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Si miramos atr¨¢s al 70? aniversario de las Naciones Unidas que ha tenido lugar recientemente y a la adopci¨®n colosal de , es necesario hacer una pausa y reconocer el logro hist¨®rico que ha supuesto la inclusi¨®n del sobre la energ¨ªa en la nueva agenda. Esta incorporaci¨®n de la energ¨ªa sostenible dentro del marco de los ODS no es sino una demostraci¨®n de la influencia de las Naciones Unidas y sus Estados Miembros en la transformaci¨®n de las perspectivas mundiales sobre cuestiones vitales y en el establecimiento de nuevas normas y valores universales mientras se resuelven los muchos retos mundiales que nos encontramos en los debates pol¨ªticos, econ¨®micos y ambientales hoy en d¨ªa.

La energ¨ªa ha formado parte del debate mundial durante mucho tiempo y su historia refleja perspectivas divergentes que en las Naciones Unidas se lleva decenios considerando. El ODS 7 es el resultado de este largo viaje y un paso importante en los esfuerzos de las Naciones Unidas por centrarse en los retos sociales, ambientales, econ¨®micos y normativos relacionados entre s¨ª y con la producci¨®n, distribuci¨®n y acceso a los servicios que dependen del suministro energ¨¦tico.? El ODS 7 tiene como objeto "garantizar el acceso a una energ¨ªa asequible, fiable, sostenible y moderna para todos". En los ¨²ltimos decenios, a medida que las Naciones Unidas han tratado el tema de la ineficiencia de la energ¨ªa convencional y sus efectos perjudiciales sobre el cambio clim¨¢tico, el problema de la producci¨®n y el consumo de energ¨ªa ha adquirido la connotaci¨®n negativa de ser un "mal" ambiental a nivel mundial. Al mismo tiempo, muchos aspectos positivos e importantes del uso de la energ¨ªa, esenciales para apoyar los denominados "bienes mundiales", tales como el desarrollo econ¨®mico, la justicia social y la inclusi¨®n equitativa en los procesos de modernizaci¨®n, fueron desplazados y se empez¨® a prestar atenci¨®n al impacto ambiental negativo de los enfoques convencionales de la energ¨ªa.

Estas dos perspectivas a menudo han dividido al Norte y al Sur, afectando a sus prioridades conflictivas en el sector energ¨¦tico. Desde el plan de acci¨®n de las Naciones Unidas conocido como ¹, que no incluye un cap¨ªtulo sobre la energ¨ªa, pasando por el noveno per¨ªodo de sesiones de la Comisi¨®n sobre el Desarrollo Sostenible (CDS-9) (2001)²?hasta la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible a los 10 a?os de R¨ªo³?(2002), la energ¨ªa sigui¨® siendo una cuesti¨®n muy pol¨¦mica con dos visiones rivales. Mientras que algunos lo percib¨ªan como un "bien econ¨®mico y social", otros consideraban las cuestiones relacionadas con la energ¨ªa como un "mal ambiental". En este contexto, tras ⁴?no se incluy¨® la energ¨ªa como un Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM)^5?espec¨ªfico, y en vez de eso se convirti¨® en el ODM "ausente". Sin embargo, la energ¨ªa en s¨ª misma nunca ha sido el problema. Es la forma en la que la energ¨ªa se produce, se empaqueta, se transporta y comercializa lo que determina si su impacto es negativo, sobre todo cuando consideramos las emisiones de carbono globales. Y esto es solo una pieza del puzle. El Secretario General de las Naciones Unidas Ban Ki-moon puso en marcha como una forma de volver a centrar el debate sobre el papel esencial que desempe?a la energ¨ªa en la agenda de desarrollo sostenible mundial, mientras que al mismo tiempo se enfatiza la necesidad de proteger el medio ambiente. Naturalmente, con ello tambi¨¦n se pretende que las competencias del , los bancos multilaterales de desarrollo y muchos otros asociados se a¨²nen para apoyar el logro de resultados a nivel nacional. La nueva perspectiva mundial sobre la energ¨ªa, que se refleja en aprobados⁶, considera que la energ¨ªa es una parte esencial de la agenda de desarrollo sostenible mundial integrada. Este viaje supuso una dura lucha, pero conducir¨¢ a la creaci¨®n de oportunidades significativas para el desarrollo y el progreso social en todo el mundo.

Para comprender mejor las oportunidades, vamos a examinar el y sus esbozadas espec¨ªficamente para 2030⁷:

• Garantizar el acceso universal a servicios de energ¨ªa asequibles, confiables y modernos;
• Aumentar sustancialmente el porcentaje de la energ¨ªa renovable en el conjunto de fuentes de energ¨ªa;
• Duplicar la tasa mundial de mejora de la eficiencia energ¨¦tica;
• Aumentar la cooperaci¨®n internacional a fin de facilitar el acceso a la investigaci¨®n y las tecnolog¨ªas energ¨¦ticas no contaminantes, incluidas las fuentes de energ¨ªa renovables, la eficiencia energ¨¦tica y las tecnolog¨ªas avanzadas y menos contaminantes de combustibles f¨®siles, y promover la inversi¨®n en infraestructuras energ¨¦ticas y tecnolog¨ªas de energ¨ªa no contaminante;
• Ampliar la infraestructura y mejorar la tecnolog¨ªa para prestar servicios de energ¨ªa modernos y sostenibles para todos en los pa¨ªses en desarrollo, en particular los pa¨ªses menos adelantados, los peque?os Estados insulares en desarrollo y los pa¨ªses en desarrollo sin litoral, en consonancia con sus respectivos programas de apoyo.

Entonces, ?por qu¨¦ es diferente esta agenda de desarrollo y por qu¨¦ se incluye ahora a la energ¨ªa como un objetivo espec¨ªfico? Esto sucede por varias razones, pero principalmente porque:

• Reconoce que el reto de cambiar a sistemas energ¨¦ticos m¨¢s sostenibles es una necesidad mundial y no un problema del Norte o del Sur;
• Reconoce que tanto el mayor uso de la energ¨ªa renovable como una gran mejora de la eficiencia en el uso de energ¨ªa basada en combustibles f¨®siles son importantes y no se excluyen mutuamente;
• ?Refleja el hecho de que habr¨¢ diferentes soluciones para los distintos pa¨ªses, dependiendo de su infraestructura energ¨¦tica, las condiciones geogr¨¢ficas y las tecnolog¨ªas disponibles para abordar los cuellos de botella energ¨¦ticos;
• Pone de relieve que es el acceso a los servicios proporcionados por la energ¨ªa lo que es esencial para el desarrollo y no la energ¨ªa en s¨ª misma.

La energ¨ªa proporciona iluminaci¨®n, calefacci¨®n, enfriamiento, fuerza motriz y transporte, por nombrar algunos. Gracias a la modernizaci¨®n de estos servicios y su puesta a disposici¨®n de todas las personas, en particular de los pobres, se genera empleo y oportunidades de ingresos, se mejoran las escuelas, se permite a los hospitales ofrecer servicios de mejor calidad, se apoyan los sistemas de agricultura que se benefician del agua bombeada y, por consiguiente, se apoyan las condiciones de vida, sobre todo para mujeres y ni?as, y se mitiga la pobreza que existe cuando la energ¨ªa moderna no est¨¢ disponible, no es asequible o no es fiable.

Esta agenda de desarrollo es diferente de sus predecesoras porque est¨¢n integrados y enlazan el progreso en los servicios energ¨¦ticos a los avances de otros , que apoyar¨¢n los gobiernos en las iniciativas intersectoriales. Tambi¨¦n animar¨¢ a muchos organismos del a colaborar a fin de evitar la fragmentaci¨®n en el tema. Esta decisi¨®n hist¨®rica se hizo posible gracias al reconocimiento mundial de que los enfoques actuales para la energ¨ªa no son sostenibles en t¨¦rminos econ¨®micos, ambientales o sociales de cara al crecimiento de la poblaci¨®n mundial y la demanda cada vez mayor de servicios energ¨¦ticos.

Est¨¢, por ejemplo, el uso de energ¨ªa para cocinar y aspectos relacionados con la salud y el g¨¦nero. Para las familias que usan cocinas ineficientes que producen contaminaci¨®n del aire interior por la quema de combustibles s¨®lidos tradicionales, tales como le?a, carb¨®n vegetal o residuos agr¨ªcolas, el acceso a los servicios energ¨¦ticos modernos es una cuesti¨®n de salud. Evitar el uso de combustibles contaminantes para cocinar mejora los medios de subsistencia, ya que reduce la incidencia de problemas respiratorios. Esto tambi¨¦n es una cuesti¨®n de g¨¦nero, ya que la contaminaci¨®n del aire interior afecta a las mujeres y los ni?os de forma m¨¢s directa, puesto que son los miembros de la familia que con m¨¢s frecuencia se encuentran junto a la cocina y, por tanto, padecen el humo. Hay otros beneficios que las mujeres y los ni?os pueden obtener del uso de fuentes de energ¨ªa modernas y m¨¢s limpias para cocinar. Les puede ahorrar el tiempo que de otro modo emplear¨ªan para recolectar o comprar combustibles de cocina s¨®lidos, permitiendo as¨ª que los ni?os vayan al colegio y que las mujeres generen medios de subsistencia e ingresos mediante otras actividades productivas.

En , nuestro Plan Estrat¨¦gico mundial aprobado por los Estados Miembros se corresponde directamente con el . Tiene como objetivos el acceso a la energ¨ªa sostenible y una mayor eficiencia energ¨¦tica, centr¨¢ndose en "los marcos normativo y regulatorio y las capacidades institucionales para impulsar la eficiencia energ¨¦tica e incrementar los servicios basados en energ¨ªas renovables y con bajo nivel de emisiones de carbono a nivel nacional.? [Presta especial atenci¨®n a] la reducci¨®n de los riesgos de inversi¨®n, la ampliaci¨®n y profundizaci¨®n de los mercados y el fortalecimiento de la capacidad de los sectores p¨²blico y privado para expandir la inversi¨®n"⁸. Esto incluye apoyar la energ¨ªa renovable y las transformaciones de mercados y pol¨ªticas necesarias para aumentar la proporci¨®n de energ¨ªa renovable en el conjunto de fuentes de energ¨ªa total. La eficiencia energ¨¦tica es un medio para promover las econom¨ªas sanas y la competitividad, sobre todo en ¨¢reas urbanas, incluidos los edificios p¨²blicos y mediante la revisi¨®n de c¨®digos y normas relativos a la infraestructura nueva. El enfoque en el acceso trata directamente sobre la necesidad de proporcionar herramientas para los usos productivos, para mejorar los medios de subsistencia y para fomentar la inclusi¨®n social, sobre todo entre las poblaciones marginadas. Aunque el trabajo program¨¢tico difiere ligeramente en cada regi¨®n del mundo, todas estas esferas espec¨ªficas del est¨¢n reflejadas en el Plan Estrat¨¦gico del PNUD.

Si se examina la regi¨®n de Am¨¦rica Latina y el Caribe desde un contexto global, ya se ha logrado un progreso significativo durante la era de los ODM en cuanto a las . Se estima que el acceso a la electricidad en la regi¨®n es del 96%, mientras que la tasa a nivel mundial es de solamente un 85%. La regi¨®n se encuentra en el percentil 86? en cuanto al acceso al combustible de cocina moderno, incluso por delante de la media mundial del 59%. En relaci¨®n con la eficiencia energ¨¦tica, los indicadores han aumentado de forma constante durante los ¨²ltimos 22 a?os y, en 2012, la regi¨®n ten¨ªa una tasa de mejora un 43% mayor que en 1990. La regi¨®n de Am¨¦rica Latina y el Caribe es l¨ªder mundial en energ¨ªa renovable ya que su proporci¨®n de energ¨ªas renovables casi alcanza el 28% del consumo energ¨¦tico total, mientras que la media mundial se sit¨²a en el 18%⁹. Muchos pa¨ªses caribe?os est¨¢n exigiendo un uso mucho mayor de la energ¨ªa renovable debido a las m¨²ltiples ventajas econ¨®micas, la protecci¨®n del ecosistema, la modernizaci¨®n del sector y los beneficios con respecto a la resiliencia del abastecimiento que ofrecen las nuevas tecnolog¨ªas.

A pesar del progreso, hay algunos puntos de estancamiento en los que la agenda de los ODS puede ayudar a superar las barreras:

• Acceso: entre 2010 y 2012, la tasa media de crecimiento de los hogares con acceso a la electricidad de la regi¨®n sigui¨® siendo de menos del 1%, lo cual no estuvo a la altura del crecimiento de la poblaci¨®n. La tasa de acceso a combustibles de cocina modernos en realidad descendi¨® a una fracci¨®n de un punto. El por parte de y demuestra que, aunque se han logrado niveles mayores de acceso a la electricidad, las nuevas conexiones a los recursos el¨¦ctricos siguen siendo lentas en todos los pa¨ªses¹⁰. Esto se debe a que los asentamientos m¨¢s pobres y remotos son de acceso dif¨ªcil y, a menudo, m¨¢s costoso. Por tanto, conseguir el objetivo del acceso universal, es decir del 100%, no ser¨¢ posible sin un nuevo enfoque. Por ejemplo, la combinaci¨®n de la electrificaci¨®n rural con el suministro general de servicios educativos y sanitarios en el marco de una agenda integrada de ODS puede ayudar a dar el ¨²ltimo empuj¨®n¹¹;
• Eficiencia: aunque la regi¨®n muestra un progreso constante, la tasa total de mejora est¨¢ por debajo del 1%, en solo un 0,82%, muy por debajo de la media mundial del 1,7%. Con M¨¦xico y el Brasil entre los 20 primeros consumidores de energ¨ªa primaria a nivel mundial, hay mucho espacio para ampliar la eficiencia energ¨¦tica¹². Esto es especialmente v¨¢lido en vista de los procesos de urbanizaci¨®n de la regi¨®n, que una vez m¨¢s denotan la importancia de un enfoque integrado;
• Renovables: debido al incre¨ªble nivel de inversi¨®n en recursos hidroel¨¦ctricos desde la d¨¦cada de 1960, Am¨¦rica Latina cuenta con una electricidad muy limpia en comparaci¨®n con el resto del mundo. De hecho, casi el 56% de la generaci¨®n de energ¨ªa proviene de las renovables, incluida la hidroelectricidad. Sin embargo, la proporci¨®n de energ¨ªa renovable en el consumo energ¨¦tico total solo es del 28%, principalmente debido a la falta de fuentes renovables en el transporte. Las pol¨ªticas progresistas han contribuido a mover los mercados de la electricidad hacia energ¨ªas m¨¢s renovables al centrarse en mejorar los incentivos para los nuevos productores de electricidad, con objeto de asegurar un rendimiento de la inversi¨®n que use otras tecnolog¨ªas de energ¨ªa renovable, como la e¨®lica y la solar. El transporte es uno de los sectores con oportunidades considerables para aumentar la proporci¨®n de energ¨ªas renovables. Si se realiza un esfuerzo conjunto, podr¨ªa tener excelentes resultados en el desarrollo sostenible¹³.

Cada uno de los puntos anteriores demuestra que los sistemas energ¨¦ticos no se vuelven sostenibles por s¨ª mismos, ni es posible alcanzar las metas del ODS 7 en Am¨¦rica Latina y el Caribe sin aunar los esfuerzos. La existencia del ODS 7 como parte de una agenda de desarrollo mundial nueva e integrada facilitar¨¢ la labor en estos ¨¢mbitos en muchos pa¨ªses. Para este proceso, es clave adoptar enfoques normativos integrados a nivel nacional.

Todav¨ªa tenemos un largo camino por delante para la incorporaci¨®n de la energ¨ªa sostenible, pero el debate mundial que culmin¨® en la aprobaci¨®n del marco de los ODS en septiembre de 2015 ha alcanzado una aceptaci¨®n inmensa de la energ¨ªa como herramienta esencial dentro de una agenda de desarrollo sostenible. Con este nuevo mandato y con el apoyo firme al ODS 7 de los Estados Miembros y los asociados para el desarrollo de todo el mundo, ahora es posible integrar sistemas energ¨¦ticos m¨¢s sostenibles que mejoran vidas, fomentan sociedades inclusivas y resilientes y proporcionan desarrollo sostenible para el futuro que queremos.

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Notas

1 Divisi¨®n de las Naciones Unidas de Desarrollo Sostenible, (1992). Disponible en .

2?Documentos oficiales del Consejo Econ¨®mico y Social, Comisi¨®n sobre el Desarrollo Sostenible, 2001, Suplemento n¨²m. 9 (E/2001/29; E/CN.17/2001/19). Disponible en .

3?Informe de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible, Johannesburgo (Sud¨¢frica), 26 de agosto a 4 de septiembre de 2002, Resoluciones aprobadas por la Cumbre (Nueva York, publicaciones de las Naciones Unidas, A/CONF.199/20). Disponible en .

4 Resoluci¨®n A/RES/55/2. Disponible en .

5 Para obtener m¨¢s informaci¨®n sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio, consulte?.

6 Asamblea General de las Naciones Unidas, , 18 de septiembre de 2015, A/70/L.1. Disponible en .

7 Para obtener m¨¢s informaci¨®n sobre el ODS 7 y sus metas, consulte .

8 Naciones Unidas, Junta Ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), del Fondo de Poblaci¨®n de las Naciones Unidas y de la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos, Proyecto de plan estrat¨¦gico del PNUD para el per¨ªodo 2014-2017, Cambiando con el mundo, Nueva York, 3 a 14 de junio de 2013, DP/2013/12, p¨¢g. 9.

9 El Banco Internacional de Reconstrucci¨®n y Fomento, el Banco Mundial y la Agencia Internacional de la Energ¨ªa, (Washington D.C., 2015), p¨¢g. 63.

10? y , ¨²ltima actualizaci¨®n: 23 de diciembre de 2013. Disponible en .

11 Banco Internacional de Reconstrucci¨®n y Fomento, Banco Mundial y Agencia Internacional de la Energ¨ªa, .

12 Ibid.

13 Ibid.