7 diciembre 2016

Estamos en un momento de la historia en el que es posible encontrar en el mundo espacios equitativos en cuanto a género. El Parlamento de Rwanda. Una clase en Islandia. Quizá tu cafetería local. Sin embargo, el deporte no es uno de esos espacios. Puede decirse que es una de las últimas fronteras de la equidad de género. Es el lugar en el que la discriminación contra la mujer y el dominio masculino se consideran de manera generalizada aceptables y razonables, a pesar de que el derecho al deporte se consagra en convenciones internacionales como la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer y la Convención sobre los Derechos del Ni?o. Las ni?as en Mumbai (India) a menudo siguen sin ser bienvenidas a batear en el campo de críquet local. Incluso en los entornos deportivos más visibles, persisten actitudes y prácticas arcaicas. Lo evidencia el hecho de que menos del 1% de los miembros con derecho a voto de la Fédération Internationale de Football Association (FIFA), el órgano rector del deporte más popular del mundo, son mujeres.

Es precisamente este marcado desequilibrio de género lo que convierte al deporte en una palanca primordial para acelerar cambios extremos en la equidad de género a nivel mundial. La estrategia de utilizar el deporte para mejorar los resultados de género es transgresora e inverosímil. Sin embargo, la historia nos ense?a que, cuando conseguimos un espacio deportivo equitativo, lo que pueden hacer las mujeres y las ni?as se amplía exponencialmente.

En 1972, los Estados Unidos de América promulgaron una ley conocida como el Título IX de las Enmiendas de la Educación, que ilegalizó la discriminación por razón de sexo en cualquier institución que recibiese financiación federal. Una de las consecuencias más significativas de la ley fue el mandato de financiar por igual programas deportivos para hombres y mujeres. Más de 40 a?os después, se ha atribuido al Título IX la reducción de la diferencia de participación deportiva de las ni?as en los Estados Unidos de 1 de cada 27 a 1 de cada 3.

La repercusión del Título IX va más allá del campo de juego. Las investigaciones recientes indican que la participación deportiva de las ni?as tiene un efecto causal en su vida social como adultas1. Phoebe Clarke y Ian Ayres, de la Facultad de Derecho de Yale, escriben en el Journal of Socio-Economics que las competiciones deportivas crean foros para el éxito individual y esta sed de logros parece durar hasta bien entrada la edad adulta. Su investigación muestra que el deporte hizo a la mujer física y mentalmente más fuerte y fomentó el desarrollo emocional. De esta forma, a?aden que la participación deportiva fomenta la independencia y la iniciativa2.

Women Win es una organización no gubernamental internacional (ONGI) que utiliza el deporte como estrategia para empoderar a las adolescentes y hacer efectivos sus derechos. Nuestro trabajo se basa en la premisa de que el deporte tiene una capacidad única para desarrollar las dotes de liderazgo de las ni?as y abordar las normas de género limitantes a nivel comunitario. Desde 2007, hemos influido positivamente en la vida de más de 1,75?millones de ni?as para resolver las cuestiones más apremiantes de la adolescencia a través del deporte, ayudándolas a acceder a la salud y los derechos sexuales y reproductivos, hacer frente a la violencia por razón de género y lograr el empoderamiento económico.

En Women Win vemos grandes dificultades dentro del ámbito del deporte con respecto al Objetivo de Desarrollo Sostenible 5 consistente en “lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y las ni?as”. Sin embargo, al mismo tiempo, vemos que el deporte tiene un potencial considerable, si se aprovecha bien, para influir de forma positiva en los esfuerzos mundiales destinados a cumplir este Objetivo.

Las pruebas empíricas de los programas de los asociados que respaldamos revelan precisamente cómo la participación deportiva puede influir en metas específicas del Objetivo 5.

Meta 5.2: Eliminar todas las formas de violencia contra todas las mujeres y las ni?as en los ámbitos público y privado, incluidas la trata y la explotación sexual y otros tipos de explotación.

La violencia por razón de género es un fenómeno generalizado e incapacitante para las mujeres jóvenes de países de todo el mundo, y las adolescentes son especialmente vulnerables. Según un informe de 2005 del Fondo de Población de las Naciones Unidas, casi el 50% de las agresiones sexuales se cometen contra ni?as menores de 15 a?os.

Desarrollo del Liderazgo de las Jóvenes a través del Deporte era un programa trienal cuyo objetivo era aumentar el liderazgo de las adolescentes y las jóvenes en los procesos de adopción de decisiones formales e informales. Women Win trabajó estrechamente con ocho organizaciones asociadas en siete países para impartir una educación de calidad sobre deporte y preparación para la vida basada en el género a más de 65.000?mujeres jóvenes y adolescentes. Un aspecto importante del programa tenía como objetivo ampliar el conocimiento de la violencia por razón de género y mejorar la actitud hacia la equidad de género. Los resultados del programa muestran que, tras una intervención de un a?o:

  • el 90% de las participantes saben que las mujeres tienen derecho a decir no si alguien intenta tocarlas o mantener relaciones sexuales;
  • el 87% de las participantes conocen un lugar al que acudir o persona a la que dirigirse para denunciar la violencia o los malos tratos contra una ni?a o mujer; y
  • el 97% de los padres tenían una mejor percepción de su hija como líder3.

Meta 5.3: Eliminar todas las prácticas nocivas, como el matrimonio infantil, precoz y forzado y la mutilación genital femenina.

El matrimonio antes de los 18 a?os constituye una violación de los derechos humanos. El matrimonio precoz y forzado afecta desproporcionadamente a las jóvenes, que tienen muchas más probabilidades de verse obligadas a contraer matrimonio de ni?as que los jóvenes4. Las últimas estimaciones internacionales indican que, a nivel mundial, alrededor de 1 de cada 7 adolescentes (de 15 a 19 a?os) está actualmente casada o vive en pareja5. El International Center for Research on Women llevó a cabo un examen sistemático de 23 programas destinados a hacer frente al matrimonio precoz y forzado para entender mejor qué soluciones funcionan. Constató que empoderar a las ni?as con información, aptitudes y redes de apoyo era una de las mejores estrategias6.

Girl Determined lleva desde 2013 ejecutando un programa sobre los Objetivos basado en el deporte a través de su iniciativa Colorful Girl Circles en Myanmar, así como en campamentos para desplazados internos en Kachín. Las participantes, que tienen entre 12 y 17 a?os, son vulnerables a la pobreza extrema y la miríada de condiciones asociadas e interrelacionadas, incluida la violencia sexual, la trata y el matrimonio precoz y forzado. A pesar de su curiosidad e interacción, las ni?as a menudo carecen de confianza en sí mismas, tienen escasas dotes de comunicación y relación y presentan un comportamiento autodestructivo. Junto con las sesiones semanales de voleibol, las ni?as participan en actividades educativas vivenciales destinadas a desarrollar sus dotes de liderazgo y concienciarlas sobre sus derechos. Los resultados del programa revelan que las ni?as y los padres declaran mayores beneficios para la salud, mayor cohesión social, mayor confianza en sí mismas y mejor conocimiento de sus derechos, incluidos los relacionados con la violencia por razón de género y el matrimonio precoz y forzado.

Meta 5.6: Asegurar el acceso universal a la salud sexual y reproductiva? y? los? derechos? reproductivos? según? lo? acordado? de? conformidad con? el Programa de Acción? de la? Conferencia? Internacional? sobre? la? Población? y? el? Desarrollo,? la? Plataforma? de? Acción de Beijing y los documentos finales de sus conferencias de examen.

Meta 5.5: Asegurar la participación plena y efectiva de las mujeres y la igualdad de oportunidades de liderazgo a todos los niveles decisorios en la vida política, económica y pública.

Existe una clara ausencia de mujeres en los puestos directivos de los órganos deportivos tanto nacionales como internacionales. Se prevé que alrededor del 45% de los atletas que van a competir en los Juegos Olímpicos de Verano de Río de Janeiro de 2016 serán mujeres, pero siguen estando infrarrepresentadas en los consejos del Comité Olímpico Internacional, las federaciones internacionales y muchos comités deportivos nacionales8. Aunque la incorporación de un mayor número de mujeres a los puestos directivos de los órganos deportivos es un importante paso para lograr esta meta, no basta tener representación femenina en los puestos superiores sin la red de apoyo y el entorno propicio que les permitan tener éxito.

Isha Johansen es Presidenta de la Asociación de Fútbol de Sierra Leona (SLFA), miembro del Comité de Seguridad e Integridad de la FIFA, así como del Comité de Fútbol Femenino y la Copa del Mundo Femenina de la FIFA, y Directora General del FC Johansen, un club de fútbol de Sierra Leona. Isha es una de las dos únicas presidentas de asociaciones de fútbol del mundo. Al hablar con ella sobre sus experiencias, está claro por qué la cifra es tan peque?a.

Desde que asumió el cargo de Presidenta de la SLFA, ella y su mandato han sufrido protestas, amenazas, insultos y violencia física. Isha cree firmemente que se debe a que es una mujer que intenta implantar un cambio a través de la buena gobernanza en un terreno tradicionalmente inexpugnable y dominado por hombres. Al exponer la corrupción, y esforzarse al mismo tiempo por dar voz a las mujeres a través del fútbol y su administración, Isha ha recibido poco apoyo en su condena de las infracciones del viejo statu quo. En su reciente artículo de opinión del Huffington Post, Isha describió la mala gestión y la corrupción futbolística de su país como una “epidemia”, al comparar su patrón de destructividad de la nación con la del mortal virus del ?bola.

Las ni?as nacen líderes. Lo que les falta, casi a nivel universal, es igualdad de oportunidades para poner en práctica este liderazgo y desarrollar la resiliencia necesaria para tomar decisiones en la vida política, económica y pública. Está claro que el deporte tiene un papel que desempe?ar para dar un giro a la historia del género en este contexto. El deporte desarrolla la resiliencia fundamental necesaria para aventurarse en el difícil contexto del mandato político, público y económico. Sin embargo, los esfuerzos individuales y los programas de las organizaciones no gubernamentales no son suficientes para que las mujeres y las ni?as puedan acceder al deporte y para que todos nosotros recibamos los beneficios que ofrece. El Título IX fue el punto de inflexión para la equidad en los Estados Unidos. La conversación sobre el logro de la equidad a través del deporte debe ser abordada por encargados de la formulación de políticas que, además de entender simplemente el valor de la experiencia deportiva, también se hayan beneficiado de ella.

Por lo tanto, como primer paso, exhortamos a que los relatores y los mecanismos temáticos de las Naciones Unidas con competencias en la materia convoquen una comisión de pruebas de organizaciones no gubernamentales, líderes deportivos, ministros de deporte y órganos rectores para que expliquen sus medidas relativas a la eliminación del sexismo y la discriminación contra las mujeres y las ni?as. El deporte podría servir de poderosa herramienta para atajar la discriminación por razón de género y promover modelos de conducta positivos, pero el examen de las convenciones en la materia, como los artículos 10 y 13 de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, y su aplicación a menudo no abarcan la posición de la mujer en el deporte.

Al mismo tiempo, pedimos que se canalicen más investigaciones, recursos e inversiones a los programas que invierten en el deporte como estrategia revolucionaria para las mujeres y las ni?as en todo el mundo. El liderazgo de las mujeres y las ni?as es necesario para lograr un mundo justo y próspero, y el potencial sin explotar del deporte para acelerar los avances en la equidad de género a nivel mundial es una sólida inversión de cara a este objetivo.

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Han contribuido a este artículo Sarah Murray (Women Win), Isha Johansen (SLFA), Yasmin Waljee OBE y Emma Rehal-Wilde (Hogan Lovells).

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Notas

1? Phoebe Clarke y Ian Ayres, “The Chastain effect: using Title IX to measure the causal effect of participating in high school sports on adult women’s social lives”, The Journal of Socio-Economics, vol. 48 (febrero de 2014), págs. 62 a 71. Disponible en .

2? Ibid., págs. 70, 63. Los autores se refieren al artículo de Reed W. Larson, de la Universidad de Illinois, en el que analiza el desarrollo de la iniciativa en los contextos más adecuados, como el deporte, las artes y la participación en organizaciones. Véase Reed W. Larson, “Toward a psychology of positive youth development”, American Psychologist, vol. 55, núm. 1 (enero de 2000), págs. 170 a 183.

3 ?Women Win, “Building young women’s leadership through sport, 2013?2015”, evaluación del programa. Disponible en (consultado el 29 de junio de 2016).

4? Sanyukta Mathur, Margaret Greene y Anju Malhotra, “Too young to wed: the lives, rights, and health of young married girls”, informe de investigación (Washington, D.C., International Center for Research on Women, 2003). Disponible en .

5? Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), Child Protection, Child Marriage: Current Status + Progress, Child marriage is a violation of human rights, but is all too common. Actualizado en junio de 2016. (consultado el 29 de junio de 2016).

6? Anju Malhotra y otros, “Solutions to end child marriage: what the evidence shows”, informe de investigación (Washington, D.C., International Center for Research on Women, 2011). Disponible en

7? Las evaluaciones e informes sobre el trabajo de Grassroot Soccer están disponibles en (consultado el 29 de junio de 2016).

8 ?Comité Olímpico Internacional, “Women in the Olympic Movement”, folleto informativo (Lausana, 2016). Actualizado en enero de 2016. Disponible en .

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