Nuestro mundo ha alcanzado un hito desgarrador: la pandemia de COVID-19 se ha cobrado ya dos millones de vidas.
Detr¨¢s de este n¨²mero abrumador hay nombres y rostros: una sonrisa que ya solo es un recuerdo, un sitio en la mesa que siempre estar¨¢ vac¨ªo, una habitaci¨®n donde resuena el silencio de alguien querido que no volver¨¢.
Lamentablemente, el efecto mortal de la pandemia se ha visto agravado por la ausencia de un esfuerzo global coordinado.
En memoria de esos dos millones de almas, el mundo debe ser mucho m¨¢s solidario.
Ha llegado el momento de actuar.
Se est¨¢n introduciendo vacunas contra el COVID-19 seguras y eficaces, y las Naciones Unidas est¨¢n apoyando a los pa¨ªses para movilizar el mayor esfuerzo mundial de inmunizaci¨®n de la historia.
Tenemos el compromiso de garantizar que las vacunas se consideren bienes p¨²blicos mundiales y sean patrimonio de las personas.
De ah¨ª que sea necesario financiar ¨ªntegramente el Acelerador del Acceso a las Herramientas contra el COVID-19 y su mecanismo COVAX, cuyo objetivo es que las vacunas est¨¦n disponibles y sean asequibles para todos y todas.
Las principales econom¨ªas del mundo tienen una responsabilidad especial.
Sin embargo, hoy vemos c¨®mo existe una brecha en la vacunaci¨®n.
Las vacunas est¨¢n llegando r¨¢pidamente a los pa¨ªses de altos ingresos, mientras que los m¨¢s pobres del mundo no reciben ninguna.
La ciencia est¨¢ cosechando ¨¦xitos, pero la solidaridad brilla por su ausencia.
Algunos pa¨ªses est¨¢n tratando de cerrar tratos al margen de los dem¨¢s, incluso comprando m¨¢s vacunas de las necesarias.
Los Gobiernos tienen la responsabilidad de proteger a su poblaci¨®n, pero el ¡°vacunacionalismo¡± es contraproducente y puede retrasar la recuperaci¨®n mundial.
No se puede derrotar al COVID-19 si los pa¨ªses act¨²an cada uno por su cuenta.
Necesitamos que los fabricantes intensifiquen su compromiso de trabajar con el mecanismo COVAX y los pa¨ªses de todo el mundo para garantizar un suministro suficiente y una distribuci¨®n justa.
Necesitamos que los pa¨ªses se comprometan ya a compartir el excedente de dosis de vacunas, lo que ayudar¨ªa a vacunar a todos los profesionales sanitarios del mundo de manera urgente y a evitar que los sistemas de salud se colapsen.
Hay que dar prioridad a otras personas que est¨¢n en primera l¨ªnea, como los trabajadores humanitarios y las poblaciones de alto riesgo.
Para ganarnos la confianza de la poblaci¨®n, debemos aumentar el nivel de conocimiento y confianza en la vacuna por medio de una comunicaci¨®n efectiva basada en hechos.
Mientras la ciencia sigue abriendo nuevas v¨ªas de esperanza, recordemos tambi¨¦n las medidas sencillas y de eficacia probada que todos y todas podemos tomar para mantenernos a salvo: usar mascarilla, mantener el distanciamiento f¨ªsico y evitar las aglomeraciones.
Nuestro mundo solo puede atajar este virus de una manera: desde la unidad.
La solidaridad global salvar¨¢ vidas, proteger¨¢ a las personas y ayudar¨¢ a derrotar a este virus despiadado.