La historia de la construcci車n nos muestra que los constructores siempre han sido creativos a la hora de adaptar y optimizar las viviendas utilizando de la mejor manera posible los recursos locales disponibles para atender sus necesidades, al tiempo que han tenido en cuenta las limitaciones econ車micas, sociales y clim芍ticas. Las sociedades de todo el mundo han desarrollado culturas de construcci車n que dan lugar a una arquitectura ※contextual§, que corresponde a m谷todos de construcci車n singulares y maneras de vivir espec赤ficas. Sin embargo, las culturas de construcci車n locales no son est芍ticas, evolucionan como lo hacen las sociedades, en particular cuando se producen intercambios con otros pa赤ses y culturas y se introducen nuevos conocimientos, materiales de construcci車n y t谷cnicas.

Las culturas de construcci車n locales han estado a menudo vinculadas a una necesidad reconocida y valorada en las sociedades tradicionales: el equilibrio entre el hombre y la naturaleza. La antigua b迆squeda de ese equilibrio corresponde a lo que ahora denominamos el desarrollo sostenible. Ya existen en todo el mundo numerosos buenos ejemplos de ese concepto. Lamentablemente, debido a la globalizaci車n, esos conocimientos locales est芍n cada vez m芍s desprestigiados y, como ocurre con un gran n迆mero de especies de plantas y animales, est芍n en peligro de extinci車n. Ello supone una p谷rdida de diversidad cultural y de conocimientos cient赤ficos pertinentes y 迆tiles para la humanidad como base para la reflexi車n global, y sobre todo como base para la acci車n local.

Estos conocimientos est芍n presentes en diversas esferas: la adopci車n de decisiones sobre los lugares donde construir, la planificaci車n de actividades, la gesti車n de superficies terrestres y urbanas, la composici車n arquitect車nica y la organizaci車n de la construcci車n y sus materiales. Tambi谷n incluye enfoques interesantes para la prevenci車n de riesgos y la preparaci車n ante ellos, as赤 como para la reconstrucci車n tras los desastres. En zonas fr芍giles o de alto riesgo, las soluciones t谷cnicas tradicionales y los correspondientes conocimientos suelen ser especialmente perspicaces y espec赤ficos, lo que hace que sean m芍s f芍ciles de identificar.

Con la globalizaci車n, se pierden 芍mbitos enteros de conocimientos relacionados con la edificaci車n y la construcci車n, de la misma manera y al mismo ritmo que desaparecen los bosques de nuestro planeta. Aunque la p谷rdida de conocimientos se produce de manera m芍s discreta, los efectos son igualmente devastadores. Esos cambios comenzaron en la primera mitad del siglo XX con la industrializaci車n de los m谷todos de construcci車n (que conlleva principalmente el uso de hormig車n) y con la estandarizaci車n de la educaci車n dedicada exclusivamente a la aplicaci車n de esos m谷todos mediante la creaci車n de instituciones de formaci車n t谷cnica y profesional y escuelas de ingenier赤a.

Actualmente coexisten dos mundos: el de los ※ricos§, que son capaces de adoptar la modernidad, y el de los ※pobres§, que mantienen su manera de vivir tradicional pero a quienes la sociedad y los medios de comunicaci車n presionan para que construyan copias malas de edificios modernos o utilicen combinaciones tecnol車gicas inadecuadas e incluso peligrosas. Un terrible ejemplo de ese problema se observ車 en Hait赤 tras el terremoto de enero de 2010: mientras que las viviendas peque?as y tradicionales resistieron al desastre, las estructuras ※modernas§ mal construidas, que la gran mayor赤a de los haitianos no pod赤an permitirse, resultaron ser mortales.

Aun as赤, las normas internacionales de construcci車n prevalecen y arrojan resultados similares en todas partes. Todos los desastres nos lo suelen recordar. En la mayor赤a de los casos, con una observaci車n atenta se comprueba que los edificios tradicionales son m芍s resistentes o al menos en ellos se producen menos bajas. Adem芍s, la rehabilitaci車n de edificios tradicionales es viable, sencilla y m芍s econ車mica. Por tanto, esos modelos deber赤an inspirar a los profesionales que participan en programas de reconstrucci車n.

En la d谷cada de 1970 empez車 a desarrollarse una nueva conciencia inspirada en la labor del arquitecto egipcio Hassan Fathy. Se buscaron alternativas a los modelos de h芍bitat moderno que gozaban de prestigio pero eran excesivamente caros, as赤 como a los modelos tradicionales que se consideraban err車neamente obsoletos e irrelevantes. El enfoque seguir芍 siendo principalmente t谷cnico durante mucho tiempo. Esta es la era de las ※tecnolog赤as apropiadas§, que han producido una serie de buenos resultados pero no son eficientes en funci車n de los costos, no pueden reproducirse y no responden a las necesidades reales.

Pese a esta realidad, el creciente n迆mero de desastres, as赤 como la presi車n de los medios de comunicaci車n, permiten que aumente el apoyo a los programas de vivienda que favorecen la cantidad frente a la calidad. Esto ocurre especialmente cuando se deben tomar decisiones de manera r芍pida, lo que suele dar lugar a las denominadas soluciones ※universales§ y ※listas para utilizar§ que, aunque pueden satisfacer las necesidades a corto plazo, suelen ser menos eficaces o incluso contraproducentes a mediano y largo plazo, ya que generan normas inadecuadas y expectativas que son imposibles de cumplir a mayor escala.

En los 30 迆ltimos a?os, CRAterre-ENSAG, en colaboraci車n con muchos asociados, ha estudiado programas reales sobre el terreno para tener m芍s en cuenta el notable potencial de las culturas de construcci車n locales. Ha trabajado para definir mejor los conceptos, encontrar oportunidades para aplicar soluciones sobre el terreno y, despu谷s, formular estrategias y m谷todos adecuados. La idea es descubrir sistemas de construcci車n locales, as赤 como conocimientos generales y especializados y m谷todos de organizaci車n relacionados con la construcci車n, con una eficacia demostrada y, posteriormente, integrarlos en programas y proyectos nuevos. Sin descartar las posibles contribuciones de la producci車n industrial, el objetivo es satisfacer las necesidades y expectativas de la poblaci車n local y proporcionar soluciones que sean social y culturalmente aceptables y econ車micamente accesibles.

Algunos de los programas que se han llevado a cabo destacan claramente la importancia de esas decisiones. A principios de la d谷cada de 1980 se puso en marcha un programa de vivienda en Mayotte, una isla del archipi谷lago de las Comoras. El programa, ejecutado por la Soci谷t谷 Immobili豕re de Mayotte (SIM), estuvo precedido de un estudio etnol車gico del asentamiento local que permiti車 definir modelos sencillos y bien adaptados. Se prest車 asistencia para construir las estructuras principales, que posteriormente completaron las familias beneficiarias con sus propios recursos. Esa labor incluy車 la construcci車n de muros, la instalaci車n de retretes y el establecimiento de zonas de agricultura de subsistencia. En los 30 迆ltimos a?os se han construido m芍s de 20.000 viviendas sociales usando ese modelo.

M芍s recientemente, en Hait赤, tras el terremoto de enero de 2010, la organizaci車n no gubernamental MISEREOR solicit車 la asistencia de CRAterre para un ambicioso programa que consist赤a en reconstruir 5.000 viviendas b芍sicas en zonas rurales y monta?osas. Se estudiaron las estructuras tradicionales, construidas con madera y materiales locales, que ※no hab赤an causado muertos§. Un an芍lisis de esas estructuras revel車 diversos tipos de construcci車n, en funci車n de condiciones como el emplazamiento, la altitud, las actividades econ車micas locales y la presencia sistem芍tica de una base ampliable. Esas caracter赤sticas se incluyeron como parte del dise?o de nuevos modelos b芍sicos de viviendas. Tras el entusiasmo mostrado por la poblaci車n local cuando se construyeron los primeros prototipos, se puso en marcha el programa a gran escala, que ejecutaron organizaciones no gubernamentales locales, con la participaci車n de artesanos locales, los ※jefes§, siguiendo el sistema tradicional de trabajo comunitario, conocido como kombit. En el programa tambi谷n se utilizaron las pr芍cticas tradicionales de decoraci車n de los hogares haitianos. Las nuevas viviendas se pintaron con colores brillantes y alegres, una caracter赤stica valorada en la cultura haitiana, frente a los edificios de hormig車n tristes, grises e inacabados.

Esos proyectos demuestran que el enfoque propuesto puede arrojar resultados eficaces y constituyen una inversi車n 迆til y sostenible. Al mismo tiempo, siguen formul芍ndose marcos normativos internacionales. A diferencia de las buenas intenciones expresadas en contextos fr芍giles, esas normas suelen generar exclusi車n social y la p谷rdida irreversible de identidades locales reflejadas en la arquitectura, el estilo de vida y el uso de la tierra tradicionales. No obstante, el potencial de las culturas de construcci車n locales es enorme, y el campo de investigaci車n relativo a las soluciones 迆tiles y est谷ticas, la transmisi車n de los principios de resiliencia y el desarrollo sostenible es casi ilimitado.

Teniendo esto presente, es interesante se?alar que, a medida que construimos una imagen positiva de la arquitectura tradicional y se la presentamos a las poblaciones que ya la poseen, podr赤an lograrse r芍pidamente grandes avances cualitativos y reproducirse de manera amplia. Para que esto sea eficaz, tendremos que cambiar las construcciones tradicionales de ingenier赤a. De hecho, muchos proyectos est芍n bloqueados por la falta de datos t谷cnicos e informaci車n sobre la adecuaci車n real de esas construcciones, algo necesario para tranquilizar a los directores de proyectos y las oficinas de control. En realidad se trata de una profunda reflexi車n sobre la arquitectura, que a menudo se realiza mediante la consideraci車n global de que se descubren los elementos clave del valor de los materiales locales, incluidos los de materiales con unos resultados modestos como la tierra y el bamb迆. Dicho esto, alguna arquitectura tradicional requiere mejoras y el pensamiento t谷cnico sigue siendo esencial. No obstante, promoviendo la labor de los artesanos locales, trabajando con las soluciones que dominan, y teniendo en cuenta los correspondientes costos de construcci車n, tenemos una oportunidad inmejorable de proponer mejoras que puedan adoptarse con eficacia a mayor escala en m芍s proyectos para que los beneficios, que al principio ser芍n indirectos, puedan llegar al mayor n迆mero posible de personas.

Es por tanto urgente que las instituciones nacionales e internacionales tomen conciencia de las cuestiones que giran en torno a las culturas de construcci車n locales. Algunas instituciones ya se han sumado a los esfuerzos de CRAterre dirigidos a publicar un manifiesto sobre la promoci車n de las culturas de construcci車n locales para mejorar la eficiencia de los programas de vivienda. Esta iniciativa tambi谷n cuenta con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-H芍bitat) como parte de su Red Mundial para la Vivienda Sostenible y en el marco de algunos de sus proyectos, como ocurre en el Pakist芍n, la Rep迆blica Democr芍tica del Congo y Somalia. La Organizaci車n de las Naciones Unidas para la Educaci車n, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) tambi谷n promueve el concepto y el Banco Mundial integr車 recientemente un enfoque m芍s cultural en su nuevo marco ambiental y social. Ese apoyo facilitar赤a la adopci車n del concepto por parte de otras organizaciones, lo que mejorar赤a las condiciones de vida de poblaciones de todo el mundo al tiempo que se preservar赤a la diversidad cultural.

Para seguir impulsando esos procesos, CRAterre, en el marco de su programa de investigaci車n LABEX AE&CC, colabora con la Federaci車n Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja para establecer los materiales de referencia que utilizar芍n los grupos tem芍ticos sobre alojamiento. Esos materiales proporcionan informaci車n b芍sica sobre los principios de la arquitectura tradicional y su posible integraci車n en los programas de reconstrucci車n. Esos instrumentos son 迆tiles, pero ser赤a todav赤a m芍s beneficioso realizar una profunda investigaci車n en pa赤ses de alto riesgo, que permitir赤a realizar m芍s esfuerzos preventivos y, de esa manera, se limitar赤an los da?os causados por los desastres y se reforzar赤an las capacidades locales de resiliencia. Esos enfoques son particularmente eficaces en zonas de riesgo, pero su aplicaci車n es igual de pertinente en el contexto de los proyectos de mejora de viviendas, ya que permiten determinar las necesidades y las expectativas reales de las comunidades locales; ofrecen soluciones totalmente accesibles en t谷rminos t谷cnicos y financieros; y cumplen los requisitos de reconocimiento social. Cuando las comunidades, incluso las que se encuentran en situaciones dif赤ciles, logran ser autosuficientes, pueden recuperar su dignidad y la confianza en un futuro mejor.