En 1888, el Brasil, que ten¨ªa una poblaci¨®n mayoritariamente negra, mulata y de mezcla de razas, aboli¨® la esclavitud, siendo el ¨²ltimo pa¨ªs del hemisferio occidental en hacerlo. Durante m¨¢s de 300 a?os de esclavitud en el continente americano, el Brasil hab¨ªa sido el pa¨ªs que m¨¢s esclavos africanos hab¨ªa importado, ya que hab¨ªa llevado al pa¨ªs siete veces m¨¢s esclavos africanos que los Estados Unidos de Am¨¦rica.
Otra diferencia importante era el grado de mestizaje o de mezcla de razas que se hab¨ªa producido, debido en gran parte al predominio del sexo masculino entre sus colonizadores. A diferencia de la colonizaci¨®n en Am¨¦rica del Norte, hecha sobre la base de familias, los colonos portugueses del Brasil fueron sobre todo hombres solos. Por esta raz¨®n, esos colonos buscaron como compa?eras a mujeres africanas, ind¨ªgenas o mulatas, siendo muy com¨²n el mestizaje o cruzamiento de razas. Hoy en d¨ªa, los brasile?os a menudo manifiestan su orgullo por su historia de mestizaje y siguen teniendo tasas de matrimonio entre miembros de razas diferentes que son mucho mayores que las que se registran en los Estados Unidos de Am¨¦rica.
El mestizaje y los matrimonios mixtos sugieren la existencia en el Brasil de unas relaciones fluidas entre las razas y, a diferencia de los Estados Unidos o de Sud¨¢frica, all¨ª no hubo en todo el siglo XX leyes espec¨ªficamente racistas, como las de segregaci¨®n o de apartheid. Por esos motivos, los brasile?os consideraban a su pa¨ªs como una ¡°democracia racial¡± desde una ¨¦poca tan temprana como el decenio de 1930 y hasta hace pocos a?os. Consideraban que el racismo y la discriminaci¨®n racial eran m¨ªnimos o inexistentes en la sociedad brasile?a, a diferencia de otras sociedades multirraciales del mundo. Una concepci¨®n relativamente estrecha de la discriminaci¨®n hizo que en el pasado se considerara como discriminatorias ¨²nicamente las manifestaciones expl¨ªcitas de racismo o las leyes raciales, con lo que s¨®lo pa¨ªses como Sud¨¢frica o los Estados Unidos se consideraban verdaderamente racistas. Por otra parte, en la sociedad brasile?a no se debat¨ªa abiertamente la cuesti¨®n racial, a la vez que se consideraba que otras sociedades estaban obsesionados con la raza y las diferencias entre las razas.
En el momento de la abolici¨®n de la esclavitud, la poblaci¨®n del Brasil era mayoritariamente negra y mulata hasta el decenio de 1930, cuando el Brasil foment¨® la llegada de un gran n¨²mero de inmigrantes europeos, con el objetivo de obtener nueva mano de obra. En el contexto del racismo cient¨ªfico que exist¨ªa en esa ¨¦poca, que consideraba que una poblaci¨®n no blanca era problem¨¢tica para el desarrollo futuro, las autoridades del Brasil estimularon abiertamente la inmigraci¨®n de europeos a la vez que obstaculizaron la inmigraci¨®n de chinos y africanos. Se esperaba que la creciente poblaci¨®n de origen europeo se mezclara con la poblaci¨®n de color, ¡°blanqueando¡± la poblaci¨®n del Brasil.
El Censo de 2000 pone de manifiesto que el 40% aproximadamente de los brasile?os se consideran mulatos o con mezcla de razas, mientras que 5% se consideran negros y 54% se consideran blancos; menos del 1% se consideran asi¨¢ticos o ind¨ªgenas. Esas estad¨ªsticas se basan fundamentalmente en la expresi¨®n de la propia identidad, ya que en el Brasil la raza o el color se determinan generalmente por el aspecto. Muchas personas clasificadas como blancas, por ejemplo, pueden ser parcialmente de ascendencia africana o ind¨ªgena, pero su aspecto es lo que define su clasificaci¨®n y su trato en la sociedad. Naturalmente, existe ambig¨¹edad en la clasificaci¨®n de las personas que est¨¢n en la frontera entre un color y otro.
Hoy d¨ªa, la mayor¨ªa de los brasile?os de todo tipo de razas reconocen que en el pa¨ªs existen prejuicios raciales y discriminaci¨®n. Sobre la base del an¨¢lisis estad¨ªstico de los censos, las encuestas y otras pruebas, sabemos que en el Brasil la desigualdad racial es elevada y que la discriminaci¨®n racial en el mercado laboral y otras esferas de la sociedad brasile?a es com¨²n. Las personas que no son blancas son las v¨ªctimas principales de los abusos de los derechos humanos, incluida la violencia policial generalizada. En promedio, los brasile?os negros o mulatos o con mezcla de razas ganan la mitad de lo que ganan los brasile?os blancos. Es m¨¢s, la clase media y la ¨¦lite son casi por completo blancas, por lo que el tan alabado crisol de razas representado por el pa¨ªs s¨®lo existe respecto de la clase obrera y los pobres. Hasta 2001, cuando empezaron a adoptarse medidas de acci¨®n afirmativa, era dif¨ªcil encontrar en las mejores universidades del pa¨ªs a brasile?os no blancos.
La mayor parte de la discriminaci¨®n en el Brasil es sutil y consiste en menosprecio, actitudes agresivas y muchas otras pr¨¢cticas casuales, mientras que las formas de racismo flagrantes y expl¨ªcitas dirigidas contra personas concretas, especialmente los insultos raciales, se consideran m¨¢s claramente como racistas. Aunque la legislaci¨®n antirracista brasile?a reprime esos incidentes, que desde hace mucho se consideran antibrasile?os, existen pr¨¢cticas individuales e institucionales sutiles que mantienen y reproducen las desigualdades raciales. Formas de pensar basadas en prejuicios raciales, en que las jerarqu¨ªas raciales se aceptan como naturales, parecen estar tan profundamente arraigadas en la cultura del Brasil como en la de todos los pa¨ªses del mundo. En sociedades como la de los Estados Unidos, los soci¨®logos han descubierto tambi¨¦n c¨®mo el racismo sigue reproduciendo las desigualdades raciales, a pesar de la abolici¨®n de la legislaci¨®n racista y de la reducci¨®n de las formas de racismo flagrantes y expl¨ªcitas.
Hay suficientes datos estad¨ªsticos que demuestran que la desigualdad racial en el Brasil se debe en parte a la discriminaci¨®n existente, a pesar de la ausencia hist¨®rica de legislaci¨®n racista o de la forma aparentemente m¨¢s suave que adopta el racismo en el pa¨ªs. El an¨¢lisis sociol¨®gico de la movilidad pone de manifiesto que es mucho menos probable que los brasile?os negros y mulatos, cuyos padres pertenec¨ªan a grupos ocupacionales o sociales particulares, lleguen a disfrutar de la movilidad social que los blancos de iguales or¨ªgenes ocupacionales o sociales. Asimismo, los an¨¢lisis econom¨¦tricos basados en los modelos relativos al capital humano ponen de manifiesto que los brasile?os mulatos, y sobre todo los negros, ganan del 20% al 25% menos que los blancos de procedencia social an¨¢loga, teniendo en cuenta la edad, la experiencia de trabajo, el nivel de educaci¨®n, el g¨¦nero, el origen social y las caracter¨ªsticas del mercado de trabajo. De modo an¨¢logo, en un estudio se demuestra que los hermanos con diferente color de la piel, lo cual es un fen¨®meno bastante com¨²n en un pa¨ªs de alto grado de mestizaje como el Brasil, tienen diferentes niveles de educaci¨®n, ya que la probabilidad es que los hermanos de color m¨¢s oscuro tengan mayor tendencia a abandonar la escuela antes que sus hermanos de color m¨¢s claro. En ese estudio, se tuvieron en cuenta de modo estricto todos los factores, adem¨¢s del trato discriminatorio basado en la raza (por maestros, progenitores, etc.). Los resultados an¨¢logos de los estudios sobre movilidad social, los an¨¢lisis econom¨¦tricos de ingresos y las comparaciones entre niveles de educaci¨®n llevados a cabo en relaci¨®n con hermanos de diferente color de la piel demuestran una discriminaci¨®n racial persistente.
Esos resultados cuantitativos no deben sorprender, si se tiene en cuenta c¨®mo se considera y c¨®mo se representa la raza en la sociedad brasile?a, y si se recuerda la anterior ideolog¨ªa de ¡°blanqueo¡± de la poblaci¨®n, que se basaba en el racismo cient¨ªfico de la ¨¦poca. A pesar de la ausencia hist¨®rica y contempor¨¢nea de legislaci¨®n racista en el Brasil y de la negaci¨®n hist¨®rica expresada por la poblaci¨®n respecto a la existencia de racismo, los brasile?os no se sorprenden cuando otras personas hacen comentarios o cuentan chistes racistas. La televisi¨®n y la publicidad presentan a la sociedad brasile?a como una sociedad casi completamente blanca; en realidad, es la clase media la que es casi totalmente blanca, lo que pone de manifiesto la existencia de una barrera invisible que de modo desproporcionado excluye a los no blancos. La pertenencia a la clase media del Brasil se basa cada vez m¨¢s en poseer una educaci¨®n universitaria, por lo que el acceso a la universidad es el momento m¨¢s apropiado para la aplicaci¨®n de medidas de acci¨®n afirmativa contra la discriminaci¨®n. El mestizaje se produce casi por completo entre los pobres y la clase obrera, mientras que la clase media, que alaba el mestizaje aunque se opone a la acci¨®n afirmativa, lo practica en pocas ocasiones. Los matrimonios se llevan a cabo casi siempre entre personas de la misma clase, lo que significa que en la clase media se realizan por lo general entre blancos.
Debido en buena parte a que la legislaci¨®n contra el racismo destinada a eliminar el persistente racismo que existe en la sociedad se ha demostrado insuficiente, y como respuesta a los movimientos surgidos entre la poblaci¨®n de color en una sociedad recientemente democratizada, varias universidades y otras instituciones p¨²blicas del Brasil han comenzado a establecer cuotas sobre bases raciales. A ra¨ªz de la celebraci¨®n en 2001 de la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminaci¨®n Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia en Durban (Sud¨¢frica), muchas de las universidades principales est¨¢n obligadas ahora a aplicar pol¨ªticas de admisi¨®n de un porcentaje fijo de estudiantes no blancos. Esas pol¨ªticas representan una nueva fase en las iniciativas del Brasil de lucha contra la desigualdad racial; sin embargo, no han sido aceptadas sin controversia ya que recientemente se ha iniciado una reacci¨®n contra ellas. Sus detractores afirman que las pol¨ªticas centradas en la clase social y las reformas de car¨¢cter universal, como la mejora de la ense?anza p¨²blica, tendr¨ªan el mismo efecto sin necesidad de definir a los brasile?os sobre la base de la raza o el color. Los defensores de las cuotas raciales argumentan que es necesario adoptar medidas de concienciaci¨®n respecto a la cuesti¨®n racial, adem¨¢s de pol¨ªticas de car¨¢cter universal, para poder reducir de modo considerable los altos niveles de desigualdad racial que existen en el Brasil, y que antes de que se adoptaran medidas de acci¨®n afirmativa hab¨ªa poca preocupaci¨®n por acabar con la desigualdad racial. El fin de la ideolog¨ªa de la ¡°democracia racial¡±, la realizaci¨®n de un debate nacional sobre la raza y el racismo y la aplicaci¨®n de serias medidas de pol¨ªtica para reducir la desigualdad racial representan una nueva etapa para el Brasil.
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