1 junio 2007

El cambio clim¨¢tico est¨¢ transformando nuestro concepto de la seguridad. "Esta no ser¨ªa la primera vez en que hombres y mujeres tendr¨ªan que luchar por tierra, agua y recursos, sin embargo esta vez ser¨¢ a una escala mayor que no puede compararse con la de conflictos de la antig¨¹edad", declar¨® el representante del Congo en el transcurso de un debate del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en abril de 2007. El representante de Francia calific¨® el cambio clim¨¢tico como "una de las principales amenazas para el futuro de la humanidad".


El representante de Papua Nueva Guinea mencion¨® que los peligros (debidos al cambio clim¨¢tico) a los que se enfrentan los peque?os estados insulares y sus poblaciones eran "no menos graves que a los que hacen frente las naciones y los pueblos amenazados por armas y bombas". Un incremento de tan s¨®lo medio metro en el nivel del mar pondr¨ªa en peligro la supervivencia misma de la poblaci¨®n de muchos estados insulares del Pac¨ªfico.


El Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, declar¨® que la perspectiva a que nos enfrentamos es muy alarmante. La escasez de recursos, ya sea energ¨ªa, agua o tierra cultivable, puede llevar al derrumbe de los c¨®digos de conducta establecidos e incluso al conflicto abierto. El Secretario General advirti¨® a los Estados Miembros de que deb¨ªan centrarse m¨¢s claramente en los beneficios de una acci¨®n temprana. El clima cada vez m¨¢s inestable ya no se considera una cuesti¨®n eminentemente medioambiental o econ¨®mica. Durante los ¨²ltimos dos a?os, la amenaza a que nos enfrentamos ha aumentado en gran medida en escala y se ha hecho m¨¢s marcada.


La evidencia cient¨ªfica reciente ha confirmado-- y en algunos casos excedido --nuestros peores temores sobre el impacto f¨ªsico a que nos enfrentamos. Cada vez resulta m¨¢s evidente que el cambio clim¨¢tico tiene consecuencias que afectan a las cuestiones cardinales de seguridad: inundaciones, enfermedades y hambrunas que ocasionan migraciones a una escala sin precedentes en zonas sometidas ya a gran tensi¨®n; sequ¨ªas y p¨¦rdida de cosechas que llevan a una competici¨®n m¨¢s intensa por los alimentos, el agua y la energ¨ªa en regiones en las que los recursos ya est¨¢n explotados hasta el l¨ªmite; y un descalabro econ¨®mico de la escala que se prev¨¦ en el informe titulado "Stern Review on the Economics of Climate Change" (Examen Stern sobre los aspectos econ¨®micos del cambio clim¨¢tico) de 2006 y no visto desde el final de la segunda guerra mundial.


No se trata meramente de la seguridad nacional sino de la seguridad colectiva en un mundo fr¨¢gil y cada vez m¨¢s interdependiente. Pero, por desgracia y una vez m¨¢s, los primeros afectados ser¨¢n los m¨¢s vulnerables y los menos capaces de sobrellevar el impacto. No se trata de elegir entre un clima estable y la lucha contra la pobreza: sin el primero, la segunda resultar¨¢ indudablemente un fracaso.


Cualquiera que todav¨ªa est¨¦ convencido de que el cambio clim¨¢tico es meramente un problema medioambiental deber¨ªa leer el informe publicado el 16 de abril por la Military Advisory Board de los Estados Unidos, un grupo asesor de almirantes y generales retirados de gran prestigio. Durante sus carreras, estos oficiales retirados se enfrentaron a todo, desde la contenci¨®n y la disuasi¨®n ante la amenaza nuclear sovi¨¦tica durante la guerra fr¨ªa hasta la m¨¢s reciente lucha contra el terrorismo y el extremismo. Pero, a¨²n as¨ª, manifiestan de manera categ¨®rica en su informe que el anticipado cambio clim¨¢tico supone una grave amenaza para la seguridad nacional de los Estados Unidos. Declaran que se trata de "un multiplicador de las amenazas a la estabilidad en una de las regiones de por s¨ª ya m¨¢s vol¨¢tiles del mundo".


En otras palabras: un clima inestable dar¨¢ lugar precisamente al tipo de tensiones y conflictos a que el Consejo de Seguridad se enfrenta a diario, pero m¨¢s frecuentes e incluso m¨¢s intensos.
Fueron esas preocupaciones las que provocaron la decisi¨®n del Reino Unido de utilizar su turno de presidencia del Consejo de Seguridad para suscitar un debate sin precedentes sobre la energ¨ªa, la seguridad y el clima, que tuvo lugar el 17 de abril de 2007.


Y esas mismas preocupaciones son las que llevaron a 55 pa¨ªses, un n¨²mero r¨¦cord para un debate tem¨¢tico, a solicitar tomar parte en el mismo y expresar sus opiniones. Sin embargo, plantear la cuesti¨®n ante el Consejo no era una alternativa a las medidas que se tomaran en otras instancias de las Naciones Unidas o en el ¨¢mbito de la comunidad internacional. La Secretaria de Estado de Relaciones Exteriores del Reino Unido en persona, Margaret Beckett, declar¨® que, en su calidad de principal negociadora del Reino Unido en la Convenci¨®n Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Clim¨¢tico durante m¨¢s de cinco a?os, ella era la ¨²ltima persona que desear¨ªa mermar esos esfuerzos vitales a nivel multilateral. La Asamblea General de las Naciones Unidas y el Consejo Econ¨®mico y Social tambi¨¦n tienen un papel clave que desempe?ar. Sin embargo, el Consejo de Seguridad, encargado del mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, puede realizar una contribuci¨®n ¨²nica a la hora de forjar un entendimiento compartido de lo que un clima inestable significar¨¢ para nuestra seguridad individual y colectiva. En el momento en que nos disponemos a forjar una econom¨ªa mundial con bajas emisiones de carbono, las decisiones que tomemos y las acciones que emprendamos, sea en el foro que sea, resultar¨¢n mejores y m¨¢s decididas y efectivas si contamos con el mayor entendimiento posible de todas las consecuencias del cambio clim¨¢tico, incluidos los imperativos de seguridad. En caso contrario, si tales cuestiones no se plantean en los foros apropiados, se exacerbar¨¢n las implicaciones de seguridad del cambio clim¨¢tico.


El debate del Consejo de Seguridad del 17 de abril es un hito que marc¨® el reconocimiento del cambio clim¨¢tico como una cuesti¨®n b¨¢sica de seguridad. Ese debate tambi¨¦n sirvi¨® para demostrar que la mayor parte de la comunidad internacional considera un clima inestable como una amenaza sin precedentes a la que debe hacerse frente con la m¨¢xima urgencia y ambici¨®n. Si desarrollamos con ¨¦xito ese esfuerzo com¨²n, disfrutaremos de una mejor perspectiva de seguridad. Tal y como expres¨® la Ministra Beckett, "el cambio clim¨¢tico es una amenaza que nos puede unir si tenemos el sentido com¨²n de evitar que nos separe".
El debate en el seno del Consejo s¨®lo ha sido parte del proceso que involucrar¨¢ a todos y cada uno de los ¨¢mbitos de la labor de las Naciones Unidas en pr¨¢cticamente todos sus foros.


Nuestro compromiso con la cuesti¨®n del cambio clim¨¢tico es a largo plazo y trabajaremos para fomentar la confianza y la capacidad a trav¨¦s del recientemente establecido grupo de "Amigos", de futuros eventos dentro y fuera de las Naciones Unidas y, por supuesto, de una estrecha colaboraci¨®n con Gro Harlem Brundtland de Noruega, Han Seung-soon de la Rep¨²blica de Corea y Ricardo Lagos Escobar de Chile, los Enviados Especiales para el Cambio Clim¨¢tico del Secretario General.
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