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Memoria del Secretario General sobre la labor de la Organizaci¨®n: Introducci¨®n

El edificio de la ³§±ð³¦°ù±ð³Ù²¹°ù¨ª²¹ de la ONU en Nueva York iluminado en azul por el D¨ªa de la ONU. ? ONU/Cia Pak

Al presentar a los Estados Miembros mi d¨¦cima y ¨²ltima memoria sobre la labor de la Organizaci¨®n, quisiera recordar las l¨ªneas iniciales de mi primera memoria, en las que observ¨¦ que los Estados Miembros y los pueblos del mundo ped¨ªan m¨¢s de las Naciones Unidas ¡ªen m¨¢s esferas de actividad, en m¨¢s lugares y en circunstancias m¨¢s dif¨ªciles¡ª que en ninguna otra etapa de la historia de la Organizaci¨®n. Esta tendencia ha sido la caracter¨ªstica definitoria de mis 10 a?os al frente de la ³§±ð³¦°ù±ð³Ù²¹°ù¨ª²¹. Cuando me preparo para dejar el cargo, las Naciones Unidas tienen m¨¢s misiones pol¨ªticas y personal de mantenimiento de la paz desplegados en m¨¢s lugares ¡ªy m¨¢s peligrosos¡ª que nunca. El volumen de la labor humanitaria es el mayor de la historia, y hay m¨¢s personas desplazadas de sus hogares que en ning¨²n otro momento desde que se fundaron las Naciones Unidas. Como consecuencia de la aprobaci¨®n de audaces acuerdos sobre el desarrollo sostenible y el cambio clim¨¢tico, tenemos la agenda de desarrollo sostenible m¨¢s ambiciosa que ha existido. Si bien la Organizaci¨®n ha pasado por otros per¨ªodos en que ten¨ªa que atender exigencias m¨²ltiples, la escala y la complejidad de sus operaciones y programas actuales no tienen precedente, mientras ha de contender con unos recursos limitados. Adapt¨¢ndose a la evoluci¨®n de las necesidades y oportunidades, la Organizaci¨®n ha logrado ser m¨¢s eficaz y eficiente en la forma de ejecutar sus mandatos. Sin embargo, en ¨²ltima instancia, para que las Naciones Unidas puedan seguir obteniendo resultados, el aumento de la demanda requiere un aumento de las inversiones y de la confianza de los Estados Miembros.

Este creciente nivel de exigencia de que son objeto las Naciones Unidas est¨¢ en consonancia con un panorama mundial que experimenta cambios dr¨¢sticos y con el n¨²mero cada vez mayor de retos que ning¨²n pa¨ªs puede enfrentar por s¨ª solo. Asimismo, nos recuerda nuevamente la perdurable val¨ªa de las Naciones Unidas en cuanto foro para resolver problemas e instrumento para compartir la carga. Ha sido un decenio de fort¨ªsimas turbulencias y de cambio exponencial. La globalizaci¨®n gener¨® muchas oportunidades de prosperar y un sentido de comunidad y de humanidad compartida a escala mundial. Pero con mayores oportunidades vinieron mayores riesgos y retos imprevistos. De la misma forma que los bienes y las personas atravesaban las fronteras con toda facilidad, tambi¨¦n lo hac¨ªan las enfermedades, las armas y la propaganda extremista. Lo ocurrido en una parte del mundo trascend¨ªa a todo el planeta. El decenio se ha caracterizado por una serie de crisis con repercusiones mundiales, desde las crisis financiera, alimentaria y energ¨¦tica hasta la oleada de agitaci¨®n en el Oriente Medio y el Norte de ?frica. Estos reveses hicieron que se desviaran recursos del desarrollo a la respuesta a las crisis e intensificaron el miedo y la ansiedad en muchos lugares. A lo largo de mi mandato, los dirigentes y las instituciones mundiales tuvieron que esforzarse por seguir el ritmo de los cambios y conservar la fe popular en su capacidad de gestionar las consecuencias. Ha sido el primer decenio de la edad de los medios sociales y la voz de ?nosotros los pueblos? se ha escuchado cada vez m¨¢s y con mayor resonancia en los asuntos mundiales. Con raz¨®n, los pueblos exig¨ªan m¨¢s de sus gobernantes y de las Naciones Unidas. Conf¨ªo en que vean este decenio como una ¨¦poca en que la Organizaci¨®n cumpli¨® con ellos al tiempo que se adaptaba a un mundo en profunda transformaci¨®n a fin de estar en condiciones de seguir trabajando con ¨¦xito durante largo tiempo.

Asum¨ª el cargo decidido a adaptar las Naciones Unidas ¡ªy a apoyar a los Estados Miembros en la adaptaci¨®n¡ª a una interdependencia creciente en un mundo que evolucionaba a toda velocidad. Con ese fin, emprend¨ª una serie de reformas estructurales y otras medidas que permitieran mejorar el funcionamiento y la eficacia de la Organizaci¨®n, al tiempo que abogaba en¨¦rgicamente por que los Estados Miembros cumplieran sus compromisos respecto de los tres pilares de la labor de la Organizaci¨®n: la paz y la seguridad, el desarrollo y los derechos humanos. Muchos de mis esfuerzos han dado fruto en el per¨ªodo sobre el que informo ahora.

En el ¨¢mbito del desarrollo, a lo largo de mi mandato procur¨¦ que se cumpliera la promesa de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y se acelerara la labor conexa. Logramos el primero de esos Objetivos, reducir la pobreza mundial a la mitad. Conseguimos que m¨¢s ni?as asistieran a la escuela y salvamos a m¨¢s madres de morir durante el parto. No son triunfos peque?os, pero no bastaron para hacer realidad una vida digna para todos. En el mundo entero las personas siguieron teniendo dificultades para dar de comer a sus hijos, ganar un salario que les permitiera subsistir y vivir con dignidad y en paz. En tanto se acercaba el fin del plazo establecido para cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio, nos dimos cuenta de que sus sucesores deb¨ªan integrar en mayor medida el crecimiento econ¨®mico, la justicia social y la gesti¨®n ambiental. Se forj¨® entonces una impresionante coalici¨®n mundial para elaborar un conjunto de objetivos de desarrollo sostenible que fueron aprobados por los Estados Miembros en septiembre de 2015 como parte de la Agenda 2030. Estos objetivos est¨¢n concebidos para que sean universales, m¨¢s amplios y m¨¢s inclusivos que sus precursores, ya que abarcan aspiraciones fundamentales como la paz, la justicia y las instituciones s¨®lidas.

Reconociendo que somos la primera generaci¨®n que verdaderamente siente los efectos del cambio clim¨¢tico y la ¨²ltima que puede adoptar medidas realmente eficaces para evitar sus peores consecuencias, a principios de mi mandato decid¨ª tomar la iniciativa contra esta amenaza existencial. Cuando asum¨ª el cargo, las negociaciones internacionales sobre el clima avanzaban con lentitud y no se aceptaba universalmente que el Secretario General de las Naciones Unidas tuviera un papel que desempe?ar; sin embargo, no pod¨ªa contemplar con los brazos cruzados la vacilante respuesta mundial al reto definitorio de nuestra ¨¦poca, que ya estaba teniendo efectos en todos los ¨¢mbitos de la labor de la Organizaci¨®n. Entabl¨¦ entonces contactos directos con los dirigentes mundiales, realic¨¦ visitas a algunas de las zonas m¨¢s afectadas del planeta y puse en marcha una amplia serie de iniciativas para mantener la cuesti¨®n ¡ªincluida la financiaci¨®n clim¨¢tica¡ª en un lugar destacado del quehacer mundial. Junto con la acci¨®n mundial emprendida a diversos niveles por los gobernantes, la sociedad civil, el sector privado y otros muchos agentes interesados, dicha labor contribuy¨® a que en 2015 se concertara el Acuerdo de Par¨ªs. Ese acuerdo fue un triunfo para las personas, el planeta y el propio multilateralismo. En el D¨ªa de la Tierra de 2016, el Acuerdo fue firmado por 175 pa¨ªses, cifra que constituy¨® un r¨¦cord mundial. Todav¨ªa tenemos por delante gran parte del arduo trabajo, pero al dejar el cargo me siento alentado porque la cuesti¨®n recibi¨® la atenci¨®n que merec¨ªa en un momento decisivo.

Las mujeres son determinantes para impulsar el progreso en la labor internacional. Con esto en mente, hice de su empoderamiento una misi¨®n primordial durante todo mi mandato. Ayud¨¦ al nacimiento de ONU-Mujeres y emprend¨ª iniciativas especiales sobre cuestiones como la salud materna e infantil, la violencia sexual y el empoderamiento econ¨®mico de las mujeres. Trat¨¦ de dar ejemplo mejorando el equilibrio de g¨¦nero en los puestos de categor¨ªa superior de las propias Naciones Unidas. Durante mi mandato no alcanzamos la paridad, pero rompimos muchos techos de cristal. Cuando asum¨ª el cargo no hab¨ªa mujeres a la cabeza de operaciones de paz sobre el terreno; ahora casi una cuarta parte de las misiones de las Naciones Unidas est¨¢n encabezadas por mujeres. Tambi¨¦n nombr¨¦ a la primera Asesora Jur¨ªdica, la primera Asesora Policial, la primera mujer Comandante de una fuerza y a m¨¢s de 100 mujeres para ocupar cargos a nivel de Subsecretario General o Secretario General Adjunto.

Dado que el mundo alberga a la generaci¨®n de j¨®venes m¨¢s numerosa de la historia, tambi¨¦n trat¨¦ de aprovechar la energ¨ªa de la juventud. Una y otra vez hemos sido testigos de su energ¨ªa, pasi¨®n y ferviente deseo de hacer o¨ªr su voz en los asuntos que los afectan. Respond¨ª nombrando un Enviado para la Juventud ¡ªde solo 28 a?os de edad¡ª y haciendo todo lo posible para garantizar que la voz de esas ?generaciones venideras? se tenga en cuenta a la hora de adoptar decisiones en las Naciones Unidas. Puse especial empe?o en reunirme con j¨®venes siempre que fuera posible, para escuchar sus preocupaciones y para alentarlos como futuros dirigentes.

En el ¨¢mbito de la paz y la seguridad, a lo largo de todo mi mandato consider¨¦ prioritaria la prevenci¨®n de los conflictos, comenzando por el fortalecimiento de la capacidad de las Naciones Unidas en materia de mediaci¨®n y diplomacia preventiva. Prueba de las reformas efectuadas es que durante todo el decenio y en todo el mundo aumentaron las peticiones de actividades de diplomacia preventiva, mediaci¨®n y apoyo a la mediaci¨®n que recibimos de los Estados Miembros y los asociados regionales. Solo en 2016, mis enviados prosiguieron la meticulosa labor diplom¨¢tica sobre la Rep¨²blica ?rabe Siria, el Yemen, Libia y otros lugares, mientras el personal de las Naciones Unidas que integra las operaciones de paz y los equipos en los pa¨ªses trabajaba discretamente en todo el mundo para evitar los conflictos violentos y promover el di¨¢logo. Me complace que los Estados Miembros hayan respondido a la reciente serie de ex¨¢menes independientes de nuestra labor respecto de las operaciones de paz, la consolidaci¨®n de la paz, y las mujeres y la paz y la seguridad se?alando que la prevenci¨®n de los conflictos es un imperativo. Tenemos mucho trabajo por hacer para llevar esas palabras a la pr¨¢ctica sistem¨¢ticamente. En ese sentido, puse en marcha la iniciativa Los Derechos Humanos Primero con el fin de enlazar mejor los tres pilares ¡ªla paz y la seguridad, el desarrollo y los derechos humanos¡ª y utilizar la prevenci¨®n de las violaciones de tales derechos como principio en la adopci¨®n de decisiones a nivel interno en las Naciones Unidas.

Durante mi mandato, las Naciones Unidas pasaron a ocupar el segundo lugar en cuanto al n¨²mero de efectivos que tienen desplegados en el mundo. Los despliegues de mantenimiento de la paz alcanzaron el nivel m¨¢ximo de todos los tiempos. Los despliegues no solo fueron mayores sino que tambi¨¦n fueron mucho m¨¢s complejos y a veces m¨¢s remotos. La peligrosidad de los entornos operativos creci¨® a medida que la situaci¨®n de la seguridad se deterioraba en muchas regiones. Ello nos oblig¨® a innovar continuamente para hacer que las operaciones de mantenimiento de la paz tuvieran m¨¢s capacidad de adaptaci¨®n y fueran m¨¢s eficaces y responsables. As¨ª pues, en el per¨ªodo en que he estado al frente de la ³§±ð³¦°ù±ð³Ù²¹°ù¨ª²¹ se han hecho reformas importantes en la estructura de las Naciones Unidas dedicada a la paz y la seguridad. Cuando asum¨ª el cargo, la nueva estructura para la consolidaci¨®n de la paz estaba despegando y en el transcurso de mi mandato contribuy¨® al empe?o por consolidar y mantener la paz con m¨¢s ¨¦xito en los pa¨ªses que hab¨ªan sufrido el flagelo de la guerra. Recientemente los Estados Miembros han aprobado resoluciones sumamente innovadoras sobre el sostenimiento de la paz en que se plasman muchas de las ense?anzas que hemos ido extrayendo a lo largo del camino.

Al principio y al final de mi mandato tambi¨¦n introduje reformas en nuestros sistemas para desplegar y gestionar las operaciones de paz. La labor comenz¨® con el establecimiento del Departamento de Apoyo a las Actividades sobre el Terreno y termin¨® con las propuestas del Grupo Independiente de Alto Nivel sobre las Operaciones de Paz, que formul¨® importantes recomendaciones sobre c¨®mo podemos gestionar mejor esas operaciones y consolidar las alianzas mundiales que las sustentan. Mi sucesor tendr¨¢ que ocuparse de algunas de las ideas del Grupo y muchas de las m¨¢s importantes est¨¢n en manos de los Estados Miembros, pero se prev¨¦ que la mayor parte de las que me competen se habr¨¢n aplicado plenamente cuando concluya mi per¨ªodo de servicio.

Sin embargo, las reformas institucionales no bastar¨¢n para potenciar la eficacia futura de nuestras operaciones si no se renueva la voluntad pol¨ªtica y la confianza necesarias. Algunos de los retos surgidos en los ¨²ltimos a?os han erosionado el pacto entre los Estados Miembros que contribuyen de distintas formas a las operaciones de paz, y entre los Estados Miembros y la ³§±ð³¦°ù±ð³Ù²¹°ù¨ª²¹, y hay una necesidad imperiosa de repararlo, especialmente en los casos en que se plantea la cuesti¨®n del consentimiento del Gobierno del pa¨ªs receptor. Me sent¨ª especialmente decepcionado por la d¨¦bil respuesta del Consejo de Seguridad ante la expulsi¨®n del personal civil de las Naciones Unidas del S¨¢hara Occidental. Tambi¨¦n me decepcion¨® el escaso apoyo que recibieron las nuevas propuestas para fortalecer nuestra capacidad de prevenci¨®n de conflictos, teniendo en cuenta el claro consenso sobre la urgente necesidad de mejorar la prevenci¨®n de los conflictos violentos antes de que estallen.

El deterioro del entorno de seguridad tambi¨¦n nos oblig¨® a innovar de otras maneras. El per¨ªodo que abarca esta memoria comenz¨® con la reducci¨®n de la primera misi¨®n de las Naciones Unidas dedicada a una emergencia sanitaria. La Misi¨®n de las Naciones Unidas para la Respuesta de Emergencia al ?bola fue un importante ejemplo de ¨¦xito en el uso flexible y creativo de la capacidad pol¨ªtica, log¨ªstica y de otra ¨ªndole de las Naciones Unidas para responder a los tipos de crisis imprevistas que nuestro mundo interconectado experimenta con frecuencia cada vez mayor. Las amenazas nuevas, como la delincuencia organizada y el extremismo violento, tambi¨¦n exigen enfoques nuevos y una respuesta colectiva basada en principios. Mi Plan de Acci¨®n para Prevenir el Extremismo Violento fue uno de los principales resultados del esfuerzo realizado en ese sentido. Me complace que los Estados Miembros apoyaran el llamamiento que contiene mi plan para aplicar un enfoque integral que no solo abarque las medidas contra el terrorismo basadas en la seguridad sino tambi¨¦n medidas preventivas sistem¨¢ticas para afrontar las condiciones subyacentes que radicalizan a las personas y las impulsan a unirse a grupos extremistas violentos. Estoy deseoso de seguir trabajando en esta y otras cuestiones conexas tras el examen que realizar¨¢ la Asamblea General de su estrategia contra el terrorismo.

La respuesta ante la utilizaci¨®n de armas qu¨ªmicas en la Rep¨²blica ?rabe Siria, donde el mecanismo conjunto de investigaci¨®n tiene el doble prop¨®sito de estudiar el uso espec¨ªfico de estas armas atroces y de actuar como elemento disuasorio de su empleo futuro, constituy¨® otra innovaci¨®n. En t¨¦rminos m¨¢s generales, propugn¨¦ la adopci¨®n de medidas en todo el programa de desarme: respecto de las armas nucleares, las armas convencionales, y las armas peque?as y las armas ligeras. Tambi¨¦n trat¨¦ de revitalizar el programa de no proliferaci¨®n y de promover medidas para proteger a los civiles y los combatientes de las armas de efectos indiscriminados. Me satisfizo especialmente la aprobaci¨®n del acuerdo sobre el programa nuclear de la Rep¨²blica Isl¨¢mica del Ir¨¢n en julio de 2015, que atestigua el valor de la diplomacia.

Mi mandato ha coincidido con necesidades humanitarias sin precedentes en todo el mundo y con el nivel m¨¢s alto de desplazamientos forzados desde que se fund¨® esta Organizaci¨®n. Mi labor a favor de un sistema humanitario m¨¢s global, responsable y s¨®lido culmin¨® en 2016 con la Cumbre Humanitaria Mundial. El esfuerzo proseguir¨¢ en la reuni¨®n plenaria de alto nivel sobre la respuesta a los grandes desplazamientos de refugiados y migrantes que se celebrar¨¢ en septiembre en Nueva York. Mi mensaje fundamental es un llamamiento a la solidaridad mundial para atender las necesidades de nuestros semejantes. Desde el principio he tratado de que esta idea sea una constante al promover la priorizaci¨®n de los derechos humanos, comenzando por el apoyo a la creaci¨®n del Consejo de Derechos Humanos justo cuando asum¨ª el cargo y continuando con mis campa?as en favor de la abolici¨®n de la pena de muerte y el fin de la discriminaci¨®n por motivos de orientaci¨®n sexual o identidad de g¨¦nero, as¨ª como mi iniciativa Los Derechos Humanos Primero. Al dejar el cargo, me alienta ver que la labor relativa a los derechos humanos se incluye en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en nuestras estrategias de paz y seguridad, y en nuestros esfuerzos por hacer frente al extremismo violento. Si bien los mecanismos dedicados exclusivamente a los derechos humanos todav¨ªa tienen una agenda excesivamente nutrida, el empe?o en hacer de esos derechos el eje de todas nuestras actividades es una manifestaci¨®n concreta de la promesa de dar prioridad a los derechos humanos en cuanto hagamos, como cuesti¨®n de rutina.

Cuando llegu¨¦ a las Naciones Unidas me impresion¨® la brecha existente entre la enorme dedicaci¨®n de su personal y las deficiencias de los sistemas con que trabajaban. Los Estados Miembros tambi¨¦n me transmitieron un mensaje claro en el sentido que esperaban una administraci¨®n de la Organizaci¨®n y de sus recursos m¨¢s transparente, responsable y eficaz. En respuesta a ello, y para posibilitar que las Naciones Unidas estuvieran a la altura de las crecientes exigencias y compromisos, di preferencia a las reformas institucionales y de la gesti¨®n. Tom¨¦ medidas para fortalecer el sistema de rendici¨®n de cuentas, de modo que se potenciaran los controles internos y los mecanismos e instrumentos de supervisi¨®n para promover la transparencia y la integridad. Esas medidas comprend¨ªan el establecimiento del Comit¨¦ Asesor de Auditor¨ªa Independiente, la implantaci¨®n de un nuevo sistema de justicia interna y una ampliaci¨®n de los pactos del personal directivo superior para incluir a los jefes de las misiones de mantenimiento de la paz y misiones pol¨ªticas especiales. Tambi¨¦n introduje nuevas pol¨ªticas de recursos humanos, entre ellas la de movilidad. Impuls¨¦ la evoluci¨®n de la ³§±ð³¦°ù±ð³Ù²¹°ù¨ª²¹ para que se convirtiera en una organizaci¨®n mundial respaldada por pr¨¢cticas de gesti¨®n y procesos institucionales modernos. Muchas de estas reformas est¨¢n cristalizando cuando mi mandato toca a su fin y me complace dejar a mi sucesor una Organizaci¨®n que est¨¢ bien preparada para su octavo decenio y para la creciente complejidad del mundo a que debe responder.

Tambi¨¦n he tratado de explotar la aparici¨®n de nuevas tecnolog¨ªas de las comunicaciones, nuevos medios de difusi¨®n y nuevos agentes en la escena mundial, aprovechando la fuerza de las asociaciones y utilizando el poder de convocatoria de las Naciones Unidas para reunir a una amplia gama de agentes en la b¨²squeda de respuestas a problemas mundiales acuciantes. Se han establecido iniciativas de interesados m¨²ltiples para abordar desaf¨ªos como la salud de mujeres y ni?os, la energ¨ªa sostenible y el hambre. Trat¨¦ de abrir todav¨ªa m¨¢s las puertas de las Naciones Unidas a los parlamentos y las organizaciones de la sociedad civil, que desempe?an un papel vital en la promoci¨®n de programas decisivos a nivel nacional y mundial.

Ha sido un decenio notable para las Naciones Unidas. Y para alguien que creci¨® viendo esta Organizaci¨®n como un faro de esperanza, ha sido un privilegio prestar servicio en ella. He trabajado junto a los Estados Miembros y a muchos colegas entregados a su cometido en todo el mundo. Son demasiados los integrantes del personal que han dado la vida por los principios de la Carta de las Naciones Unidas. La mejor manera de rendir homenaje a su sacrificio es redoblar nuestros esfuerzos. He visto la transformaci¨®n que podemos lograr cuando actuamos de com¨²n acuerdo, pero en mis viajes como Secretario General tambi¨¦n he visto desesperaci¨®n, miseria e impotencia. En demasiadas ocasiones, esos horrores tienen origen humano. He hecho cuanto estaba en mi mano para asegurar que las Naciones Unidas respondieran a las necesidades de los m¨¢s vulnerables, pero la labor dista mucho de haber acabado. Al t¨¦rmino de este a?o concluir¨¦ mi per¨ªodo de servicio y pasar¨¦ el relevo a mi sucesor, a quien deseo el mayor de los ¨¦xitos en lo que es, en palabras del primer Secretario General, el trabajo m¨¢s imposible del mundo. Pero tambi¨¦n es el que m¨¢s enriquece el esp¨ªritu.