En las Naciones Unidas, existen dos mundos: la Sede y el terreno. La Sede de las Naciones Unidas en Nueva York es nuestra nave nodriza. En sus emblem¨¢ticas salas, como el Sal¨®n de la Asamblea General y el Sal¨®n del Consejo de Seguridad, nuestros Estados Miembros toman decisiones que afectan a personas de todo el mundo. Por su parte, el terreno es el lugar donde se perciben las decisiones con mayor intensidad. Es donde se encuentran las misiones de mantenimiento de la paz, las operaciones humanitarias, de car¨¢cter esencial, y los mediadores que participan en la diplomacia itinerante.
Durante el verano de 2021, estuve sumamente inmerso en el mundo de la Sede. Como Director de Comunicaciones y Portavoz de la Presidencia de la Asamblea General, mi labor consist¨ªa en informar a la prensa y a la poblaci¨®n de lo que estaba sucediendo en el ¨®rgano m¨¢s democr¨¢tico de la Organizaci¨®n. Me centraba en las resoluciones, las declaraciones y las reuniones de alto nivel. Estaba rodeado de palabras, pero sin ver de primera mano si esas palabras mejoraban realmente la vida de las personas ni de qu¨¦ modo lo hac¨ªan.? ??
En esa ¨¦poca, descubr¨ª por casualidad una pel¨ªcula sobre S¨¦rgio Vieira de Mello, un h¨¦roe de las Naciones Unidas que perdi¨® la vida en un estremecedor atentado en el Iraq, en 2003. Yo me hab¨ªa incorporado a la Organizaci¨®n poco antes del atentado y nunca olvidar¨¦ el efecto que tuvo en mis colegas y en m¨ª. De repente, las Naciones Unidas eran un blanco. En aquel momento, el terreno parec¨ªa un lugar mucho m¨¢s aterrador.
No obstante, casi dos decenios despu¨¦s, la pel¨ªcula no despert¨® miedo en m¨ª, sino que me result¨® inspiradora. La trayectoria profesional de S¨¦rgio en las Naciones Unidas pod¨ªa haber transcurrido en rascacielos de vidrio y salas de conferencias con aire acondicionado. Sin embargo, opt¨® por instalarse sobre el terreno, por acercarse a las personas a las que las Naciones unidas se proponen atender. Hab¨ªan pasado varios a?os desde mi ¨²ltima asignaci¨®n de destino sobre el terreno y quer¨ªa retomarlo.
Lo que desconoc¨ªa en aquel momento (ya que mi trabajo se centraba en la Asamblea General) era que el Consejo de Seguridad justo hab¨ªa aprobado una resoluci¨®n nueva con respecto al Iraq.?, de 27 de mayo de 2021, acogi¨® con benepl¨¢cito la solicitud de apoyo del Gobierno del Iraq a sus elecciones del 10 de octubre de 2021, y pidi¨® una campa?a estrat¨¦gica de las Naciones Unidas para concienciar e informar a los votantes iraqu¨ªes de los preparativos de las elecciones y las actividades conexas de las Naciones Unidas.
Dado que el plazo disponible entre la aprobaci¨®n de esa resoluci¨®n y las elecciones era inferior a cinco meses, la??necesitaba contar de inmediato con un equipo de comunicaciones sobre el terreno. Fue entonces cuando me pidieron que me trasladara a Bagdad.
Desde luego, una cosa es sentirse inspirado despu¨¦s de ver una pel¨ªcula y otra trasladarse realmente a un lugar que las Naciones Unidas califican de lugar de destino dif¨ªcil de car¨¢cter peligroso. Aun as¨ª, no me cost¨® mucho decidirme. Tras hablar con mi familia, acept¨¦ la propuesta de la UNAMI.
Desde el punto de vista profesional, me sent¨ªa preparado, pero pronto descubr¨ª lo complicado que era trabajar en el expediente de un pa¨ªs sin encontrarse realmente sobre el terreno. Por ejemplo, estando todav¨ªa en Nueva York, una de mis primeras tareas consist¨ªa en crear una etiqueta para nuestra nueva campa?a de comunicaciones electorales. Escog¨ª #Vote4Iraq para animar a los votantes iraqu¨ªes a poner a su pa¨ªs por delante de cualquier otra afiliaci¨®n. Sin embargo, el personal nacional de la UNAMI de habla kurda me aconsej¨® que contemplara tambi¨¦n otras opciones. Seg¨²n me indicaron, mencionar el nombre del pa¨ªs alejar¨ªa a los kurdos. Hasta que visit¨¦ la Regi¨®n del Kurdist¨¢n del Iraq, tres meses despu¨¦s, no entend¨ª verdaderamente a qu¨¦ se refer¨ªan. A lo largo de toda la capital regional, Erbil, vi ondear con frecuencia la bandera kurda, pero no siempre la bandera iraqu¨ª. Me di cuenta de que no todos los ciudadanos iraqu¨ªes se consideraban como tal, algo que nuestras comunicaciones ten¨ªan que tener en cuenta.
En las Naciones Unidas, la gente suele hablar de la ¡°vida de la misi¨®n¡±, como si todas las misiones fueran m¨¢s o menos iguales, pero no es as¨ª. Cuando trabajaba en Jerusal¨¦n y en Pristina, ten¨ªa mi apartamento propio en la ciudad. Pod¨ªa reunirme con mis nuevos amigos de la zona en restaurantes y parques. En cambio, en Mogadiscio, en 2013, estaba encerrado en el complejo de las Naciones Unidas. Dorm¨ªa en un min¨²sculo contenedor de paredes finas que carec¨ªa de ba?o privado. Solo dispon¨ªamos de alimentos en el comedor, que contaba con lo b¨¢sico. La deficiente conexi¨®n wifi dificultaba el contacto con los familiares que hab¨ªamos dejado en casa. Era habitual o¨ªr disparos por la noche. Y, a pesar de que ten¨ªamos acceso a una playa, ba?arse no era recomendable, debido a los tiburones, las corrientes y los piratas.
Mi experiencia en Bagdad se situ¨® en un t¨¦rmino medio entre la de Jerusal¨¦n o Pristina y la de Mogadiscio. Todo el personal de las Naciones Unidas, independientemente de si trabajaba para la UNAMI o para los organismos, ten¨ªa que vivir en el complejo. No era posible salir de la Zona Verde de seguridad sin escolta. Si bien las instalaciones colectivas eran excepcionales para la camarader¨ªa dentro de las Naciones Unidas, a menudo la atm¨®sfera pod¨ªa resultar claustrof¨®bica. El tiempo al aire libre deb¨ªa limitarse por causa de las intensas temperaturas diarias, de 46?¡ãC. Entend¨ª por qu¨¦ el personal ten¨ªa derecho a 1?semana de descanso y recreaci¨®n (R&R) cada 4?semanas de servicio.
Sin embargo, no puedo quejarme de mis condiciones de vida en Bagdad. Mi apartamento dispon¨ªa de ba?o, cocina y televisor modernos, y el complejo contaba con gimnasio, pizzer¨ªa y barber¨ªa. Incluso hab¨ªa instalaciones donde el personal pod¨ªa jugar al tenis, al f¨²tbol y al pimp¨®n.
Antes de llegar a Bagdad, hab¨ªa elaborado una estrategia de comunicaciones basada en una de las esferas prioritarias del Departamento de Comunicaci¨®n Global (DCG): ¡°historias centradas en las personas¡±. El personal directivo de la UNAMI quer¨ªa que nuestra campa?a se centrase, en parte, en convencer a los iraqu¨ªes de que participasen en las elecciones. Por tanto, con un equipo de c¨¢maras, ten¨ªa previsto dar mayor resonancia a los ciudadanos iraqu¨ªes que pensaban votar. Cre¨ªa que los iraqu¨ªes podr¨ªan escuchar o no a las Naciones Unidas, pero que, seguramente, se alentar¨ªan unos a otros. Imagin¨¦ un v¨ªdeo donde una mujer pasaba por un hospital en ruinas de su barrio y dec¨ªa: ¡°Voy a votar porque quiero una atenci¨®n de la salud mejor¡±.
Sin embargo, una vez m¨¢s, lo que se daba por sentado en la Sede chocaba con la realidad sobre el terreno. En primer lugar, hab¨ªa miedo. Dadas las restricciones de seguridad, ya resultaba dif¨ªcil encontrar iraqu¨ªes corrientes con los que hablar y, en caso de encontrarlos, muchos de ellos se mostraban reacios a mostrar su rostro antes las c¨¢maras. Tem¨ªan las repercusiones que se producir¨ªan si las personas equivocadas los ve¨ªan hablando sobre algo que se podr¨ªa percibir como un tema pol¨ªtico. Tambi¨¦n exist¨ªa una desconfianza general hacia las autoridades. Muchos iraqu¨ªes pensaban que no ten¨ªa sentido votar, ya que el fraude, sumado a un sistema deficiente, simplemente devolver¨ªa al poder a los mismos pol¨ªticos de antes.
El mensaje que transmitimos era que, aunque las elecciones pertenec¨ªan a los iraqu¨ªes y estaban dirigidas por ellos, las Naciones Unidas estaban apoyando al pa¨ªs en todas las fases del proceso.
Al final, conseguimos retratar las historias de algunos iraqu¨ªes, pero el escepticismo que percib¨ª entre la poblaci¨®n me llev¨® a centrarme tambi¨¦n en otra esfera prioritaria del DCG: el intercambio de informaci¨®n exacta para combatir las noticias falsas. Empezamos a producir v¨ªdeos y entablar di¨¢logos que abordaban los rumores que o¨ªamos y los contrarrestaban con datos. Explicamos cu¨¢les ser¨ªan las diferencias de esas elecciones con respecto a las anteriores y de qu¨¦ manera el apoyo t¨¦cnico de las Naciones Unidas ayudar¨ªa a garantizar un proceso cre¨ªble. Por primera vez, la UNAMI empez¨® a retransmitir en tiempo real las conferencias de prensa de la Representante Especial del Secretario General para el Iraq. Contratamos a artistas locales para que pintasen murales en favor del voto por todo el pa¨ªs. Asimismo, trabajamos con personas influyentes de los medios sociales del Iraq para llegar a la juventud del pa¨ªs, dado que el 60?% de la poblaci¨®n ten¨ªa 25?a?os o menos.
A medida que se acercaban las elecciones, empez¨® a llegar m¨¢s personal de las Naciones Unidas para supervisar los comicios, y nuestro objetivo principal se convirti¨® en aumentar su visibilidad. Todos los supervisores de las Naciones Unidas, muchos miembros del personal de la UNAMI e incluso la Representante Especial del Secretario General para el Iraq empezaron a llevar de manera regular gorras y chalecos de las Naciones Unidas al desplazarse por el pa¨ªs para que los iraqu¨ªes nos vieran y se sintieran seguros de que las Naciones Unidas se encontraban sobre el terreno ayudando. El mensaje que transmitimos era que, aunque las elecciones pertenec¨ªan a los iraqu¨ªes y estaban dirigidas por ellos, las Naciones Unidas estaban apoyando al pa¨ªs en todas las fases del proceso.
Finalmente, lleg¨® y pas¨® el d¨ªa de las elecciones. La participaci¨®n electoral no fue ni especialmente elevada ni especialmente baja. No obstante, en un pa¨ªs donde una cantidad significativa de los votantes con los que habl¨¦ afirmaron que preferir¨ªan tener una monarqu¨ªa, era fundamental recordar que nosotros, las Naciones Unidas, desempe?¨¢bamos una funci¨®n de apoyo. En definitiva, le correspond¨ªa al pueblo iraqu¨ª decidir qu¨¦ tipo de sistema prefer¨ªan y si deseaban participar en ¨¦l. Como nota positiva, nos alegramos al ver que las elecciones discurr¨ªan sin contratiempos, que presentaban mejoras significativas en cuanto a los aspectos t¨¦cnicos y al procedimiento, y que pod¨ªan representar un importante avance para el futuro.
Durante mi estancia en el Iraq, al margen de mi trabajo, inici¨¦ un proyecto puramente personal. Decid¨ª utilizar mi propia cuenta de Instagram para mostrar a mis seguidores c¨®mo era en realidad el pa¨ªs. Dado que la mayor¨ªa de la gente no pod¨ªa viajar por turismo a muchos de los lugares que visit¨¦, probablemente sus conocimientos sobre el Iraq se basaban en lo que ve¨ªan en las noticias, que, en su mayor¨ªa, era destrucci¨®n y desesperaci¨®n. El Iraq que yo estaba conociendo no se correspond¨ªa con esa percepci¨®n. Vi cafeter¨ªas bohemias en Bagdad, modernos restaurantes en las azoteas en Dahuk y Erbil, y unas vistas preciosas del r¨ªo en Basora. Conoc¨ª a j¨®venes artistas, cineastas, m¨²sicos y empresarios del Iraq. Compr¨¦ ropa streetwear de dise?adores locales y sonre¨ª al ver a los hipsters iraqu¨ªes, que parec¨ªan sacados de las calles de Brooklyn.
Las Naciones Unidas me hab¨ªan enviado a Bagdad como asesor en materia de comunicaciones electorales, pero tambi¨¦n me hab¨ªan brindado la oportunidad de conocer un pa¨ªs que segu¨ªa siendo un misterio para gran parte del mundo. Era consciente de la suerte que ten¨ªa. La suerte de crecer y aprender. La suerte de formar parte de algo m¨¢s grande que yo. Y la suerte de trabajar sobre el terreno.
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La Cr¨®nica?ONU??no?constituye un registro oficial. Tiene el privilegio de acoger a los altos funcionarios de las Naciones Unidas, as¨ª como a distinguidos colaboradores de fuera del sistema de las Naciones Unidas cuyas opiniones no son necesariamente las de las Naciones Unidas. Del mismo modo, las fronteras y los nombres que se muestran y las designaciones utilizadas en los mapas o en los art¨ªculos no implican necesariamente un apoyo o una aceptaci¨®n por parte de las Naciones Unidas.?