9 de septiembre de 2023

Cada a?o, m¨¢s de 700.000 personas acaban con su vida y cada muerte supone una tragedia con consecuencias que afectan a familias, amigos y comunidades. Se estima que por cada suicidio, hay 20 personas que lo intenta.

La preocupaci¨®n por la salud mental y el suicidio incrementaron en el contexto de la pandemia por la enfermedad del coronavirus (COVID-19) y contin¨²a tras la pandemia, sobre todo en medio de la incertidumbre econ¨®mica provocada por una alta inflaci¨®n y en situaciones de conflicto armado. En muchos pa¨ªses con cuyos datos contamos (en su mayor¨ªa, pa¨ªses con rentas altas), las tasas de suicidio se mantienen relativamente estables o son m¨¢s bajas de lo que se esperaba durante los primeros meses de pandemia, aunque ha habido excepciones. Por ejemplo, en India y Jap¨®n, las tasas de suicidio han aumentado, sobre todo entre mujeres y poblaci¨®n joven. No obstante, los datos fiables sobre la situaci¨®n en pa¨ªses de rentas medias y bajas siguen siendo escasos. Esto supone una brecha importante dado que la mayor parte de los suicidios a nivel mundial (el 77 por ciento) ocurren en aquellos pa¨ªses que no cuentan con recursos e infraestructura para proporcionar suficientes servicios de salud mental, redes de seguridad financiera o apoyo social.   

Los j¨®venes son particularmente vulnerables. En 2019, el suicidio fue la cuarta causa de muerte entre los j¨®venes de entre 15 y 29 a?os. Seg¨²n el  de 2022, publicado por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), las personas j¨®venes y las mujeres han sufrido las peores consecuencias sociales y econ¨®micas de la pandemia. En el caso de las personas j¨®venes, los cambios en las rutinas y las relaciones sociales debido a los cierres prolongados de escuelas y universidades supusieron la p¨¦rdida de aprendizaje, socializaci¨®n y experiencias necesarias para un desarrollo sano. Los cambios y el aislamiento pueden aumentar los sentimientos de ansiedad y soledad, que son factores conocidos de riesgo del suicidio. Adem¨¢s, la obligaci¨®n de quedarse en casa aumenta el riesgo de exposici¨®n a estr¨¦s o abuso familiar, que tambi¨¦n est¨¢n documentados como factores de riesgo para problemas de salud mental y suicidio. A medida que se van descubriendo los impactos a largo plazo de la pandemia en lo relativo a los aspectos econ¨®micos, sociales y de salud mental, debemos continuar atentos a las tasas de suicidio y darles respuesta en consecuencia.

?C¨®mo se pueden reducir las tasas de suicidio?

Se puede hacer mucho a nivel individual, de comunidad y nacional para prevenir el suicidio. En l¨ªnea con el tema trienal para el D¨ªa Mundial para la Prevenci¨®n del Suicidio, todos tenemos un papel a la hora de ¡°crear esperanza mediante la acci¨®n¡± para prevenir el suicidio. Como punto de partida, la OMS recomienda su  para la prevenci¨®n del suicidio con la puesta en marcha de cuatro intervenciones con base emp¨ªrica: 1) limitar el acceso a los medios de suicidio, como armas de fuego o pesticidas altamente peligrosos; 2) educar a los medios de comunicaci¨®n sobre la forma responsable de informar sobre el suicidio; 3) promover las habilidades socioemocionales de los adolescentes; as¨ª como 4) identificaci¨®n temprana, evaluaci¨®n, gesti¨®n y seguimiento de las personas afectadas por pensamientos o comportamientos suicidas.  

La OMS apoya de forma activa a los pa¨ªses en el desarrollo de  integrales. Si bien el liderazgo y la coordinaci¨®n nacional es crucial para un enfoque multisectorial de salud p¨²blica para la prevenci¨®n del suicidio, las comunidades pueden complementar estos esfuerzos teniendo en cuenta las necesidades, prioridades y circunstancias de sus comunidades locales. Las diferencias en las tasas de suicidio en pa¨ªses (por ejemplo, por regi¨®n geogr¨¢fica o subgrupos de poblaci¨®n demogr¨¢ficos) sugieren que la prevenci¨®n del suicidio ¡°de arriba a abajo¡± debe ir de la mano de procesos locales ¡°de abajo a arriba¡±. La OMS ha publicado un  para implicar a las comunidades en la prevenci¨®n del suicidio. La prevenci¨®n del suicidio est¨¢ centrada en ayudar a identificar y poner en pr¨¢ctica las prioridades de prevenci¨®n del suicidio y en dirigir actividades comunitarias apropiadas hacia toda la comunidad, grupos espec¨ªficos o individuos.

A nivel individual, como amigos, parejas, padres, colegas, empleadores y vecinos, entre todos podemos acercarnos a alguien que lo est¨¦ pasando mal. Preguntarle a alguien si est¨¢ pensando en el suicidio no supone ¡°plantar la semilla¡± ni animarlos a que se dejen llevar por sus sentimientos. Por el contrario, suele reducir los niveles de ansiedad y ayudar a que la gente se sienta entendida. Es importante escuchar con la mente abierta y ofrecer apoyo. Anime a estas personas a buscar la ayuda de un profesional de salud, un asesor en materia de atenci¨®n m¨¦dica o un trabajador social y ofr¨¦zcase a acompa?arlas a una cita.

No podemos ni debemos ignorar el suicido. Al mejorar la concienciaci¨®n y poner en marcha intervenciones bien informadas, los individuos, comunidades y pa¨ªses pueden crear esperanza mediante la acci¨®n y reducir los suicidios y los intentos de suicidio en todo el mundo.

Si usted o alguien a quien conoce necesita apoyo, pida ayuda. No est¨¢ solo. Hay ayuda a su disposici¨®n.

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