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Estamos a tan solo unos d¨ªas de la inauguraci¨®n de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Clim¨¢tico de 2015 (XXI Conferencia de las Partes), que tendr¨¢ lugar en Par¨ªs. El establecimiento de un nuevo acuerdo sobre el clima constituye un paso importante hacia la aplicaci¨®n de la agenda mundial para el desarrollo sostenible. Adem¨¢s del logro de un acuerdo ambicioso en relaci¨®n con el clima, abordar la cuesti¨®n de la financiaci¨®n clim¨¢tica y movilizar la acci¨®n de todas las partes interesadas son otros de los elementos decisivos para garantizar el ¨¦xito de la XXI Conferencia de las Partes. Estamos ante una oportunidad primordial para avanzar en la aplicaci¨®n de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), as¨ª como para allanar el camino hacia el logro de un futuro m¨¢s sostenible.

Las ciudades frente al cambio clim¨¢tico

Nos encontramos en un punto cr¨ªtico para el futuro de la urbanizaci¨®n. La mayor parte de la poblaci¨®n mundial vive ya en zonas urbanas: concretamente, el 55% de la poblaci¨®n total. Las previsiones para los pr¨®ximos 30 a?os sugieren que dicho porcentaje aumentar¨¢ hasta el 70%. Las ciudades necesitar¨¢n acoger a 3.000 millones de habitantes m¨¢s para 2050. En los pr¨®ximos decenios, la urbanizaci¨®n constituir¨¢ un factor decisivo; estamos ante una gran oportunidad de definir nuestro modo de vida mediante mecanismos como la planificaci¨®n y el dise?o urbanos adecuados, la instauraci¨®n de normas y reglamentos apropiados y la garant¨ªa de una planificaci¨®n financiera s¨®lida. La adecuada planificaci¨®n urbana constituye un factor impulsor y una fuente de desarrollo con capacidad para mejorar y transformar las vidas de miles de millones de personas. La gesti¨®n adecuada de las ciudades permite alzarse a estas como motores del crecimiento econ¨®mico nacional, la prosperidad social y la sostenibilidad ambiental.

Al tiempo que genera oportunidades, la urbanizaci¨®n tambi¨¦n acent¨²a los riesgos, y la velocidad a la que se est¨¢ desarrollando desaf¨ªa nuestra capacidad de planificaci¨®n y adaptaci¨®n. La planificaci¨®n urbana inadecuada y la gobernanza inefectiva pueden conllevar costos ambientales, sociales y econ¨®micos significativos que supongan una amenaza para el desarrollo urbano. Por consiguiente, es necesario revisar los marcos regulatorios, legislativos, pol¨ªticos e institucionales urbanos para abordar los retos que plantean la r¨¢pida urbanizaci¨®n, el crecimiento demogr¨¢fico, el cambio clim¨¢tico y el riesgo de desastres. Es esencial asegurar la colaboraci¨®n de todas las partes interesadas pertinentes para fomentar un apoyo de base amplia a la aplicaci¨®n de pol¨ªticas. Ello deber¨ªa darse dentro del contexto m¨¢s amplio del desarrollo urbano sostenible.

Las ciudades son responsables de hasta un 70% de la totalidad de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y del consumo de m¨¢s del 75% del total de la energ¨ªa generada a nivel mundial. Los habitantes de las ciudades ya est¨¢n sufriendo las consecuencias negativas del cambio clim¨¢tico, y buena parte de la poblaci¨®n m¨¢s vulnerable reside en las ciudades. Sin embargo, las soluciones a este problema mundial, derivadas ya sea de estrategias de mitigaci¨®n o de mecanismos de adaptaci¨®n, tambi¨¦n tendr¨¢n que aplicarse principalmente en las zonas urbanas. Las ciudades tienen una importante funci¨®n que desempe?ar, no solo como contribuidoras al cambio clim¨¢tico y v¨ªctimas del mismo, sino tambi¨¦n como agentes capaces de aportar soluciones potenciales y servir como laboratorios de aplicaci¨®n de enfoques innovadores.

Las iniciativas gubernamentales locales en este ¨¢mbito constituyen un testimonio del aumento del liderazgo de las ciudades en la mitigaci¨®n del clima y la adopci¨®n de medidas de resiliencia. La planificaci¨®n y el desarrollo urbanos deber¨ªan contribuir a la reducci¨®n de las emisiones procedentes de los principales sectores urbanos, tales como el transporte, la construcci¨®n y la gesti¨®n de desechos, y aumentar, al mismo tiempo, la resiliencia de los sistemas urbanos y del entorno construido para poder hacer frente a las consecuencias perjudiciales del clima y al riesgo de desastres. Seg¨²n el Quinto Informe de Evaluaci¨®n del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Clim¨¢tico (IPCC), las previsiones para 2030 se?alan que el 55% de la totalidad de los terrenos urbanos se habr¨¢ edificado durante las tres primeras d¨¦cadas del siglo XXI. Las infraestructuras construidas actualmente, entre las que se incluyen edificios y carreteras, pueden tener un efecto duradero en las emisiones de gases de efecto invernadero, as¨ª como en la resiliencia.? Las ciudades deben planificar dise?os urbanos resilientes y con bajas emisiones de carbono con el fin de evitar el efecto inhibidor de los modelos y pautas de urbanizaci¨®n no sostenibles. Dichos procesos de planificaci¨®n deben tener en cuenta los diferentes contextos espec¨ªficos de cada ciudad en materia de emisiones y riesgos.?

El aumento de los conocimientos y los avances realizados en materia de medidas de lucha contra el cambio clim¨¢tico y gesti¨®n energ¨¦tica en las ciudades es un factor que est¨¢ influyendo actualmente en las pautas de urbanizaci¨®n. La aplicaci¨®n en las ciudades de principios como la compactabilidad, la conectividad, la inclusividad y la integraci¨®n, as¨ª como la mejora en la gesti¨®n del riesgo de desastres, contribuyen a la mitigaci¨®n del cambio clim¨¢tico y la adaptaci¨®n a este, adem¨¢s de propiciar el surgimiento de oportunidades de desarrollo sostenible. Seg¨²n el informe ¡°New Climate Economy Report¡±, la transici¨®n hacia un modelo basado en un crecimiento urbano m¨¢s compacto, en la conexi¨®n entre infraestructuras y en la gobernanza coordinada podr¨ªa reducir el importe del capital necesario para infraestructuras urbanas en m¨¢s de 3 billones de d¨®lares de los Estados Unidos a lo largo de los pr¨®ximos 15 a?os.

La importancia de la infraestructura urbana

Los retos a los que se ha enfrentado la infraestructura urbana en los ¨²ltimos 20 a?os han venido determinados por numerosos factores. Entre ellos, cabe destacar los siguientes: la intensificaci¨®n de la expansi¨®n urbana con un grado cada vez mayor de informalidad; el aumento de la demanda de servicios; el incremento de los costos unitarios de creaci¨®n de infraestructuras, vinculado a una expansi¨®n urbana deficiente; la herencia derivada de una trayectoria prolongada de inversi¨®n insuficiente en la sustituci¨®n de activos y la ampliaci¨®n de infraestructuras; las deficiencias de gesti¨®n y mantenimiento operativos; la utilizaci¨®n elevada e ineficiente de los servicios por parte de las categor¨ªas de consumidores de ingresos medianos y altos; la lentitud en la integraci¨®n de un enfoque de infraestructura ecol¨®gica; y la distribuci¨®n desigual de los servicios y las infraestructuras, que sigue acentuando la segregaci¨®n espacial y socioecon¨®mica en las ciudades.

Adem¨¢s, la repercusi¨®n de la dependencia constante de modelos institucionales y normativos obsoletos e inadecuados se ha visto agravada por los efectos del cambio clim¨¢tico sobre servicios como el suministro de agua, la gesti¨®n de las aguas residuales, la generaci¨®n de energ¨ªa hidroel¨¦ctrica, la gesti¨®n del agua de lluvia y la protecci¨®n ante inundaciones.?

Algunos de estos problemas no son nuevos, pero su alcance y complejidad han aumentado a consecuencia de la r¨¢pida urbanizaci¨®n experimentada en los ¨²ltimos 20 a?os y de las constantes deficiencias en la comprensi¨®n de las infraestructuras y su correspondiente gobernanza y regulaci¨®n, lo que ha dado lugar a la carencia de una planificaci¨®n a largo plazo y ajustada a la demanda de las infraestructuras. El aumento progresivo de la demanda de servicios de infraestructuras est¨¢ directamente relacionado con el incremento gradual de la poblaci¨®n, el aumento del producto interno bruto (PIB) y la intensificaci¨®n del uso per c¨¢pita de los servicios de infraestructuras vinculada al aumento de los ingresos.

La diferencia entre la oferta y la demanda, as¨ª como el car¨¢cter inaccesible e inasequible de los servicios y las infraestructuras para determinados segmentos de la poblaci¨®n, suponen una deficiencia importante de las pol¨ªticas, los enfoques de planificaci¨®n y la capacidad institucional. El enfoque sectorial de la planificaci¨®n, la inversi¨®n y la gesti¨®n en materia de infraestructuras tambi¨¦n plantea restricciones que conllevan un aumento progresivo de las dificultades para garantizar la eficacia de la coordinaci¨®n y la comunicaci¨®n intersectoriales, en consonancia con la deficiencia o carencia de conocimientos acerca de los v¨ªnculos existentes entre la planificaci¨®n de infraestructuras y la planificaci¨®n urbana en las ciudades.

El incremento gradual de la demanda de infraestructuras urbanas no ha ido acompa?ado de un aumento proporcional de la capacidad financiera e institucional para gestionar los servicios relacionados con tales infraestructuras. Por ejemplo, los ingresos generados por la prestaci¨®n de servicios como la gesti¨®n de residuos s¨®lidos y el suministro de agua y electricidad suelen ser menores que el costo de dicha prestaci¨®n. Por consiguiente, existe una necesidad de aplicar modelos institucionales m¨¢s innovadores e inclusivos, especialmente modelos capaces de movilizar de forma m¨¢s efectiva una financiaci¨®n que garantice la inversi¨®n y de hacer part¨ªcipes al sector privado y a los diversos grupos de la comunidad en la financiaci¨®n y gesti¨®n de los servicios. ?

Los costos relativos a la totalidad del ciclo de vida de los sistemas de infraestructuras, tales como las redes de suministro de agua y electricidad y los sistemas de desag¨¹e y alcantarillado, tienen que ver con las pautas de urbanizaci¨®n, con la creaci¨®n de ciudades compactas que proporcionen las soluciones m¨¢s rentables en materia de inversi¨®n en infraestructuras. Las pr¨¢cticas de consumo ineficiente que se dan en las zonas urbanas ponen de manifiesto la existencia de un consumo excesivo de electricidad y agua por parte de los hogares de altos ingresos, mientras que muchos hogares de bajos ingresos carecen de acceso a tales servicios o deben hacer frente a suministros intermitentes o inasequibles.

La b¨²squeda de sistemas de servicios e infraestructuras apropiados, asequibles y accesibles requiere un enfoque hol¨ªstico que permita comprender, dise?ar y planificar redes de infraestructuras y servicios, adem¨¢s de vincular de forma s¨®lida el suministro de infraestructuras y la planificaci¨®n urbana. Ello nos permitir¨¢ aplicar un proceso adecuado de gesti¨®n de riesgos, adoptando a la vez medidas apropiadas de mitigaci¨®n para reducir la vulnerabilidad y reforzar la resiliencia de los sistemas de infraestructuras.

Cada ciudad tiene sus puntos fuertes, sus deficiencias y, desde un planteamiento ideal, una perspectiva de cara al futuro. Si entendemos nuestro desempe?o actual, podremos dise?ar estrategias a largo plazo y definir objetivos a corto plazo, adem¨¢s de invertir en sistemas, optimizar servicios y detectar nuevas oportunidades de crecimiento.

Hacia un nuevo paradigma urbano sostenible

Las ciudades constituyen una de las creaciones humanas m¨¢s complejas. Nuestra calidad de vida depender¨¢ en gran parte de la calidad del dise?o de nuestras ciudades. Invertir en ciudades sostenibles significa invertir en viabilidad econ¨®mica, prosperidad social y calidad del medio ambiente.

En la actualidad, se est¨¢ reconociendo m¨¢s que nunca el poder de la urbanizaci¨®n bien planificada para fomentar el desarrollo. La reciente aprobaci¨®n de la Agenda 2030 es un paso importante para avanzar en este sentido, ya que reconoce el papel esencial de la urbanizaci¨®n como herramienta para el desarrollo sostenible. Esto se refleja especialmente en el Objetivo 11 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible ¡ªlograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles¡ª, as¨ª como en sus correspondientes metas.

El desarrollo sostenible de las ciudades debe hacer el mejor uso posible de las econom¨ªas de aglomeraci¨®n, reducir la demanda de movilidad y reforzar las interacciones sociales. Ello se puede conseguir mediante la habilitaci¨®n de calles y espacios p¨²blicos de alta calidad, la planificaci¨®n adecuada de la densidad, la limitaci¨®n de la especializaci¨®n del uso de la tierra, el aumento de la conectividad, el fomento de la eficiencia energ¨¦tica y de los recursos, el incremento de la resiliencia urbana y el establecimiento de normas y reglamentos aplicables en la pr¨¢ctica.

En octubre de 2016, se celebrar¨¢ en Quito (Ecuador), la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Vivienda y el Desarrollo Urbano Sostenible (H¨¢bitat III). El objetivo de dicha Conferencia es revitalizar el compromiso mundial en favor de la urbanizaci¨®n sostenible y centrarse en la aplicaci¨®n de una Nueva Agenda Urbana, basada en los s¨®lidos marcos establecidos por la Agenda 2030 y los resultados de la XXI Conferencia de las Partes.

H¨¢bitat III constituir¨¢ una oportunidad para valorar los ¨²ltimos 20 a?os de urbanizaci¨®n mundial, as¨ª como para replantear sus pautas actuales, dise?ando a la vez una agenda urbana exhaustiva y una estrategia coherente para su aplicaci¨®n en diversas esferas.

El per¨ªodo que ir¨¢ desde la celebraci¨®n de la XXI Conferencia de las Partes ¡ªque, esperemos, culmine en un acuerdo significativo sobre el clima¡ª hasta la celebraci¨®n de H¨¢bitat III, trazar¨¢ el camino hacia el establecimiento de una nueva agenda para el futuro de nuestras ciudades y nuestro modo de vida urbano, lo que nos ayudar¨¢ a avanzar a grandes pasos hacia la aplicaci¨®n de una agenda para el desarrollo sostenible de car¨¢cter exhaustivo e integrado.