Todos tenemos sue?os y esperanzas. Algunos buscan un buen hogar para vivir; otros desean un determinado trabajo o cargo; otros rezan por conseguir unos ingresos fijos que les aseguren la supervivencia y la de sus familias. Hay personas que buscan desesperadamente la manera de salir de una zona en guerra y hallar un refugio seguro para ellos y sus seres queridos, mientras que otras tratan de escapar de normas sociales y tradiciones represivas.
Nuestra ambici¨®n nos empuja a perseguir cambios y nuevas oportunidades. Muchas veces logramos nuestros prop¨®sitos, pero en ocasiones fracasamos. Sin embargo, para las v¨ªctimas de la trata de personas un sue?o frustrado es mucho m¨¢s que un contratiempo: puede convertirse en la peor de las pesadillas.
Los traficantes identifican personas altamente vulnerables, incluso desesperadas, y les ofrecen oportunidades ajustadas a sus necesidades y aspiraciones. Puede ser una oferta de trabajo, una oportunidad de estudiar, una salida a una guerra o una v¨ªa de escape de la extrema pobreza mediante la venta de un ¨®rgano humano. Los traficantes acaban transformando estas supuestas oportunidades en pesadillas de dominaci¨®n, ya sea utilizando violencia directa, con amenazas o con otras formas de explotaci¨®n. Sin embargo, no todos los casos de trata comienzan con un enga?o basado en las aspiraciones de las v¨ªctimas: muchas de ellas son directamente apresadas y explotadas. Lo que tienen en com¨²n todos los casos de trata es que las v¨ªctimas (hombres, mujeres y ni?os) son objeto de dominaci¨®n, abusos y explotaci¨®n, que les ocasionan graves da?os.
El?, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2000, fue el primer tratado internacional en definir el delito de trata de personas. En ¨¦l se exige a los Estados que garanticen la protecci¨®n a las v¨ªctimas de la trata de personas y que se las ayude a lograr la seguridad y su recuperaci¨®n f¨ªsica, psicol¨®gica y social. Se pretende convertir a esas v¨ªctimas en personas supervivientes seguras y capaces, con perspectivas razonables de alcanzar sus sue?os y esperanzas.
La Asamblea sigue dando prioridad a la protecci¨®n de las v¨ªctimas. En su resoluci¨®n 64/293 de 30 de julio de 2010 aprob¨® el?, que, entre otras disposiciones, insta a los Estados a reforzar sus medidas de protecci¨®n y asistencia y a presentar propuestas al respecto. Con el Plan de Acci¨®n Mundial tambi¨¦n se estableci¨® el?, gestionado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). El Fondo Fiduciario presta ayuda humanitaria, jur¨ªdica y econ¨®mica a las v¨ªctimas de la trata de personas mediante canales de asistencia establecidos, es decir, concede ayudas por medio de programas de peque?as subvenciones a organizaciones no gubernamentales (ONG). Las ONG desempe?an un importante papel en el apoyo a los supervivientes de la trata, impidiendo que la sufran otras personas, ya que muchas veces pueden acceder a personas vulnerables y ganarse su confianza con mayor facilidad que las autoridades nacionales. Actualmente, el Fondo Fiduciario presta asistencia a m¨¢s de 5.000 v¨ªctimas cada a?o en m¨¢s de 50 pa¨ªses de todo el mundo.
En 2007, la Asamblea General constituy¨® el , dirigido a abordar de forma integral la prevenci¨®n y lucha contra la trata de personas, incluida la protecci¨®n y asistencia a las v¨ªctimas. En julio de 2021, el ICAT consta de una treintena de entidades que recurren a sus mandatos singulares y a sus conocimientos para velar por que todas las personas que hayan sufrido la trata (mujeres, hombres, ni?as y ni?os v¨ªctimas de abusos de distinto tipo, en particular abusos sexuales y explotaci¨®n laboral, mendicidad infantil, delincuencia forzosa y extracci¨®n de ¨®rganos) reciban protecci¨®n. Mediante el ICAT, las Naciones Unidas dan ejemplo y promueven una forma integral de abordar la trata de personas, de prestarles protecci¨®n y de asistir a las v¨ªctimas. Estas v¨ªctimas no son meras pruebas para una causa penal: son personas. El Protocolo de la Trata de Personas establece que las v¨ªctimas tienen la posibilidad de recibir una indemnizaci¨®n, y exige a los Estados miembros tener en cuenta la edad, el sexo y las necesidades de cada persona, as¨ª como las especiales necesidades de los menores, en particular una vivienda adecuada, educaci¨®n y cuidados, cuando presten asistencia y protecci¨®n. Diversas organizaciones de las Naciones Unidas y otros miembros del ICAT est¨¢n especializados en distintos aspectos de la capacitaci¨®n de las personas y del apoyo a los Estados a este respecto.
En algunos casos, estas disposiciones proporcionan oportunidades s¨®lidas de trabajo y educaci¨®n para los supervivientes y mejores condiciones de trabajo en diversos sectores, como la agricultura, la construcci¨®n, la industria y la miner¨ªa. Adem¨¢s, importantes organizaciones trabajan por mejorar las condiciones y las normativas que perjudican en particular a mujeres y ni?as y las sit¨²an en riesgo especial de sufrir abusos o explotaci¨®n. Algunas organizaciones velan tambi¨¦n por que los hombres que han sufrido trata sean considerados v¨ªctimas y puedan acceder a los servicios esenciales.
Las Naciones Unidas ofrecen formaci¨®n a polic¨ªas y fiscales para que sepan reconocer los casos de trata de personas y para que atiendan y protejan a las v¨ªctimas de este delito. Parece l¨®gico y natural que las personas que han sido manipuladas de forma delictiva y han sufrido abusos y explotaci¨®n reciban todo el apoyo y la protecci¨®n a los que tienen derecho una vez que se ha revelado su situaci¨®n. Por desgracia, la realidad no es tan sencilla. Las v¨ªctimas pueden no responder a lo que se espera de ellas en cuanto a emociones y comportamiento. Las experiencias que soportan pueden dificultar que expongan un relato coherente de lo que han vivido. Quiz¨¢ traten de proteger y defender a sus explotadores, a causa de las dependencias creadas y los miedos inculcados; quiz¨¢ teman represalias para s¨ª o para sus familias si se sinceran con los investigadores o los cooperantes, y es posible que no conf¨ªen en absoluto en las autoridades nacionales. Hace falta mucho esfuerzo y comprensi¨®n para vencer los prejuicios, las inclinaciones y la desconfianza mutua, y las organizaciones de las Naciones Unidas respaldan estos esfuerzos.
Los organismos y las organizaciones de las Naciones Unidas, incluidos los que colaboran en el ICAT, tambi¨¦n promueven que no se sancione a las v¨ªctimas de trata. Cuando las personas sufren esta actividad, pueden verse obligadas a cruzar fronteras de forma ilegal, a infringir la legislaci¨®n laboral y las leyes que rigen la prostituci¨®n, e incluso a cometer delitos como el cultivo de drogas ilegales, etc. Si los Estados se limitan a considerar estas infracciones, sin indagar m¨¢s, ayudan a los traficantes a mantener sus negocios y les protegen de las investigaciones y las penas.
En todo esfuerzo por combatir la trata y actuar adecuadamente contra este delito son esenciales los supervivientes de la trata. La comunidad internacional est¨¢ empezando a tener en cuenta sus experiencias y puntos de vista al afrontar este problema. Con demasiada frecuencia, toda la colaboraci¨®n de los supervivientes en la lucha contra la trata se limita a intervenir en conferencias sobre el calvario que han sufrido. Con ello se corre el riesgo de que los supervivientes reduzcan su historia para satisfacer la avidez sensacionalista. Al mismo tiempo, muchos supervivientes que se han convertido en activistas contra la trata tienen?. Algunos colaboran con la polic¨ªa para identificar personas que puedan estar sufriendo explotaci¨®n; otros alertan a sus iguales sobre el riesgo de la trata. Se deber¨ªa consultar a los supervivientes al desarrollar los planes de acci¨®n nacionales o al revisar la legislaci¨®n. Pueden exponer sus experiencias con los traficantes y demostrar que vale la pena concederles una oportunidad.?
Ya es hora de tomarse en serio el mensaje expresado en el tema del D¨ªa Mundial contra la Trata de este a?o y dejar que ?las voces de las v¨ªctimas marquen el camino?.
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La Cr¨®nica?ONU??no?constituye un registro oficial. Tiene el privilegio de acoger a los altos funcionarios de las Naciones Unidas, as¨ª como a distinguidos colaboradores de fuera del sistema de las Naciones Unidas cuyas opiniones no son necesariamente las de las Naciones Unidas. Del mismo modo, las fronteras y los nombres que se muestran y las designaciones utilizadas en los mapas o en los art¨ªculos no implican necesariamente un apoyo o una aceptaci¨®n por parte de las Naciones Unidas.?