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Como patinadora artística, deportista y Embajadora de Buena Voluntad del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), he visto de primera mano cómo el deporte puede transformar vidas. Desde luego, ha transformado la mía.

Empecé a patinar cuando tenía 5 a?os. Desde que era joven, so?aba con ganar una medalla olímpica para la República de Corea. Con mucho esfuerzo, pude hacer realidad mi sue?o. En 2010 me llevé a casa una medalla de oro de los Juegos Olímpicos de Invierno de Vancouver y en 2014, una medalla de plata de Sochi (Federación de Rusia). Persiguiendo mi sue?o, patiné en muchas competiciones internacionales. Vi cómo el deporte podía reunir a personas de muchos países y orígenes y unirlos en el espíritu de la competición. Me di cuenta de que no importa quién eres o de dónde vienes, la participación deportiva puede empoderar.

He tenido mucha suerte. Cuando empecé a patinar, me alentaban entrenadores que reconocían mi talento. Con su apoyo y el de mi familia, el deporte se convirtió para mí en una forma de so?ar, de prepararme para asumir desafíos y conseguir mis objetivos.

Sin embargo, muchos ni?os de todo el mundo no tienen la oportunidad de practicar deporte. Muchos ni siquiera tienen posibilidad de jugar. Esto constituye una violación de sus derechos y obstaculiza su capacidad de aprendizaje y crecimiento. También interfiere en su posibilidad de so?ar.

Como Embajadora de Buena Voluntad del UNICEF y seguidora del Equipo UNICEF, he aprendido de qué formas introduce esta organización a los ni?os en el deporte, ayudándoles a cambiar su vida para mejor. El UNICEF ha llevado programas deportivos a antiguos ni?os soldados y ha fomentado el empoderamiento de las adolescentes y su participación escolar a través del fútbol. Para los Juegos Olímpicos de Río de 2016, el UNICEF se ha unido a asociados para apoyar el primer Equipo de Atletas Refugiados de la historia, animando a diez atletas elegidos para competir en nombre de los refugiados de todo el mundo.

Estos son solo algunos ejemplos de cómo el UNICEF incita a los ni?os a hacer deporte. Sin embargo, independientemente de la iniciativa, el objetivo siempre es el mismo: derribar los obstáculos e incluir a los ni?os que con demasiada frecuencia son objeto de exclusión debido a una discapacidad o de discriminación por razón de su género o etnia. Además, el UNICEF conecta a los ni?os con el deporte para ayudarles a desarrollar su autoestima y aprender conocimientos para la vida, como cooperación, respeto y liderazgo. El deporte también puede conectar a comunidades y fomentar la paz y la tolerancia.

Para mí, paz y deporte están ligados. Cuando hablé en el Día Internacional de la Paz de 2010, hice hincapié en esta conexión. Entonces dije, y sigo creyendo ahora, que “donde hay paz, hay deporte; donde hay deporte, hay paz”. La paz es un elemento importante para brindar a los ni?os la oportunidad justa de so?ar y cumplir sus objetivos. Cuando todos los ni?os tengan esta oportunidad, el mundo podrá convertirse en un lugar más pacífico, próspero y sostenible para todos nosotros.

El deporte también puede desempe?ar un papel esencial a la hora de llamar la atención sobre las dificultades que sufren ni?os de todo el mundo. Como deportista, he tenido la oportunidad de concienciar sobre los ni?os vulnerables en Haití, en el Cuerno de ?frica, en la República ?rabe Siria y en otros lugares. Como Embajadora de Buena Voluntad del UNICEF, he intentado arrojar luz sobre la importancia de que los ni?os sue?en, porque los sue?os dan la valentía para vivir y crecer, incluso en las circunstancias más difíciles.

El patinaje artístico me dio la oportunidad de perseguir mis sue?os y contribuir a mi país. El deporte también me ofreció una plataforma desde la que pude trabajar para hacer del mundo un lugar mejor para los ni?os más vulnerables. Creo que el deporte puede transformar la vida de todos los ni?os. La mayoría probablemente no buscará medallas olímpicas, pero aprenderá a so?ar, perseguir sus objetivos y contribuir a su familia, su comunidad, su país y el mundo.