Este a?o, el D¨ªa Internacional de la Paz, que se celebra el 21 de septiembre, deber¨ªa comenzar honrando a todas las vidas que se han perdido a causa de la pandemia de COVID-19. La paz no solo es sin¨®nimo de armon¨ªa, seguridad y bienestar, sino tambi¨¦n un producto de la igualdad y la no discriminaci¨®n. La paz, tal y como la entendemos, simplemente no puede existir si no tenemos en cuenta el bienestar de las mujeres y las ni?as, las cuales constituyen la mitad de la poblaci¨®n del mundo.
A lo largo de la historia, las mujeres siempre han sido las m¨¢s afectadas por la guerra y los conflictos, sin embargo, han sido algunas de las personas que m¨¢s han colaborado en los procesos de paz fruct¨ªferos. En 1915, mucho antes de que se firmase la Carta de las Naciones Unidas en 1945, se cre¨® la en respuesta a los horrores de la Primera Guerra Mundial. En ese momento, m¨¢s de 1.200 mujeres defend¨ªan el derecho de la mujer a participar en la toma de decisiones relacionadas con asuntos de seguridad y de paz.
En 1969, la si las mujeres y los ni?os deb¨ªan recibir una protecci¨®n especial durante los conflictos. Cinco a?os m¨¢s tarde, en 1974, la Asamblea General de las Naciones Unidas adopt¨® la . Entre 1975 y 1995, una serie de Conferencias Mundiales de las Naciones Unidas sobre la Mujer marcaron un punto de inflexi¨®n significativo, puesto que en ellas se reconoci¨® a las mujeres como poderosos agentes de paz. En 1975, se presentaron de manera oficial las primeras reivindicaciones relacionadas con una mayor participaci¨®n de la mujer en la Conferencia Mundial del A?o Internacional de la Mujer, que se celebr¨® en la Ciudad de M¨¦xico. Diez a?os m¨¢s tarde, en Nairobi, las perspectivas de las mujeres se tuvieron en cuenta en las operaciones multidimensionales destinadas a consolidar la paz mundial. Finalmente, en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer celebrada en Beijing en 1995, se reivindic¨® una mayor inclusi¨®n de la mujer en los niveles m¨¢s altos de toma de decisiones en materia de paz y seguridad.
Resoluci¨®n 1325 (2000) del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas: un hito para los derechos de las mujeres en el mantenimiento de la paz y la seguridad
Las mujeres se ven afectadas de manera desproporcionada por la proliferaci¨®n y el uso de armas. Si bien los hombres son mayoritariamente responsables del uso indebido de las armas peque?as y causan el , incluidos los homicidios y los conflictos armados, cada dos horas muere una mujer debido a la violencia sexual y dom¨¦stica de g¨¦nero, especialmente por el uso de armas peque?as.
La resoluci¨®n 1325 (2000) del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre mujeres, paz y seguridad fue uno de los logros cumbre del movimiento mundial de las mujeres y una de las decisiones m¨¢s notables del Consejo. En la resoluci¨®n, que se adopt¨® en el a?o 2000, se reconocen los efectos de los conflictos sobre las mujeres y las ni?as, y se reafirma el importante papel que estas desempe?an para alcanzar la paz y la seguridad, al tiempo que se abordan cuatro pilares interrelacionados: la participaci¨®n, la protecci¨®n, la prevenci¨®n, y el socorro y la recuperaci¨®n.
La igualdad de g¨¦nero es un elemento indicativo m¨¢s s¨®lido de la paz de un Estado que su nivel de democracia o su producto interno bruto.
En los siguientes 15 a?os, en las siete1 resoluciones del Consejo de Seguridad posteriores se abordaron cuestiones fundamentales relacionadas con las mujeres, la paz y la seguridad. Estas resoluciones ayudaron a reconocer la violencia sexual relacionada con los conflictos como t¨¢ctica de guerra; a aumentar la participaci¨®n de la mujer en operaciones de paz; a exigir al personal de mantenimiento de la paz una tolerancia cero en lo que respecta a la explotaci¨®n y el abuso sexuales por motivos de g¨¦nero; a desplegar Asesores de Protecci¨®n de las Mujeres; y a reconocer el papel fundamental de las organizaciones de mujeres en la protecci¨®n de los derechos humanos.
No obstante, a pesar de los grandes avances alcanzados en los ¨²ltimos 20 a?os, todav¨ªa existen deficiencias en la implementaci¨®n en el plano normativo y presupuestario. Actualmente, solo el con respecto a la y solo el inclu¨ªa un presupuesto en el momento de su adopci¨®n. conten¨ªan referencias a la importancia de la mujer y a la necesidad de garantizar los derechos y las libertades fundamentales de la sociedad civil, los grupos de mujeres y las defensoras de los derechos humanos. La continua marginaci¨®n de las mujeres en este tipo de debates constituye una carencia esencial que afecta a la calidad, la celeridad y la sostenibilidad de las decisiones en materia de paz y seguridad.
No existe una paz sostenible sin la participaci¨®n total e igualitaria de las mujeres
Somos muy conscientes de que la paz es mucho m¨¢s que la ausencia de guerra. El mantenimiento de la paz no solo incluye actividades destinadas a prevenir el estallido o la intensificaci¨®n de la violencia, adem¨¢s de la continuaci¨®n o la reanudaci¨®n del conflicto, sino que tambi¨¦n atiende a la naturaleza de la exclusi¨®n, la discriminaci¨®n, la injusticia, la desigualdad y la violencia estructural.
Hoy en d¨ªa, , y de paz recientes incluyen disposiciones relacionadas con el g¨¦nero, frente al 45?% de 2013. A pesar de que necesitan ayuda humanitaria, al sufre violencia sexual y reflejan una repercusi¨®n diferenciada en funci¨®n del g¨¦nero.
La igualdad de g¨¦nero es un elemento indicativo m¨¢s s¨®lido de la paz de un Estado que su nivel de democracia o su producto interno bruto. En aquellos casos en los que la igualdad de g¨¦nero es la pauta general, es menos probable que un Estado recurra al uso de la violencia, abuse de los derechos humanos, cometa actos de tortura, experimente un conflicto civil o entre en guerra. Seg¨²n el , durante el a?o pasado, la paz se deterior¨® en todo el mundo por novena vez en los ¨²ltimos 12 a?os. Por tanto, no es ninguna coincidencia que pa¨ªses como Islandia sigan siendo los m¨¢s pac¨ªficos y los mayores defensores de la igualdad de g¨¦nero.
Veinticinco a?os despu¨¦s de la hist¨®rica Declaraci¨®n de Beijing, y a pesar de los notables avances, la mayor disparidad de g¨¦nero sigue siendo la participaci¨®n pol¨ªtica de la mujer. Actualmente, las mujeres representan menos de un cuarto de los pol¨ªticos electos del mundo. nunca ha existido una Jefa de Estado o de Gobierno; las mujeres representan ; y, en algunos pa¨ªses, las mujeres todav¨ªa no cuentan con representaci¨®n.
Aunque la participaci¨®n de la mujer en los parlamentos ha aumentado del en los ¨²ltimos dos decenios, todav¨ªa est¨¢ lejos del umbral de un tercio que se considera el m¨ªnimo necesario para dar forma a leyes y pol¨ªticas en materia de igualdad de g¨¦nero. A este ritmo, la .
A¨²n queda un largo camino para poder cumplir los objetivos de representaci¨®n de la mujer, y la participaci¨®n pol¨ªtica de esta sigue siendo sumamente desalentadora. Las mujeres constituyen un blanco doble en lo relativo a los niveles r¨¦cord de violencia pol¨ªtica. El incremento de los discursos mis¨®ginos, sexistas y de odio en los contextos pol¨ªticos contribuye a que aumente la violencia contra la mujer.
De la COVID-19 a la crisis clim¨¢tica: desaf¨ªos de la agenda sobre las mujeres, la paz y la seguridad
En medio de la crisis m¨¢s profunda y devastadora que ha existido desde la Gran Depresi¨®n, hemos sido testigos del liderazgo de la mujer en acci¨®n. Desde la toma de decisiones hasta los servicios de primera l¨ªnea, las mujeres se han enfrentado al brote de COVID-19 de forma m¨¢s eficaz. Las pruebas de primera mano han demostrado que, cuando se implica y se empodera a las mujeres, existen . Sin embargo, mientras el mundo lucha contra esta pandemia (y a pesar del llamamiento al alto el fuego en todo el mundo), seguimos observando unos niveles elevados de conflicto, violencia e inestabilidad. Adem¨¢s, seguimos luchando contra la crisis existencial del cambio clim¨¢tico, la cual, si no se aborda, aumentar¨¢ el riesgo de conflictos violentos, plantear¨¢ nuevas amenazas para la seguridad humana y dificultar¨¢ la recuperaci¨®n despu¨¦s de un conflicto y la consolidaci¨®n de la paz.
A medida que el mundo se esfuerza por recuperarse tras la COVID-19, ha llegado el momento de abordar las causas fundamentales de la desigualdad de g¨¦nero y ¡°reconstruir para mejorar¡± con una perspectiva de igualdad y que contemple los derechos de la mujer.
En 2015, por primera vez, el Consejo de Seguridad relacion¨® el cambio clim¨¢tico con la agenda sobre las mujeres, la paz y la seguridad2. La pandemia y el aumento de la cifra de refugiados y desplazados internos, junto con el incremento del extremismo violento, se consideraron factores clave en el marco de un panorama mundial en r¨¢pida transformaci¨®n para la paz y la seguridad. La conexi¨®n es evidente: el cambio clim¨¢tico debilita la seguridad humana. Los conflictos violentos provocados por el cambio clim¨¢tico pueden agravar la pobreza, la discriminaci¨®n, la desigualdad, la violencia de g¨¦nero, la inseguridad alimentaria y la migraci¨®n forzada. Estos desaf¨ªos exigen un enfoque m¨¢s exhaustivo con respecto a la participaci¨®n significativa de las mujeres en todos los niveles, desde la prevenci¨®n de los riesgos relacionados con el clima hasta los procesos de negociaci¨®n sobre el clima. Aunque las mujeres son, y ser¨¢n, las m¨¢s afectadas por los conflictos relacionados con el clima (especialmente, las mujeres ind¨ªgenas y con discapacidad), ellas son y deber¨ªan ser agentes en el fortalecimiento de la resiliencia y la transformaci¨®n.
A medida que el mundo se esfuerza por recuperarse tras la COVID-19, ha llegado el momento de abordar las causas fundamentales de la desigualdad de g¨¦nero y ¡°reconstruir para mejorar¡± con una perspectiva de igualdad y que contemple los derechos de la mujer. Para ello, debemos otorgar prioridad a la prevenci¨®n de los conflictos y las medidas centradas en las nuevas amenazas para el sostenimiento de la paz. Debemos garantizar una aplicaci¨®n real de la agenda sobre las mujeres, la paz y la seguridad como uno de los principales compromisos mundiales en relaci¨®n con la prevenci¨®n de conflictos, el sostenimiento de la paz, el desarrollo sostenible y los derechos humanos.
La COVID-19 constituye un contratiempo para la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Las crecientes desigualdades han empeorado, la igualdad de g¨¦nero y los derechos de las mujeres se han visto afectados de manera desproporcionada y los Estados fr¨¢giles podr¨ªan quedar devastados por los conflictos y las guerras civiles. Sin embargo, este contexto turbulento puede contemplarse como una oportunidad para intensificar las iniciativas destinadas a combatir los efectos de la desigualdad y la exclusi¨®n, una oportunidad para pulsar el bot¨®n de reinicio en la lucha contra la pobreza y el fin de la crisis clim¨¢tica. No se trata de una cuesti¨®n de voluntariado, sino de una acci¨®n concertada, firme y comprometida con respecto a una redistribuci¨®n transformadora de la riqueza y el poder, as¨ª como de una inversi¨®n en un entorno m¨¢s sabio y ecol¨®gico, por mencionar algunos. Para asegurarnos de que estamos a la altura de los desaf¨ªos, tanto de los antiguos como de los nuevos, necesitamos un que garantice una participaci¨®n significativa e igualitaria de las mujeres al frente de la paz, la seguridad y la acci¨®n humanitaria, no solo para proteger los derechos y la dignidad de las mujeres, sino tambi¨¦n para garantizar que realmente act¨²an como agentes clave en la consolidaci¨®n y el sostenimiento de la paz.
Este a?o confluyen tres hitos internacionales: el septuag¨¦simo quinto aniversario de la firma de la Carta de las Naciones Unidas; el vig¨¦simo quinto aniversario de la adopci¨®n de la Plataforma de Acci¨®n de Beijing; y el vig¨¦simo aniversario de la creaci¨®n de la agenda sobre las mujeres, la paz y la seguridad tras la aprobaci¨®n un¨¢nime de la , que refuerza el papel fundamental de las mujeres a la hora de prevenir los conflictos y en el sostenimiento de la paz. No hay mejor forma de honrar estos hitos hist¨®ricos que eliminando las deficiencias en la implementaci¨®n y asegur¨¢ndonos de predicar con el ejemplo; adem¨¢s de consiguiendo que las voces y la representaci¨®n de las mujeres formen parte de todas las medidas para lograr una reconstrucci¨®n para mejorar, con el fin de construir un mundo m¨¢s pac¨ªfico y justo en el que no existan injusticias, violencia, pobreza ni desigualdades. La paz no debe ser simplemente un ideal o un sue?o ut¨®pico, sino un factor impulsor e inspirador para la actuaci¨®n y la transformaci¨®n.
Notas
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La Cr¨®nica?ONU??no?constituye un registro oficial. Tiene el privilegio de acoger a los altos funcionarios de las Naciones Unidas, as¨ª como a distinguidos colaboradores de fuera del sistema de las Naciones Unidas cuyas opiniones no son necesariamente las de las Naciones Unidas. Del mismo modo, las fronteras y los nombres que se muestran y las designaciones utilizadas en los mapas o en los art¨ªculos no implican necesariamente un apoyo o una aceptaci¨®n por parte de las Naciones Unidas.?