciones adversas.
Proporcionar cuidados respetuosos significa dar respuesta a las necesidades de las personas y las comunidades, as¨ª como tener plenamente en cuenta los puntos de vista y las preferencias de las mujeres. Por desgracia, sin embargo, muchas mujeres que dan a luz reciben un trato de riesgo, irrespetuoso, ofensivo o negligente. Algunas experimentan directamente abusos, falta de confidencialidad y graves violaciones de su privacidad. A otras se les deniega la admisi¨®n en los centros de salud o son abandonadas hasta el punto de que sufren complicaciones totalmente evitables que ponen en peligro su vida. Adem¨¢s de la repercusi¨®n directa que tienen en las mujeres afectadas, estos cuidados de riesgo e irrespetuosos socavan la reputaci¨®n de las organizaciones, la moral del personal y la confianza de la ciudadan¨ªa, adem¨¢s de desalentar a la poblaci¨®n de acudir a los servicios de salud cuando los necesita.
Un estudio financiado por la OMS y publicado en?The Lancet?revel¨® que??que acudieron a 12 centros de salud (tres en cada pa¨ªs) de Ghana, Guinea, Myanmar y Nigeria denunciaron malos tratos al dar a luz entre 2016 y 2018. Pese a que la falta de respeto y los abusos pueden producirse a lo largo de todo el embarazo y prolongarse hasta el posparto, las mujeres son particularmente vulnerables durante el parto. El riesgo es a¨²n mayor en el caso de las mujeres m¨¢s j¨®venes y con menor nivel educativo, y los abusos que sufren tienen a menudo consecuencias directas y adversas para ellas y sus hijos.
Aunque las pr¨¢cticas irrespetuosas ya exist¨ªan con anterioridad y se han documentado en todo tipo de contextos, su frecuencia ha aumentado durante la pandemia de COVID-19.?: eliminaci¨®n de acompa?antes durante el parto y prohibici¨®n de visitas; separaci¨®n de las madres que dan positivo en las pruebas de detecci¨®n de la COVID-19 y sus beb¨¦s, impidi¨¦ndoles adem¨¢s amamantarlos; aumento de la dilataci¨®n o pr¨¢ctica de ces¨¢reas contraindicadas para controlar la duraci¨®n de los partos; y reducci¨®n de la duraci¨®n de la estancia y de las visitas de seguimiento domiciliario.
Los profesionales sanitarios son la piedra angular de unos cuidados seguros y de alta calidad. Sin ellos y ellas no podr¨ªamos proporcionar atenci¨®n alguna y mucho menos hacer que esta fuera segura o respetuosa. Por lo tanto, debemos fortalecer nuestros recursos humanos, mediante la educaci¨®n y la capacitaci¨®n, para desarrollar y mantener una plantilla competente, compasiva y comprometida. Necesitamos urgentemente actuar en m¨²ltiples sectores, aumentar la cantidad y la distribuci¨®n del personal y proporcionarle una supervisi¨®n basada en el apoyo, una remuneraci¨®n justa y protecci¨®n frente al acoso y la intimidaci¨®n en un entorno seguro y eficaz.
Durante la pandemia, el v¨ªnculo entre la seguridad de los pacientes y los profesionales sanitarios ha quedado m¨¢s patente que nunca. El personal sanitario ha experimentado una ansiedad y un estr¨¦s mayores, cargas de trabajo m¨¢s elevadas y un gran desgaste profesional, lo que ha repercutido en la calidad de la atenci¨®n. La vacunaci¨®n de los trabajadores sanitarios, que son las personas m¨¢s expuestas al riesgo de contraer la COVID-19, es crucial. Sin embargo, en la actualidad,? ¨Cprofesionales sanitarios incluidos¨C han sido vacunadas con al menos una dosis. Debemos corregir este problema.
Tambi¨¦n necesitamos con urgencia m¨¢s asistentes de obstetricia. Este personal es uno de los medios m¨¢s eficaces en funci¨®n de los costos para lograr una cobertura total de los servicios esenciales de salud sexual, reproductiva, materna, neonatal, infantil y adolescente, as¨ª como de garantizar la libertad reproductiva a las mujeres. Reduce las infecciones y tiene la capacidad de acabar con la mortalidad materna y las muertes de reci¨¦n nacidos evitables. No obstante, a pesar de su importancia, hay??de las que necesitar¨¢n los servicios esenciales de salud sexual, reproductiva, materna, neonatal, infantil y adolescente de aqu¨ª a 2030.
La atenci¨®n materna y la atenci¨®n neonatal tambi¨¦n est¨¢n vinculadas de manera muy clara e indisociable. La integraci¨®n de ambas y la priorizaci¨®n de unos cuidados seguros y respetuosos ejercen un efecto profundo y positivo en la salud y el bienestar de las madres y los reci¨¦n nacidos, adem¨¢s de ofrecer numerosos beneficios indirectos. En consecuencia, debemos abordar expl¨ªcitamente la seguridad y cerciorarnos de que los servicios e intervenciones de atenci¨®n materna y neonatal sean respetuosas y est¨¦n correctamente integradas, garantizando que se prioricen en los planes de preparaci¨®n y respuesta.
Todas estas inversiones en apoyo al embarazo, el parto y el primer mes de vida?: salvar¨¢n la vida a muchas madres y reci¨¦n nacidos, reducir¨¢n el n¨²mero de casos de discapacidad y allanar¨¢n el camino para un ¨®ptimo desarrollo infantil y para el bienestar a lo largo de toda la vida.
La Alianza para la Salud de la Madre, el Reci¨¦n Nacido y el Ni?o (ASMRN) ejerce un papel de liderazgo en este sentido. Nuestra asociaci¨®n est¨¢ formada por m¨¢s de 1.000 organizaciones con una visi¨®n compartida: garantizar la salud y el bienestar de las mujeres, los ni?os y los adolescentes. Un elemento clave de nuestra??consiste en dar prioridad a las pol¨ªticas, la prestaci¨®n de servicios y la financiaci¨®n en favor de una atenci¨®n de la salud materna y neonatal segura, respetuosa y de alta calidad.?Adem¨¢s, en nuestro?llamamiento a la acci¨®n contra la COVID-19?instamos espec¨ªficamente a que las madres y los reci¨¦n nacidos reciban mejores servicios y una atenci¨®n de mayor calidad, as¨ª como a mejorar los recursos humanos y los centros asistenciales en el ¨¢mbito sanitario.?
No obstante, el mundo en general tiene todav¨ªa mucho por hacer. Cuanto m¨¢s esperemos, m¨¢s mujeres y ni?os morir¨¢n innecesariamente. No tenemos tiempo que perder.
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