Durante decenios, la actividad humana en los oc¨¦anos del mundo y en sus proximidades ha aumentado exponencialmente, provocando graves consecuencias negativas para el estado de nuestro medio marino. Los cient¨ªficos est¨¢n descubriendo que los cambios son mayores y m¨¢s r¨¢pidos, y que la salud de los oc¨¦anos se est¨¢ deteriorando m¨¢s r¨¢pidamente, de lo que se hab¨ªa anticipado. Hoy vivimos en una era de cambio clim¨¢tico, y no hay zona alguna del oc¨¦ano a la que no haya afectado la influencia del ser humano. Algunas zonas, en particular, las cercanas a los grandes centros de poblaci¨®n, est¨¢n marcadamente afectadas por m¨²ltiples presiones. Las amenazas a que se enfrentan los oc¨¦anos son muchas, y entre ellas, cabe citar las pr¨¢cticas pesqueras no sostenibles y destructivas, la pesca ilegal y no declarada, la contaminaci¨®n procedente de fuentes terrestres y de embarcaciones, la destrucci¨®n de h¨¢bitats, la introducci¨®n de especies invasoras, el ruido oce¨¢nico, las colisiones de buques con cet¨¢ceos y la extracci¨®n de minerales, de petr¨®leo y de gas. Los impactos adversos resultantes de estas actividades se acumulan a los efectos de la acidificaci¨®n y el calentamiento de los oc¨¦anos, los cambios de las corrientes, la menor mezcla del agua oce¨¢nica y la disminuci¨®n de los niveles de ox¨ªgeno en el agua. Aunque las especies y los ecosistemas marinos podr¨ªan soportar un tipo o intensidad de impacto, se ven mucho m¨¢s gravemente afectados por una combinaci¨®n de efectos.
El impacto total puede ser mayor que la suma de sus partes. El deterioro de la salud de los oc¨¦anos tiene graves consecuencias para las personas, sus medios de subsistencia y toda su econom¨ªa, y las comunidades m¨¢s pobres que dependen de los recursos oce¨¢nicos son a menudo las m¨¢s afectadas.
Las m¨²ltiples presiones humanas que afectan a los oc¨¦anos guardan una relaci¨®n directa con el nivel de eficacia de la gobernanza. La gobernanza de las zonas marinas y costeras en muchos pa¨ªses y en aguas internacionales es principalmente sectorial: los organismos de pesca regulan las capturas pesqueras, las agencias ambientales se ocupan de la prevenci¨®n de la contaminaci¨®n y otros organismos especializados regulan el transporte mar¨ªtimo, la explotaci¨®n minera y la extracci¨®n de petr¨®leo y gas. Asimismo, distintos organismos suelen elaborar y aplicar estrategias y pol¨ªticas relativas a la diversidad biol¨®gica y el medio ambiente, la pesca, el cambio clim¨¢tico y la reducci¨®n de la pobreza. Y aqu¨ª reside el problema. Los efectos acumulados no pueden gestionarse eficazmente de forma aislada. Los m¨²ltiples factores de perturbaci¨®n requieren una gesti¨®n integrada, lo que significa que necesitamos adoptar, urgentemente, un enfoque m¨¢s integral de la gobernanza de los oc¨¦anos. La gesti¨®n sectorial tradicional no ser¨¢ suficiente para hacer frente a la creciente degradaci¨®n de los oc¨¦anos. Hoy se considera que una de las cuestiones m¨¢s importantes en materia de ecolog¨ªa marina consiste en comprender y gestionar las interacciones y los efectos acumulados de los m¨²ltiples factores de perturbaci¨®n.
La situaci¨®n se complica porque el medio marino se considera generalmente de "propiedad p¨²blica", y de hecho, las zonas situadas fuera de la jurisdicci¨®n nacional son calificadas como patrimonio mundial. Los sistemas consuetudinarios de tenencia marina que existen, por ejemplo, en muchos pa¨ªses del Pac¨ªfico Sur y del Jap¨®n, constituyen una excepci¨®n, ya que la mayor¨ªa de las zonas oce¨¢nicas son de libre acceso. Esta falta de sentido de la propiedad puede conducir a una "tragedia en el patrimonio mundial", y la actitud de ignorar los problemas que suele prevalecer provoca la degradaci¨®n de la biodiversidad en las distintas zonas de los oc¨¦anos. Por eso, para avanzar en la gobernanza de los oc¨¦anos es importante hacer comprender a los responsables de la adopci¨®n de decisiones y al p¨²blico en general que la supervivencia de toda la humanidad depende de los oc¨¦anos y que, por tanto, todos somos partes interesadas en los oc¨¦anos.
Desde la perspectiva de la gobernanza, las zonas marinas situadas fuera de la jurisdicci¨®n nacional presentan desaf¨ªos particulares. Incluso aunque se comprenda bien la necesidad de adoptar enfoques integrados y uniformes a la hora de hacer frente a las m¨²ltiples amenazas que pesan sobre los oc¨¦anos, no hay un Estado, organizaci¨®n o instituci¨®n que asuma la responsabilidad general de gestionar las zonas marinas situadas fuera de la jurisdicci¨®n nacional, y todos los reglamentos y mecanismos institucionales, a excepci¨®n de la Convenci¨®n de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CNUDM), son de car¨¢cter sectorial. As¨ª pues, la decisi¨®n de la Asamblea General de las Naciones Unidas ¡ªen su resoluci¨®n 69/292¡ª de establecer un comit¨¦ preparatorio encargado de presentar a la Asamblea recomendaciones sobre los elementos de un proyecto de texto de un instrumento internacional jur¨ªdicamente vinculante en el marco de la CNUDM relativo a la conservaci¨®n y el uso sostenible de la diversidad biol¨®gica marina de las zonas situadas fuera de la jurisdicci¨®n nacional brinda una oportunidad para mejorar de forma significativa la gobernanza de los oc¨¦anos.
Aunque existe un acuerdo general en la pol¨ªtica internacional sobre la necesidad de adoptar un enfoque ecosist¨¦mico para mejorar la gobernanza de los oc¨¦anos, su aplicaci¨®n en la pr¨¢ctica sigue siendo escasa. Esto se debe en gran parte a las muchas dificultades pr¨¢cticas de aplicaci¨®n, como la falta de disponibilidad de la informaci¨®n adecuada y de herramientas anal¨ªticas y cient¨ªficas para apoyar el proceso. Tambi¨¦n puede deberse, en parte, a una comprensi¨®n limitada de lo que constituye exactamente un enfoque ecosist¨¦mico y de sus disposiciones para la amplia participaci¨®n de todas las partes interesadas. Existen muchos enfoques ecosist¨¦micos diferentes, como los utilizados por el Convenio sobre la Diversidad Biol¨®gica y por la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas para la Alimentaci¨®n y la Agricultura, que son altamente compatibles. En la pr¨¢ctica, entre los enfoques ecosist¨¦micos m¨¢s ampliamente aplicados est¨¢n la ordenaci¨®n integrada de las zonas costeras y la gesti¨®n integrada de los recursos h¨ªdricos, a veces denominada ordenaci¨®n de las cuencas fluviales. Aunque no formalmente llamados "enfoques ecosist¨¦micos", ambos adoptan un sistema global o integrado como base de la planificaci¨®n y la gesti¨®n. Adem¨¢s, muchos sistemas de gesti¨®n aut¨®ctona incorporan una visi¨®n integral de las conexiones entre todos los seres vivos y su entorno y, por tanto, reflejan tambi¨¦n un enfoque ecosist¨¦mico.
Se pueden utilizar muchas herramientas y estrategias para aplicar un enfoque ecosist¨¦mico a la gesti¨®n de las actividades humanas en el oc¨¦ano y en las zonas costeras. Por ejemplo, la clasificaci¨®n biorregional, los sistemas uniformes para las zonas marinas protegidas o gestionadas, la zonificaci¨®n de los oc¨¦anos y la ordenaci¨®n pesquera. La evaluaci¨®n del impacto ambiental y la evaluaci¨®n estrat¨¦gica ambiental garantizan que las actividades propuestas no causen una degradaci¨®n indebida del medio ambiente. En general, sigue habiendo un desaf¨ªo clave: integrar los diversos enfoques de gesti¨®n adoptados por los sectores en un plan general y uniforme que tenga el enfoque ecosist¨¦mico como marco de referencia. La planificaci¨®n del espacio marino es un enfoque que puede ayudar a los pa¨ªses a emprender esta tarea, y est¨¢ ganando considerable popularidad. La planificaci¨®n del espacio marino permite integrar las actividades humanas sin atentar contra los valores de la conservaci¨®n. De forma similar a la ordenaci¨®n integrada de las zonas costeras, permite la aplicaci¨®n de un enfoque ecosist¨¦mico mediante un proceso de planificaci¨®n en el que participan todas las partes interesadas. Mediante la planificaci¨®n del espacio marino, las partes interesadas pueden aportar sus ideas para una zona, identificar d¨®nde se desarrollan actualmente las actividades humanas (como la producci¨®n de energ¨ªa en alta mar, el transporte mar¨ªtimo, la pesca, la acuicultura, el turismo, la explotaci¨®n minera y otras actividades) y d¨®nde ser¨ªa deseable que se desarrollaran en el futuro, e identificar los conflictos reales o potenciales entre las diferentes formas de explotaci¨®n de los oc¨¦anos, as¨ª como entre las actividades humanas y los resultados deseados en materia de conservaci¨®n. El plan espacial resultante puede contribuir al uso sostenible y a la conservaci¨®n de zonas concretas mediante el establecimiento de zonas marinas protegidas y la adopci¨®n de otras medidas apropiadas evitando al mismo tiempo los posibles conflictos.
Al aplicar estos enfoques es importante tener en cuenta que los oc¨¦anos est¨¢n interconectados por el movimiento de las masas de agua, la migraci¨®n de las especies y la dispersi¨®n de las larvas. Aunque las zonas econ¨®micas exclusivas de los pa¨ªses son entidades jur¨ªdicamente independientes de las zonas marinas situadas fuera de la jurisdicci¨®n nacional, est¨¢n vinculadas desde el punto de vista ecol¨®gico y biol¨®gico. Por tanto, la aplicaci¨®n de la gobernanza en el contexto de un enfoque ecosist¨¦mico tendr¨¢ tambi¨¦n que tener en cuenta los ecosistemas y las especies que atraviesan las fronteras pol¨ªticas. Este enfoque beneficiar¨¢ no solamente a los recursos pesqueros y a las especies migratorias, sino tambi¨¦n a las comunidades costeras, en especial las de los pa¨ªses en desarrollo, para las que estas especies y ecosistemas tienen una gran importancia econ¨®mica, social y cultural.
Cualquier soluci¨®n que pretenda mejorar la gobernanza de un oc¨¦ano interconectado debe incluir dos componentes: i) tiene que apoyar y aprovechar los sistemas de ordenaci¨®n costera que ya aplican las comunidades y que funcionan bien, como por ejemplo los sistemas tradicionales de ordenaci¨®n marina de los pueblos ind¨ªgenas y las comunidades locales, basados total o parcialmente en los conocimientos tradicionales; y ii) tiene que garantizar la protecci¨®n y la mejor gesti¨®n de las especies y h¨¢bitats que tienen importancia econ¨®mica, social y cultural en las zonas situadas fuera de la jurisdicci¨®n nacional, haciendo frente a las amenazas puntuales y a las acumuladas mediante el uso de herramientas como la prevenci¨®n de la captura incidental, la ordenaci¨®n eficaz de la pesca y la prevenci¨®n de las colisiones de buques, as¨ª como de nuevas t¨¦cnicas din¨¢micas para las zonas marinas protegidas y otras actividades de gesti¨®n por zonas.
Podemos aprender muchas lecciones de la ordenaci¨®n de las zonas costeras y de las medidas adoptadas por las comunidades costeras; estos conocimientos pueden transmitirse y aprovecharse en beneficio de la gesti¨®n de las actividades humanas en los ecosistemas oce¨¢nicos de todo el mundo. Entre ellas cabe citar el establecimiento de mecanismos para lograr una coordinaci¨®n y colaboraci¨®n eficaces entre las instituciones sectoriales y los niveles de gobierno, el fortalecimiento de la confianza y una mayor participaci¨®n de las partes interesadas de forma que todos puedan hacerse o¨ªr, incluso aquellos que normalmente no participan en los procesos de gesti¨®n, y la incorporaci¨®n en la gesti¨®n de los mejores conocimientos cient¨ªficos disponibles, incluidos los conocimientos tradicionales, en particular, en los casos en que los datos cient¨ªficos son insuficientes. Estas lecciones incluyen tambi¨¦n el reparto equitativo de los costos y los beneficios de la conservaci¨®n y la gesti¨®n, de modo que las comunidades costeras no tengan que soportar una carga desproporcionada cuando, por ejemplo, se establece una zona marina protegida.
El Objetivo de Desarrollo Sostenible 14, con su amplia serie de metas, brinda una oportunidad para que la gobernanza de los oc¨¦anos ocupe un primer plano en el di¨¢logo mundial sobre el desarrollo sostenible. Y no solo es una oportunidad para que se produzca un rico intercambio de ideas, sino tambi¨¦n para reunir a las partes interesadas en los oc¨¦anos y acordar una nueva hoja de ruta encaminada a mejorar la gobernanza de los oc¨¦anos en beneficio de los ecosistemas, las personas y sus medios de subsistencia. Para lograrlo, es preciso dar un nuevo significado a la ordenaci¨®n de los oc¨¦anos, que se apoye en la aplicaci¨®n de un enfoque ecosist¨¦mico, hol¨ªstico e integrado con respecto a la gesti¨®n de todas las actividades humanas que afectan a los oc¨¦anos.?
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