?
Este art¨ªculo se ha adaptado de una realizada por el autor para el 2 de abril de 2023.
22 de mayo de 2023
El comercio transatl¨¢ntico con africanos esclavizados fue un fen¨®meno mundial. M¨¢s all¨¢ de su impacto evidente y significativo en los pueblos y pa¨ªses africanos, el comercio con africanos esclavizados tambi¨¦n afect¨® a las naciones europeas. Cre¨® los Estados Americanos ¡ªlos de Am¨¦rica del Norte, Sur y Central¡ª y tambi¨¦n afect¨® a Asia.
Como organizaci¨®n internacional fundamental, las Naciones Unidas son la ¨²nica instituci¨®n que puede establecer v¨ªnculos entre los m¨²ltiples agentes y socios implicados en la tragedia mundial del comercio transatl¨¢ntico con africanos esclavizados. Por lo tanto, es conveniente e importante que una instituci¨®n como las Naciones Unidas se ocupe de los problemas que trae consigo el legado del comercio con africanos esclavizados y centre la importancia en la historia.
Yo soy un producto de la sentencia de 1954 del Tribunal Supremo los Estados Unidos en el caso Brown v. Board of Education, en el que el Tribunal confirm¨® que la segregaci¨®n en las escuelas p¨²blicas era inconstitucional, pero comenc¨¦ mi educaci¨®n en una ?escuela para ni?os de color? porque en la zona en la que viv¨ªa no se permit¨ªa que los ni?os negros asistieran a las escuelas p¨²blicas.
Los abogados cambiaron esa realidad. Llegaron a mi comunidad con el poder de hacer cumplir el Estado de Derecho, a pesar de que la mayor¨ªa de las personas que viv¨ªan all¨ª no habr¨ªan votado para permitir ni?os como yo en las escuelas. Me atrajo lo que pod¨ªan hacer los abogados para proteger a los m¨¢s desfavorecidos, a los marginados, y me matricul¨¦ en la facultad de derecho con ese objetivo en mente.?
Cuando me gradu¨¦, all¨¢ por la d¨¦cada de los ochenta, me sorprendi¨® que las personas que habitaban las c¨¢rceles y prisiones eran las m¨¢s vulnerables de la poblaci¨®n. El n¨²mero de personas encarceladas en los Estados Unidos aument¨® . Hab¨ªa tantas personas que se enfrentaban a la ejecuci¨®n, entre ellos ni?os condenados a morir en prisi¨®n, que decid¨ª centrarme en esa parte del problema. Seguimos trabajando en ello, pero hace doce a?os, comenc¨¦ a temer que era posible que no pudi¨¦ramos cumplir lo prometido en la sentencia de referencia del Tribunal Supremo que me hab¨ªa brindado oportunidades. Sent¨ª un retroceso en el compromiso de aplicar el Estado de Derecho en nombre de las personas desfavorecidas. Es entonces cuando recurr¨ª a las humanidades.
Empec¨¦ a pensar que ten¨ªamos que trabajar en la narrativa para que la gente empezara a entender el contexto de los numerosos problemas a los que se enfrenta la poblaci¨®n negra en los Estados Unidos.
La cultura, los museos ¡ªdonde impera la historia p¨²blica¡ª me brindaron una gran oportunidad de comunicarme con la gente. Empezamos desarrollando becas y contenido acerca del comercio transatl¨¢ntico con africanos esclavizados, la esclavitud en Estados Unidos, el linchamiento y la segregaci¨®n, pero tambi¨¦n creamos espacios culturales que invitaban a la gente a participar.
Creo que este tipo de invitaci¨®n a aprender y comprender es terriblemente necesaria si aspiramos a alcanzar el nivel de sensibilizaci¨®n a escala mundial necesario para hacer frente al legado de la esclavitud y la discriminaci¨®n, a la intolerancia y a la violencia que hoy siguen entre nosotros.
El Museo del Legado??
En 2018, la Equal Justice Initiative (EJI) abri¨® el en Montgomery (Alabama) como museo narrativo. Este Museo gu¨ªa a sus visitantes a trav¨¦s de un viaje que comienza en el comercio transatl¨¢ntico con africanos esclavizados. Lo primero que se ve en el Museo del Legado es un mural enorme que representa el Oc¨¦ano Atl¨¢ntico.
Yo crec¨ª en la costa atl¨¢ntica de los Estados Unidos, pero hasta que no viaj¨¦ a ?frica y pis¨¦ tierra al otro lado del oc¨¦ano no empec¨¦ a comprender la importancia de esa masa de agua para la di¨¢spora africana. En el Museo, navegamos a trav¨¦s de la historia con una animaci¨®n que documenta todos los barcos que transportaron a doce millones de africanos al otro lado del Atl¨¢ntico. Profundizamos en la ubicaci¨®n de los puertos y en los espacios en los que se secuestraba y reten¨ªa a estas personas. En uno de los v¨ªdeos animados, la actriz ganadora del ?scar, Lupita Nyong, narra la historia del comercio transatl¨¢ntico con africanos esclavizados.?
En el Museo del Legado tambi¨¦n se muestran numerosas obras de arte. Una de sus exposiciones consta de trescientas esculturas obra del artista Kwame Akoto-Bamfo que escenifican el car¨¢cter humano de las personas esclavizadas. A menudo, cuando hablamos de la esclavitud, nos parece tan distante, tan espec¨ªfica, que nos olvidamos de que hablamos de personas. El Museo del Legado hace hincapi¨¦ en el impacto de la esclavitud en sus v¨ªctimas humanas.
El viaje por el Museo lleva a los visitantes a una habitaci¨®n que contiene m¨¢s esculturas e im¨¢genes para ayudar a la gente a comprender el legado del perjuicio y la brutalidad. A partir de ah¨ª, el Museo explica la historia. Se adentra en el comercio nacional con africanos esclavizados en los Estados Unidos, donde millones de personas fueron objeto del tr¨¢fico a la zona sur de Norte Am¨¦rica.
A continuaci¨®n, analizamos los elementos econ¨®micos de la esclavitud, que tuvieron implicaciones mundiales con las que a¨²n no hemos lidiado. A partir de ah¨ª, hablamos sobre la Reconstrucci¨®n estadounidense y, m¨¢s tarde, sobre el linchamiento, que considero una consecuencia directa de esta era de esclavitud. Hablamos sobre la segregaci¨®n racial codificada y sobre la jerarqu¨ªa racial que exist¨ªan en los Estados Unidos. En todo el mundo, persiste la idea err¨®nea de que los negros no son tan buenos como los blancos. Esta falacia no se ha abordado con la determinaci¨®n y la voluntad que consideramos necesarias.
Problemas contempor¨¢neos en este contexto: el asesinato de George Floyd
Una de las consecuencias m¨¢s diab¨®licas de la esclavitud estadounidense fue que cre¨® una narrativa seg¨²n la cual los ciudadanos negros eran presuntamente peligrosos, presuntamente culpables, que no eran iguales que los blancos. Esta narrativa dio lugar a la ideolog¨ªa de la supremac¨ªa blanca. Puede que el Norte ganara la Guerra Civil estadounidense, pero esta narrativa del Sur venci¨®, porque nos aferramos a estas ideas de la jerarqu¨ªa racial hasta mucho despu¨¦s del fin de la guerra. Esto se tradujo en un siglo de terrorismo violento contra los estadounidenses de descendencia africana. Se sacaba a los negros de sus casas y se les ahogaba, torturaba y linchaba, y nuestro sistema jur¨ªdico no respondi¨®.
Debido a esta falta de respuesta, nos aculturamos a tolerar la violencia extrema contra los afroamericanos que, en la mayor¨ªa de los casos, no hab¨ªan hecho nada malo. Codificamos esta jerarqu¨ªa racial, y la presunci¨®n de peligrosidad y culpabilidad se mantuvieron incluso hasta despu¨¦s de que se aprobara la legislaci¨®n sobre los derechos civiles en la d¨¦cada de los sesenta. Hoy en d¨ªa, nos seguimos enfrentando a estas falsas presunciones negativas.
El gran lastre en Estados Unidos ¡ªla raz¨®n por la que tantas personas tomaron las calles cuando George Floyd fue asesinado por los agentes de polic¨ªa en Minneapolis, Minnesota, en 2020¡ª es que puede que seas m¨¦dico, abogado o profesor, puede que seas amable y afectuoso, pero si eres negro o moreno de piel, hay lugares en este pa¨ªs en los que tendr¨¢s que enfrentarte a presunciones de peligrosidad y culpabilidad. Me estoy haciendo mayor y puedo afirmar que lidiar con estas presunciones constantemente es agotador.
Esto debe cambiar. Muchos de nosotros pedimos una nueva era de verdad y justicia en los Estados Unidos. Nunca se han abordado correctamente la verdad y la reconciliaci¨®n, la verdad y la restituci¨®n, la verdad y la reparaci¨®n en torno a esta narrativa. La violencia policial de que vemos ¨²ltimamente, la intolerancia, la presunci¨®n de que alguien est¨¢ haciendo algo malo en una cafeter¨ªa cuando no hace m¨¢s que tomarse su caf¨¦; todos estos males son manifestaciones de un error en el relato en el que debemos intervenir.
Aqu¨ª es donde pueden intervenir la cultura, el arte, los museos y todas las instituciones del mundo. Cuando mencionamos y reconocemos la historia y la enfrentamos de forma consciente, es cuando empezamos a cambiar la din¨¢mica y a crear una nueva. Me impresionan el Museo del Apartheid en Sud¨¢frica y el Monumento del holocausto en Berl¨ªn, que representan un relato de historias dif¨ªciles que no hemos emprendido en Estados Unidos, o en muchos lugares en los que a¨²n se siente el legado de la esclavitud.
El papel de las Naciones Unidas
Una de las muchas tragedias del comercio transatl¨¢ntico con africanos esclavizados es que se separ¨® a la gente de sus comunidades, tribus, familias y hogares. La ruptura era violenta y, por eso, reconectar estas piezas fundamentales de la estructura social es complicado. Si me hiciera una prueba de ADN para conocer mi herencia, esta mostrar¨ªa v¨ªnculos con alrededor de diecis¨¦is pa¨ªses de ?frica occidental.
Debemos dar una respuesta m¨¢s global a la forma en que nos recuperamos, a c¨®mo reparamos los da?os, a c¨®mo sanamos la herida causada por la forma en que se crearon riqueza y poder en algunos lugares, y c¨®mo se experimentaron la pobreza y la destrucci¨®n en otros.
Creo que cualquier sociedad justa tiene la obligaci¨®n de responder a la disparidad entre quienes se beneficiaron y quienes fueron golpeados y atormentados. Por ese motivo, es fundamental que las Naciones Unidas adopten un papel de liderazgo a la hora de destacar la necesidad de relatar, reparar, conversar y dialogar en torno a las m¨²ltiples maneras en las que el legado de la esclavitud sigue suponiendo un lastre para nosotros en la actualidad.
Esperanza y justicia
Soy sumamente optimista en cuanto al futuro. El hecho de que actualmente tengamos un museo que atrae a cientos de miles de visitantes cada a?o, y que ahora estemos llevando a cabo esta labor narrativa a alto nivel, me hace sentir muy esperanzado. Hace diez a?os, nunca habr¨ªa imaginado que podr¨ªamos progresar en el proceso de la justicia en la medida en que lo hemos hecho. Y para m¨ª, la lucha por la justicia siempre ha requerido esperanza. De hecho, la falta de esperanza es la enemiga de la justicia, y la injusticia prevalece donde la desesperanza persiste. Busco esa esperanza en mis antepasados, puesto que soy el producto de personas que, pese a soportar el lastre, los abusos y la humillaci¨®n de la esclavitud, ten¨ªan suficiente esperanza para encontrar el amor, vivir y engendrar nuevas generaciones. Yo soy uno de sus descendientes, y llevo conmigo la esperanza de mis antepasados, al igual que la conciencia del trauma y el perjuicio.
Me infunde grandes esperanzas ver que llevamos este tema a lugares como las Naciones Unidas, que llega hasta los espacios acad¨¦micos de todo el mundo, que los museos, que han callado durante mucho tiempo, ahora tienen la voluntad de contar estas historias y realidades con cuidado y consideraci¨®n, centr¨¢ndose en las voces de quienes fueron sometidos a la esclavitud. Esto representa un enorme paso adelante y me siento a¨²n m¨¢s optimista en cuanto a que alg¨²n d¨ªa alcanzaremos una realidad diferente.
La ¨²ltima idea que transmitimos en el Museo del Legado es que su objetivo es crear un mundo en el que los hijos de nuestros hijos ya no soporten el lastre heredado de la esclavitud, que dejen de enfrentarse a las presunciones de peligrosidad y culpabilidad. Ese es nuestro objetivo fundamental, y seguir¨¦ luchando por ¨¦l hasta que lo consigamos. Animo a todo el mundo a hacer suya esa misma esperanza.
?
?
La Cr¨®nica?ONU??no?constituye un registro oficial. Tiene el privilegio de acoger a los altos funcionarios de las Naciones Unidas, as¨ª como a distinguidos colaboradores de fuera del sistema de las Naciones Unidas cuyas opiniones no son necesariamente las de las Naciones Unidas. Del mismo modo, las fronteras y los nombres que se muestran y las designaciones utilizadas en los mapas o en los art¨ªculos no implican necesariamente un apoyo o una aceptaci¨®n por parte de las Naciones Unidas.?